Tema: Optimismo
La taza
Cuando yo era niña, acostumbraba a visitar a mi abuela
los sábados por la tarde. Un día fui a verla, como de
costumbre, pero yo estaba preocupada y aburrida.
Ella estaba cuidando sus plantas, en el jardín, y, al
verme, se dio cuenta pronto de que algo estaba pasado e,
interrumpiendo sus quehaceres, me invitó a entrar
diciendo:
- Vamos a la cocina, hoy hice una receta nueva y quiero
que la pruebes.
No me entusiasmé mucho con el postre y terminé
contándole, muy quejosa, lo que me estaba sucediendo.
Había tenido una gran decepción que, probablemente, me
afectaría el resto de mi vida.
La abuela me escuchó atentamente, sin hacer ningún
comentario. Cuando terminé, ella se levantó, tomó una
taza y la llenó hasta la mitad.
La colocó frente a mí y me preguntó:
- Dime, hija mía, ¿esta taza está medio llena o medio
vacía?
- Está... tanto una cosa como la otra, respondí despacio
sin prever a dónde llegaría.
- Exacto. Se puede decir que está tan llena como vacía.
Todos nosotros tenemos nuestra porción de tristezas y
alegrías. Pero nuestra vida solo es feliz según la
manera en que encaramos las cosas. Todo depende de
nosotros. Podemos estar siempre lamentándonos porque la
taza está medio vacía, o, por el contrario, alegrarnos
porque la taza está medio llena.
Y, hasta hoy, cuando sufro la tentación de quejarme de
la suerte, me acuerdo de esa taza de la abuela, que me
enseñó a cómo encarar las cosas. En la vida, hay
tristezas y alegrías, pero la taza nunca estará
completamente llena. Todo depende de cómo la vemos…
Del libro Y, para el resto de la vida…,
de Wallace L. V. Rodrigues.
Traducción:
Carmen
Morante
carmen.morante9512@gmail.com
Material de apoio para evangelizadores:
Clique para baixar:
Atividades
marcelapradacontato@gmail.com