João Neves da Roca – del
Equipo del Proyecto
Manoel P. de Miranda –
redactó un precioso
artículo (en seis
partes), con el título
Evolución; y publicado
en las ediciones de
2009, de la Revista
‘Presencia Espírita”,
editada por el “Centro
Espírita Camino de la
Redención”, de Salvador-BA.
Hei extractos de su
Parte V:
“¿Cómo se procesó la
transición entre la vida
animal y la encarnación
de los primeros hombres?
Esta cuestión que
trataremos en este
artículo de la serie.
Recurriremos a datos de
la Ciencia y a la
Conferencia proferida
por Divaldo, en Buenos
Aires-Argentina, por
ocasión del cierre del
primer Encuentro de
Evangelizadores de la
Infancia (...). (1)
(...) Del Catarrino
desciende el antropoide
que se divide en dos
ramas: el ancestral
desaparecido – el
antropopitecos (2)
– y el propio antropoide
que permanecerá simio.
(...)
Los antropólogos y los
paleontólogos dicen que
de este antropopiteco
erectus salieron dos
biotipos: el
antropopitecos llamado
Homo pekinés y el
antropopiteco Hombre de
Sudáfrica, además de
otros, demostrando que
no hubo una creación
determinada en un sólo
lugar; como la Tierra
tenía los elementos
especiales para
construir la Vida, esta
se presentó en muchas
partes del Planeta.
(…) (Negritas.)
Esto aún establece el
LE, en la pregunta 53:
¿El hombre surgió en
varios puntos del globo?
‘Sí, y en diversas
épocas, y esa es también
una de las causas de la
diversidad de las razas.
(...). ’
El Eslabón Perdido: qué
significa esa expresión
– Volvamos al
conferencista: (...) De
ese antropopiteco, hay
un momento en que (las
doctrinas de) Charles
Darwin, João Batista
Lamarck, Alfred Russel
Wallace, Buffon, se
detienen y ya no pueden
explicar,
por qué súbitamente
aparece en la Tierra el
Homo Sapiens, hace cerca
de cinco o diez mil
años. Y se preguntan:
‘¿Qué ocurrió? ¿Dónde
están los fósiles que
guardan las marcas del
proceso de la evolución?
¿Esos fósiles se
perdieron...? A eso se
llama el Eslabón
Perdido.
Allan Kardec, el
Codificador de la
Doctrina Espírita, (...)
estableció en el
maravilloso libro La
Génesis la historia del
Planeta, demostrando que
hubo una realidad
inmanente y una realidad
trascendente: la
Tierra tenía los
elementos esenciales a
la Vida, pero estaba la
intervención Divina
elaborando la vida y la
Creación…
Si las cosas ocurrieran
al acaso, la mitosis
celular – las divisiones
– se daría
aleatoriamente y
formaría monstruos; no
tendría un finalismo.
(...)
Porque, en el momento en
que los antropopitecos
se bifurcaron, hay un
factor que no es
mesológico o
filogenético, equivale a
decir: no es
hereditario, porque si
lo fuera la herencia
sería la misma.
(...)
Es ahí que entramos con
dos elementos: el
elemento inmanente que
la Tierra poseía,
Psiquismo Divino, y los
Espíritus de fuera que
ella recibió, exiliados.
(…)”. (la primera
negrita es del original;
esta última es nuestra.)
Están ahí citados por
Divaldo, de forma
velada, los dos modos de
propulsión al salto
evolutivo, en la Tierra,
del ser irracional para
el racional: el primero,
cuando Dios Inmanente,
presente y actuante en
el alma del simio,
accionado por Dios
trascendente,
despierta la potencia en
él adormecida en un
maravilloso insight que
redunda en la creación
del hombre; y el segundo
cuando el Espíritu
alienígena bucea en las
carnes de ese hombre
primitivo recientemente
creado, a fin de
acelerar el progreso del
psiquismo y de las
formas.
La explicación dada por
el médium Divaldo Franco
– Una acción en dos
tiempos – así pensamos:
primero, la Creación
Divina del hombre;
después, la acción de la
Providencia Divina
trayendo la cooperación
de fuera, necesaria y
oportuna.”
Divaldo continúa
explicando: “(...) este
psiquismo sale del punto
inicial y va
acomplejándose hasta el
antropopiteco. Ese
antropopiteco es
terráqueo, su evolución
es la misma de la
Tierra. En esta
circunstancia, cuando en
un planeta superior
seres rebeldes,
creyéndose iguales
a
Dios, promueven una
revolución – de ética,
de cultura, de
civilización, de
sentimiento –, como
hacemos hoy en la
Tierra, porque no
tenemos AMOR (...) ¿qué
ocurre? (...)
Entonces, de ese planeta
(...) caen (esos seres
rebeldes) en un mundo
primitivo, en un
infierno (...)
Ellos vinieron a habitar
los cuerpos de los
pitecántropos que aún no
estaban de pie. (...) Se
encarnaron en cuerpos
fabricados por el
psiquismo terráqueo,
bajo control y dirección
divinos. A partir de
aquel momento ya no es
el terráqueo que
reencarna, sino tan
solamente ese de fuera,
en cuerpos atrasados: SU
CEREBRO ES SIMIO, pero
el ESPÍRITU piensa.
¿Qué ocurre, entonces,
cuando ese Espíritu
piensa?
Poseyendo la función de
pensar y actuando a
través de un cerebro
atrasado, la función
impulsa el órgano a
desarrollarse. Por eso,
este antropopiteco,
súbitamente se divide:
aquellos en los cuales
están encarnados los
terráqueos, de psiquismo
atrasado en cuerpos
atrasados, y los de
fuera, que producen
cuerpos mejor equipados.
(…)”
De ese momento – porque
la evolución fue muy
rápida – no hubo
fósiles.
(...) saltó del
Antropopitecus, el
erectus, para el Homo
Sapiens.
Cuando este hombre sabio
comenzó a razonar y a
construir cuerpos por
hereditariedad,
compatibles con su
periespíritu, ocurrió
una cosa curiosa: los
Espíritus que eran del
psiquismo de la Tierra
quedaron retenidos, por
un periodo, sin
reencarnar. (...)”
La llegada de los
Espíritus extranjeros se
dio en varias ocasiones
– Usamos negrita por la
“cosa curiosa” de que
nos habla el tribuno
baiano. ¿Cómo explicar,
en términos de ley
natural, la preferencia
para unos y el
impedimento para otros –
de reencarnar?
Por la sintonía, será la
respuesta.
Visualicemos una región
cualquiera donde los
Espíritus de fuera se
hayan inicialmente
instalado: un
contingente de esas
almas encarnó, mientras
otro quedó a la espera
de la oportunidad para
hacerlo. Con la
reproducción y el
consecuente aumento de
la población de
descendientes, los
demás, automática y
gradualmente, son
atraídos para la
encarnación. Después,
poniéndose en marcha
para otras tierras, a
medida que dominaban los
autóctonos, los
sustituían,
inevitablemente, por la
misma ley de sintonía.
Situemos ahora las
razones de la
Administración
Espiritual del Planeta
en permitir que así
ocurriera: ¿no proceden
de igual modo los
hombres cuando quieren
rápidamente mejorar el
plantel de sus rebaños?
Primero compran
excelentes reproductores
y excelentes matrices;
enseguida, transfieren
el ganado de peor
calidad genética para
otras casas de campo; y
en una tercera fase, ya
con el mejor plantel
aumentado, lo mezclan
con el antiguo, para
mejorar todo el rebaño.
Quitados del escenario
de las reencarnaciones,
¿para dónde fueron esos
terráqueos? ¿Quedaron
inactivos? Quedaron en
la Tierra, en sus
dimensiones
espirituales. (...)”.
¡Sé que fue larga la
trascripción, pero no
diría mejor, ni tan
claramente, como lo hizo
João Neves da Roca, en
su excelente trabajo!
Consultado en cuanto a
este artículo, comento,
bellamente:
“Bien sabemos que el
sumergirse, en la
Tierra, de los Espíritus
que vinieron de fuera se
dio no una única vez,
sino a través de algunas
(o diversas) épocas, en
regiones diferentes y en
diferentes épocas. No
siempre las personas
atinan para esa idea
como tampoco consideran
la información de que ya
eran, allá, en su
origen, de diferentes
grupos étnicos, de
diferentes culturas como
de diversos estadios
evolutivos.”
Como se ve, el asunto es
vasto y fascinante.
Recomiendo que se lea
integro del artículo del
buen baiano, que nos
ofrece muchas otras
informaciones preciosas
sobre el tema. ¡Merece,
pues, leído y meditado!
Notas:
(1)
Evolución, Edições “La
Idea”, Órgão da
Federação Espiritista
Argentina. Tradução, do
Espanhol para o
Português, pelo autor.
(2)
Animal fóssil
intermediário entre o
macaco e o homem. Também
conhecido como
australopiteco.
Bibliografia: