Allan, háblenos
un poco sobre su
vivencia
espírita y de lo
que ha realizado
dentro del
Espiritismo.
Desde 1992
compongo
canciones
inspiradas en la
Doctrina
Espírita. La
intención es
servir en el
proceso de
autoconocimiento
y de estimular
el esfuerzo de
cada uno en su
propia reforma
íntima. Además,
participo en
conferencias y
presentaciones
musicales
divulgando este
trabajo de
composición.
En su relación
con la música,
¿le gusta más
componer o
cantar?
La ventaja de
lidiar con esas
dos tareas es la
posibilidad de
integrarlas
durante los
procesos.
Compongo
pensando en la
ejecución y
canto dirigiendo
el proceso de la
composición. Sin
embargo, me
gusta más
componer.
Investigo varios
pasajes
evangélicos,
estudio libros
doctrinarios y
llevo las ideas
a discusiones
con colegas
compositores.
Luego, durante
este proceso,
hago
innumerables
reflexiones y
aprendo mucho.
Mucho se habla
de música
espírita. ¿Se
puede decir que
existe una
“música
espírita”?
No creo en esa
clasificación
musical. En
primer lugar,
compongo con
personas de
otras
religiones.
Buscamos ideas
comunes y nos
integramos con
el objetivo de
la unificación
de nuestros
sentimientos
religiosos.
Entonces, esas
canciones
requerirían
recibir otras
clasificaciones
adicionales:
música-espírita-católica-evangélica…
Añado el hecho
de que esas
clasificaciones
son, muchas
veces,
limitadoras. No
debemos
estimular la
posible
restricción
causada por una
clasificación de
ese tipo. Ella
es un
instrumento de
espiritualidad y
tiene como
objetivo la
integración,
principalmente.
Además, ¡cuántas
canciones
divulgadas en
otros medios son
útiles en las
actividades del
movimiento
espírita y no
por ello son
llamadas
espíritas!
¿Existen ritmos
o estilos
preferidos en lo
que atañe a la
música utilizada
en las
actividades
espíritas?
Cada actividad
espírita posee
requisitos que
requieren ser
muy definidos
para su
ejecución. Son
detalles
importantes para
lograr un
resultado
efectivo. La
música debe
adecuarse a esos
requisitos.
Todos los
ritmos, aires,
instrumentos,
estilos… pueden
ser utilizados.
Sin embargo,
cabe a los
organizadores y
ejecutores el
cuidado
necesario para
el cumplimiento
de ese
resultado. Una
canción requiere
pasar por
criterios muy
definidos en
torno a su
belleza y
utilidad. El
movimiento
espírita debe
tener en cuenta
las
características
culturales del
medio en el que
se encuentra. Y
recordar que
podemos asociar
en todo la
moralidad y
estimular una
transformación
democrática, es
decir, sin
imposiciones.
¿Cuál es el
papel de la
música en las
actividades
espíritas?
La música agrega
a las enseñanzas
un poco más de
sensibilidad. De
esa forma
potencia cada
concepto. Como
ejemplo, podemos
citar cuánto una
canción ayuda en
la ambientación
necesaria para
la ejecución de
una oración.
Cuántos
conceptos son
memorizados con
mayor eficiencia
cuando son
cantados. En
reuniones
mediúmnicas,
muchas canciones
ayudan a la
buena marcha del
trabajo.
¡Cuántas
personas se
valen de
mensajes sonoros
en momentos
difíciles con la
intención del
reequilibrio
íntimo! En fin,
aún tenemos
mucho que
aprender en el
uso de este
instrumento
sagrado, pero no
podemos negar
cuánto ya somos
beneficiados por
él.
¿Cómo enfrentar
los desafíos de
la evidencia y
del realce,
comunes en
relación a los
cantantes, en
especial en un
contexto
religioso?
Necesitamos
cursos y debates
rutinarios en
los ambientes
del movimiento
espírita.
Construir
reflexiones
coherentes sobre
el papel de cada
trabajador.
Involucrar a
cada cantante en
la preparación
de las
actividades para
mantener
enfocados los
objetivos. No
proporcionar
ventajas a este
tipo de trabajo.
Los
conferencistas y
los escritores
viven desafíos
similares.
Finalmente, no
escondernos de
ese desafío.
Cuando estamos
de acuerdo en
que el trabajo
es necesario,
también estamos
de acuerdo en la
importancia del
trabajador. La
ejecución de la
tarea ayuda al
proceso de
perfeccionamiento.
¿Música para oír
o para cantar
todos juntos?
¿Cuál es la
ideal?
¿Show, música
para
encuentros o
para CD?
Depende el
objetivo de la
actividad.
Cantar todos
juntos es
extremadamente
útil cuando se
tiene como
objetivo la
integración de
los
sentimientos.
Las
presentaciones
musicales son
excelentes para
la generación de
recursos, así
como la venta de
CD. Las
canciones son
muy buenas en
las actividades
de los
Encuentros
Espíritas, pues
ayudan en su
dinámica. En
esos eventos,
normalmente, hay
un planeamiento
pedagógico en
torno a un tema
preestablecido.
La música puede
integrar esos
objetivos e
intensificar el
proceso.
Háblenos sobre
su experiencia
de componer
canciones cuya
temática esté
vinculada a
encuentros,
estudios u obras
de teatro.
Es gratificante,
ya que en esas
actividades
percibo el
resultado de los
objetivos
establecidos
durante el
proceso de
composición.
Cuando una
canción es
escogida en
casos como esos,
me siento
alcanzando el
objetivo de ir
más allá del
entretenimiento.
Las canciones
son compuestas
para ser más que
eso. Son
instrumentos de
paz, de
integración, de
consuelo, de
reflexión, de
alabanza,
gratitud y amor.
Son
instrumentos de
vida.
¿Puede contarnos
una o dos
experiencias de
composición de
alguna de sus
canciones más
conocidas?
La canción
“Noche y Día”
fue encomendada
para ser usada
en una obra de
teatro. En la
víspera del
estreno aún
estaba
incompleta.
Parecía lista,
pero sentía que
faltaba algo
más. No lograba
terminarla y la
entregué como
estaba. La
música sin
terminar fue
utilizada en la
obra y días
después,
inspirado por un
mensaje
mediúmnico leído
para todos los
integrantes de
un encuentro,
percibí lo que
le faltaba. El
mensaje hablaba
del miedo que
algunos hermanos
desencarnados
tenían ante la
expectativa de
regresar a la
carne y repetir
hábitos
indebidos de
otras vidas.
Terminé la
canción
cantándoles e
invitándolos a
tener coraje.
Hasta ahora es
común cantar esa
canción con esos
recuerdos y esas
intenciones.
Déjenos algunas
palabras para
aquél que tiene
interés por la
música y
pretende
trabajar en esa
área en el
movimiento
espírita.
Hay mucho
trabajo por
adelante. Mucho
aprendizaje a
desarrollar. Aún
estamos
tanteando en la
oscuridad en la
comprensión y en
la ejecución de
esa tarea de
amor. Que
nuestra
dedicación pueda
ser medida por
el esfuerzo de
ser más útiles.
Que nuestra
emoción pueda
integrar
corazones. Que
nuestras
palabras puedan
asomarse al
verbo del amor.
Que nuestras
canciones
puedan,
inicialmente,
alcanzarnos a
nosotros mismos.
Que puedan ser
sinceras antes
que nada. Ser
coherentes con
aquello que
creemos y
defendemos. Y
que nuestro
trabajo sea
independiente de
nosotros mismos,
que pueda sonar
libre sin
necesitarnos,
¡para que pueda
ser de todos y
de nadie al
mismo tiempo!
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