(Parte 2)
Continuamos con el Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano, que focalizará las cinco principales obras de la Doctrina Espírita, en el orden en que fueron inicialmente publicadas por Allan Kardec, el Codificador del Espiritismo.
Las respuestas a las preguntas presentadas, fundamentadas en la 76ª edición publicada por la FEB, basadas en la traducción de Guillon Ribeiro, se encuentran al final del texto.
Preguntas para debatir
A. ¿Qué es más importante: el mundo corporal o el mundo espírita?
B. ¿Cómo puede ser resumida la moral enseñada por los Espíritus superiores?
C. ¿Qué consejo da Kardec a quienes deseen conocer la Doctrina Espírita?
D. ¿Por qué se considera que el Espiritismo preserva de la locura y el suicidio?
Texto para la lectura
14. Si deseáis respuestas serias de los Espíritus, sed serios vosotros mismos. Sed, además, laboriosos y perseverantes en vuestros estudios, sin lo cual los Espíritus superiores os abandonarán, como lo hace un profesor con aquellos alumnos que son negligentes. (Introd., VIII)
15. En el mundo de los Espíritus hay también una sociedad buena y una mala. La ciudad celeste contiene algo más que la escoria de la población. (Introd., X)
16. Los Espíritus confirman las palabras del Evangelio: “Los grandes serán humillados y los pequeños serán ensalzados”. Es así que aquél que fue primero en la Tierra podrá encontrarse entre los últimos en el mundo de los Espíritus, y aquél ante quien bajamos la cabeza en esta vida podrá volver entre nosotros como el más humilde artesano. (Introd., XI)
17. Los Espíritus que alcanzan cierto grado de evolución son los únicos que están libres de toda influencia corporal. Pero cuando no están completamente desmaterializados, conservan la mayor parte de las ideas, las inclinaciones y hasta las manías que tenían en la Tierra. (Introd., XII)
18. Los Espíritus del mismo grado, del mismo carácter y animados de los mismos sentimientos se reúnen en grupos y en familias. Un Espíritu de la categoría de Fenelón puede, por lo tanto, venir en su lugar, aún con su mismo nombre, porque es idéntico a él y puede sustituirlo y porque necesitamos un nombre para fijar nuestras ideas. (Introd., XII)
19. Evidentemente, la sustitución de los Espíritus puede dar lugar a una multitud de engaños, resultando de ellas errores y a menudo mixtificaciones. Esta es una de las dificultades del Espiritismo práctico. Pero jamás afirmamos que esta ciencia fuera fácil, ni que se pudiera aprender como jugando. Nunca estará de más repetir que ella exige un estudio constante y a menudo bastante extenso.
20. Los Espíritus superiores no se preocupan de modo alguno de la forma; para ellos, la esencia del pensamiento lo es todo.
21. Liberados de la materia, su lenguaje es rápido como el pensamiento, pues es el pensamiento mismo que entre ellos se comunica sin intermediarios. Se comprende por lo tanto, que los Espíritus le den poca importancia a la puerilidad de la ortografía, principalmente cuando se trata de una enseñanza profunda y seria. ¿No es, además, maravilloso que ellos se expresen indistintamente en todas las lenguas, y que las comprendan todas? No se debe concluir, sin embargo, que la corrección convencional del lenguaje les sea desconocida, pues ellos la observan cuando es necesario. (Introd., XIV)
22. La locura tiene por causa primera una predisposición orgánica del cerebro, que lo hace más o menos susceptible a determinadas impresiones. Existiendo esa predisposición, ella se manifestará como el carácter de la preocupación principal del individuo, que se convierte entonces en una idea fija. (Introd., XV)
23. El miedo al diablo ha desequilibrado más de un cerebro. No se ha llevado la cuenta del número de epilepsias causadas por la conmoción que el temor al diablo provoca en los cerebros frágiles, sobre todo en la infancia. (Introd., XV)
24. La teoría sonambúlica y la teoría reflectiva fueron concebidas por algunos hombres; son opiniones individuales formuladas para explicar un hecho, mientras que la Doctrina de los Espíritus no es una concepción humana: fue dictada por las inteligencias mismas que se manifestaron, cuando nadie la imaginaba e inclusive, la opinión general la rechazaba. (Introd., XVI)
25. El escepticismo, en lo referente a la Doctrina Espírita, cuando no resulta de una oposición sistemática, interesada, proviene casi siempre de un conocimiento incompleto de los hechos. (Introd., XVII)
26. La verdadera Doctrina Espírita consiste en la enseñanza dada por los Espíritus, y los conocimientos que tal enseñanza encierra son muy importantes para ser adquiridos de otra manera sino por medio del estudio profundo y continuado, hecho en el silencio y el recogimiento. (Introd., XVII)
Respuestas a las preguntas propuestas
A. ¿Qué es más importante: el mundo corporal o el mundo espírita?
El mundo espírita, que es el mundo normal, primitivo, eterno, preexistente y sobreviviente a todo, es el más importante. El mundo corporal es secundario; podría dejar de existir, o no haber existido jamás, sin que por eso se alterase la esencia del mundo espírita (Introducción, ítem VI, pág. 23.)
B. ¿Cómo puede ser resumida la moral enseñada por los Espíritus superiores?
La moral de los Espíritus superiores se resume, como la de Cristo, en esta máxima evangélica: Hacer a los demás lo que quisiéramos que los demás nos hagan a nosotros, esto es, hacer el bien y no el mal. (Introducción, ítem VI, pág. 27.)
C. ¿Qué consejo da Kardec a quienes deseen conocer la Doctrina Espírita?
Quien desee volverse versado en una ciencia, tiene que estudiarla metódicamente, empezando por el principio y siguiendo el encadenamiento y desarrollo de las ideas. ¿De qué servirá dirigir a un sabio preguntas acerca de una ciencia cuyos fundamentos ignoramos? ¿Podrá el sabio, por más grande que sea su buena voluntad, darle una respuesta satisfactoria? La respuesta aislada ha de ser, por fuerza, incompleta y por eso mismo, con frecuencia, ininteligible o parecerá absurda y contradictoria. Lo mismo ocurre en nuestras relaciones con los Espíritus. Quien quisiera instruirse con ellos tiene que hacer un curso con ellos; pero, exactamente como sucede entre nosotros, deberá escoger sus profesores y trabajar con asiduidad. (Introducción, ítem VIII, los dos primeros párrafos, pág. 31; e ítem XVII, 2o párrafo, pág. 46.)
D. ¿Por qué se considera que el Espiritismo preserva de la locura y el suicidio?
La locura tiene por causa primera una predisposición orgánica del cerebro, que lo vuelve más o menos accesible a determinadas impresiones. Entre las causas más comunes de sobreexcitación cerebral se deben incluir las decepciones, las desgracias, los afectos contrariados que, al mismo tiempo, son las causas más frecuentes de suicidio. Pues bien, el verdadero espírita ve las cosas de este mundo desde un punto de vista tan elevado, que éstas le parecen tan pequeñas y mezquinas en comparación con el porvenir que le aguarda; la vida se le muestra tan breve, tan efímera, que a sus ojos, las tribulaciones no pasan de ser incidentes desagradables, en el transcurso de un viaje. Lo que en otra persona produciría una violenta emoción, a él le afecta medianamente. Sabe además, que las aflicciones de la vida son pruebas útiles a su progreso, si las sufre sin murmurar. Es por eso que, bien comprendido, el Espiritismo es una protección, no un estímulo, contra la locura y el suicidio. (Introducción, ítem XV, 3º y 4º párrafos, pág. 41)