comunicación, en
editoriales,
revisión,
marketing y
enseñanza,
además de haber
trabajado en esa
misma área en el
Gobierno del
Estado de Río de
Janeiro. Ganó
varios premios,
entre títulos y
condecoraciones,
publicó muchos
libros, es
miembro del
Consejo Superior
de la FEB y con
destacada
participación en
instituciones
espíritas. Y fue
gran amigo de
Hermínio Corrêa
de Miranda, el
notable escritor
e investigador
recientemente
desencarnado, a
quien expresa
aquí su
admiración por
el incomparable
legado que dejó. |
¿Cuándo y
cómo conoció a
Herminio
Miranda? ¿Y cómo
fueron esos años
de amistad?
Nos conocimos en
la década de
1950, cuando
éramos miembros
del Consejo
Superior de la
Federación
Espírita
Brasileña y
colaboradores de
Reformador.
Fueron años de
estrecha
convivencia, con
frecuentes
conversaciones
sobre la
doctrina. La
amistad creció
y, en otras
situaciones, nos
acercamos aún
más.
¿Cuál es la
principal
característica
de la
personalidad de
Hermínio, en su
visión,
especialmente
por haber
convivido con él?
La rectitud de
carácter y la
sobriedad en
todos los
sentidos, junto
a su inspirado
buen sentido.
¿Cuál es la
gran
contribución que
dejó al
pensamiento
espírita?
Aquella que
nosotros vemos
en la espontánea
reacción de su
público lector,
tanto el de
cultura elevada
como el de
equivalencia
menor, pero de
igual
aprehensión en
el contenido de
sus textos,
elaborados todos
en un lenguaje
sencillo y
accesible, y sin
embargo bello,
correcto,
convincente.
¿De los
libros que él
escribió, cuál
es el que
considera de
mayor influencia
para la cultura
espírita?
Toda la obra de
Herminio es
magnífica. Me
gusta mucho en
especial, ”La
Alquimia de la
Mente” y ”Los
Cataros y la
Herejía
Católica”. El
primero es una
visión bastante
inteligente del
psiquismo
humano, la cual
no veo en otras
obras de
psiquiatras,
neurólogos y
psicólogos; el
segundo es la
inversión de
posiciones en la
observación
final de que los
católicos fueron
los verdaderos
herejes, en el
análisis y en la
vivencia del
cristianismo
puro. En ese
sentido, el
libro repasa las
páginas de la
historia de
aquel movimiento
que identificaba
en Cristo, el
ser sublime que
nos vino a
enseñar la
auténtica
doctrina del
amor
incondicional.
La postura
valiente, firme,
convencida y
esencialmente
doctrinaria, que
Herminio mostró
lo volvió muy
respetado en el
movimiento
espírita.
Comente este
aspecto de su
contribución
cultural-doctrinaria.
Justa, merecida
y acertada es
esa definición.
Herminio ofreció
la más notable
contribución
científica en la
comprobación de
la ley de la
reencarnación,
mediante
investigaciones
serias y llenas
de conclusiones
irrefutables. Su
honestidad y
frialdad
sellaron los
resultados de
sus trabajos.
Coméntenos la
experiencia del
libro ”Yo soy
Camille
Desmoulins”.
”Yo soy Camille
Desmoulins”
surgió de un
eventual
encuentro
nuestro en una
de las reuniones
que él promovía
apuntando al
estudio de la
memoria integral
del espíritu.
Sin embargo, nos
enteramos, mucho
tiempo después,
que habíamos
programado este
trabajo antes de
reencarnar. Así
está narrado el
libro, cuya
cuarta edición
fue lanzada a
fines del año
pasado, bastante
ampliada, ahora
con la ayuda de
los recursos de
Internet
(inexistente en
aquella época).
Nuevos y
sensacionales
elementos de
comprobación
fueron
conseguidos por
mi hijo Luciano
dos Anjos Filho
que, en la
presentación,
escribe ser este
El Libro. De
hecho, pensamos
que ningún otro
del género
representó,
fuera de las
obras clásicas,
prueba de igual
contundencia de
la ley de la
reencarnación.
¿Cuántos
libros publicó
Herminio? ¿Hay
obras inéditas
aún para ser
publicadas?
Publicó 44
libros, tradujo
cuatro, e hizo
el prefacio de
varios. Está
próximo a ser
lanzado el más
reciente, por la
Federación
Espírita
Brasileña.
¿Puede
elaborar una
síntesis
biográfica de su
amigo?
En la tapa
izquierda de ”Yo
soy Camille
Desmoulins” (4ta
Edición) se lee
una síntesis
biográfica,
hecha además con
mucha dificultad,
dado que la vida
y la producción
de Herminio
ocupan muchas
páginas. Si me
fuera posible
sintetizarla, yo
diría que
Herminio Corrêa
de Miranda fue (es)
un espírita que
dignificó este
título y cumplió
su larga emisión
terrenal,
iniciada en los
momentos más
importantes al
lado de Paulo y
después de
Lutero.
¿Hay algo
resaltante que
le gustaría
relatar de su
experiencia en
la convivencia
con él?
Sí. Contrario a
los aspectos
administrativos
del movimiento
espírita, él
siempre se
apartó de ellos.
Como miembro del
Consejo Superior
de la Federación
Espírita
Brasileña, su
participación
por supuesto fue
valiosa, y mucho,
para dar al
organismo
prestigio y
respetabilidad.
En sentido
estricto, nunca
se interesó en
ningún debate y,
ante los temas
administrativos,
prefería el
silencio. Su
tarea - repetía
con frecuencia -
era escribir y
divulgar la
doctrina, basada
en la primacía
del papel de
Cristo como
figura central
de sus
convicciones.
Sus palabras
finales.
Voy a sentir la
gran falta de su
presencia física
a mi lado; pero
espero seguir
mereciendo su
amistad y su
confianza, en la
continuidad de
nuestra empatía
espiritual, aun
en las nuevas
circunstancias
de tiempo y
espacio.
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