Cuando se habla de obsesión, de inmediato ocurre a los
espíritas el recuerdo de la consolidada clasificación de
Allan Kardec del término genérico obsesión en El
libro de los médiuns1: simple,
fascinación y subyugación, siendo estas las principales
variedades.
Pero, cuando se menciona posesión, muchos aprendieron y
aún mantiene la comprensión sobre la inexistencia de
esta posibilidad, aún así, viene a la mente, de modo
general, algo malo, causando aprehensión, pues aún se
asocia esta
condición al estado final de un largo y dañino proceso
obsesivo. Esta comprensión fue sugerida en la primera
obra fundamental2, cuando el Maestro lionés
esclareció que sería mejor el uso de la expresión
subyugación en lugar de posesión.
Posesión, según el Codificador, podría sugerir la
cohabitación de un Espíritu obsesor desencarnado en el
cuerpo de un Espíritu aún encarnado. Como sabemos,
durante la reencarnación ocurre una conexión molécula a
molécula entre el periespíritu del Espíritu reencarnante
y el cuerpo en formación, de esta forma, no sería
posible otro Espíritu conectarse por idéntico proceso a
este mismo cuerpo sin la ausencia definitiva del “dueño”
de este cuerpo. Ocurriendo esta última hipótesis, la
muerte, el cuerpo se desagregaría con el tiempo,
impidiendo la posesión del obsesor sobre el mismo. Otra
justificación sería evitar la sugerencia de la idea de
la existencia de un Espíritu eternamente volcado a la
práctica del mal, poseyendo su víctima, posibilidad sin
respaldo en las leyes eternas. Actualmente, el término
posesión aún es anchamente usado en varias religiones y
significa el control total sobre el cuerpo y mente de
una persona, normalmente por una entidad dicha
demoníaca.
Sin embargo, es interesante observar, a pesar de
explicar la conveniencia en el uso del vocáblo
subyugación en el lugar de posesión, Allan Kardec
continuó a usando las palabras posesión o poseso en: Instrucciones
Prácticas de las Manifestaciones; El libro de los
médiums (donde hizo nueva mención a la impropriedad
del uso del vocáblo posesión3); El
evangelio según el espiritismo; en textos recogidos
del Sabio de Lyon después de su desencarnación
componiendo Obras Póstumas, además de varias
citas en las Revistas Espíritas. No es hecho a
extrañar, pues poseso es la palabra usada desde tiempos
bíblicos para designar a un individuo tomado o poseído
por el “demonio”.
Nada sin embargo, en La Génesis, último libro del
Pentateuco, publicado en 1868, casi 11 años después del
lanzamiento de El libro de los espíritus, Allan
Kardec reconsideró y registró, en una obra básica, la
posibilidad de la existencia de la posesión propiamente
dicha, pero sin el carácter malévolo, perjudicial,
conforme se desprende en la cita a continuación:
En la obsesión hay siempre un Espíritu malhechor. En la
posesión puede tratarse de un Espíritu bueno que
quiera hablar y que, para causar mayor impresión en los
oyentes, toma del cuerpo de un encarnado, que
voluntariamente se lo presta, como prestaría su hecho
[indumentária] a otro encarnado. Eso se verifica sin
cualquier perturbación o incomodidad, durante el tiempo
en que el Espíritu encarnado se halla en libertad, como
en el estado de emancipación, conservándose este último
al lado de su sustituto para oírlos.4 (Negrita
nuestra)
El reconocimiento y constatación de esta posibilidad se
dieron por primera vez a través del análisis de un caso
de posesión contemplado en la Revista Espírita de
18635. Se destaca aún la diferencia
establecida entre: obsesión y posesión.
Sin embargo, así es posible presumir que los Espíritus,
al responder a Allan Kardec sus muchas preguntas y
después de revisar con detenimiento El libro de los
espíritus publicado inicialmente en 1857, estarían
conscientes de la posibilidad del Maestro de Lyon
reformular, en un futuro próximo, su parecer sobre el
uso de la palabra posesión propiamente dicha.
Siendo así, se pregunta: ¿Sería posible a los Espíritus
ya hayan dejado en algunas de sus respuestas
indicaciones sobre la posibilidad del hecho de la
posesión, en su sentido absoluto? De modo a reflexionar
sobre esta cuestión, observemos una vez más el texto en El
libro de los espíritus, incluído bajo el subtítulo Posesos:
¿Puede un Espíritu tomar temporalmente el envolvimiento
corporal de una persona viva, es decir, introducirse en
un cuerpo animado y obrar en lugar del otro que se halla
encarnado en este cuerpo?
El Espíritu no entra en un cuerpo como entra en una
casa. Se identifica con un Espíritu encarnado, cuyos
defectos y cualidades sean los mismos que los suyos, a
fin de obrar conjuntamente con él. Pero, el
encarnado es siempre
quien actúa, conforme quiere, sobre la materia de que se
halla revestido. Un Espíritu no puede sustituir al que
está encarnado, por eso que este tendrá que permanecer
conectado a su cuerpo hasta al término fijado para su
existencia material.6 (Negrita nuestra)
¿Cuál sería el objetivo de la preocupación de
identificarse en defectos y cualidades? Es de esperar a
un obsesor, planeando dominar a su víctima, buscar
descubrir en estas sus cualidades? Se entiende
perfectamente, la búsqueda de defectos, lógico, estos
son “tomas”, donde él se conectará, haciendo fluir sus pensamientos
y fluidos, como fluye la electricidad en un circuito
eléctrico. ¡Aún un tanto más extraño es saber de la
búsqueda del obsesor por defectos y cualidades idénticos
a sus! ¿Cuál es la razón de identificar defectos y
cualidades comunes entre víctima y verdugo? ¿Sería para
usar la experiencia en la propia vivencia de estos
defectos y cualidades para mejor explorar la condición
de la víctima? ¿Por otro lado, es común que obsesores
posean muchas cualidades? ¡Y más inusitado aún es
reconocer ser esta búsqueda condición para obrar
conjuntamente con la víctima! Obrar o actuar (en el
original francés consta actuar) sugiere dos opciones:
podemos obrar o actuarconstructivamente
o destructivamente. ¿No hubo por los Espíritus, a
sabiendas, la intención de sugerir dos posibles caminos,
uno de ellos caracterizado por la posibilidad de la
posesión constructiva, en este caso, cualidades
interesarían? ¿No estarían en esta respuesta indicadores
de la existencia de la benéfica posesión, más tarde
reconocida por el próprio Codificador?
Se observa aún, aunque el subtítulo del párrafo sea Posesos,
no haber en la pregunta, tampoco en la respuesta,
indicación evidente de la existencia sólo de la posesión
maléfica, nociva a la víctima.
Detengámonos ahora sobre la pregunta subsecuente,
igualmente sugestiva, constante de la misma obra:
¿Desde que no hay posesión propiamente dicha,
es decir, cohabitación de dos Espíritus en el mismo
cuerpo, puede el alma quedar en dependencia de otro
Espíritu, de modo a hallarse subyugada u obsedada al
punto de su voluntad venir a hallarse, de cierta manera,
paralizada?
Sin duda y son esos los verdaderos posesos. Pero,
es preciso sepas que esa dominación no se efectúa nunca
sin que aquel que la sufre lo consienta, sea por su
flaqueza, sea por desearla. Muchos epilépticos o locos,
que más necesitaban de médico que de exorcismos, han
sido tomados por posesos.7 (Negrita
nuestra)
Se nota a los Espíritus mencionando una vez más la
condición posesiva, aunque ya hubieran observado estar
Allan Kardec, hasta aquel momento, abrazando la idea de
la inexistencia de la misma. Podrían haber dicho: “A
buen seguro y son esos los verdaderos subyugados”. ¿En
esta respuesta, tendríamos la sugerencia de la posible
posesión maléfica, o tal vez apenas subyugación?
Las observaciones referentes a las preguntas 473 y 474,
anteriormente citadas, enfatícese, representan una
tentativa de demostrar que están los Espíritus atentos a
la comprensión de Allan Kardec en relación a la cuestión
de la diferencia de conceptos entre subyugación y
posesión, y a sabiendas, dejaron indicios sobre la
existencia de la última. Más tarde, se sabe, la tesis
sería también observada por el propio Prof. Rivail,
llevándolo a hacer una reelectura sobre este tema,
demostrando el verdadero amor a la verdad característico
del Maestro Galés.
Es también notable la cuestión 515, registrada bajo el
subtítulo - ÁNGELES-DE-LA GUARDA. ESPÍRITUS
PROTECTORES, FAMILIARES O SIMPÁTICOS, todos en
principio sugiriendo sólo Espíritus desencarnados, pero
la pregunta fue hecha considerando a los Espíritus
encarnados:
¿Qué se ha de pensar de esas personas que se unen a
ciertos individuos para llevarlos a la perdición, o
para guiarlos por el buen camino?
Efectivamente, ciertas personas ejercen sobre otras una
especie de fascinación que parece irresistible. Cuando
eso se da en el sentido del mal, son malos Espíritus, de
que otros Espíritus también malos se sirven para
subyugarlos. Dios permite que tal cosa ocurra para
experimentaros.8(Negrita nuestra)
En esta pregunta, Allan Kardec extiende el concepto de
la subyugación espiritual a una realidad posible entre
encarnados. Se destaca también el uso de la palabra
subyugación, en vez de posesión, pero se percibe en los
interlineados la posibilidad de una benéfica y “útil
subyugación”, concepto hasta entonces no contemplado,
finalmente estamos analizando El libro de los
espíritus, el foco hasta aquí era sólo para la mala
subyugación. Esta hipótesis se justifica, pues, si hubo
la mención en el sentido del mal en la respuesta, se
cree deba existir por oposición, la posibilidad en el
sentido del bien. Este último sólo podría representar
buenos encarnados
asociados a otros desencarnados también buenos
sirviéndose de un encarnado para “subyugarlo”
dirigiéndolo en el camino del bien, conforme se
desprende también de la propia pregunta. Tal vez, fuera
preciso emplear o crear otra palabra, en este último
caso, pues en la subyugación no está implícita la fuerza
o la amenaza, actitudes jamás empleadas por los buenos
Espíritus, eventualmente en este caso el uso de la
expresión posesión sería indicado, pero una posesión
útil, conforme sugirió Allan Kardec en La Génesis,
obra anteriormente citada.
Es de resaltar igualmente, la mención de Allan Kardec, a
los conceptos distinguidos de subyugación y posesión,
ahora en la tercera obra básica:
En ese hecho [falta del perdón] reside la causa de la
mayoría de los casos de obsesión, sobre todo de los que
presentan cierta gravedad, como los de subyugación y
posesión. El obsesado y el poseso son, pues, casi
siempre víctimas de una venganza, cuyo motivo se
encuentra en existencia anterior, y a la cual el que la
sufre dio lugar por su proceder.9 (Negrita
nuestra)
No hay nada que extrañar, pues El Evangelio según el
Espiritismo tuvo el año de 1864, como el de su
publicación, o sea, después del lanzamiento de la Revista
Espírita de 1863.
De modo a consolidar conceptos podríamos concluir:
existe subyugación y posesión, las palabras no son
sinónimas, confirmado por primera vez por Allan Kardec
cuando escribió: “Viendo sólo el efecto, y no
remontando a la causa, he ahí por qué todos los obsesados,
subyugados y posesos pasan por locos.” 10 (Negrita
nuestra)
Se nota nítidamente en el texto a Allan Kardec
refiriéndose a tres ideas distintas, variando en función
del nivel de envolvimiento o dominación.
Y más, delante de lo expuesto se concluiría haber la
espiritualidad dejado fuertes indicadores en la primera
obra básica sugiriendo ser a posesión una condición
posible, bien antes de Allan Kardec haber percibido de
este hecho al estudiar el caso contemplado en la Revista
Espírita de 1863, de lo contrario, se cree ser
posible concluir de esta forma, se podría también
juzgar, siendo temerária esta conclusión, tener la
pléyade de Espíritus iluminados comandada por el
Espíritu de Verdad, Jesús, según comprensión de muchos y
nuestro también, dejado deliberadamente registrado un
concepto incompleto en la obra más fundamental de todas.
El libro de los espíritus es
extraordinario, siempre desafiándonos a explorarlo para
descubrir enseñanzas a escapar en una primera lectura,
sin embargo, allá están instigándonos a desvelarlos.
Estas lecciones deben servir para mantenernos fieles a
la Doctrina muy atentamente a las Obras Fundamentales,
pues están y estarán con nosotros por mucho tiempo aún,
por hora sin necesidad de repasos y actualizaciones, por
lo menos mientras no hayamos retirado de este depósito
aparentemente inagotable de inmortales lecciones, todas
las enseñanzas necesarias a satisfacer nuestra
insaciable hambre en aprender la verdad libertadora.
Referências:
1Kardec,
Allan. O livro dos médiuns. Trad. Evandro Noleto
Bezerra. 2. ed. 1. imp. Brasília: FEB, 2013. cap. XXIII,
it. 237.
2 _____. O
livro dos espíritos. Trad. Guillon Ribeiro. 93. ed.
1. imp. (Edição Histórica) Brasília: FEB, 2013. q. 474.
3 _____, O
livro dos médiuns. Trad. Evandro Noleto Bezerra. 2.
ed. 1. imp. Brasília: FEB, 2013. cap. XXIII, it. 241.
4 _____. A
Gênese. Trad. Guillon Ribeiro. 53. ed. 1. imp.
(Edição Histórica) Brasília: FEB, 2013. cap. XIV, it.
48.
5______. Revista
espírita: Jornal de estudos psicológicos. ano 6,
dez. 1863. Trad. Evandro Noleto Bezerra. 1. ed. Rio de
Janeiro: FEB, 2004. Um Caso de Possessão – Senhorita
Júlia, p. 499.
6 _____. O
livro dos espíritos. Trad. Guillon Ribeiro. 93. ed.
1. imp. (Edição Histórica) Brasília: FEB, 2013. q. 473.
7 _____.______.
q. 474.
8 _____.______.
q. 515.
9_____._______. O
Evangelho segundo o Espiritismo. Trad. Guillon
Ribeiro. 131ª ed. 1. imp. (Edição Histórica) Brasília:
FEB, 1/2013. cap. X, it. 6.
10 _____. Revista
espírita: Jornal de estudos psicológicos. ano 6,
dez. 1863. Trad. Evandro Noleto Bezerra. 1. ed. Rio de
Janeiro: FEB, 2004. Um Caso de Possessão – Senhorita
Júlia, p. 503.