Prosiguiendo, enumero, outra informaciones existentes en
la literatura espírita sobre esferas espirituales:
1. Yvonne do Amaral Pereira
“Penetrando lo invisible”, 9ª Ed., 1994, FEB, RJ/RJ
- cap. 1, p. 9, 16, 30: La autora inicia recordando la
cuestión nº 36 de “El Libro de los Espíritus”, en la
cual los Espíritus esclarecidos declaran no tener el
vacío en el Espacio universal. En “moradas fluídicas”
se ostentan las pompas de las fiestas espirituales. Los
Espíritus puros, deslumbrantes de luz, se agrupan en
familias (...) Los Espíritus de los muertos gravitam
fatalmente y automáticamente para la esfera
espiritual que les conviene, por virtud de la ley de
afinidades. (...) La vida de Más Allá de la Tumba es
intensísima; Espíritus sabios habitan regiones en el
Espacio (esferas) interdichas la entidades inferiores;
en las regiones inferiores: miseria y degradación,
y se localizan, a veces, en los propios perímetros
terrenos, como en sus regiones atmosféricas.
2. Manoel Philomeno de Miranda
“En las fronteras de la locura”, Manoel P. Miranda/D.
Franco, 9ª Ed. 1982, LEAL, Salvador/BA
- cap. 1, p. 19: describe la psicosfera pestilenta en el
Carnaval, en Rio de Janeiro... Mentes de encarnados y
desencarnados en simbiosis psíquica, en un espectáculo
pandemónico produjeron psicosfera pestilenta, en la cual
se nutrían bactérias psíquicas y
formas-pensamiento.
- cap. 19, p. 135 a 137: Luego después que yo había
vuelto a la vida espiritual, percibí tener, en torno a
la Tierra, rangos vibratorios concéntricos, que la
envolvían, desde las más condensadas, próximas del área
física, hasta las más sutiles, distanciadas del
movimiento humano en la Superficie. (...). Eran y son
vitalizadas por las sucesivas ondas mentales de los
habitantes del planeta. (...). Constituyen regiones
densamente pobladas, las de condensaciones más fuertes,
donde son fáciles de encontrar los Núcleos de dolor y
aflicciones más primitivas, en que los invigilantes e
irresponsables se demoran. (...). De esas multitudes que
vagueaban, desenfreadas y en demorado aturdimento,
constituyendo centenares de millones de seres en
tráfico, viviendo el estado de erraticidad inferior, son
arrebatados para lugares yermos, cavernas y pántanos del
planeta. (...)La vida mental, en esas esferas de
intranquilidad y en sus colonias de terror,
locura
imprevisible. (...) El denso y ancho rango de
vibraciones más fuertes sobre la ciudad, en un
espesor de algunos kilómetros por encima de la
superfície... (subrayé)
3. Cairbar Schutel
“La vida en el otro mundo”, 1ª Ed., 1932, Ediciones
Espíritas D’O Clarim”, E. de S. Paulo – Mattão (sic)
- cap. “Planos del mundo espiritual”, a las p. 112 a
114: En el Otro Mundo (sic), como en este, existen
planos de existencia, son mundos superpuestos,
unos arriba de otros constituyendo una especie de
escalera de perfección. Probablemente esos planos es que
fueron simbolizados, en la visión de Jacob, por una
escalera con innumerables escalones que, apoyada en la
tierra (sic), llegaba al cielo (sic). (...). Los
antiguos tenían nociones de estos principios y creían en
la existencia de muchos cielos superpuestos,
formando esferas concéntricas y teniendo la
tierra por dentro. La opinión común es que había
siete cielos, siendo el último el de la felicidade
suprema.
(Mantuve la caligrafia de la obra. Subrayé)
4. Francisco Valdomiro Lorenz
“La Voz del Antiguo Egipto”, 4ª Ed., 1980, FEB, RJ/RJ
- cap. III, p. 111-112: (...) El faraón tuvo que pasar
la vida después de la muerte por largo tiempo en la
esfera astral próxima a la Superficie terrestre,
sufriendo remordimientos y purificándose por medio del
arrepentimiento y entregándose a actividades altruistas
de servicio, dirigido por los sabios Guías de la
humanidad. (...) Otro espíritu fue elevandose a
regiones cada vez más altas. (...) Hay aún
referencias sobre la tercera esfera.
La obra cita a existencia de esferas astrales,
desde regiones infernales, hasta esferas de luz y
felicidad; hay regiones cada vez más altas... las “tercera”
y “cuarta” esferas son alcanzables por méritos en
el bien.
5. Claudinei
“El prisma de las mil caras”, Autor espiritual
Claudinei, psicografia de E. Kühl, 3ª Ed., 2002, Edit.
Fonte Viva, BH/MG
- cap. “Siembra de los Espíritus”, p. 198 a 203: Con
descripción más detallada del mundo espiritual, del cual
la Tierra es su contraparte material, donde los
espíritus transitan en espacios correspondientes a su
evolución; tales espacios, que sólo para efecto de
comprensión podrían ser comparados a las capas
atmosféricas terrestres, forman hipotéticos “escalones
espirituales”, pudiéndose imaginar, aún
hipotéticamente, que son en número de siete esos
“escalones”, cada uno obediente al concepto de
adelantamiento espiritual.
En esos escalones no transitan sólo espíritus
desencarnados: también los encarnados circulan por ellos,
aunque en ellos no tardándose, sea por los
desdoblamientos del sueño, o por condiciones mediúmnicas;
de uno para otro “escalón” sólo por merecimiento
asciende el espíritu; ya los espíritus más evolucionados
pueden, a cualquier instante, por voluntad propia,
visitar planos inferiores.
Las descripciones a continuación constituyen mera
proyección de hasta donde el espíritu humano consigue
alzar; naturalmente, además del perfeccionamiento máximo
humano, nuevos “escalones” le serán antepuestos, rumbo
al infinito, jamás alcanzable, aunque allá está a
“Perfecciones de las Perfecciónes” — ¡DIOS!
1° escalón:
“Hábitat” compulsório de espíritus no evolucionados.
Aunque en el plano espiritual, se localiza por
interpenetracción en regiones terrenas, ya que sus
habitantes no detentan la mínima condición de
desconectarse de los fluidos pesados que generan y de
los cuales se alimentan. Allí está la escoria de la
humanidad, único lugar posibles de presentarles
condiciones de notar sus defectos, por el remordimiento,
que derivan de sus sufrimientos, de los cuales son los
propios causantes. La vida allí es bastante desagradable:
“hay llanto y crugir de dientes”, en el decir de Jesús.
Todos los pensamientos, por regla bestiales, toman
forma, en esa área, la cual se sitúa en grutas y
pántanos, además de probablemente, en el interior de la
superficie terrestre. Esa última localización,
supuestamente habrá dado origen a la concepción del
“fuego del infierno” — jamás extinguibles — hasta
porque, es donde está el núcleo ardiente del planeta
Tierra. En algún punto de esos infelices parages se
sitúan los espíritus de los suicidas, lugar tan triste,
que ni el propio Sol lo alcanza.
Pero también, allí comparece la Bondad del Padre, no
desamparando a ninguno de sus hijos. Mensajeros de la
Caridad, en abnegada postura, continuamente van hasta
las antros, cavernas y valles profundos (abismos),
llevando la Esperanza y el mensaje cristiano a los que
allí yacen. Cuando la bendita luz del arrependimento
sincero surge en el alma de tales réprobos, representa
la boya para el náufrago exhausto: son atendidos por
aquellos Espíritus bondadosos, iniciando la larga
caminada que los conducirá al Bien.
2°
escalón: también y aún, está al nivel de la
tierra física. Es el lugar de los Espíritus apegados a
los bienes terrenos y prendidos a deseos inferiores.
Tales Espíritus se realizan obsesando a encarnados con
ellos sintonizados en los mismos objetivos y también
manteniendo íntima conexión con médiums interesados. Hay
mucho sufrimiento en esa región, traducido por
necesidades en el satisfechos, generando angustias y
frustraciones. No es raro, legiones de Espíritus
endurecidos y dictadores esclavicen a los más débiles,
paradójicamente, a través de sus propias flaquezas. Es
allí que ocurren las llamadas pesadillas de encarnados,
cuyos Espíritus allá comparecen, por sintonía, tan
inmediatamente se desconectan del cuerpo físico, por el
sueño. Naturalmente, en el proseguimiento de ese vivir,
en que el dolor siempre los acompaña, los integrantes de
esa área irán a concienciar de que tal vida sólo aumenta
sus ya no pocos problemas. Entonces, desearán otra
condición, momento en que la centella divina que les
habita el alma los inducirá al remordimiento, que
constituirá una plegaria ardiente, jamás desatendida por
Dios.
3° escalón:
Es verdaderamente donde comienza la región espiritual.
En esa capa los espíritus dividen sus intereses, ahora
para cosas materiales, ahora para objetivos más
elevados, morales. Es ese el “escalón” del despertar
para la Verdad.
4º escalón:
En él, se sitúa la colonia “Siembra de los Espíritus”1.
Aquí las cosas del espíritu hablan más alto y sus
habitantes tienen la condición de tomar, tal vez, de más
importante sus decisiones: al frente, la evolución, el
progreso espiritual; a la retaguardia, los llamamientos
del mundo.
5º escalón:
Decididos por su evolución espiritual, los habitantes de
esos iluminados espacios se complacen en el auxilio al
prójimo. Las tareas amorosas que emprenden, les
proporcionan maravillosos conocimientos, primero de la
Sabiduría Divina y después sobre el alma humana.
Teniendo conciencia plena de sus débitos pasados, se
esfuerzan en quitarlos, buscando reencarnaciones que los
posibiliten ascender a las regiones superiores, donde
puedan mejor ejercer la fraternidad.
6º y 7º escalones:
Lugares donde el Amor, la luz y la paz preponderan.
Teniendo el planeta Tierra como una de sus destinos, el
agotamiento de deudas, a través de pruebas y expiaciones,
tal vez sea lícito suponer, con el mayor respeto, que
incluso los habitantes de esos parages aún presenten
vestigios deudores ante la Justicia Divina. No obstante,
por merecimento, en ellos frecuentan estádios de
enseñanzas elevadísimas (siéndonos permitido sólo
suponer, aún una vez), suministradas por entidades con
elevación superior a la terrena.
Así, en ese nivel, están los Espíritus que, por los
esfuerzos, actitudes y trabajos ejecutados, en el Plano
de Dios — la Caridad —, obtienen en él opción de
permanencia hasta vuelos más altos de la evolución: muy
probablemente, en breve tiempo obtendrán méritos para
habitar en mundos regeneradores.
Por norma, el desprendimento es la tónica de esos
parages casi celestiales, pues sus habitantes, de
tiempos en tiempos allí, se desvisten de su luminosidad
espiritual y descienden a los planos inferiores de la
existencia humana para, por misión, alcanzar para el
aprisco las almas desgarradas, conforme la inolvidable
parábola del buen Pastor — el Maestro Jesus.
*
Aun sobre los “escalones espirituales”, el autor
espiritual añadió otros detalles, de entre los cuales
destaco apenas algunos:
- los escalones de la evolución no tienen fronteras
rígidas, separando unos de los otros: interpenetrándose.
Eso es porque, en la Naturaleza, todo ocurre de forma
ordenada, secuencial, dinámica...
- cada plano se muestra, al habitante, según la luz que
el mismo pueda proyectar;
- por eso, no podría aún un espíritu de una región
inferior transitar por otra superior, porque no tendría
condiciones individuales de iluminar su camino e
identificar a los espíritus, objetos, lugares — etc., de
ese plano;
- los Espíritus de los planos inferiores, que por algún
tiempo quedan en la Siembra de los Espíritus”, son
tutelados por almas caritativas que los acogen y los
acompañan, en todos sus desplazamientos. Normalmente, su
demora es poca y tiene destino específico: concatenación
de la próxima reencarnación;
- (...) La Siembra de los Espíritus”, así como las demás
ciudades espirituales similares poseen, en sus
respectivos Departamentos de Reencarnación, filiales del
“archivo universal”, con posibilidades bien superiores a
la “computación en red” terrena. En esos registros
filiales exigen adelantado grado evolutivo por parte de
sus maniobradores, he ahí que por allí desfilan
compungentes dramas personales, familiares e incluso de
colectividades.
6. Apóstol Pablo
I Coríntios – 12-2
- “Un hombre, en comunión con el cristo, fue
arrebatado...En el cuerpo, y fuera de el...Al
tercer cielo...”
Conclusión
En la literatura espírita hay más obras tratando de la
Psicosfera Terrestre. Com tudo, juzgo que los registros
que fueron expuestos ya ofrecen subsídio suficiente para
que los lectores retiren suas proprias conclusiones.
Traducción:
Isabel Porras - isabelporras1@gmail.com