Ni sólo el dolor lleva alguien al Espiritismo
A un joven que ingresó hace poco tiempo en las lides
espíritas, Orson Peter Carrara preguntó: -¿Cómo usted se
aproximó del Espiritismo? El joven contestó: “Llegó un
momento en que no encontraba respuestas para las más
diversas cuestiones de la vida. La necesidad de entender
a mí mismo, así como todo aquello que nos cerca, me
llevó a buscar una doctrina con la cual me
identificase”.
El muchacho buscó entonces la casa espírita, le gustó de
todo lo que vio y, poco después, la institución ya
contaba con un nuevo trabajador.
El relato arriba hace parte de la entrevista que Felippe
Fiuza do Nascimento concedió a esta revista, la cual,
publicada en este número, constituye uno de los relieves
de la presente edición.
Conocemos varios casos parecidos y uno de ellos,
ocurrido en nuestra ciudad, nos ofreció dos importantes
lecciones.
Años atrás se realizó en las dependencias de la
Universidad Estadual de Londrina un simposio espírita
promovido por los jóvenes que hacían parte, en esa
época, del Núcleo Espírita Universitario.
Como del evento participarían algunos profesores de la
mencionada institución, muchos alumnos se hicieron
presentes, la gran mayoría por simple curiosidad.
Entre ellos estaba un académico que integraba en la
ocasión el grupo de jóvenes católicos de la catedral
metropolitana de Londrina.
El joven, como él propio revelaría más tarde, se encantó
con la filosofía espírita, puesto que en aquella noche
muchas dudas que no lograra elucidar hasta entonces, en
el ámbito de la religión que profesaba, habían sido
solucionadas.
En el año siguiente se realizó en el mismo local otro
simposio abierto a la comunidad académica, sólo que de
esa vez él no estaba en la platea, pero junto de los
colegas que, con él, coordinaban el evento.
¿Qué lecciones podemos extraer del caso relatado?
La primera es que ni todos los espíritas llegan al
Espiritismo tocados por el dolor, como ya fue bastante
común en el pasado.
La segunda es que la divulgación espírita, tanto dentro
como fuera del ambiente de la casa espírita, es muy
importante, porque no existen motivos para que ocultemos
de nuestro prójimo una doctrina que nos hace tanto bien
y nos ayuda a que, por el esfuerzo constante,
modifiquemos en nosotros el hombre viejo que
insiste en comandar nuestros pasos y cuya transformación
para mejor es uno de los objetivos y uno de los motivos
por los cuales estamos aquí reencarnados.
Esa divulgación es también una manera de caridad, como
Emmanuel observó al escribir la página “Socorro
oportuno”, en que, después de enfatizar la
importancia de divulgar las enseñanzas espíritas, nos
propone:
“…estudiemos Allan Kardec, al resplandor del mensaje de
Jesucristo, y, sea en el ejemplo o en la actitud, en la
acción o en la palabra, recordemos que el Espiritismo
nos solicita una Especie Permanente de Caridad – La
Caridad de Su Propia Divulgación”. (Del libro Estudie
y Viva, página psicografada por el médium Francisco
Cândido Xavier.)
Traducción:
Elza Ferreira Navarro
mr.navarro@uol.com.br