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Editorial Português   Inglês    
Año 8 373 – 27 de Julio de 2014
Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 
 

Brasil después del Mundial
de Fútbol


Hoy hace 14 días que hubo el cierre del Campeonato Mundial de Fútbol de 2014, una fiesta inigualable que llenó los estadios, produjo en nuestro país una alegría contagiosa raramente vista y, no obstante, terminó de manera melancólica, como lo más pesimista de los brasileños jamás podría imaginar.

Pasada la tristeza y recuperada la razón, volvemos a hablar del mismo tema que enfocamos en el editorial de la edición 369 de esta revista – http://www.oconsolador.com.br/ano8/369/editorial.html

En el día siguiente al partido que ocurrió entre nuestro equipo con el de Alemania, cuyo final ni es bueno recordar, una amiga de São Paulo nos envió un hermoso texto firmado por un  Amigo Espiritual, cuyo mensaje nos gustaría compartir con nuestros lectores:

 “Querido país, patria amada que nos acoge con su naturaleza exuberante, cielo profundamente añil, agua cristalina y pura, fuente de vida y bendiciones.

Tierra querida donde se avista en noche estrellada el símbolo de la Redención humana, el Crucero del Sur, centelleando en el firmamento como a acordarnos que nuestro destino es grandioso e inaplazable.

Bajo las bendiciones de la Cruz estamos todos nosotros, nuevos aprendices del Evangelio de Jesús, los nuevos discípulos de Cristo de Dios, con la sublime tarea de iluminar el propio corazón con las luces del Evangelio.

Nuestro legado es mucho más de que fútbol, fiestas y castillos de arena…

Nuestro legado necesita ser la vivencia del Verdadero Amor.

Que nuestro patriotismo supere los momentos de juegos y permee todos los actos de nuestras vidas.

Seamos patriotas, hermanos, en las calles, acogiendo el hermano en sufrimiento.

Seamos patriotas hermanos, en nuestros hogares, educando nuestros hijos en la moral del Cristo.

Seamos patriotas, hermanos, en nuestro trabajo, contribuyendo para el progreso de la nación.

Seamos patriotas, hermanos, en las urnas, escogiendo los gobernadores terrenos que representan  nuestra voluntad.

Seamos patriotas, amemos la Patria que nos acoge, pues es un regalo de Jesús para todos nosotros.

Tierra que canta el himno de solidaridad, de unión entre los diferentes, de la fraternidad de su brava gente.

Unámonos en esfuerzos diarios para transformar nuestro Brasil, a empezar por la pacificación de nuestros corazones, desarrollando en nosotros los valores imperecederos de la honestidad.  

Nuestro país reflejará el brillo de su pueblo y la transformación de cada ser contribuirá para la construcción de un mundo nuevo.

Ningún brasileño nació en esta Patria por casualidad; todos tenemos una misión a cumplir, educándonos en el Bien Mayor.

Unidos en los ideales superiores de la vida, conquistaremos el destino anhelado, ver la Tierra del Crucero transformada en la Patria del Evangelio, temblando la bandera de Ismael en cada corazón, como un canto de alabanza al Padre Creador por esa tierra bendecida. Ésa es nuestra bandera: Dios, Cristo y Caridad.” (Autor: Espíritu Amigo)

Hacemos nuestras las palabras del Amigo Espiritual, conscientes de que el fútbol es tan solamente un deporte, donde, como nadie ignora, unos pierden, otros ganan, pero el hecho no tiene la importancia que muchos, de manera exagerada, le atribuyen. Si los niños de Brasil lloran hoy porque vieron su equipo perder, acordémonos de que en 2002 los niños de Alemania también lloraron, para que doce años después pudiesen sonreír, como probablemente tanto desearon.



 


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O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita