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Año 8 359 – 20 de Abril de 2014
ROGÉRIO COELHO
rcoelho47@yahoo.com.br 
Muriaé, Minas Gerais (Brasil)
 
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 
 

Rogério Coelho

El foco que ilumina las tinieblas


El Evangelio es el Código de Principios Morales del Universo, adaptable a todas las patrias, a todas las comunidades, a todas las razas y a todas las criaturas

“Sometidas a su tierna y misteriosa autoridad, las Almas encontraron la seguridad y la protección del Divino Aprisco.” - François C. Liran


Hecho “claridad matinal que toca a despertar”, Él abandonó Su Jardín de Estrellas para Apresarse en las “sombras exteriores, donde hay llanto y crujir de dientes”, a fin de mostrar a los Espíritus rebeldes el camino de la definitiva emancipación espiritual, ya que el rebaño terrestre se perdía en los dédalos de los disparates de diverso matiz...

Como muy bien lo dijo Juan Evangelista (1), “era Su deseo que los hombres a Él fueran con la confianza de un niño de pasos vacilantes a fin de que usufructuaran de Su protección a semejanza de lo que hace la gallina que guarda sus polluelos bajo las alas.

Tras Su rastro de luz en las tinieblas planetarias, estaba empeñada la acción viril; ya no se trata de creer instintivamente, ni de obedecer maquinalmente; es preciso que el hombre siga la Ley de Amor promulgada por Él”.

Dando secuencia a las palabras del “Discípulo Amado”, completa un Espíritu protector (2), traduciendo el significado del que quiso el Maestro Mayor decir cuando mirando enternecidamente a los pequeños infantes a su alrededor, impedidos de aproximársele por la irritabilidad de los Apóstoles -, dijo (3): “dejad que vengan a mí todos los que sufren, la multitud de los afligidos y de los infortunados: yo les enseñaré el gran remedio que suaviza los males de la vida y les revelaré el secreto de la cura de sus heridas! ¿Cuál es, mis amigos, ese bálsamo soberano, que posee tan grande virtud, que se aplica a todas las llagas del corazón y las cicatriza? ¡Y el amor, es la caridad! ¿Si poseéis ese fuego divino, qué es lo que podréis temer?”

Nos cuenta André Luiz (4): “(...) desde la llegada del Excelso Benefactor del Planeta, se le observa el pensamiento sublime penetrando el pensamiento de la Humanidad. Se diría que en el establo se reúnen piedras y arbustos, animales y criaturas humanas, representando los diversos reinos de la evolución terrestre, para recibirle el primer toque mental de perfeccionamiento y belleza. Se casan los himnos sencillos de los pastores a los cánticos de amor en las voces de los mensajeros espirituales, saludando a Aquel que venía a liberar las naciones, no en la forma social que siempre les será indumentaria a las necesidades de orden colectiva, sino en el adelantamiento de las Almas, en función de la Vida Eterna...

PRONTO COMENZÓ SU APOSTOLADO

Antes de Él, grandes comandantes de la idea habían pisado el suelo del mundo, influenciando multitudes. Guerreros y políticos, filósofos y profetas se alineaban en la memoria popular, recordados como disciplinadores y héroes, pero todos desfilaron con ejércitos y fórmulas, enunciados y avisos, en que se mezclan rectitud y parcialidad, sombra y luz.

Él llega sin ningún prestigios de autoridad humana; pero, con su magnitud moral, imprime nuevos rumbos a la vida, por dirigirse, por encima de todo, al Espíritu, en todos los climas de la Tierra. Transmitiendo las ondas mentales de las Esferas Superiores de que procede, transita entre las criaturas, despertándoles las energías para la Vida Mayor, como que alcanza las hebras recónditas, de manera a armonizarlas con la sinfonía universal del Bien Eterno.

Auxiliado por un puñado de médiums admirables, forma el Colegio Apostólico constituido por criaturas no sólo admirables por las percepciones avanzadas que las situaban en contacto con los Emisarios Celestes, sino también por la conducta irreprensible de que suministraban testimonio, aprovechando el circuito de fuerzas a que se ajustó la onda mental de Cristo, para de ahí expandirse en la renovación del mundo.

Pronto comienza el apostolado excelso para el Maestro Divino, erguido a la posición de Médium de Dios, en que Le cabría conducir las nociones de la vida imperecedera para la existencia en la Tierra. Es así que contando sólo doce años de edad, se asienta entre los doctores de Israel, “oyéndolos e interrogándolos” (5), provocando admiración por los conceptos que proclamaba y a entre mostrar su condición de intermediario entre culturas diferentes.

Iniciando la tarea pública (6), en la exteriorización de energías sublimes, lo encontramos en Canaá de Galilea (7); así como vamos a encontrarlo, también, a multiplicar panes y peces (8), en la cima del monte, así como a tranquilizar la Naturaleza en desvarío (9), cuando los discípulos asustados Le piden socorro, delante de la tormenta. Lo identificamos en plena levitación, caminando sobre las aguas (10), y en prodigioso hecho de materialización o ectoplasmia, cuando Se pone a conversar, bajo el perplejo testimonio de Pedro, Juan y Santiago con dos varones desencarnados (11) que, positivamente, aparecieron glorificados, a Hablarles de acontecimientos próximos.

En el templo de Salomón, en Jerusalén, desaparece de golpe, desmaterializando-Se, ante la expectación general y, en la misma ciudad, ante la multitud, se produce la voz directa (12), en que bendiciones divinas Le señalan la ruta.

EL VALOR DE LAS PROPIAS ENERGÍAS

Lo cercan enfermos  de variada expresión: los paralíticos le extienden miembros resecos, obteniendo socorro; ciegos que recuperan la visión; ulcerados se muestran limpios; alienados mentales, principalmente obsesados diversos, recobran el equilibrio...

Es importante considerar, sin embargo, que el gran Benefactor a todos invita para valorar las propias energías. Reajustando las células enfermas de la mujer hemorrágica, le dice, convincente: ¡‘hija, tú buen ánimo te curó! Tu fe te curo”. (13) Luego  de, tocando los ojos de dos invidentes que Le recurren la caridad, exclama: ‘Sea hecho, según vuestra fe’. (14)

Sin embargo, no destaca la confianza por simple ingrediente de naturaleza mística, pero sí por recurso de ajustamiento de los principios mentales, en la dirección de la cura. Y encareciendo el imperativo del pensamiento recto para la armonía del binomio mente-cuerpo, por varias veces Lo vemos impulsar a los sufridores aliviados a la vida noble, como en el caso del paralítico de Betesda, que, debidamente rehecho, al reencontrarlo en el templo, de Él oyó la advertencia inolvidable: ‘he ahí que ya estás sano. No peques más, para que no te suceda cosa peor’.

A distancia de la sociedad hierosolimita, vaticina (15) los éxitos amargos que culminarían con su muerte en la cruz. Utilizando la clarividencia que Le era peculiar, antevé a (16) Simón Bar Jonas cercado de personalidades inferiores de la esfera extrafísica, y lo avisa en cuanto al peligro que eso representa para la flaqueza del apóstol. En las últimas instrucciones, al pie de los amigos, confirmando la profunda lucidez que Le caracterizaba las apreciaciones percusoras, demuestra conocer la perturbación de conciencia de Judas (17), a despecho de las dudas que la ponderación suscita entre los oyentes. En las plegarias de Getsemaní (18), aliando clarividencia y clariaudiencia, conversación con un mensajero espiritual que Lo reconforta.

Según el ínclito Maestro Lionés, todos los hechos de Jesús quedan debilitados… ante el incuestionable hecho de que Su Doctrina permaneció incólume de generación en generación, hasta hoy, en que pese a todas las dificultades y obstáculos enfrentados para su implantación en la Tierra, inclusive saliendo indemne después de muchas mutilaciones, adulteraciones e injertos que sufrió por las manos de los gestores infieles que, sin pudor, se autoproclamaban Sus representantes en la Tierra.

EL MAYOR “MILAGRO” QUE JESÚS OPERÓ

Dice el Codificador del Espiritismo (19): “el mayor ‘milagros que Jesús operó, lo que verdaderamente prueba su superioridad, fue la revolución que sus enseñanzas produjeron en el mundo, de mala voluntad a la exigüidad de Sus medios de acción.

En efecto, Jesús, oscuro, pobre, nacido en la más humilde condición, en el seno de un pueblo pequeñito, casi ignorado y sin preponderancia política, artística o literaria, sólo durante tres años predica su doctrina; en todo ese corto espacio de tiempo es desatendido y perseguido por sus conciudadanos; se ve gracias a huir para no ser lapidado; es traicionado por uno de sus Apóstolos, renegado por otro, abandonado por todos en el momento en que cae en las manos de Sus enemigos. Sólo hacía el bien y eso no Lo ponía al abrigo de la malevolencia, que de los propios servicios que Él prestaba cogía motivos para acusarlo. Condenado al suplicio que sólo a los criminales era infligido, muere ignorado del mundo, ya que la Historia de aquella época nada dice a Su respeto.  Nada escribió; sin embargo, ayudado por algunos hombres tan obscuros en cuanto Él, Su palabra bastó para regenerar el mundo; Su doctrina mató el paganismo omnipotente y se hizo el foco de la civilización. Tenía contra Sí todo lo que causa el malograr de las obras de los hombres, razón de por qué decimos que el triunfo alcanzado por su doctrina fue el mayor de sus milagros, al tiempo que provenga ser divina su misión. Si, en vez de principios sociales y regeneradores, fundados sobre el futuro espiritual del hombre, Él sólo hubiese legado a la posterioridad algunos hechos maravillosos, tal vez hoy mal Conociesen de nombre.

Siguiendo en la dirección del Calvario, cumplió Su misión, legando a la Humanidad el  “vade-mecum” de la iluminación, reunido en Su Evangelio de Luz.

Finaliza André Luiz (4): “el Evangelio no es el libro de un pueblo sólo, sino el Código de Principios Morales del Universo, adaptable a todas las patrias, a todas las comunidades, a todas las razas y a todas las criaturas, porque representa, por encima de todo, la carta de conducta para la ascensión de la conciencia a la Inmortalidad, en la revelación de la cual Nuestro Señor Jesucristo empleó la mediumnidad sublime como agente de luz eterna, exaltando la vida y aniquilando la muerte, aboliendo el mal y glorificando el bien, a fin de que las leyes humanas se purifiquen y se engrandezcan, se santifiquen y se eleven para la integración con las Leyes de Dios”.                


Referências
:

1. KARDEC, Allan. O Evangelho Seg. o Espiritismo. 129.ed. Rio [de Janeiro]: FEB, 2009, cap. VIII, item 18.

2. Idem, ibidem, cap. VIII, item 19.

3. Marcos, 10:14.

4. XAVIER, F. Cândido. Mecanismos da Mediunidade. 4.ed. Rio [de Janeiro]: FEB, 1973,  cap. XXVI.

5. Lucas, 2:46.

6. João, 2:1a12.

7. KARDEC, Allan. A Gênese. 43.ed. Rio [de Janeiro]: FEB, 2003, cap. XV, item 47.

8. João, 6:1 a 15 (vide também: Kardec, Allan. A Gênese,  cap. XV, item 48.

9. Marcos, 4:35 a 41.

10. Marcos, 6:49 a 50.

11. Lucas, 9:28 a 32.

12. João, 12:28 a 30.

13. Mateus, 9:22.

14. Mateus, 9:29.

15. Lucas, 22:31 a 34.

16. Lucas, 22:31 a 34.

17. João, 13:21 a 22.

18. Lucas, 22:43.

19. KARDEC, Allan. A Gênese. 43.ed. Rio [de Janeiro]: FEB, 2003, cap. XV, item 63.




 


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