El Evangelio según Juan
Cuarto
libro del Nuevo Testamento
Juan (Apóstol de Jesús)
(Parte 11 e final)
Damos continuidad en esta
edición al Estudio
Sistematizado del Nuevo
Testamento, que comprenderá
el estudio de los Evangelios
de Mateo, Marcos, Lucas y
Juan y del libro Actos de
los Apóstolos. El estudio
está basado en la versión del Nuevo
Testamento que el lector
puede consultar a partir de
este link: http://www.bibliaonline.con.br/tb.
Las respuestas
correspondientes a las
cuestiones presentadas se
encuentran a finales del
texto de abajo.
Cuestiones
para el debate
1. ¿Qué personas amigas
estaban junto a la cruz de
Jesús y que dijo él a su
madre?
2. Juan y Simón Pedro
penetraron en el sepulcro
vacío, pero fue otra persona
que vio a Jesús primero.
¿Quién es ella y cómo se dio
el hecho?
3. Tras aparecer a María
Magdalena, ¿dónde y cuándo
Jesús apareció a sus
apóstoles? ¿Y cuál apóstol
no se encontraba presente?
4. ¿Cómo se dio la aparición
de Jesús junto al mar de
Tiberiades?
5. Corría entre los
seguidores de Jesús la
noticia de que Juan, el
apóstol, no habría de morir.
¿Es verdad tal versión?
Texto para la lectura
46. José de Arimatea y
Nicodemos sepultan el cuerpo
de Jesús - Sintiendo que
llegaba al fin, Jesús gritó:
“Tengo sed”. Los soldados
llenaron entonces de vinagre
una esponja y, poniéndola en
un hisope, se la llevaron a
la boca. Cuando Jesús tomó
el vinagre, dijo: “Está
consumado”, e, inclinando la
cabeza, entregó su espíritu.
Como el sábado, día de
pascua, no deberían quedar
los cuerpos en la cruz, los
soldados, viendo que Jesús
estaba muerto, no le
quebraron las piernas (lo
que fue hecho a los otros
dos), pero perforaron uno de
los costados de su cuerpo
con una lanza, de donde
inmediatamente salieron agua
y sangre, cumpliéndose así
la Escritura, que dice:
Ninguno de sus huesos será
quebrado. Enseguida,
José de Arimatea (que era
discípulo oculto de Jesús)
rogó a Pilatos que le
permitiera coger el cuerpo
del Maestro y, debidamente
autorizado, fue y lo cogió.
Después, con ayuda de
Nicodemos, José de Arimatea
tomó el cuerpo del Maestro y
lo envolvió en sábanas con
las especias llevadas por
Nicodemos (casi cien
arráteis ‘antigua medida de
peso’ de un compuesto de
mirra y aloés),
conduciéndolo hasta un
sepulcro nuevo, existente en
un huerto próximo. (Juan,
19:28 a 19:42.)
47. Jesús aparece el
mismo día a los discípulos
- Tras aparecer a María
Magdalena, el Maestro se
presentó, en la tarde del
mismo día, el primero de la
semana, a sus discípulos.
Como las puertas de la casa
estuvieron cerradas, Jesús
llegó
y se puso en medio de ellos,
diciéndoles: “Paz sea con
vosotros”. Dicho esto, les
mostró sus manos y el
costado, aseverando: “Paz
sea con vosotros; así como
el Padre me envió, también
yo os envío a vosotros”.
Enseguida, sopló sobre ellos
y les dijo: “Recibid el
Espíritu Santo. A aquellos a
quienes perdonéis los
pecados les son perdonados;
y a aquellos a quién los
retuviera les son
retenidos”. Tomás no estaba
presente cuando ese hecho se
dio. Ocho días después,
estaban todos reunidos
nuevamente, inclusive Tomás,
cuando Jesús, estando las
puertas cerradas, se
presentó en medio, diciendo:
“Paz sea con vosotros”.
Después dijo a Tomás: “Pon
aquí tu dedo, y ve mis
manos; y coge tu mano, y
métela en el costado; y no
seas incrédulo, sino
creyente”. El discípulo no
pudo resistir a la evidencia
de la aparición y, por eso,
creyó. Jesús entonces le
dijo: “Porque me viste,
Tomás, creíste;
bienaventurados los que no
vieron y creyeron”. Los días
que siguieron Jesús operó
aún en presencia de sus
discípulos muchas otras
señales, que no están
escritas en este Evangelio.
(Juan, 20:18 a 20:31.)
48. Jesús pide a Pedro
que apacentara sus ovejas
- La aparición de Jesús
junto al mar de Tiberiades
fue la tercera desde que él
fuera visto por María,
después de la resurrección.
Tras haber cenado, Jesús
dijo a Simón Pedro: “¿Simón,
hijo de Juan, me amas más
que a estos?” Él respondió:
“Sí, Señor, tú sabes que te
amo”. Jesús entonces le
pidió: “Apacenta a mis
corderos”. El Maestro volvió
a preguntarle: “¿Simón, hijo
de Juan, me amas?” Pedro le
dijo que sí y él le pidió:
“Apacenta a mis ovejas”. El
Señor volvió entonces, a
indagar: “¿Simón, hijo de
Juan, me amas?” Simón Pedro
se entristeció por haberle
Jesús preguntado por tercera
vez si lo amaba, pero le
respondió afirmativamente:
“Señor, tú sabes todo; tú
sabes que yo te amo”. Jesus,
oyendo esto, repitió
entonces el pedido formulado
anteriormente: “Apacenta a
mis ovejas”, añadiendo: “En
verdad, en verdad te digo,
que, cuando eras más joven,
te ceñías a ti mismo, y
andabas por donde querías;
pero, cuando ya fueras
viejo, extenderás tus manos
y otro te ceñirá y te
llevará para donde tú no
quieres”. Y dijo esto –
afirma el Evangelista – para
mostrarle con que muerte
habría él de glorificar a
Dios. (Juan, 21:14 a
21:19.)
49. El Maestro alude
simbólicamente al martirio
de Pedro - En la
secuencia del curioso
diálogo, Jesús dijo a Simón:
“Sígueme”. Pedro se volvió,
entonces, y vio que también
lo seguía aquel discípulo a
quién Jesus amaba y que en
la cena se recostara sobre
su pecho. Se trataba de Juan
el evangelista, que era el
más joven de todos los
discípulos. Viéndolo, Pedro
preguntó a Jesus: “¿Señor, y
de este que será?” Le dijo
el Maestro: “Si yo quiero
que él quede hasta que yo
venga, ¿qué te importa a ti?
Sígueme tú”. Se divulgó, con
eso, entre los hermanos,
este dicho: que Juan no
habría de morir. Jesus, sin
embargo, no dijo que él no
moriría. (N.R.: En nota
constante de su edición del
Nuevo Testamento,
Ediciones Loyola informa que
se hallan registradas aquí
dos tradiciones acerca del
destino de los dos
apóstoles: Pedro, que
moriría martirizado en Roma,
y Juan, que continuaría en
vida hasta una edad bastante
avanzada.) (Juan, 21:19 a
21:23.)
50. Juan afirma que Jesús
hizo muchas cosas que el
Evangelio no cuenta -
Juan evangelista concluye el
Evangelio que lleva su
nombre, diciendo: “Este es
el discípulo que da
testimonio de todo eso y que
escribió esas cosas.
Nosotros sabemos que su
testimonio es verdadero.
Hay, sin embargo, muchas
cosas que Jesus hizo. Si
todas ellas fueran escritas
una por una, creo que ni el
mundo entero podría contener
los libros que serían
escritos”. (Juan, 21:24 y
21:25.)
Respuestas a las preguntas
propuestas
1. ¿Qué personas amigas
estaban junto a la cruz de
Jesús y qué dijo él a su
madre?
Junto a la cruz estaban su
madre, la hermana de su
madre, María mujer de
Cleofás, y María Magdalena.
Ahora, viendo allí a su
madre y el discípulo a quién
él amaba, Jesus dijo a su
madre: Mujer, he ahí a tu
hijo. Después dijo al
discípulo: He ahí a tu
madre. Y desde aquella hora
el discípulo – el propio
Juan, autor de este
evangelio – la recibió en su
casa. (Juan, 19:25 a
19:27)
2. Juan y Simón Pedro
penetraron en el sepulcro
vacío, pero fue a otra
persona que vio primero
Jesús. ¿Quién es ella y cómo
se dio el hecho?
La persona que primero vio
Jesús fue a María Magdalena,
que estaba llorando fuera,
junto al sepulcro, cuando
vio a dos ángeles vestidos
de blanco, sentados donde
hubo estado el cuerpo de
Jesús, uno a la cabecera y
otro a los pies. Le dijeron
ellos: ¿Mujer, por qué
lloras? Ella les dijo:
Porque llevaron a mi Señor,
y no sé donde lo pusieron.
Habiendo dicho esto, se
volvió para atrás, y vio a
Jesús en pie, pero no sabía
que era Jesús. Él le
preguntó: ¿Mujer, por qué
lloras? ¿A quién buscas?
Ella, pensando que era el
hortelano, le dijo: Señor,
si tú lo llevaste, dime
donde lo pusiste, y yo lo
llevaré. Le dijo Jesus:
¡Maria! Ella, volviéndose,
le dijo: Raboni (que quiere
decir, Maestro). María
entendía entonces que era el
Maestro a quien ella veía.
Entonces él le dijo: No me
detengas, porque aún no subí
para mi Padre, pero ve para
mis hermanos, y diles que yo
subo para mi Padre y vuestro
Padre, mi Dios y vuestro
Dios. (Juan, 20:1 a
20:17.)
3. Después de aparecer a
María Magdalena, ¿dónde se
apareció Jesús a sus
apóstoles? ¿Y cuál apóstol
no se encontraba presente?
El hecho ocurrió en la tarde
de aquel mismo día, el
primero de la semana.
Cerradas las puertas donde
los discípulos, con miedo de
los judíos, se habían
juntado, Jesús llegó y se
puso en medio, diciéndoles:
Paz sea con vosotros. El
apóstol ausente fue Tomás,
llamado Dídimo. (Juan,
20:18 a 20:29.)
4. ¿Cómo se dio la aparición
de Jesús junto al mar de
Tiberiades?
Estaban juntos Simón Pedro,
Tomás, llamado Dídimo,
Natanael, que era de Caná de
Galilea, los hijos de
Zebedeo, y otros dos de sus
discípulos. Les dijo Simón
Pedro: Voy a pescar. Ellos
decidieron ir con él y
subieron inmediatamente para
el barco. Otro día, de
mañana, Jesús se presentó en
la playa, pero los
discípulos no lo
reconocieron. Él les
preguntó: ¿Hijos, tenéis
alguna cosa de comer? Le
respondieron: No. Él
entonces les dijo: Lanzad la
red para el lado derecho del
barco, y hallaréis. La
lanzaron, pues, y ya no la
podían recoger, dada la gran
cantidad de peces. Entonces
Juan dijo a Pedro: Es el
Señor. Fue esa la tercera
vez que Jesús se manifestó a
sus discípulos, tras haber
resucitado de entre los
muertos. (Juan, 21:1 a
21:14.)
5. Corría entre los
seguidores de Jesús la
noticia de que Juan, el
apóstol, no habría de morir.
¿Es verdad tal versión?
Acerca de Juan, el discípulo
amado por Jesus, se divulgó
entre los hermanos esa idea,
o sea, que aquel discípulo
no había de morir. Jesus,
sin embargo, no dijo que él
no moriría, pero sí: Si yo
quiero que él quede hasta
que yo venga, ¿qué te
importa a ti? (Juan,
21:20 a 21:24.)