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¡Con Dios podemos superarlo todo! |
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La frase de arriba es de nuestra entrevistada de hoy
Rosângela Alves Botelho (foto). Nacida y
residente en Belém do Pará, espírita hace más de seis
años, frecuenta el Centro Espírita da Represa, en su
ciudad, donde asiste a las conferencias y participa en
grupos de estudios. Está en silla de ruedas, tuvo
poliomielitis al año de edad y tiene un tratamiento
regular desde hace 34 años en el Hospital Sarah, en
Brasilia (DF), ocasión en que, cuando viene a la capital
de la República, se hospeda en el Albergue do Grêmio
Espírita Atualpa. En la entrevista siguiente, nos habla
sobre su vida.
Cuéntenos
sobre tu vida en Belén, su infancia, su
juventud.
Tuve
poliomielitis en el primer año de mi vida. Mi madre
pensó incluso que yo no iba a resistir debido a la
fuerza de la enfermedad. En ese momento, no había vacuna
en Belén, y por eso mi madre me daba muchos remedios
caseros. Empecé a estudiar a los 11 años de edad,
directamente en 3º grado de primaria. Empecé a caminar
con muletas... pero me caía mucho; luego usé la silla de
ruedas para ir a la escuela. En la adolescencia, para mi
propio sustento, comencé a dar clases en casa a otros
estudiantes. Ya adulta, fui a buscar un empleo con mi
propio esfuerzo, buscando mi propio sustento. A los 25
años logré trabajar como operadora de teléfonos durante
muchos años, lo que me gustó mucho.
¿Y cómo
enfrenta su lucha por la salud?
A los 24 años
descubrí el Hospital Sarah cuando comencé a hacer el
tratamiento en Brasilia. Con el tratamiento mi
estructura física fue mejorando, sólo que, como hice
mucho esfuerzo con los brazos para trabajar, tomar el
autobús, subir y bajar el autobús y mi ciudad no estaba
adaptada para casos como el mío, terminé adquiriendo
artrosis en los cartílagos de los brazos. Tuve que
enfrentar la realidad de que estaría en una silla de
ruedas, pero eso no me desanimó porque tenía que
continuar mi vida con autonomía.
Vivía con mis
padres, éramos sólo nosotros tres. Somos 10 hermanos,
pero yo me quedé con ellos hasta el final de sus vidas.
Mi madre siempre me recomendó: - Sal... Ve a divertirte,
ve a dar un paseo, y yo respondía: - No, mamá, sólo voy
a separarme de ustedes con la muerte. De hecho, sólo
tengo agradecimiento hacia ellos por todas las
enseñanzas que me dejaron, porque vivo sola, cuido mi
casa, me ocupo de mis cosas y así me mantengo. No llegué
a hacer una carrera universitaria debido a la dificultad
en la locomoción, pues no tenía cómo ir y venir, porque
era muy difícil subir y bajar en los autobuses. Mirando
este lado de la accesibilidad, mi padre nunca me había
visto como un ser con un problema, porque mi casa
tampoco estaba adaptada. Después de que murieron, tuve
que hacer al menos una rampa para poder entrar y salir.
Siempre fui una
persona luchadora, involucrada en luchas sociales por
parte de la asociación, fui una de las coordinadoras que
llevó el Hospital Sarah a Belén, participé en grupos de
danza, teatro... Me gusta involucrarme, mantener mi
mente siempre ocupada con algo y me encanta hacer el
bien a la gente. Mi padre tenía Alzheimer y
diabetes, lo que lo llevó a la muerte y mi madre tuvo
una gran tristeza por la muerte de mi padre y tuvo una
diverticulitis, que se la llevó. Todo fue muy difícil
debido a mi situación, pero si tuviera que hacerlo todo
de nuevo, ¡lo haría por mi padre y por mi madre!
Hoy, ¿cómo se
siente ante de la vida?
Sé que la vida
me ha enseñado mucho, ¡aunque es muy dura! Fue mucho
dolor, pero hoy me siento fortalecida. Conociendo la
espiritualidad, encontré la fuerza para superar todo el
sufrimiento que tuve que enfrentar y pasar por todo este
proceso sabiendo que ellos, mis padres, están en una
situación mejor que la mía, espiritualmente hablando.
Siempre tuve en mi conciencia que si lloro, ellos no se
alegrarán, no se estarán tranquilos.
Cuéntenos sobre
la experiencia de recibir un mensaje del espíritu de su
padre.
Fue algo
extraordinario, porque nunca pensé en recibir un mensaje
de la espiritualidad. Mi hermana fue a una reunión con
un médium que vino de Río de Janeiro, Fernando Ben, y
tuvo la oportunidad de recibir una carta de mi padre, en
la cual él le pide que nunca deje de creer en la
espiritualidad. Mis hermanos se molestaron al ver que la
carta no estaba dirigida a ellos, pero les expliqué que
no era su momento. La carta estaba dirigida a tres
hermanas, yo, mi hermana y otra que vive en los Estados
Unidos.
¿Qué decía la carta?
Piscografiada por Fernando Bem, en Belém do Pará, en el
mes de junio del 2019, la carta decía:
"A veces
sólo nos damos cuenta de lo que se siente cuando vivimos
esta experiencia única en el lado de acá, pues ¿qué otra
manera tendríamos para entender el tamaño y la grandeza
de este lado, que es parte de la naturaleza, es parte de
la creación? Aun con el pensamiento de Inés, que nos
acompaña, les vengo a dejar mi fuerte abrazo en
Alessandra y a pedir también que nunca dejen de
alimentarse de las informaciones espirituales.
¡El tiempo es
tan veloz! Cuando menos esperemos nos tocará en los
hombros y nos llamará a esta nueva realidad.
Vive intensa y
profundamente... Sonríe sin miedo a terminar, y deja en
Bruno, Brena y Bianca la renovación de la fe, la
confianza y el entusiasmo de vivir.
No hay nada más
valioso que pueda decir en este momento.
Guardo en mi
corazón a Denise, con un poco de coraje y fuerza en su
lucha diaria, que ella sepa que no existe ningún
problema que no pueda ser resuelto de una manera u otra,
por eso que mantenga la calma y la esperanza siempre
encendidas.
También dejo en
Rosángela la certeza de que vemos todas sus luchas, todo
su esfuerzo por una sociedad mejor.
Así como dejo
un abrazo y con mucho amor en el corazón de Reinaldo, y
así de grano en grano forjaremos la luz que deseo en
ustedes que amo tanto.
La muerte, mis
amores, es sólo una canción que ha sido interpretada
desde una sola armonía, pero vendrán tiempos en que sea
interpretada de una manera más sutil, más hermosa, dando
incluso su constatación.
A ustedes, yo e
Inés, les dejamos la semilla de la esperanza y la fuerza
en este porvenir que nos alcanzará irremediablemente a
todos nosotros, con votos de mi felicidad." (Alair
Botelho)
¿Qué mensaje le
gustaría dejar a nuestros lectores?
Nunca desista
de creer que Dios existe. Este Dios maravilloso, que nos
fortalece espiritualmente, en el momento en que estemos
con más dificultades, con más dolor en nuestra vida.
Debemos fortalecernos espiritualmente, porque no podemos
flaquear ante las dificultades que ocurren en nuestra
vida. ¡Con Dios podemos superarlo todo!