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Año 6 270 – 22 de Julio de 2012  
MARCUS DE MARIO        
marcusdemario@gmail.com        
Rio de Janeiro, RJ (Brasil)
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 


Marcus De Mario

Mediumnidad perturbada


Es fácil culpar al Espíritu obsesor por la mediumnidad
perturbada, pero quien lo atrae y lê ofrece sintonia
es el encarnado, o sea, el médium

 
“Si el médium, del punto de vista de la ejecución, no pasa de un instrumento, ejerce, sin embargo, influencia muy grande, bajo el aspecto moral. Pues que, para comunicarse, el Espíritu desencarnado se identifica con el Espíritu del médium, esta identificación no se puede verificar, sino habiendo, entre uno y otro, simpatía y, si así es lícito decirse, afinidad.
El alma ejerce sobre el Espíritu libre una especie de atracción, o de repulsión, conforme el grado de la semejanza existente entre ellos. Ahora, los buenos tienen afinidad con los buenos y los malos con los malos, donde se sigue que las cualidades morales del médium ejercen influencia capital sobre la naturaleza de los Espíritus que por él se comunican. Si el médium es vicioso, alrededor de él se vienen a agrupar los Espíritus inferiores, siempre listos a tomar el lugar a los buenos Espíritus (…) Los defectos que alejan a los buenos Espíritus son: el orgullo, el egoísmo, la envidia, los celos, el odio, la ambición, la sensualidad y todas las pasiones que esclavizan al hombre a la matéria.” – Allan Kardec. (El Libro de los Médiums, cap. 20, item 227.)

Este texto trata del mal uso de la mediumnidad, destacando como un proceso obsesivo promueve dificultades en la vida y en la práctica mediúmnica. Nuestro objetivo es entender la responsabilidad de ser médium y como tan sutil es la influencia perniciosa de Espíritus inferiores, pudiendo provocar, conforme nuestra conducta, o proceso obsesivo.

Responsabilidad de ser médium

Iniciamos trayendo la cuestión de la responsabilidad de ser médium, y para eso nada mejor  que la palabra del Espíritu Tobias, conforme uma narración del Espíritu André Luiz en el capítulo 3 del libro “Los Mensajeros”, cuando ese abnegado trabajador espiritual explica la función del Centro de Mensajeros del Ministerio de la Comunicación, en la colônia espiritual Nuestro Hogar:

“Se preparan aquí numerosos compañeros para la difusión de esperanzas y consuelos, instrucciones y avisos, en los diversos sectores de la evolución planetária (…) Organizamos grupos compactos de aprendizes para la reencarnación. Médiums y adoctrinadores salen de aquí a centenares, anualmente (…) Salen miles de mensajeros aptos para el servicio, pero son muy raros los que triunfan. Algunos consiguen ejecución parcial de la tarea, otros muchos fracasan del todo. (…) Oprimido porcentaje permanece a distancia del fuego fuerte. Trabajadores sin cuenta reculan cuando la tarea abre oportunidades más valiosas”.

Como vemos, existe en el mundo espiritual la preparación de aquellos que ejercerán la mediumnidad, y eso es llevado tan a serio que André Luiz compara el Centro de Mensajeros a una institución congregando algunas universidades reunidas. Y no por otro motivo, Allan Kardec dedicó una obra entera de la codificación espírita para tratar del asunto, como es “El Libro de los Medimos”.

Resáltese de la explicación de Tobias que el médium debe ser fiscal de esperanzas y consuelos, instrucciones y avisos, como un servidor fiel para el progreso de la humanidad. Para eso, debe sintonizar con el bien, realizando todos los esfuerzos para colocarse humildemente a servicio de Jesus, el gobernador planetário, buscando combatir en sí mismo, de forma incesante, todas las adicciones que puedan llevarlo a afinizarse con Espíritus imperfectos. Nunca es demasiado, como insiste Allan Kardec en las obras que componen la codificación espírita, llamar la atención del médium en cuanto a su responsabilidad y necesidad de autoeducación.

El habla del Espíritu Tobias se casa perfectamente con la explicación de Kardec que abre nuestro texto, o sea, si existen muchos fracasos en el campo mediúmnico, estos se deben exclusivamente al médium que, por falta de estudio y esfuerzo en su perfeccionamiento, atrae para sí, por las leyes de la simpatía y de la afinidad, Espíritus imperfectos que lo desviaron de la tarea.

Ejercer la mediumnidad no es complicado, pues ella es una facultad natural del hombre, del Espíritu encarnado, pero exige algunas reflexiones, como la realizada por José Herculano Pires en su libro “Mediumnidad”:

“En el acto mediúmnico tanto se manifiesta el Espíritu del médium como un Espíritu al cual él atiende y sirve. Los problemas mediúmnicos consisten, por lo tanto, simplemente en la disciplinación de las relaciones espíritu-cuerpo. Es lo que llamamos como educación mediúmnica. En la proporción en que el médium aprende, como Espíritu, a controlar su libertad y a seleccionar sus relaciones espirituales, su mediumnidad se perfecciona y se hace segura. Así, el buen médium es aquel que mantiene su equilibrio psicofísico y procede en la vida de manera a crear para sí mismo un ambiente espiritual de moralidad, amor y respeto por el prójimo”.

La educación mediúnica, que debe ser entendida como educación del médium, debe ser constante, pues el médium que se considera preparado y deja el tiempo pasar, colocándose alejado del estudio doutrinário, corre serios riesgos, pues acaba entrando en una zona de malestar donde adicciones, gestos y falta de buen sentido delante de las manifestaciones espirituales de que es instrumento, se instalan de forma sutil, dando campo a la instalación y evolución del proceso obsesivo que, como se sabe, conforme la clasificación de Kardec, pasa por la obsesión simple, llega a la fascinación y puede terminar em la subyugación, todas esas modalidades em varios grados.

Influencia sutil de los Espíritus inferiores

Mediumnidad perturbada, o sea, sin disciplina, sin discernimento, sin educación, es campo preparado para recibir la influencia sutil de Espíritus inferiores, que ocurre en la medida en que el Espíritu, después de sintonizar con el médium, va paulatinamente dominando su mente, llevando al médium a un estado de espíritu negativo, que podemos identificar cuando el médium comienza a tener tendencia para el derrotismo, el desánimo, perdurando ese estado durante horas o días.

Debe el médium percibir, em su dia a día, estados de espíritu como dificultad de concentrar ideas optimistas; ausencia de concentración en lecturas edificantes; dificultad en orar; tristeza sin razón; indisposición inexplicable, principalmente cuando el día de actividad mediúnica o de estudio; disgusto con conversaciones edificantes; pesimismo; exageraciones de sensibilidad; depresión; colocarse casi siempre como víctima; obstinada en no aceptar consejos y críticas constructivas, entre otros síntomas semejantes que pueden indicar una influencia negativa sutil.

Las cuatro fragilidades humanas

El Espíritu Manoel Philomeno de Miranda, en el libro “Trillas de la Liberación”, psicografiado por el médium Divaldo Pereira Franco, presenta en el capítulo “Los Genios de las Tinieblas” lo que los Espíritus obsesores consideran como las “cuatro legítimas verdades” humanas que facilitan el proceso obsessivo:

1)  Sexo – pues el hombre fácilmente se complace en el placer.

2)  Narcisismo – por ser hijo predilecto del egoísmo, y padre del orgullo y de la vanidad.

3)  Poder – cuando el hombre revela sus instintos y se deja llevar por los intereses materiales.

4)  Dinero – pues él compra vidas y escraviza almas.

Todo médium debe tener redoblados cuidados con esas cuatro áreas, no debiendo alegar que una cosa es ser médium, cuando busca obedecer cierta disciplina, y que otra cosa es tener su vida privada, cuando esa disciplina mental y moral no necesitaría prevalecer. Ese es el gran engaño del cual los Espíritus inferiores buscan sacar provecho y, en muchos casos, consiguen con éxito, desviando al médium de sus sagradas funciones, haciéndolo juguete del proceso obsesivo.

Advertência necesario

Esclarece el instructor espiritual Alexander, em el capítulo 3 del libro “Misioneros de la Luz”, dictado por el Espíritu André Luiz a través del médium Chico Xavier:

“Es imprescindível santificar la facultad mediúmnica, convirtiéndola en el ministerio activo del bien. La mayoría de los candidatos al desarrollo de esa naturaleza, com todo, no se disponen a los servicios preliminares de limpieza del vaso receptivo. Dividen, inexorablemente, la materia y el Espíritu, localizándolos en campos opuestos, cuando nosotros, estudiantes de la verdad, aún no conseguimos identificar rigurosamente las fronteras entre una y otro, integrados en la seguridad de que toda la organización universal se basa en vibraciones puras. Innegablemente, (…) los excesos representan desperdícios lamentables de fuerza, los cuales retienen el alma nos círculos inferiores. Ahora, para los que se aprisionan en las cárceles de sombra, no es fácil desarrollar percepciones avanzadas. No se puede meditar en mediumnidad constructiva, sin el equilibrio constructivo de los aprendizes, en la sublime ciencia del bien-vivir”.

¿Problemas en el ejercicio de la mediumnidad? ¿Desequilibrio en la vida personal? La culpa no es de la mediumnidad, pues ella es facultad natural. La culpa es del propio médium, pues en la mayoría de las veces lo encontramos arisco al estudio, a la reforma íntima, a la sintonía con el bien. Acomodado, y separando lo que es del Espíritu de lo que es la materia, cuando en verdad somos todos seres integrales, pasa fácilmente al campo de la fascinación, cuando los Espíritus inferiores todo hacen pasar a través de él e, influenciando magnéticamente, acaban llevándolo, con su mediumnidad conturbada, a adicciones lamentables del cuerpo y del alma.

Para pensar

¿Será posible obtener buenos resultados sin educación mediúmnica?

¿Podrá un médium que sufre influencia de Espíritus inferiores ser un buen instrumento? ¿Cómo el médium puede ser un trabajador de Jesus para la regeneración de la humanidad, sin el debido esfuerzo en ser un hombre de bien?

Si el Espiritismo es doctrina que tiene la misión de realizar la transformación moral de la humanidad, ¿cómo el médium espírita puede vivir sin realizar su perfeccionamiento espiritual?

Finalizando, solicitamos a todos los médiuns profunda reflexión sobre el texto de Allan Kardec que inicia nuestro estudio, especialmente el siguiente tramo:

“El alma (Espíritu encarnado) ejerce sobre el Espíritu libre una especie de atracción, o de repulsión, conforme el grado de la semejanza existente entre ellos”.

O sea: fácil es culpar al Espíritu obsesor por la mediumnidad perturbada, pero quién lo atrae y le suministra sintonia es el encarnado, por lo tanto, el médium.

Pensemos en eso.

    
  


 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita