Es de sentido
común, por lo
menos en Brasil,
el pensamiento
de que veremos
de nuevo, en el
mundo
espiritual, a
los seres amados
que partieron
para el más
allá. Claro que
las ideas de
cielo y de
infierno
complican un
poco las cosas,
cuando el
individuo en
ellas cree.
Finalmente,
¿cómo saber si
determinado
familiar se
encontrará en
las mismas
condiciones en
que nos
encontramos
después de la
muerte?
El asunto fue
tratado de forma
objetiva, años
atrás, en una de
las ediciones de
la revista
Vea, la más
importante
publicación
semanal de
nuestro País. La
materia referida
discutió cual
debería ser la
respuesta más
adecuada a la
pregunta: “¿Para
dónde van las
personas después
que mueren?”
La periodista
que firmó el
reportaje dijo
que no pasa de
una
simplificación
de la tradición
judaico-cristiana
responder, ante
una indagación
de ese tipo, que
las personas
muertas van para
el cielo. Y
sugirió que, si
la pregunta es
hecha por un
niño mayor de 8
años,
debemos decirle
que cuando una
persona muere su
cuerpo es
colocado dentro
de un féretro y
enterrado,
añadiendo a la
respuesta la
información de
que “nadie sabe
exactamente lo
que ocurre tras
la muerte”.
En seguida, la
periodista
mencionó la
respuesta que
una profesora de
San Pablo dio al
hijo que le
preguntó si
existe casa en
el cielo. He ahí
la respuesta de
la madre: “Hijo,
nunca nadie que
murió volvió
para contar como
es allá en el
cielo”.
Comentario de la
periodista: “Según
los psicólogos,
esa es una
respuesta
correctísima. No
hay mentira en
ella, ni
fantasía. La
muerte debe ser
encarada como
algo tan natural
como El
nacimiento”.
Que la muerte
deba ser
encarada de
forma natural no
padece duda. La
muerte es, en
verdad, tan
solamente un
cambio de
estado, por
cuanto lo que
muere es el
vehículo físico
de que el alma
se vale mientras
él le es útil.
Muerto el
cuerpo, el alma
se despoja de él
y parte para una
nueva
experiencia, no
más inmersa en
el mundo
corpóreo.
Lo que se
critica en el
texto de la
periodista
referida es el
énfasis que ella
dio a dos
informaciones
equivocadas. La
primera: “no
se sabe
exactamente lo
que acontece
tras la muerte”.
La segunda:
“nunca alguien
que murió volvió
para contar como
es allá en el
cielo”.
*
Este tema viene
a colación en el
momento en que
recordamos las
tragedias que
afectaron a
tantas personas
en el inicio de
este año en
Minas, San
Pablo, Rio
Grande do Sur y
Rio de Janeiro,
especialmente
las que se
abatieron sobre
Angra dos Reis.
Delante del
dolor de esas
pérdidas, sería
importante que
todos nosotros y
las personas
envueltas en
esos tristes
episodios
recordemos que
la muerte no
existe en la
forma como
nosotros
generalmente la
encaramos.
Nuestros muertos
queridos no
desaparecieron.
Ellos continúan
viviendo y
nosotros los
veremos de nuevo
cuando también
traspasemos los
umbrales del más
allá.
Evidentemente,
no nos cabe
pedir que la
periodista a que
nos referimos y
el lector amigo
acepten las
informaciones
contenidas en
las obras
psicografiadas
por Francisco
Cándido Xavier,
que describen
minuciosamente
la vida en el
mundo espiritual
y las ciudades
que allí, como
aquí,
existen. Pero a
aquel que
trabaja para una
publicación del
porte de la
revista Vea
no le asiste el
derecho de
ocultar al
lector las
experiencias
hechas acerca de
la muerte por
especialistas
renombrados de
nuestra época,
como los
doctores Raymond
Moody y
Elisabeth Kübler-Ross,
cuyas investigas
tuvieron como
resultado la
creación de una
nueva ciencia –
la Tanatología,
que significa
“estudio de la
muerte”.
Médico,
psicólogo y
parapsicólogo
nacido en
Porterdale,
Georgia, Estados
Unidos de
América, Raymond
Moody se hizo
mundialmente
conocido como
autor de libros
sobre la vida
tras la muerte y
las experiencias
de casi-muerte,
un término
creado por él
mismo.
En 1967 y
posterior
doctorado en
filosofía en
1969. Obtuvo
también un
doctorado en
1975. Moody
estudió
filosofía en la
Universidad de
Virginia, donde
obtuvo
graduación en
artes en 1961,
máster en
psicología en la
Universidad de
Georgia
Occidental,
donde se
hizo profesor en
esa área. En
1976, fue
premiado con un
doctorado en
medicina por la
Facultad de
Medicina de
Georgia y en
1998 fue
nombrado Maestro
en Estudios de
la Conciencia en
la Universidad
de Nevada,
Las Vegas. Su
libro más
vendido -
Vida Después de
la Vida -
dio origen a la
película
homónimo, que le
valió una
medalla de
bronce en la
categoría
Relaciones
Humanas en el
Festival de cine
de Nueva York.
Elisabeth Kübler-Ross,
psiquiatra suiza
que falleció en
2004, es autora
del innovador
libro On
Death and Dying
(Sobre la
Muerte y el
Morir), en que
ella presentó
por primera vez
el suyo ahora
conocido modelo
Kübler-Ross.
Elegida en 2007
para el National
Women's Hall of
Fame dos Estados
Unidos, es
autora de cuatro
libros:
Muerte – estado
final de la
evolución,
Preguntas y
respuestas sobre
la Muerte y el
Morir, A
muerte: un
amanecer
y La
rueda de la
vida: memorias
del vivir y del
morir.
Moody y Ross no
fueron, sin
embargo, los
pioneros en el
trato de ese
tema fuera del
ámbito
religioso, al
cual se
dedicaron, antes
de ellos,
investigadores
renombrados e
insospechados,
como Ernesto
Bozzano, autor
de La Crisis
de la Muerte,
y Arthur Conan
Doyle, que nos
presenta en su
libro History
of the
Spiritualism
relatos e
informaciones
acerca de la
inmortalidad del
alma y de las
condiciones de
la vida en el
más allá.
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