Especial

por Rogério Miguez

Posesión: una ley divina

Cuando se habla de obsesión, de inmediato ocurre a los espíritas el recuerdo de la consolidada clasificación de Allan Kardec del término genérico obsesión en El libro de los médiuns1: simple, fascinación y subyugación, siendo estas las principales variedades.

Pero, cuando se menciona posesión, muchos aprendieron y aún mantiene la comprensión sobre la inexistencia de esta posibilidad, aún así, viene a la mente, de modo general, algo malo, causando aprehensión, pues aún se asocia esta condición al estado final de un largo y dañino proceso obsesivo. Esta comprensión fue sugerida en la primera obra fundamental2, cuando el Maestro lionés esclareció que sería mejor el uso de la expresión subyugación en lugar de posesión.

Posesión, según el Codificador, podría sugerir la cohabitación de un Espíritu obsesor desencarnado en el cuerpo de un Espíritu aún encarnado. Como sabemos, durante la reencarnación ocurre una conexión molécula a molécula entre el periespíritu del Espíritu reencarnante y el cuerpo en formación, de esta forma, no sería posible otro Espíritu conectarse por idéntico proceso a este mismo cuerpo sin la ausencia definitiva del “dueño” de este cuerpo. Ocurriendo esta última hipótesis, la muerte, el cuerpo se desagregaría con el tiempo, impidiendo la posesión del obsesor sobre el mismo. Otra justificación sería evitar la sugerencia de la idea de la existencia de un Espíritu eternamente volcado a la práctica del mal, poseyendo su víctima, posibilidad sin respaldo en las leyes eternas. Actualmente, el término posesión aún es anchamente usado en varias religiones y significa el control total sobre el cuerpo y mente de una persona, normalmente por una entidad dicha demoníaca.

Sin embargo, es interesante observar, a pesar de explicar la conveniencia en el uso del vocáblo subyugación en el lugar de posesión, Allan Kardec continuó a usando las palabras posesión o poseso en: Instrucciones Prácticas de las ManifestacionesEl libro de los médiums (donde hizo nueva mención a la impropriedad del uso del vocáblo posesión3); El evangelio según el espiritismo; en textos recogidos del Sabio de Lyon después de su desencarnación componiendo Obras Póstumas, además de varias citas en las Revistas Espíritas. No es hecho a extrañar, pues poseso es la palabra usada desde tiempos bíblicos para designar a un individuo tomado o poseído por el “demonio”.

Nada sin embargo, en La Génesis, último libro del Pentateuco, publicado en 1868, casi 11 años después del lanzamiento de El libro de los espíritus, Allan Kardec reconsideró y registró, en una obra básica, la posibilidad de la existencia de la posesión propiamente dicha, pero sin el carácter malévolo, perjudicial, conforme se desprende en la cita a continuación:

En la obsesión hay siempre un Espíritu malhechor. En la posesión puede tratarse de un Espíritu bueno que quiera hablar y que, para causar mayor impresión en los oyentes, toma del cuerpo de un encarnado, que voluntariamente se lo presta, como prestaría su hecho [indumentária] a otro encarnado. Eso se verifica sin cualquier perturbación o incomodidad, durante el tiempo en que el Espíritu encarnado se halla en libertad, como en el estado de emancipación, conservándose este último al lado de su sustituto para oírlos.(Negrita nuestra)

El reconocimiento y constatación de esta posibilidad se dieron por primera vez a través del análisis de un caso de posesión contemplado en la Revista Espírita de 18635. Se destaca aún la diferencia establecida entre: obsesión y posesión.

Sin embargo, así es posible presumir que los Espíritus, al responder a Allan Kardec sus muchas preguntas y después de revisar con detenimiento El libro de los espíritus publicado inicialmente en 1857, estarían conscientes de la posibilidad del Maestro de Lyon reformular, en un futuro próximo, su parecer sobre el uso de la palabra posesión propiamente dicha.

Siendo así, se pregunta: ¿Sería posible a los Espíritus ya hayan dejado en algunas de sus respuestas indicaciones sobre la posibilidad del hecho de la posesión, en su sentido absoluto? De modo a reflexionar sobre esta cuestión, observemos una vez más el texto en El libro de los espíritus, incluído bajo el subtítulo Posesos:

¿Puede un Espíritu tomar temporalmente el envolvimiento corporal de una persona viva, es decir, introducirse en un cuerpo animado y obrar en lugar del otro que se halla encarnado en este cuerpo?

El Espíritu no entra en un cuerpo como entra en una casa. Se identifica con un Espíritu encarnado, cuyos defectos y cualidades sean los mismos que los suyos, a fin de obrar conjuntamente con él. Pero, el encarnado es siempre quien actúa, conforme quiere, sobre la materia de que se halla revestido. Un Espíritu no puede sustituir al que está encarnado, por eso que este tendrá que permanecer conectado a su cuerpo hasta al término fijado para su existencia material.6 (Negrita nuestra)

¿Cuál sería el objetivo de la preocupación de identificarse en defectos y cualidades? Es de esperar a un obsesor, planeando dominar a su víctima, buscar descubrir en estas sus cualidades? Se entiende perfectamente, la búsqueda de defectos, lógico, estos son “tomas”, donde él se conectará, haciendo fluir sus pensamientos y fluidos, como fluye la electricidad en un circuito eléctrico. ¡Aún un tanto más extraño es saber de la búsqueda del obsesor por defectos y cualidades idénticos a sus! ¿Cuál es la razón de identificar defectos y cualidades comunes entre víctima y verdugo? ¿Sería para usar la experiencia en la propia vivencia de estos defectos y cualidades para mejor explorar la condición de la víctima? ¿Por otro lado, es común que obsesores posean muchas cualidades? ¡Y más inusitado aún es reconocer ser esta búsqueda condición para obrar conjuntamente con la víctima! Obrar o actuar (en el original francés consta actuar) sugiere dos opciones: podemos obrar o actuarconstructivamente o destructivamente. ¿No hubo por los Espíritus, a sabiendas, la intención de sugerir dos posibles caminos, uno de ellos caracterizado por la posibilidad de la posesión constructiva, en este caso, cualidades interesarían? ¿No estarían en esta respuesta indicadores de la existencia de la benéfica posesión, más tarde reconocida por el próprio Codificador?

Se observa aún, aunque el subtítulo del párrafo sea Posesos, no haber en la pregunta, tampoco en la respuesta, indicación evidente de la existencia sólo de la posesión maléfica, nociva a la víctima.

Detengámonos ahora sobre la pregunta subsecuente, igualmente sugestiva, constante de la misma obra:

¿Desde que no hay posesión propiamente dicha, es decir, cohabitación de dos Espíritus en el mismo cuerpo, puede el alma quedar en dependencia de otro Espíritu, de modo a hallarse subyugada u obsedada al punto de su voluntad venir a hallarse, de cierta manera, paralizada?

Sin duda y son esos los verdaderos posesos. Pero, es preciso sepas que esa dominación no se efectúa nunca sin que aquel que la sufre lo consienta, sea por su flaqueza, sea por desearla. Muchos epilépticos o locos, que más necesitaban de médico que de exorcismos, han sido tomados por posesos.7 (Negrita nuestra)

Se nota a los Espíritus mencionando una vez más la condición posesiva, aunque ya hubieran observado estar Allan Kardec, hasta aquel momento, abrazando la idea de la inexistencia de la misma. Podrían haber dicho: “A buen seguro y son esos los verdaderos subyugados”. ¿En esta respuesta, tendríamos la sugerencia de la posible posesión maléfica, o tal vez apenas subyugación?

Las observaciones referentes a las preguntas 473 y 474, anteriormente citadas, enfatícese, representan una tentativa de demostrar que están los Espíritus atentos a la comprensión de Allan Kardec en relación a la cuestión de la diferencia de conceptos entre subyugación y posesión, y a sabiendas, dejaron indicios sobre la existencia de la última. Más tarde, se sabe, la tesis sería también observada por el propio Prof. Rivail, llevándolo a hacer una reelectura sobre este tema, demostrando el verdadero amor a la verdad característico del Maestro Galés.

Es también notable la cuestión 515, registrada bajo el subtítulo - ÁNGELES-DE-LA GUARDA. ESPÍRITUS PROTECTORES, FAMILIARES O SIMPÁTICOS, todos en principio sugiriendo sólo Espíritus desencarnados, pero la pregunta fue hecha considerando a los Espíritus encarnados:

¿Qué se ha de pensar de esas personas que se unen a ciertos individuos para llevarlos a la perdición, o para guiarlos por el buen camino?

Efectivamente, ciertas personas ejercen sobre otras una especie de fascinación que parece irresistible. Cuando eso se da en el sentido del mal, son malos Espíritus, de que otros Espíritus también malos se sirven para subyugarlos. Dios permite que tal cosa ocurra para experimentaros.8(Negrita nuestra)

En esta pregunta, Allan Kardec extiende el concepto de la subyugación espiritual a una realidad posible entre encarnados. Se destaca también el uso de la palabra subyugación, en vez de posesión, pero se percibe en los interlineados la posibilidad de una benéfica y “útil subyugación”, concepto hasta entonces no contemplado, finalmente estamos analizando El libro de los espíritus, el foco hasta aquí era sólo para la mala subyugación. Esta hipótesis se justifica, pues, si hubo la mención en el sentido del mal en la respuesta, se cree deba existir por oposición, la posibilidad en el sentido del bien. Este último sólo podría representar buenos encarnados asociados a otros desencarnados también buenos sirviéndose de un encarnado para “subyugarlo” dirigiéndolo en el camino del bien, conforme se desprende también de la propia pregunta. Tal vez, fuera preciso emplear o crear otra palabra, en este último caso, pues en la subyugación no está implícita la fuerza o la amenaza, actitudes jamás empleadas por los buenos Espíritus, eventualmente en este caso el uso de la expresión posesión sería indicado, pero una posesión útil, conforme sugirió Allan Kardec en La Génesis, obra anteriormente citada.

Es de resaltar igualmente, la mención de Allan Kardec, a los conceptos distinguidos de subyugación y posesión, ahora en la tercera obra básica:

En ese hecho [falta del perdón] reside la causa de la mayoría de los casos de obsesión, sobre todo de los que presentan cierta gravedad, como los de subyugación y posesión. El obsesado y el poseso son, pues, casi siempre víctimas de una venganza, cuyo motivo se encuentra en existencia anterior, y a la cual el que la sufre dio lugar por su proceder.9 (Negrita nuestra)

No hay nada que extrañar, pues El Evangelio según el Espiritismo tuvo el año de 1864, como el de su publicación, o sea, después del lanzamiento de la Revista Espírita de 1863.

De modo a consolidar conceptos podríamos concluir: existe subyugación y posesión, las palabras no son sinónimas, confirmado por primera vez por Allan Kardec cuando escribió: “Viendo sólo el efecto, y no remontando a la causa, he ahí por qué todos los obsesados, subyugados y posesos pasan por locos.” 10 (Negrita nuestra)

Se nota nítidamente en el texto a Allan Kardec refiriéndose a tres ideas distintas, variando en función del nivel de envolvimiento o dominación.

Y más, delante de lo expuesto se concluiría haber la espiritualidad dejado fuertes indicadores en la primera obra básica sugiriendo ser a posesión una condición posible, bien antes de Allan Kardec haber percibido de este hecho al estudiar el caso contemplado en la Revista Espírita de 1863, de lo contrario, se cree ser posible concluir de esta forma, se podría también juzgar, siendo temerária esta conclusión, tener la pléyade de Espíritus iluminados comandada por el Espíritu de Verdad, Jesús, según comprensión de muchos y nuestro también, dejado deliberadamente registrado un concepto incompleto en la obra más fundamental de todas.

El libro de los espíritus es extraordinario, siempre desafiándonos a explorarlo para descubrir enseñanzas a escapar en una primera lectura, sin embargo, allá están instigándonos a desvelarlos.

Estas lecciones deben servir para mantenernos fieles a la Doctrina muy atentamente a las Obras Fundamentales, pues están y estarán con nosotros por mucho tiempo aún, por hora sin necesidad de repasos y actualizaciones, por lo menos mientras no hayamos retirado de este depósito aparentemente inagotable de inmortales lecciones, todas las enseñanzas necesarias a satisfacer nuestra insaciable hambre en aprender la verdad libertadora.

 

Referências:

1Kardec, Allan. O livro dos médiuns. Trad. Evandro Noleto Bezerra. 2. ed. 1. imp. Brasília: FEB, 2013. cap. XXIII, it. 237.

2 _____. O livro dos espíritos. Trad. Guillon Ribeiro. 93. ed. 1. imp. (Edição Histórica) Brasília: FEB, 2013. q. 474.

3 _____, O livro dos médiuns. Trad. Evandro Noleto Bezerra. 2. ed. 1. imp. Brasília: FEB, 2013. cap. XXIII, it. 241.

4 ___­­__­­. A Gênese. Trad. Guillon Ribeiro. 53. ed. 1. imp. (Edição Histórica) Brasília: FEB, 2013. cap. XIV, it. 48.

5______. Revista espírita: Jornal de estudos psicológicos. ano 6, dez. 1863. Trad. Evandro Noleto Bezerra. 1. ed. Rio de Janeiro: FEB, 2004. Um Caso de Possessão – Senhorita Júlia, p. 499.

6 _____. O livro dos espíritos. Trad. Guillon Ribeiro. 93. ed. 1. imp. (Edição Histórica) Brasília: FEB, 2013. q. 473.

_____.______. q. 474.

8 _____.______. q. 515.

9_____._______. O Evangelho segundo o Espiritismo. Trad. Guillon Ribeiro. 131ª ed. 1. imp. (Edição Histórica) Brasília: FEB, 1/2013. cap. X, it. 6.

10 _____. Revista espírita: Jornal de estudos psicológicos. ano 6, dez. 1863. Trad. Evandro Noleto Bezerra. 1. ed. Rio de Janeiro: FEB, 2004. Um Caso de Possessão – Senhorita Júlia, p. 503.


Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 

     
     

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