Luego, el anuncio que es
título de este artículo
nuestro podrá ser
realidad. Finalmente,
acaba de ser divulgado
el informe de la Agencia
Espacial Norteamericana
(NASA) sobre recientes
investigaciones con el
telescopio espacial
Kepler, que detectaron
la existencia de tres
planetas
que pueden abrigar vida
fuera del Sistema Solar.
Más específicamente, de
los cinco planetas que
orbitan la estrella
Kepler-62, a 1.200
años-luz de distancia de
la Tierra, dos de ellos
(62f y 62y) están en la
zona habitable, lo que
indica que ellos pueden
tener atmósfera y agua
líquida en la
superficie, así como el
Kepler-69c, a 2.700
años-luz de la Tierra,
en la constelación de
Cisne, otro sistema,
conforme destaca el
artículo publicado en la
web de la revista
Science.
Los datos científicos
apuntan para tal
diagnosis en base de la
localización de los
planetas, ya que
situados en una región
ni tan próxima ni muy
distante de sus
estrellas, lo que
favorece la existencia
de atmósfera y
temperatura adecuadas y
bastante disponibilidad
de
agua (probablemente
encontrada en la fase
líquida en gran medida
de sus superficies),
factores esenciales para
la formación de la vida,
según los científicos.
Estos son los datos.
Inmediatamente, al leer
tal noticia, que ya fue
repercutida por
incontables vehículos de
los medios en todo el
planeta, impresos o
electrónicos, me recordé
de los dibujos animados
(cómo los “Jetsons”) y
películas (“Star Trek” –
Jornada en las
estrellas, cuyo nuevo
episodio acaba de ser
relanzado en los cines),
o las obras de ficción
científica de Júlio
Verne y Aldous Huxley.
Vida extraterrestre.
Colonización del
Universo. Contactos con
seres de otros orbes y
galaxias... ¿De lo
imaginario para la
realidad? Quién sabe...
El hecho es que, para
los estudiosos del
Espiritismo, esto no es
ninguna novedad. Hace
mucho, por lo menos
desde 1857, se habla de
la “Pluralidad de los
Mundos Habitados”,
axioma que se inscribe
en el edificio de los
principios espíritas
regentes de la Vida
Espiritual. Tal
paradigma
espírita está
fundamentado en las
propias declaraciones de
Jesús, “Hay muchas
moradas en la Casa de mi
Padre” (Ju; 14:2).
¿Conoceremos otros seres
de planos similares al
nuestro?
– Se recuerda el
sempiterno deseo humano
de alzar vuelo al
espacio, a partir de la
invención de Dumont, el
“más leve que el aire”,
en astronaves (pilotadas
o no), y descubrir otros
planos donde
existieran seres
similares a nosotros,
circunstancia que pobló
los libros de ficción
científica y se
cristalizó en las
llamadas expediciones y
viajes espaciales
conocidas, como la que
acaba de ser divulgada.
Al corriente del trabajo
de los científicos,
investigadores y
estudiosos, con objeto y
metodología definidos y
contando con grandes y
cualificados recursos
financieros y
operacionales, la
“lectura” de los
curiosos de guardia debe
estar inclinada sobre
conjeturas y
probabilidades. ¿Habrá,
aún, condición de
habitabilidad en tales
orbes? ¿Tendremos
condiciones de conocer,
físicamente, a otros
seres de planos
similares al nuestro?
¿Qué nos afianza la
ciencia y la filosofía
espíritas?
El punto de partida debe
ser la teoría
espiritista para la
catalogación de los
mundos: primitivos,
pruebas y expiaciones,
regeneradores, felices
(o dichosos) y celestes
(o divinos). Partiendo
de la premisa de que la
Tierra aún se halla
adscrita a la condición
espiritual de
pruebas/expiaciones,
¿cuáles son las
referencias
espírita-espiritualistas
sobre la cuestión del
grado de evolución de
otros planetas?
Al tiempo del iluminado
codificador, Allan
Kardec, sólo era posible
examinar acerca de los
planetas que componían,
conforme la Astronomía
de entonces, el Sistema
Solar. En el tópico
“Encarnación en los
diferentes mundos”, en
el capítulo IV (De la
Pluralidad de las
Existencias), de la
segunda parte de El
Libro de los Espíritus
(abril de 1857), en nota
en pie de página a la
cuestión en el 188, él
puntuó: “Según los
Espíritus, de todos los
mundos que componen
nuestro sistema
planetario, la Tierra
es de los habitantes
menos adelantados,
física y moralmente.
Marte estaría aún
bajo, siendo Júpiter
superior en mucho en
todos los aspectos.
Después, en la
Revista Espírita,
edición de marzo de
1858, en el tópico
“Júpiter y Algunos Otros
Mundos”, adujo Kardec: “Según
los Espíritus, el
planeta Marte
sería aún menos avanzado
que la Tierra;
los Espíritus que en el
están encarnados
parecerían pertenecer,
casi exclusivamente, a
la novena clase, la de
los Espíritus impuros,
de suerte que el primer
cuadro, que dimos
arriba, sería la imagen
de ese mundo. Varios
otros pequeños globos
están, con algunos
cambios, en la misma
categoría. La Tierra
vendría enseguida;
[...]”.
Que dijo Georges acerca
de Marte
– Aún en esta obra, en
un número posterior, en
el volumen de octubre de
1860, el Espíritu
Georges así se
pronuncia: “Marte es
un planeta inferior a la
Tierra, de la cual es un
esbozo grosero; no es
necesario habitarlo.
Marte es la primera
encarnación de los
demonios más groseros;
los seres que lo habitan
son rudimentarios;
tienen la forma humana,
pero sin ninguna
belleza; tienen todos
los instintos del hombre
sin el ennoblecimiento
de la bondad.
En este planeta, la
tierra es árida; poca
verdura; un follaje
sombrío que la primavera
no rejuvenece; un día
igual y ceniza; el sol,
sólo aparente, nunca
prodiga sus fiestas; el
tiempo discurre
monótono, sin las
alternativas y las
esperanzas de las
estaciones nuevas; no
hay
invierno, no hay verano.
El día, más corto, no se
mide de igual manera; la
noche reina más larga
[...]; el mar furioso
separa los continentes
sin navegación posible;
el viento ruge y curva
los árboles hasta el
suelo. Las aguas
sumergen las tierras
ingratas que ellas no
fecundan. El terreno no
ofrece las mismas
condiciones geológicas
de la Tierra; el fuego
no calienta; los
volcanes son allí
desconocidos; las
montañas, sólo elevadas,
no ofrecen ninguna
belleza; ellas cansan el
mirar y quita el coraje
a la explotación; por
todas partes,
finalmente, monotonía y
violencia; por todas
partes, la flor sin el
color y el perfume, por
todas partes, hombres
sin sanidad, matando
para vivir”.
Pueden ser buscados en
otras obras de la
codificación y en la
propia Revue detalles
sobre la pluralidad de
los mundos, en los
cuales Kardec,
prudentemente, tejió
comentarios o reprodujo
mensajes mediúmnicos, de
manera genérica, con
defensa en expresiones
nada
categóricas,
utilizándose, a veces,
de formaciones verbales
en tiempos condicionales
e imperfectos, tal la
impresición de los datos
físicos, no
configurando, a menudo,
postulados o principios
doctrinarios. De otra
suerte, la preocupación
mayor del maestro lionés
fue la
caracterización
moral-espiritual de los
habitantes de las
diversas categorías de
mundos, presentando,
sólo, algunos trazos de
la constitución
físico-material de los
mundos, conforme los
Espíritus le
presentaron, sin mayores
incrementos.
¿El Control Universal de
las Enseñanzas de los
Espíritus ha sido
seguido?
– El trabajo pionero del
Codificador, de contacto
con los Espíritus y de
recepción y selección de
los mensajes obtenidos
mediúmnicamente, fue
importante para
establecer la base de la
Filosofía y de la
Ciencia espiritistas,
inaugurando la época
contemporánea de probar
el conocimiento
espiritual de las Leyes
Divinas. Recomendó
Kardec que continuáramos
“en conversación” con
las inteligencias
desencarnadas y la
plantilla de su trabajo
(copiado,
fundamentalmente, en el
Control Universal de las
Enseñanzas de los
Espíritus, mediante
método) debería haber
sido seguido por los
espíritas
post-kardecistas, lo
que, en la práctica, no
ocurrió, pasando las
comunicaciones en ser
más sometidas a la criba
de selección, muy
particularmente en base
de la profusión
de las comunicaciones y
de la ausencia de
aquello que el profesor
francés configuró como
Comité Central (del
Espiritismo).
Instituciones o
federaciones, hasta
cierto punto, han
ocupado el papel y
desempeñado algunas de
las funciones descritas
por Kardec (en textos
como “Constitución del
Espiritismo”), pero la
historia demuestra que
hubo la
descentralización de la
responsabilidad de
evaluación de las
comunicaciones cada uno
de los espíritas serios
e interesados en el
contexto doctrinario. En
otras palabras, con la
multiplicación de las
“fuentes” (libros y
textos, más
propiamente), la criba
de selección cabe a cada
lector y estudioso, en
la comparación con el
edificio doctrinario, ya
definido en las líneas
iniciales de este texto.
En este sentido, vale
recordar dos
observaciones que se
hallan contenidas en la
Codificación, que deben
ser las balizas para el
análisis espírita de la
noticia que nos motivó a
escribir este artículo y
las demás en lo tocante
a las investigaciones,
experimentos y tesis
científicas: la primera,
admitir una única
mentira, una única
teoría falsa”); y, la
segunda, en la dicción
del propio Rivail, al
prescribir los
caracteres de la
revelación espírita,
vaticinó la imperiosa e
inseparable necesidad
doctrinaria de
acompañamiento del
progreso de las ciencias
humanas (“El
espiritismo, marchando
con el progreso, jamás
será superado porque, si
nuevos descubrimientos
demostraran estar en
error sobre un cierto
punto, él se
modificaría sobre ese
punto; si una nueva
verdad se revelara, el
la aceptará”,
negrita del original).
¿El Espiritismo es
intocable e inmutable?
– Estas dos referencias,
así, nos permiten
definir que el
Espiritismo no se halla
circunscrito al
contenido original
seleccionado y publicado
por Kardec (denominado
Codificación, compuesto
por las obras básicas y
las
complementarias,
incluidos los doce
volúmenes de la Revue
Spirite) y que nuevas
“revelaciones”
espirituales podrían y
deberían ser apuntadas
por los Espíritus
Superiores a nosotros,
encarnados, en la
continuidad del
intercambio espiritual
de los laboratorios
mediúmnicos. Especial
atención,
de este modo, debemos
tener para con los
resultados de las
investigaciones
científicas humanas,
para percibir si, en
algún punto, por la
limitación del
conocimiento y de las
interpretaciones de la
lógica humana, vigentes
el Siglo XIX, cuando
Kardec formuló preguntas
y catalogó
respuestas y enunciados,
así como en base a sus
propias interpretaciones
personales acerca de los
contenidos recibidos (lo
que queda patente en las
incontables notas,
comentarios y
disertaciones de propio
puño, del Codificador),
no puede el Espiritismo
estar disociado del
conocimiento desvelado
por la Ciencia de los
hombres, en este o en
aquel punto.
Véase que Kardec no
demostró, de pronto y
definitivamente, que el
Espiritismo sería
intocable o inmutable.
De lo contrario, la
única condición de
permanencia y
atemporalidad de los
conocimientos espíritas
se halla asociada a la
condición de continuidad
de las investigaciones y
de las “revelaciones”,
bajo pena de, si así no
se procede, la Doctrina
asumiría un carácter
dogmático y disociado de
la realidad existencial,
para ocupar, así, un
lugar sólo en el ámbito
de las creencias y
religiones
tradicionales.
En verdad, no podemos
nunca olvidar la marcha
del progreso
humano-científico y la
correspondencia entre
los avances científicos
y la propia enseñanza de
los Espíritus, desde que
sea permitido el
complemento de aquello
que está acogido en la
Codificación con nuevas
investigaciones e
informaciones obtenidas
mediúmnicamente. Esto,
en la exacta aceptación
de que “si el progreso
de la Ciencia superara
los principios y
postulados espíritas,
que quedemos con la
Ciencia”, aunque, según
orientó Kardec, “fe
incuestionable sólo lo
es aquella que puede
encarar la razón, frente
a frente, en todas las
épocas de la Humanidad”
Conclusión
– Deste modo, nos cumple
concluir:
1) Los elementos
espirituales puestos en
la Codificación en
cuanto a la existencia
de muchos mundos
habitados permanecen, a
priori, válidos e
irretocables;
2) Las informaciones
espirituales/espíritas
posteriores a la
Codificación, deben ser
analizadas con base en
los criterios
kardecistas de selección
de informaciones y no
pueden estar disociadas
del edificio de
principios espiritistas,
lo que no las invalida,
de pronto, ni las recibe
inmediata y
obligatoriamente,
cabiendo a los espíritas
sensatos y estudiosos la
verificación de los
nuevos mensajes delante
de los principios;
3) Las investigaciones y
descubrimientos
científicos hasta el
momento no están
distantes de las
informaciones traídas
por el Espíritu de
Verdad, en la reunión de
las enseñanzas por parte
de Kardec,
recomendándose que
continuemos acompañando
los resultados de los
experimentos y los
informes de la agencia
espacial, para la
efectiva comprobación de
la máxima espírita que
remonta a Jesús de
Nazaret (“muchas moradas
en la casa del Padre”);
y,
4) En el futuro, con la
evidencia de la vida de
seres encarnados en
otros planos, quedará
demostrada, en la
práctica, la certeza y
complementación de las
enseñanzas espirituales,
sean los originarios (de
Kardec) o los
complementarios,
atestando la veracidad
de la Doctrina de los
Espíritus.
Por eso, creyendo en el
teor de los mensajes
espíritas que integran
la Codificación y,
acompañando los
resultados científicos,
dentro en breve, la
Humanidad deberá estar
delante de más una
circunstancia fática de
comprobación de las
tesis espíritas en
nuestros
tiempos. Será la
Ciencia, una vez más,
atestando aquello que el
Espiritismo ya nos
demostró desde meados
del siglo XIX,
anticipando, por lo
tanto el progreso.
Y, ahí, ¿usted quiere
comprar una parcela en
Kepler-62f?