¡Dios nos ayudará!
La familia de Dorita salió del campo donde vivían porque
ya no había condiciones para quedarse allí. El lugar
estaba lejos de la ciudad, y toda su comida venía de la
tierra. Así, comían el frijol, el maíz, la yuca, las
arvejas, los tomates, las zanahorias y las verduras que
su padre plantaba en la huerta.
Pero había venido una gran sequía y todas las
plantaciones habían muerto.
Hasta los árboles frutales no resistieron porque el
arroyo que llegaba hasta la propiedad y la fuente, que
les suministra el agua para beber, también se habían secado. Entonces
no tenían ni agua.
Sin tener qué comer y sin agua para beber, después de
mucho pensarlo, el padre de Dorita decidió abandonar el
campo e ir a la ciudad.
- ¡Dios nos ayudará! - decía Dorita.
Hicieron el camino en carreta, caminando por muchas
leguas bajo el sol fuerte, sin agua y con mucha hambre.
Dorita no se quejaba para no preocupar a sus padres.
Pero dejar el campo, donde había nacido y donde fue tan
feliz, para ir a vivir en la ciudad donde no conocía a
nadie y donde no tenían dónde quedarse, la dejaba con
ganas de llorar.
Con el corazón encogido de tristeza, íntimamente
suplicaba a lo Alto que no los abandonara.
Era tarde cuando llegaron a la ciudad. Juan
se detuvo para descansar un poco. Pronto
apareció un joven y, al ver a Juan, le preguntó:
- Por las cosas que trae en la carroza, veo que se están
mudando. ¿Conocen nuestra ciudad?
Juan, agradecido por la atención, respondió:
- Joven, acabamos de llegar. ¿Puede decirme dónde puedo
encontrar una casa para quedarme con mi familia?
Apenado, el muchacho consideró:
- Encontrar una casa así, de un momento a otro, es
difícil. Sin
embargo, usted puede ir al albergue nocturno. Allá
reciben a las personas que no tienen dónde dormir.
El joven le indicó a Juan cómo llegar allá y, media hora
después, Dorita y sus padres estaban frente al Albergue
Nocturno.
Fueron atendidos rápidamente.
Después de responder a algunas preguntas, fueron a cenar. La
alegría era tanta que
no cabían en sí de contentos. Hacía algún tiempo que no
tenían una verdadera comida.
- ¿No les dije que Dios nos iba a ayudar?
Antes de dormir, Dorita agradeció a Jesús por la ayuda
que estaban recibiendo. Al día siguiente, después de
tomar desayuno, fue a dar un paseo. Pronto encontró a un
grupo de niños que caminaban en una misma dirección
haciendo una gran algarabía.
Casi sin darse cuenta, los acompañó. Al acercarse a una
gran construcción, vio que los niños se detuvieron.
Luego los niños comenzaron a entrar y Dorita fue
empujada hacia dentro del salón. Una de las niñas la
miró y sonrió. Dorita se atrevió a preguntarle:
- ¿Qué está pasando?
La chica respondió, satisfecha:
- ¿No lo sabes? ¡Habrá distribución de juguetes y
dulces!
Dorita estaba sorprendida. Más que eso: ¡encantada!
- ¿Pero por qué?
- ¡Hoy es el Día del Niño! - respondió la niña, con una
enorme sonrisa dibujada en la cara.
Dorita abrió los ojos. ¿Día
del Niño? ¡Ni siquiera sabía que eso existía! En
el campo, nunca había oído hablar de eso.
Era una hermosa fiesta con música, teatro y juegos.
Después, dos señoritas repartieron pastel, una bolsa con
caramelos y dulces, y un paquete de regalo:
- ¡Gracias! – dijo Dorita
- Agradece a Jesús.
Dorita, ansiosa, abrió el paquete y vio que era una
muñequita. ¡La primera muñeca que Dorita recibía de
regalo en su vida! Siempre quiso tener una, pero su
padre no podía comprarla. Entonces, con el corazón lleno
de alegría, Dorita agradeció a Jesús por las cosas
buenas que le había mandado.
Volvió al albergue y contó a los padres lo que había
sucedido.
Su padre también contó que había encontrado un trabajo
en una chacra y tendrían
una casa para vivir. Se
abrazaron felices y Dorita dijo:
- Tenía la certeza de que Dios nos iba a socorrer. He
orado y sabía que el Padre no nos dejaría desamparados.
La madre de Dorita lloraba de emoción. Juan consideró:
- Es verdad, hija mía. Dios es nuestro padre y siempre
nos ayuda en los momentos más difíciles. Dice la
sabiduría popular que, cuando Él cierra una puerta, abre
una ventana.
TIA CÉLIA
Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com