O Consolador
Revista Semanal de Divulgação Espírita 

 


BIOGRAFIAS


Edgar Cayce
1877 - 1945
Nació en 1877 en una granja de Kentucky, en una familia americana con antepasados franceses, proba-blemente hugonotes; es decir, calvinistas que huyeron de Francia por persecución religiosa. La vida de sus antecesores había girado alrededor de las tareas del campo, pero su padre se destacó como juez de paz y deseó que su hijo pudiera estudiar y capacitarse para un oficio o profesión que lo alejara de esa ocupación tradicional.
 
Pero Edgar no demostró aplicación para el estudio y su vocación lo inclinó a ser pastor eclesiástico.
 
Estudió la Biblia profundamente y enseñó el catecismo; actividades que quedaron reflejadas en sus escritos posteriores, donde abundan las citas bíblicas.
 
Tuvo una niñez normal, pero sus padres comenzaron a notar que durante el sueño tenía reacciones extraordinarias, pues obtenía conocimientos en forma subconsciente y en ese estado impartía órdenes sensatas y efectivas, sobre todo diagnosticando males y aconsejando remedios.
 
En 1900 trabajaba como representante de una papelería y estaba a cargo de una cartera de seguros, cuando repentinamente quedó afónico y los especialistas no lograron mejorarlo. En aquella época, la hipnosis estaba en boga y acudió a ella. Curiosamente,  bajo  hipnosis  su  afección  desaparecía,  pero la recuperaba cuando salía del estado alterado de conciencia. Su amigo Layne le sugirió que utilizara la técnica para conocer la causa del mal; él mismo actuó como hipnotizador y le preguntó qué le sucedía a su cuerpo. Con voz fuerte, Edgar describió los pormenores del desequilibrio y señaló los medios para su recuperación. Layne siguió sus instrucciones y cuando Cayce volvió en sí, la afonía había desaparecido. Repitió estas experiencias con otras personas y obtuvo similares resultados exitosos.
 
El amigo le propuso abrir un consultorio de “lecturas físicas”, pero Cayce temía las consecuencias de ese ejercicio “médico” sin autorización oficial; aunque finalmente aceptó, influido por la insistencia de su familia y de muchos enfermos. Más tarde, pudo constatar que en cuanto suspendía esa actividad reaparecía la afonía.
 
Al principio, su trabajo no era remunerado, pero luego, su absoluta dedicación y su necesidad de ganarse la vida, lo obligó a cobrar por las consultas y los tratamientos.
 
Layne se hizo un experto en el arte de guiar las consultas y obtuvo resultados sorprendentes. Cayce caía en trance hipnótico e inmediatamente comenzaba a “leer psíquicamente” el estado físico de personas presentes y ausentes. Con el tiempo, a su amigo se le prohibió oficialmente el ejercicio de esas prácticas; el médico Kerchum ocupó su lugar como colaborador del vidente, y juntos alcanzaron una reputación extraordinaria; por lo que en 1910 comenzó a trabajar como curandero profesional, reconocido con el título de “diagnosticador videncial”.
 
Contrariamente a lo que algunos creyeron, Cayce aseguró que nunca actuó por impulso de espíritus que lo ayudaran, pues con lo único que contaba era con una inteligencia y unos poderes paranormales superiores, recabados a lo largo de miles de años, en varias vidas pasadas. Por lo tanto no era un médium en el estricto sentido de la palabra. Tenía dos personalidades claras: la suya propia y la que se expresaba durante su sueño hipnótico. Durante la primera era un hombre simple, ignorante y que practicaba lo contrario de lo que aconsejaba mientras dormía. De allí que no se pudiera ayudar a sí mismo y tuvo una vida   llena   de   inconvenientes.  Si   intentaba  hacer  su  propia “lectura física”, le acometían fuertes dolores de cabeza, se quedaba afónico, o tenía severos trastornos gástricos.
 
Las lecturas físicas consistían en ver, bajo los efectos de la hipnosis, el cuerpo humano en su interior, observar los órganos alterados y conocer las medidas curativas apropiadas. El guía de la lectura debía comenzar justo cuando Cayce cerraba los ojos, interrogándolo y sugestionándolo; pues si no lo hacía correctamente, el psíquico caía en un sueño profundo, a veces catatónico, que podía durar días. Así mismo, finalizada la lectura, era imprescindible una acertada actuación del guía para recuperarlo a su condición normal.
 
Con su capacidad psíquica podía observar cada célula, cada órgano, cada glándula, cada vaso sanguíneo, cada nervio o cada hueso; y decía que cada célula tenía conciencia propia y podía transmitirle un mensaje a su propio inconsciente. Sus lecturas estaban orientadas a dar remedios, más que a especificar las causas de las enfermedades. Daba explicaciones para la correcta aplicación de los medicamentos, con los detalles necesarios para que los efectos fuesen los más acertados. Sus técnicas terapéuticas eran similares a las practicadas en la medicina antigua, en cuanto a medicamentos, ejercicios, masajes, cromoterapia, gemoterapia y musicoterapia; y su objetivo era reconducir las malas vibraciones o defectos generadores de enfermedades, hacia el plano correcto o natural en que debían estar.
 
Su lenguaje era críptico. Se expresaba en dialecto americano sureño, muy original en su construcción y diferente del idioma inglés. En estado hipnótico era mucho más confuso y prácticamente tenía que ser traducido. De acuerdo a sus propias revelaciones, el origen de sus conocimientos se remontaba al antiguo Egipto donde alrededor del año 10.500 A.C. estuvo reencarnado como sacerdote, y en efecto, su lenguaje tenía ciertas estructuras gramaticales de la lengua que se hablaba en aquella época en el Cáucaso y el Irán. Por otra parte, en estado hipnótico era capaz de hablar en varias lenguas romances y antiguas.
 
Cayce afirmaba que todos sus conocimientos los extraía de los archivos akáshicos o Libros de la Vida (akasha), mencionados en el Apocalipsis. Explicaba sus facultades como producto de:
* La observación del aura de las personas en la que podía leer cualquier estado o característica individual.
* El desarrollo de la intuición a través de la numerología, pues cada individuo vibra con determinado número.
* La astrología en la que introdujo las reencarnaciones y las estancias planetarias de cada individuo, en búsqueda de su evolución espiritual.
* La interpretación de los sueños por medio de los símbolos generales e individuales, como experiencias naturales, expresión del subconsciente, reflejo de las actividades del alma e instrumento para el conocimiento de sí mismo.
   * La concepción holística cuerpo-mente-espíritu, responsable de la salud de cada célula y del organismo total.
* La enfermedad como producto de las transgresiones de las Leyes Cósmicas y Universales, de la violación de la fuerza de la creación y la vida.
* La curación psi a través de las manos, la voz y la mirada.
*Remedios medicinales simples, muchos en desuso y sustentados en múltiples métodos, que lograran cuatro conceptos básicos:
    • La alimentación correcta que respetara las necesidades corporales.

    • La completa asimilación de los alimentos, el agua y el oxígeno.

    • La eliminación de las toxinas

    • El aumento de la circulación sanguínea y linfática.

No estaba en contra de la ingestión de estimulantes como el café, el alcohol o el tabaco, siempre que se eliminasen totalmente del organismo, gracias a los hábitos adecuados que el individuo debía observar.
 
La clave de su teoría residía en el proceso de la eliminación de las impurezas a las que se somete constantemente el cuerpo, tanto por fuera como por dentro. Sin olvidar, según él, la causa más importante: “el espíritu es el constructor”, pues de él depende que el cuerpo y sus principales funciones, es decir, la asimilación, la circulación y la eliminación, sean correctas.
 
En 1911, Cayce se refirió por primera vez a la reencarnación. En principio, su descubrimiento del concepto palingenésico en una de sus descripciones inconscientes, chocó gravemente con sus ideas religiosas ortodoxas basadas en la Biblia, y se negó a admitirla porque la consideraba ajena al cristianismo. Llegó a pensar que un espíritu maligno lo había inducido a cometer sacrilegio, pero más tarde, se tranquilizó al leer algunos pasajes bíblicos que podrían interpretarse como alusiones a la reencarnación.
 
Desde entonces comenzó a dar “lecturas espirituales”. Sus lecturas psíquicas o espirituales consistían en obtener las características individuales por medio de la observación de las vibraciones, para luego suministrar consejos con la finalidad de rectificar las tendencias perjudiciales. De ellas surgió una doctrina basada en la reencarnación, el karma, las relaciones espirituales manifestadas en la pareja, la familia, los hijos, el sexo, el libre albedrío, las profecías y el futuro.
 
A partir de 1924, después de muchos fracasos económicos, se dedicó exclusivamente a su labor de sanador, aunque Cayce siempre rechazó esa designación. Con ayuda financiera de amigos construyó su propio hospital y la Universidad Atlantic en el Estado de Virginia, destinada al estudio de la parapsicología y el ocultismo, reconocida oficialmente por las autoridades del Condado. Sobrevino la crisis económica de 1929, la Institución debió cerrar sus puertas, Cayce perdió su casa y fue necesario vender el edificio  del  hospital. Después de varios procesos fue arrestado en Nueva York, con el cargo de ejercicio ilegal de la medicina y práctica de la adivinación.
 
Tras su liberación, su vida continuó con innumerables inconvenientes. Era incapaz de negarse a contestar las miles de peticiones de lecturas físicas y espirituales, lo que le generaba una gran ansiedad. Frecuentemente decía, que oía voces que le advertían que su salud y su vida corrían gran peligro, pero no atinaba a poner los correctivos. Cayó enfermo del corazón y falleció el 3 de enero de 1945.
 
En 1931 fue creada una fundación sin fines de lucro, conocida como Asociación de Amigos de Edgar Cayce o ARE (Association for Research and Enlightenment), como resultado de la difusión de los consejos que Cayce había dado durante varios años. Tenía como objetivo la investigación científica y espiritual de las 14.246 lecturas elaboradas por el psíquico, de su correspondencia y de los informes con relación a sus facultades; archivadas en la actualidad, y a la disposición de quienes deseen consultarlas.

 


 
 

     
     

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