Como
psicopedagogo y
espírita, ¿cómo
ve usted la
inclusión de los
niños especiales
en las
instituciones
espíritas? |
Percibimos que,
en las
instituciones
espíritas, pocos
centros adecuan
su
infraestructura
física y menos
aún tienen
personas con
conocimiento
para lidiar con
las diversas y
complejas formas
de discapacidad.
La inclusión,
tanto en las
instituciones
espiritas o
incluso en las
escuelas, es una
utopía para
algunos, pues
aunque algunas
instituciones
instalen rampas
y baños
apropiados para
adecuarse a
algunas
discapacidades,
la falta de
conocimiento de
los que están
allí vuelve la
estancia de los
niños, y hasta
de los adultos,
un tanto
complicada.
Veo
instituciones
que fundan
asociaciones o
fundaciones
paralelas para
el tratamiento
de niños
especiales, o de
enfermedades
crónicas, o
inclusive para
discapacitados.
Eso es muy
bueno, pero
restringe la
inclusión,
además de tener
fines
específicos para
determinado
tratamiento. ¿Y
las otras
instituciones en
el barrio, donde
hay una familia
con un hijo
autista, o con
deficiencia de
audición, o
down? ¿Tiene que
excluir a su
hijo o cambiarse
a una
institución que
lo acepte o
pueda
integrarlo?
¿Considera
entonces a la
inclusión como
una utopía?
No. Pero… la
inclusión se
basa en varios
conceptos,
dentro de los
cuales puedo
citar tres, en
los que es
necesario que el
niño:
1.
Sea una
persona que se
encuentra dentro
de un grupo, en
el sentido de
formar parte de
él.
2.
Que tenga
amigos y
relaciones
sociales
significativas
como iguales, o
sienta que
participa en la
vida social,
contribuyendo de
alguna manera.
3.
En fin,
que sea tratado
con igualdad,
cariño y respeto
como la persona
única que es.
Resumiendo, debe
ser incluida de
modo que sienta
bienestar
personal y
social. Es
evidente que la
inclusión sin
esos conceptos
no asegura la
inclusión
social. Si las
instituciones no
piensan y actúan
basadas en esos
conceptos, los
cambios
estructurales
para los
discapacitados
no tendrán
usuarios con
discapacidad.
¿Cuál es su
opinión en
cuanto a la
inclusión en las
escuelas de
evangelización
espíritas?
Uno de los
grandes desafíos
de las
instituciones
espíritas
actualmente, es
saber lidiar con
el niño que
presente alguna
discapacidad. En
su poca
preparación, el
centro espírita
puede
desencadenar más
problemas aun, y
hasta agravar
los ya
existentes,
reforzando en
ese niño el
autoconcepto
negativo, la
desmotivación,
el desinterés y
otros mecanismos
de defensa, como
la indisciplina,
la rebeldía o
agresividad, que
utiliza para
justificar su
incompetencia
ante el
aprendizaje,
creyéndose
incapaz de
internalizar
nuevos
conocimientos.
Pienso que es
necesaria la
construcción de
un Proyecto
Pedagógico
adaptado a las
nuevas
condiciones, y
también
identificar e
intervenir junto
a las
dificultades que
esos alumnos
incluidos poseen
o tienden a
poseer en esa
nueva
perspectiva de
enseñanza.
¿Qué
consecuencias
vislumbra para
el proceso de
evangelización
infantil y
juvenil que
nacen de la
carencia de una
visión inclusiva
en esa actividad
en el movimiento
espírita actual?
Enfrentamos un
paradigma
cultural que
viene de los
conceptos
eugenistas, en
el que lo que es
diferente o
deficiente debe
ser “excluido”.
Asistimos en el
transcurrir de
los últimos años
a los intentos
firmes de
liberar el
aborto, la
eutanasia, y es
claro, también
minar los
intentos de
inclusión. Bajo
ese prisma es
necesario crear
procesos de
enseñanza en
donde la visión
de inclusión sea
incrementada, o
tendremos
espíritas de
élite y
amoldados a
formas arcaicas
del
conocimiento.
Entiendo que la
propia palabra
“Evangelizar” es
propagar “la
buena nueva” y
por lo tanto lo
vamos a hacer
profundizando en
una visión de
inclusión, en el
gran amor de
Jesús por todos,
sin distinción
de sexo o de
deficiencias. Y
voy más allá, en
la
evangelización
juvenil que abre
precedentes para
el ESE o el
ESDE, se debe
incentivar a los
jóvenes a la
lectura de las
obras de J.
Herculano Pires,
Ernesto Bozzano,
Bezerra de
Menezes,
Adenauer de
Novaes, y tantos
otros que son
parte también de
la historia del
Espiritismo y
que abordan
temas
pertinentes
sobre diversos
tópicos, dentro
de ellos las
deficiencias. Y
dentro del ESDE
sería
imprescindible
también tener
ese incentivo.
La doctrina
espírita, tan
maravillosa que
es, abre
precedentes para
la crítica y la
autocrítica, y
para responder a
las dudas
inherentes a
esas críticas es
necesario
ampliar las
fuentes del
saber.
Si nosotros, que
predicamos la
caridad y
pretendemos la
comprensión del
ser, no abrimos
precedentes para
la inclusión
dentro de
nuestras
instituciones, y
por supuesto en
la
evangelización,
estaremos
cayendo en la
hipocresía de la
falsa moral y
creando seres
eugénicos.
¿Diría usted que
niños con algún
síndrome, como
el autista por
ejemplo, sufren
algún tipo de
obsesión?
Según Bezerra de
Menezes en la
obra Locura y
Obsesión,
psicografiada
por Divaldo
Franco, el
Autismo, así
como todos los
procesos de
limitaciones y
enfermedades
psíquicas o
mentales, es un
rescate para los
Espíritus que
sus
encarnaciones
pasadas tuvieron
“poder” de
influencia,
decisión,
liderazgo,
ideologías o
cosas así, y que
no utilizaron
aquel “don” en
un objetivo útil
al prójimo,
abusando de su
influencia y
muchas veces
aprovechándose
de todo lo que
podían en
beneficio
propio. El
psicólogo
espírita
Adenauer de
Novais en la
obra
“Reencarnación:
proceso
educativo” nos
dice: “Hay niños
que rechazan tan
fuertemente la
reencarnación
actual, a los
miembros de su
familia, al
ambiente al que
retornaron, que
se alejan de la
realidad.
Experimentan un
rechazo muy
grande a la
actual
reencarnación.
El espíritu
prefiere
permanecer
vinculado al
pasado, a algo
distante y
remoto que, de
alguna manera,
le da
satisfacción.
Esos casos
pueden llevar al
autismo. (…)”.
En resumen más
allá de la
auto-obsesión,
esos “niños que
presentan
síndromes”
también atraen
enemigos del
pasado que los
obsesan.
Le agradecemos
su disposición a
concedernos esta
entrevista y le
pedimos sus
consideraciones
finales.
Yo soy el que
agradezco, y me
gustaría
aprovechar y
enfatizar que la
“inclusión” no
se restringe
solo a los
portadores de
deficiencias,
sino que también
involucra a las
diversidades
étnicas, la
opción sexual y
a las
diferencias
sociales o
religiosas.
Debemos recordar
que, según
aprendemos en el
Espiritismo, el
cuerpo no es más
que una carcasa
para que el
Espíritu pueda
habitar y
evolucionar.
Bajo esa óptica
somos todos
Espíritus... Por
lo tanto, ¡somos
todos HERMANOS!
Debo también
recordar que los
Centros
Espíritas ayudan
y orientan en
las cuestiones
espirituales, y
aunque el
asistente/evangelizado
necesita
cuidados médicos
o hacer uso de
remedios, no
podemos ni
debemos
interferir.
Nuestro
tratamiento se
basa en la
fluidoterapia y
en la
orientación,
pero no
descartamos el
auxilio carnal
de los médicos.
Para finalizar
cito la frase de
Kardec en “La
Genesis” (pág.
31): “en la
reencarnación
desaparecen los
prejuicios de
las razas y de
castas, pues el
mismo Espíritu
puede volver a
nacer rico o
pobre,
capitalista o
proletario, jefe
o subordinado,
libre o esclavo,
hombre o mujer.
Si, por ello, la
reencarnación
basa en una ley
de la Naturaleza
el principio de
la fraternidad
universal,
también basa en
la misma ley el
de la igualdad
de los derechos
sociales y, por
consiguiente, el
de la libertad”.
Muchas gracias.
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