Especial
por José Passini

Año 11 – Nº 534 – 17 de Setiembre de 2017

Consideraciones sobre mediumnidad

La mediumnidad es conocida y registrada desde tiempos remotísimos. La conocieron hindús, egípcios, griegos y hebreos. Los registros más accesibles los encontramos en el Judaísmo, en el así llamado profetismo. Todos los reyes de Israel eran aconsejados por profetas, cuando ellos mismos no lo eran. Los profetas, además de anunciar, por siglos seguidos, la venida de Jesús, tuvieron presencia importante en las cortes de Israel, cuyos reyes recibían, a través de ellos, orientaciones y hasta severas amonestaciones del Mundo Espiritual. Los reyes, no era raro eran prepotentes, por no gustar de las advertencias recibidas, a veces ordenaban severos castigos a los profetas, conforme registra Pablo: “Fueron apedreados, serrados, tentados, muertos al filo de la espada; anduvieron vestidos de piel de ovejas y de cabras, desamparados, afligidos y maltratados. ” (Heb, 11: 37).

El Viejo Testamento registra incontables fenómenos mediúmnicos, como aquel ocurrido delante del rey Baltazar y de su corte reunida en el palacio: “... unos dedos de mano de hombre, y escribían, enfrente del candelabro, en la estucada de la pared del palacio real; y el rey veía la parte de la mano que estaba escribiendo. ” El mensaje era escrito en lengua desconocida de todos, inclusive de los magos y adivinos que el rey había mandado llamar. Es entonces llamado Daniel, que descifra el mensaje, anunciando con valor el fin del reinado de Baltazar, que muere en aquella misma noche. (Dan, cap. 5)

En el capítulo 3, del primer libro de Samuel, este, por su mediumnidad naciente, informa al sacerdote Eli que él había caído en desgracia delante de Dios por no educar convenientemente a sus hijos. En ese mismo libro, en el capítulo 28, hay el registro de la visita que el rey Saul hizo a la pitonisa de Endor, conforme un título dado por el traductor João Ferreira de Almeida. Hay traducciones más modernas en que la palabra pitonisa fue substituída por médium, sobresaliendo una que dice médium espírita (Whatchtower Bible and Tract Society of New York, inc., 1961). La impropriedad de la expresión es flagrante, pues si existen médiums desde todo y siempre, el Espiritismo sólo existe a partir de 1857, cuando Kardec acuñó los vocáblos Espiritismo, espiritista y espírita. Fue él quien tomó del latín la palabra médium, en su forma original, para designar al intermediario, al profeta, en lenguaje propio del Espiritismo. Por ahí se puede evaluar el grado de desconocimiento, o el deseo de confundir... En el citado pasaje, queda patentada la conversación del rey Saul con el espíritu Samuel, a través de aquella mujer. En esa oportunidad, el rey fue advertido que, si entraba en la batalla, moriría él y morirían sus hijos. Él, que era prepotente, como estaba buscando apoyo y no consejo, entró en lucha con los Filisteos y murió, juntamente con los hijos, como había sido previsto por el Espíritu que lo había advertido.  

Sin embargo, hay algunos apasionados, negadores por sistema, incapaces de razonar, que dicen haber sido el rey Saul engañado por el Demonio. Delante de eso sería de preguntarse qué demonio bueno sería ese que, dándole un buen consejo, intentó desviarlo de la muerte...

Hay, aún, los que invocan la prohibición de consultar a los muertos, contenida en el libro Deuteronómio, capítulo 18, a ella refiriéndose como ley de Dios. Como se sabe, las Leyes de Dios son las de los Diez Mandamientos. Esa prohibición forma parte de las normativas disciplinarias de Moisés, que pretendió, con esa medida, cohibir los abusos del intercambio mediúmnico – con lo que el Espiritismo concuerda plenamente – con la única diferencia de no prohibir, sino sólo desaconsejar, pues el Espiritismo no prohíbe nada... La mediumnidad, según se aprende en el Espiritismo, debe ser usada para fines nobles, de interés general, y no para conversaciones ligeras.

Se debe resaltar, sin embargo, que la propia prohibición de Moisés constituye prueba concluyente acerca de la existencia del fenómeno mediúmnico, pues nadie prohíbe lo que no existe. Las leyes son siempre hechas a posteriori, es decir, para reglamentar o prohibir una actividad ya existente. ¿Por qué no hay ley que prohíba a alguien volar sobre el patio de su vecino? Simplemente porque aún no se generalizó el uso de um aparato individual de vuelo. Pero, en el momento en que se hiciera común el uso de aparatos de vuelo que posibiliten el vuelo individual al hombre, habrá ciertamente leyes que irán a resguardar la privacidad de las personas, previendo castigo a aquellos que las transgredieran. La propia existencia de la ley constituirá prueba cabal de que, a partir de determinada época, el hombre comenzó a volar individualmente...

¿Quién puede negar la condición de médium a los profetas bíblicos? La palabra profeta, en su origen, ya indica la condición de medianero, de intermediario. La edición de la Bíblia Sagrada de la Editora de Américas (vol. 15), en su Introducción General de los Libros del Antiguo y Nuevo Testamentos, recibían las manifestaciones divinas eran conocidos por nebi-in (plural de nabi), que significa “aquel que habla en nombre de alguien”. Cuando los textos bíblicos comenzaron a ser traducidos en Griego, la palabra nabi fue traducida por el término prophetes. El término griego es formado por el prefijo pro, que significa en lugar de y phetes, que quiere decir locutor, luego aquel que habla en lugar de alguien, por alguien.

La Enciclopædía Britannica (edición original) dice que el origen de la palabra nabi es obscura, pero que sus derivaciones significan “intensa excitación”, reportándose a una palabra asíria que significa caer en trance.

Algunas enciclopédias, como la Britannica y la Americana muestran el verdadero significado de la palabra: La Britannica dice que profeta en Griego clásico quiere decir “aquel que, al hablar, no lo hace por sus pensamientos, sino por una revelación “de fuera”. Cita Platón: “No deben ser llamados profetas aquellos que simplemente interpretan oráculos, sino aquellos que hablan en trance.”

En el diccionario de Funk & Wagnalls, se lee: “en el contexto bíblico, profetizar es pronunciar verdades religiosas bajo inspiración divina, no necesariamente predecir acontecimientos futuros, sino amonestar, exhortar, confortar”. (apud “Las Marcas de Cristo”, de Hermínio Miranda). ¡Exactamente como entiende el Espiritismo: los profetas bíblicos eran médiums! Y existieron profetas mayores, que se notabilizaron, dejando sus nombres en la Historia, y otros de más pequeña expresión, que pasaron anónimos. Lo mismo ocurre en la actualidad con los médiums, sean ellos espíritas o no.

Es relevante que se diga que el Diccionario de la Bíblia, de John D. Davis, en su nota Espíritu Familiar dice: “Espíritu de una persona fallecida que los médiums invocaban para consultas, que parecen hablar desde la tierra, o encarnarse (sic) en el médium, hombre o mujer”.

En el Nuevo Testamento encontramos pruebas de que el profetismo tuvo su actividad estimulada. En el Cristianismo naciente, la presencia de la mediumnidad fue importante. Es digna de nota la naturalidad con que son relatados los fenómenos mediúmnicos en el Nuevo Testamento. El Apóstol Pablo, seguramente la mayor autoridad en asuntos mediúmnicos de su tiempo, escribió el primer libro de los médiums de que se tiene noticia, conforme apunta Hermínio Miranda. El Apóstolo revela profundo conocimiento del fenómeno en su Primera Carta a los Coríntios, en los capítulos 12 y 14. Pablo, no sólo reconoce el ejercicio mediúmnico como actividad útil, como recomienda su desarrollo, conforme se lee en el primer versículo del capítulo 14: “Seguíd la caridad, y procurad con celo los dones espirituales, pero principalmente el de profetizar. ”

En el capítulo 12, Pablo así se refiere a la mediumnidad: “Pero la manifestación del Espíritu es dada a cada uno, para lo que sea útil." Y pasa, a continuación, a enumerar los varios tipos de mediumnidad, que João Ferreira de Almeida, en su traducción de la Vulgata Latina para el Portugués, titula Acerca de la diversidad de los dones espirituales: “Porque aun por el Espíritu es dada la palabra de la sabiduría; y a otro, por el mismo Espíritu, la palabra de la ciencia.”

Pablo continúa enumerando los dones, hablando de la mediumnidad de cura, de efectos físicos, a que él llama operación de maravillas. (La Parapsicologia dice ectoplasmia). Llega a decir del don de discernir espíritus, que puede ser interpretado como la mediumnidad intuitiva que debe tener aquel que dirige una reunión mediúmnica, a fin de saber con que espíritu dialoga a través de un médium.

Se refiere también a la capacidad de hablar lenguas, mediumnidad que el Espiritismo cataloga como xenoglosia. Pero, con el bueno sentido que le conocemos, el Apóstol de los Gentiles advierte juiciosamente, en una demostración de que entendía la mediumnidad como práctica útil, constructiva, edificante: “Pero, si no hubiera interprete, esté callado en la iglesia, y hable consigo mismo y con Dios. ” (I Co, 14: 28)

Pablo entendía el ejercicio mediúmnico como actividad eminentemente práctica, no perdiéndose él en encantamientos místicos. Es dentro de esa perspectiva que él recomienda: “Y hablen dos o tres profetas, y los otros juzguen. ” (I Co, 14: 29) Ese pasaje está insertado en un tramo a que João Ferreira de Almeida, en su traducción, tituló: La necesidad de orden en el culto. Lo que demuestra tener también el traductor entendido que la práctica mediúmnica requiere control y evaluación.

Esa necesidad de análisis de las comunicaciones es enfatizada también por Juan (I Ju, 4: 1), cuando dice: “Amados, no creáis a todo el espíritu, pero probad si los espíritus son de Dios; porque ya muchos falsos profetas se han levantado en el mundo. ”

Esos dos pasajes, primero el de Pablo, recomendando sea hecho un juicio después de dos o tres comunicaciones y el de Juan, en el sentido de verificarse la índole del espíritu que se comunica, sirven de respuesta a los que dicen que es el Demonio que siempre se comunica. Ahora, si se comunicaran sólo espíritus volcados al mal, ni uno ni otro habría hecho recomendaciones en el sentido de ser hechas las verificaciones y evaluadas las comunicaciones. Habrían, simplemente, dicho que todas las comunicaciones deberían ser rechazadas por ser producidas por espíritus malignos, como quieren aquellos que, tercamente, niegan la mediumnidad.

Aunque existan aún aquellos que niegan la mediumnidad, los tiempos están cambiando. Tras el largo y benéfico testimonio de Francisco Cândido Xavier, muchos miles de personas consiguen ver la mediumnidad como actividad caritativa y respetable, viendo en él un profeta de los tiempos nuevos, un profeta cristiano, que se encuadró perfectamente en la recomendación contenida en el libro Didaquê, según registro en la nota “profeta” de la Enciclopædía Britannica: “Profeta para ser digno de acatamiento y respeto debe tener piedad indudablemente y conducta digna del Señor.”
 

Traducción:

Isabel Porras - isabelporras1@gmail.com

 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita