aborda las
alegrías del
sesquicentenario
de “El
Evangelio según
el Espiritismo”
y las
dificultades
internas del
movimiento
espírita y de la
propia sociedad
como un todo en
lúcidas y
oportunas
respuestas.
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Después de la
enfermedad de
Raúl, usted se
ha dedicado con
ahínco a la
divulgación de
las obras del
querido médium y
orador de
Niterói -RJ.
¿Cómo ha sido
esa experiencia?
Esa experiencia
ha sido muy
grata porque
tengo la
posibilidad de
divulgar y
ofrecer al
público de las
conferencias los
libros
psicografiados
por Raúl
Teixeira, que
son de una
calidad
doctrinaria
incuestionable.
Admiro mucho la
manera como
Camilo (guía
espiritual de
Raúl, quien es
el autor de la
mayoría de los
libros)
desarrolla los
temas, con
elevación y con
una pedagogía
peculiar. Con la
venta de los
libros, ayudamos
también a la
entidad Remanso
Fraterno, quien
es la
beneficiaria de
los derechos
autorales.
¿Qué
experiencias
fueron recogidas
de la amistad y
convivencia con
Raúl?
El poder
disfrutar de la
amistad de Raúl
es algo que
agradezco a
Dios, porque su
alegría de
vivir, su
fidelidad al
evangelio y el
buen sentido
doctrinario son
destacados.
Además, cuando
lo acompañaba en
las conferencias
en nuestra
región, podíamos
dialogar sobre
cuestiones
importantes del
Espiritismo y
del movimiento
espírita, que me
sirvieron de
gran
aprendizaje.
Actualmente,
después del ACV,
hemos aprendido
mucho con Raúl,
porque él ha
mantenido la
fidelidad a todo
aquello que
enseñó en 42
años de
divulgación
espírita.
En los viajes de
conferencias,
¿cómo ha sentido
el movimiento
espírita?
Durante los
viajes he
conocido
excelentes
cofrades
espíritas, los
cuales mantienen
con mucho
esfuerzo y celo
las actividades
espíritas
locales, pero la
gran masa del
movimiento
espírita aún
está compuesta
por personas que
no se dedican
tanto al estudio
y a la lectura,
lo que termina
facilitando la
proliferación de
obras espíritas
de mala calidad
doctrinaria. El
problema de
determinadas
teorías que
hieren los
principios
espíritas, es
su aceptación
por ese público
acomodado, que
no ejercen el
buen sentido y
la lógica
espírita, no
saben separar la
paja del trigo.
En su reciente
artículo El
Espírita y el
Movimiento
Espírita,
publicado por
esta revista,
usted relacionó
las virtudes que
el Espíritu
Camilo indica en
el libro y
“Titilaciones de
las Estrellas”
como necesarias
para la calidad
del movimiento
espírita. ¿Por
qué tenemos
tantas
dificultades
internas en el
movimiento?
¿Podemos
identificar una
causa principal?
El Espíritu de
la Verdad, en el
libro El
Evangelio según
el Espiritismo,
ya había
alertado a los
espíritas sobre
la necesidad del
amor y de la
instrucción. La
falta de amor
entre los
colegas
espíritas, que
se traducen en
melindres,
celos, disputas,
falta de respeto
y de compasión
terminan por
afectar las
relaciones
personales entre
los espíritas.
Se habla mucho
de unificación
doctrinaria, sin
embargo,
solamente con la
unificación de
los
sentimientos
conseguiremos
ese resultado.
La falta de un
conocimiento más
profundo del
Espiritismo
también termina
generando los
“creo que”, que
terminan en
fricciones y
divisiones entre
los espíritas.
En su
experiencia
profesional,
¿cómo encarar el
sistema
carcelario
brasileño y los
dictámenes de la
Ley del Progreso
en la situación
actual del país?
El sistema
carcelario
brasileño aún es
precario, porque
donde hay
sobrepoblación,
sedentarismo de
los prisioneros,
desatención de
la salud,
retrasos en la
concesión de los
derechos de los
presos y, peor
aún, la
existencia del
crimen
organizado,
pocas veces se
consigue
recuperar al
preso. Cuando el
preso termina su
condena y
obtiene su
libertad, sufre
incluso el
prejuicio
social, porque
es muy difícil
que alguien crea
en él, y que le
dé una nueva
oportunidad.
Pero la
transición
planetaria está
a todo vapor,
por lo tanto en
una sociedad más
cristiana esos
temas tienden a
cambiar.
Corresponde al
cristiano creer
en la
recuperación del
individuo,
poniendo de su
parte, por
ejemplo, visitas
religiosas a las
unidades
carcelarias,
ofrecer empleo a
los egresados,
ayudar a sus
familias etc.
¿Cómo
venceremos, como
nación, esos
inmensos
desafíos
sociales de la
actualidad?
Esos desafíos
sociales llegan
en la actualidad
a su cúspide,
porque estamos
viviendo este
importante
momento de la
transición
planetaria. Como
sabemos, los que
practican el mal
por el mal irán
hacia otros
mundos, pero el
gran freno para
el progreso se
da con los
neutros. Son
aquellos que no
hacen ni bien ni
mal, que se
quedan cómodos.
El dolor y el
sufrimiento
alcanzan índices
alarmantes para
tocar a esos
neutrales, con
el fin de que
tomen una
decisión y
puedan optar por
la acción
efectiva del
bien. De esa
manera, para
vencer tenemos
que asumir
nuestras
responsabilidades
de cristianos,
tratando de ser
útiles al
prójimo y a la
sociedad,
colaborando
activamente en
la construcción
de la sociedad
del porvenir.
¿Y las alegrías
por los 150 años
de “El
Evangelio según
el Espiritismo”?
Este año
abordaré en mis
conferencias
justamente ese
tema y ha sido
una alegría
inmensa y de un
gran aprendizaje
personal revisar
y reflexionar
sobre las
secciones de
“El Evangelio
según el
Espiritismo”,
que tanto nos
acerca al Cristo
y a la vivencia
de las virtudes,
consolándonos e
instruyéndonos.
Conforme Allan
Kardec menciona
en la
Introducción,
las enseñanzas
morales de Jesús
son
incuestionables,
no generan
controversias,
por lo tanto
necesitamos esas
enseñanzas para
que podamos
tener más
hombres de bien
en nuestra
sociedad,
cumplidores de
sus deberes
morales.
¿Algo resaltante
que le gustaría
contar sobre su
experiencia en
movimiento
espírita?
El haber
visitado a Chico
Xavier en una
ocasión en
Uberaba. Él ya
estaba débil de
salud, cercano a
sus 90 años de
edad, y había
una fila para
conversar con
Chico. La mujer
que estaba
frente a mí
traía la foto de
un hijo que
había
desencarnado. La
mujer mostró la
foto a Chico y
él, que estaba
con el habla muy
débil, tomó la
foto y la besó
con una ternura
impresionante, y
la madre tuvo la
certeza de que
su hijo
recibiría la
ayuda espiritual
necesaria. La
mujer salió más
reconfortada sin
haber oído una
palabra de
Chico, fue
apenas un gesto
de amor.
Resumiendo su
entusiasmo por
la divulgación y
por el estudio
espírita en una
frase, ¿cuál
sería esa frase?
Conocer el
Espiritismo, en
un mundo
perturbado y
materialista
como la Tierra,
representa un
faro que ilumina
mi vida, y no
permite que yo
naufrague en la
embarcación del
cuerpo.
Sus palabras
finales.
Que podamos
estar siempre
contagiados por
la belleza de la
religión
espírita, no
perdiendo jamás
el entusiasmo
inicial de
aquellos
primeros días en
la doctrina, a
fin de que la
alegría de vivir
y de servir, y
la fidelidad al
Evangelio, sean
sellos en
nuestras vidas,
ayudando, aunque
sea de manera
modesta, a
aquellos que
caminan en las
tinieblas y
necesitan un
poco de luz.
Como nos indica
el Espíritu de
la Verdad, en la
Introducción de
“El Evangelio
según el
Espiritismo”,
que podamos
participar del
Divino
Concierto,
teniendo a Jesús
como maestro de
nuestras vidas.
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