Continuamos el estudio
metódico de “El
Evangelio según el
Espiritismo”, de Allan
Kardec, la tercera de
las obras que componen
el Pentateuco
Kardeciano, cuya primera
edición fue publicada en
abril de 1864. Las
respuestas a las
preguntas sugeridas para
debatir se encuentran al
final del texto.
Preguntas para debatir
A.
¿Podemos creer a todos
los Espíritus que se
comunican?
B.
¿Cuáles son las
características del
verdadero profeta?
C. ¿Cuál
es uno de los mayores
escollos de la práctica
mediúmnica?
D. ¿Es
verdad que Jesús también
admitía el divorcio?
Texto para la lectura
282. La
higuera seca representa
los árboles cubiertos de
hojas, pero carentes de
frutos. Por esto, Jesús
les condena a la
esterilidad, porque
vendrá el día en que se
secarán hasta la raíz.
Quiere decir que todos
los sistemas, todas las
doctrinas que no hayan
producido ningún bien
para la Humanidad caerán
reducidas a nada; que
todos los hombres
deliberadamente
inútiles, por no haber
puesto en práctica los
recursos que tenían,
serán tratados como la
higuera que se secó.
(Cap. XIX, ítem 9.)
283. Para
ser provechosa, la fe
debe ser activa; no debe
adormecerse. Madre de
todas las virtudes que
conducen a Dios, debe
velar atentamente por el
desarrollo de los hijos
que nacen de ella. La
esperanza y la caridad
son consecuencias de la
fe y forman con ésta una
trinidad inseparable.
¿No es la fe la que da
la esperanza en la
realización de las
promesas del Señor?
Si no
tenéis fe, ¿qué
esperareis? ¿No es la fe
la que da el amor? Si no
tenéis fe, ¿cuál será
vuestro reconocimiento
y, por lo tanto, vuestro
amor? (Cap. XIX, ítem
11, José.)
284. El
magnetismo es una de las
mayores pruebas de la fe
puesta en acción. Por la
fe cura y produce esos
fenómenos extraños que
en otro tiempo se
calificaban de milagros.
(Cap.
XIX, ítem 12, un
Espíritu protector.)
285.
“Viniendo a su turno los
que habían sido
encontrados primero,
creyeron que recibirían
más; pero recibieron
sólo un denario cada
uno. Al recibirlo, se
quejaron al padre de
familia, diciendo: Estos
últimos trabajaron sólo
una hora y les das tanto
como a nosotros que
hemos soportado el peso
del día y del calor.
Pero, respondiendo, dijo
el dueño de la viña a
uno de ellos: Amigo mío,
no te causo ningún daño;
¿no conviniste conmigo
en recibir un denario
por tu jornada? Toma lo
que te pertenece y vete;
me place dar a este
último tanto como a ti.
¿No me es lícito, pues,
hacer lo que quiero?
¿Me miras mal porque soy
bueno? Así, los últimos
serán los primeros y los
primeros serán los
últimos, porque muchos
son los llamados
y pocos los escogidos.”
(Mateo, cap. XX, vv. 1 a
16.) (Cap. XX, ítem 1.)
286. El
obrero de la última hora
tiene derecho al
salario, pero es
necesario que su buena
voluntad lo haya puesto
a disposición de aquél
que tenía que emplearlo,
y que su retraso no sea
fruto de su pereza o su
mala voluntad. Tiene
derecho al salario,
porque desde el alba
esperaba con impaciencia
a aquél que por fin lo
llamaría al trabajo. Era
laborioso, sólo le
faltaba el trabajo.
(Cap. XX,
ítem 2, Constantino.)
287. Pero
si se hubiese negado al
trabajo a cualquier hora
del día; si hubiese
dicho: “Tengamos
paciencia, el reposo me
es agradable; cuando
llegue la última hora
será tiempo de pensar en
el salario del día; ¡qué
necesidad tengo de
incomodarme por un
patrón a quien no
conozco ni estimo!
Cuanto más tarde, será
mejor” – Éste,
amigos míos, no hubiera
tenido el salario del
obrero, sino el de la
pereza.
(Cap. XX,
ítem 2, Constantino.)
288.
Buenos espíritas, mis
bienamados, todos sois
obreros de la última
hora. Todos vinisteis
cuando fuisteis
llamados, un poco más
temprano o un poco más
tarde, para la
encarnación cuyas
cadenas arrastráis;
¡pero cuántos siglos y
siglos hace que el Señor
os ha llamado a su viña,
sin que hayáis querido
entrar en ella! Éste es
el momento de recibir el
salario; emplead bien la
hora que os queda y no
olvidéis nunca que
vuestra existencia, por
larga que os parezca, es
sólo un instante
fugitivo en la
inmensidad de los
tiempos que forman para
vosotros la eternidad.
(Cap. XX,
ítem 2, Constantino.)
289. En
el lenguaje de Jesús,
los obreros que llegaron
en la primera hora son
los profetas, Moisés y
todos los iniciadores
que marcaron las etapas
del progreso, y que
continuaron señaladas a
través de los siglos por
los apóstoles, los
mártires, los Padres de
la Iglesia, los sabios,
los filósofos y,
finalmente, los
espíritas.
(Cap. XX,
ítem 3, Henri Heine.)
290.
Últimos en llegar, los
espíritas aprovechan los
trabajos intelectuales
de sus antecesores,
porque el hombre debe
heredar del hombre y
porque los trabajos
humanos son colectivos:
Dios bendice la
solidaridad. Además,
muchos de ellos vuelven
a vivir hoy, o volverán
a vivir mañana, para
terminar la obra que
comenzaron en el pasado.
Más de un patriarca, un
profeta, un discípulo de
Cristo, un propagador de
la fe cristiana se
encuentran entre ellos,
pero más esclarecidos,
más adelantados,
trabajando ya no en la
base sino en el pináculo
del edificio. Recibirán,
pues, el salario
proporcional al valor de
la obra. (Cap. XX, ítem
3, Henri
Heine.)
291. ¡Oh
verdaderos adeptos del
Espiritismo!... ¡Sois
los escogidos de Dios!
Id y predicad la palabra
divina. Ha llegado la
hora en que debéis
sacrificar, para su
divulgación, vuestros
hábitos, vuestros
trabajos y vuestras
ocupaciones fútiles. Id
y predicad.
(Cap. XX, ítem 4,
Erasto.)
Respuestas a las
preguntas propuestas
A.
¿Podemos creer a todos
los Espíritus que se
comunican?
No. Juan
Evangelista, en el cap.
IV de su 1ª Epístola, ya
nos advertía sobre esto:
“Mis bienamados, no
creáis a cualquier
Espíritu; probad si los
Espíritus son de Dios,
porque muchos falsos
profetas se han
levantado en el mundo”.
El Espiritismo nos
proporciona los medios
de probarlos, indicando
las características por
las cuales se reconoce a
los buenos Espíritus,
características siempre
morales, nunca
materiales. Se juzga a
los Espíritus por la
calidad de sus obras,
como a un árbol por la
calidad de sus frutos.
(El
Evangelio según el
Espiritismo, cap. XXI,
ítems 6 y 7.)
B.
¿Cuáles son las
características del
verdadero profeta?
La
mayoría de los
verdaderos misioneros de
Dios se ignoran a sí
mismos; desempeñan la
misión para la cual
fueron llamados por la
fuerza de su genio,
secundados por el poder
oculto que los inspira y
dirige a su modo, pero
sin designio
premeditado. En una
palabra: los
verdaderos profetas se
revelan por sus actos,
son descubiertos,
mientras que los falsos
profetas se presentan
ellos mismos como
enviados de Dios. El
primero es humilde y
modesto; el segundo,
orgulloso y vanidoso,
habla con altanería y,
como todos los
mentirosos, parece
siempre temer que no se
le crea.
(Obra citada, cap. XXI,
ítem 9.)
C. ¿Cuál
es uno de los mayores
escollos de la práctica
mediúmnica?
La
mistificación, el
engaño, es el embuste en
el que muchos médiums
caen, cuando no toman
suficientes
precauciones. Allí se
encuentra uno de los
mayores escollos de la
práctica mediúmnica, con
el que muchos
lamentablemente se
estrellan, sobre todo si
son principiantes en el
Espiritismo. Esta es una
prueba en la que sólo
pueden triunfar con
mucha prudencia.
Debemos, pues, antes que
nada, aprender a
distinguir los buenos de
los malos Espíritus para
no ser también víctimas
de los falsos profetas.
(Obra citada, cap. XXI,
ítems
11 y 12.)
D. ¿Es
verdad que Jesús también
admitía el divorcio?
Sí. Jesús
se manifestó claramente
contra el divorcio y lo
admitía sólo en caso de
adulterio. Sus palabras,
según el Evangelio de
Mateo (19:3-9) no dejan
dudas sobre ello: “Por
eso, yo os digo que
aquél que repudia a su
mujer, salvo en caso de
adulterio, y se casa con
otra, comete adulterio;
y que aquél que se casa
con la mujer que otro
repudió también comete
adulterio”.
(Obra
citada, cap. XXII, ítems
1 y 5.)
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