Las implicaciones de la espiritualidad en la salud
vienen siendo, científicamente, evaluadas y documentadas
en centenares de artículos académicos, demostrando su
relación con varios aspectos de las saludes física y
mental, probablemente positivos y posiblemente causales.
A rigor, asociaciones entre la espiritualidad (religiosidad)
y actividad inmunológica, salud mental, neoplasias,
enfermedades cardiovasculares y mortalidad, además de
aspectos de intervención con uso de plegaria
intercesoria, han sido consubstanciadas en los ambientes
hospitalares.
Hay creciente acúmulo de evidencias sobre la relación
entre espiritualidad (religiosidad) y salud física.
Pero, por esas evidencias aún no ser adecuadamente
robustas, este sólo se constituye en prometedor campo de
investigación. Es, a buen seguro, un campo de
investigación con enorme potencial. Hasta porque,
investigaciones sistemáticas demuestran que enfermos
espiritualizados lidian mejor con los estrés de la vida,
se recuperan más rápidamente de depresión y presentan
menos ansiedad que aquellos que lidian con emociones
negativas, no creyentes y materialistas.
Se identifica, en esta modalidad de asistencia, que hay
un concepto de salud como algo, fruto del equilibrio
entre el hombre y el mundo, entre lo imanente y el
transcendente, que se aproxima al que se denomina
holismo y visión sistémica de la vida. La prensa ha
informado que médicos e instituciones hospitalarias del
mundo contemporáneo ya incluyen en sus rutinas, de
manera sistemática y definitiva, la práctica de
estimular a los pacientes en cuanto a
fortalecer la esperanza, el
optimismo, el buen humor y la espiritualidad (religiosidad),
como recursos imprescindibles en el combate a las
enfermedades. Esos procedimientos funcionan como
medicamentos para el alma, obviamente, con repercusiones
benéficas para el cuerpo físico. Eso ha sido observado,
sobre todo, en centros de tratamiento de enfermedades
graves, como cáncer y patologías que exigen del enfermo
una fuerza sobre-humana.
La terapia de la esperanza
– Actualmente, muchos médicos perciben que los enfermos,
apoyados en algún tipo de fe y que mantienen la
esperanza en la recuperación de hecho, presentan mejores
pronósticos. Esa práctica aparece asociada a la
reducción de la ansiedad, de la depresión y a la
disminución del dolor, entre otras repercusiones. Está
probado que el mantenimiento de un estado de espíritu
más seguro y esperanzado desencadena, en el organismo,
una capilaridad de reacciones que sólo traen el bien.
Investigadores de la Universidad de Alabama, en los
Estados Unidos, han aplicado un tratamiento nominado
como terapia "de la esperanza". El proceso consiste en
ayudar a los pacientes a construir y a mantener la
esperanza delante de la enfermedad, conforme la máxima
de que es preciso dar fuerza al espíritu para que el
cuerpo se recupere. El Instituto Nacional del Cáncer,
americano, creó una especie de guía para orientar a
médicos, enfermeros y psicólogos sobre cómo usar la
espiritualidad (religiosidad) del paciente en beneficio
propio. Su aplicación se extiende, también, a pacientes
psicóticos, adultos y niños; portadores de deficiencias
otras, así como suicidas y drogadictos (persona viciadas
com las drogas).
En la medida en que el paciente hace una introspección
para potenciar la fe, se posibilita el reconocimiento de
su identidad y la reconstrucción de su autoestima, que
lo lleva a recuperar la esperanza y la confianza en sus
propios recursos adaptativos. Se construye, así, una
intervención que enfatiza la importancia de la
elaboración de un nuevo proyecto de vida para sí mismo.
Los estímulos de la espiritualidad (religiosidad) curan
al paciente al imponer orden sobre la experiencia
caótica que en él se desarrolló.
El Espiritismo explica que es a través de un proceso de
desarrollo personal que el enfermo gana fuerzas para
neutralizar la enfermedad. El Espiritismo busca
persuadir al enfermo a reorientar su comportamiento
mental por la fe inteligente, razonada, sugiriendo una
ética de caridad, de la cual debe resultar un modo
particular de motivación para una vida engrandecida y de
solaparse a los llamamientos del mundo físico.
La importancia de la plegaria en los hospitales
– La espiritualidad (religiosidad) en consonancia con la
salud son metas a ser conquistadas por aquellos que
desean, realmente, autovencerse.
La enfermedad permanece como entidad de impacto amplio
sobre aspectos de abordaje, desde la fisiopatologia
básica, hasta su compleja relación social, psíquica y
económica. Es fundamental reconocer que esos diversos
aspectos están correlacionados en múltiple interacción.
En la medida en que los estudios, en el área de la
espiritualidad y de la salud, se intensifican, una vez
observados los benéficos resultados en el
restablecimiento de la energía de los pacientes
debilitados, comenzarán a surgir las primeras tesis (aunque
heterodoxas), para perfeccionar conclusiones y obtener
resultados más sólidos sobre el tema.
Independientemente de los agentes causantes de la
enfermedad, la estimulación de los valores espirituales
se coloca en una posición bastante conveniente: no sólo
demuestra dividir responsabilidades con la medicina
moderna, sino señaliza intervenir donde esta se revela
impotente. En ese sentido, reflexionemos sobre la
importância del estímulo de la oración en los
hospitales.
La oración es una práctica milenaria de diversas y
distinguidas religiones, tradicionalmente asociada al
bienestar, promoción de salud, introspección y
espiritualidad. A propósito, por la religiosidad, se
practica mejor el ejercicio de la plegaria. Es obvio que
"la espiritualidad no viene a suplantar la medicina y
los médicos; viene a probar simplemente que hay cosas
que ellos no saben y los invita para estudiarlas; que la
naturaleza tiene recursos que ellos ignoran; que el
elemento espiritual que ellos desconocen, no es una
quimera, y que, cuando lo tengan en cuenta, abrirán
nuevos horizontes a la ciencia y tendrán más éxitos que
el de ahora”.1
La mente como fuente de energía
– La plegaria actúa sobre los individuos, influenciando
el sistema imunológico, según un estudio pionero
realizado el año de 1988, en el Hospital General de San
Francisco, en California. En ese hospital "fue posible
comprobar que los pacientes que recibieron plegarias
presetaron significativas mejoras, necesitando inclusive
de más pequeña cantidad de medicamentos".(2)
Para nosotros, espíritas, ella se reviste de
características especiales, pues "al corriente de la
medicação ordinaria, elaborada por la Ciencia, el
magnetismo nos da a conocer el poder de la acción
fluídica y el Espiritismo nos revela otra fuerza
poderosa en la mediumnidad curadora y la influencia de
la plegaria".(3) Allan Kardec, al emitir sus
comentarios en la Pregunta 662, en El Libro de los
Espíritus, afirma que "el pensamiento y la voluntad
representan en nosotros un poder de acción que alcanza
mucho más allá de los límites de nuestra esfera
corporal".(4) A rigor "la electricidad es
energía dinámica; el magnetismo es energía estática; el
pensamiento es fuerza eletromagnética".(5)
Pero una cosa es clara, la plegaria no puede cambiar la
naturaleza de las pruebas por las cuales el hombre tiene
que pasar, o, incluso, desviarle su curso, y esto,
porque ellas están en las manos de Dios. Hay pruebas que
el Hombre debe soportar hasta el fin de sus días, pero
Dios tiene siempre en cuenta la resignación. Aunque las
plegarias que hacemos no irán a desviarnos de nuestros
problemas y desilusiones, ellas son un bálsamo
reconfortante para nuestra alma enfermiza, pues nos hace
penetrar en estados de suave sosiego y gozos que
solamente aquel que ora es capaz de descifrar. Tiene,
así, la plegaria, el inefable don de darnos fuerzas para
soportar luchas y problemas, internos y externos, de
colocarnos en posición de vencer obstáculos que, antes,
parecían instransponibles.
El pensamiento es una dínamo conductor de la vida física
para la vida espiritual, que nos permite establecer un
relacionamiento positivo con los espíritus que
participan de las actividades curadoras. Al tiempo que
nos permite todo eso, él también podrá conectarnos a
espíritus cuya presencia será perjudicial al acto de
curar. Toda moneda tiene dos lados y las leyes de la
naturaleza son caminhos de mano doble. La mente es
fuente de energía curativa o de energía destructora.
Referências bibliográficas:
(1)
KARDEC, Allan. Revista Espírita, novembro de 1866.
(2)
Fonte disponível no site<>acesso em 18/09/08.
(3)
KARDEC, Allan. O Evangelho segundo o Espiritismo,
Rio de Janeiro: Ed FEB, 2004, Cap28, item77.
(4)
KARDEC, Allan. O Livro dos Espíritos, Rio de
Janeiro: Ed FEB, 2000, questão 662.
(5)
XAVIER, Francisco Cândido. Pensamento e Vida, 9ª
ed. Rio de Janeiro: FEB, 1991. P.16.
Traducción:
Isabel Porras - isabelporras1@gmail.com