Entrevista

por Orson Peter Carrara

Para el espírita, la conquista del autodominio es la tarea principal

La frase de arriba es de nuestro entrevistado de hoy – Nelson Bretanha (foto), de Araras (SP), ciudad en la que nació. Bachiller y licenciado en Psicología, bachiller y Máster en Física, trabaja profesionalmente como profesor. Espírita desde 1999, es un conferencista muy solicitado por el contenido de sus enfoques, a la luz del Espiritismo y de la Psicología. Lo entrevistamos sobre el tema de autodominio.  

¿Cómo podemos clasificar el tema del autodominio, desde el punto de vista psicológico?

El autodominio se refiere a la capacidad de administrar y dirigir la voluntad hacia un propósito establecido. Tiene relación con la coherencia interna. En otras palabras, estar al mando de los diferentes planos (cuerpo, energía, emociones y mente). Para ello es fundamental volver a dar significado a las experiencias archivadas en el subconsciente y tener claridad de los objetivos existenciales, desarrollando una fructífera vida interior.

¿Y desde el punto de vista espírita?

Para el espírita, la conquista del autodominio es la tarea principal. Al reconocer el papel pedagógico de la existencia, asumimos un sagrado compromiso de crecimiento como seres humanos. En este mundo de expiaciones y pruebas somos aprendices, buscamos el desarrollo de las virtudes, es decir, la conquista de nosotros mismos. ¿Y cómo realizar toda esta tarea sin autodominio? Ese es el primer paso de la reforma íntima. Así, definimos el autodominio como hacer lo necesario para mantener la conciencia elevada, para permanecer fieles al ideal de conquista y el desarrollo de las virtudes. Por lo tanto, ¡el autodominio representa el camino de la rectitud, de acuerdo con las enseñanzas del Maestro Jesús (en las que se basa la Doctrina Espirita)! También, es muy importante mencionar que constatamos que este concepto es la base de algunas filosofías muy nobles (siendo, por lo tanto, muy enriquecedor el diálogo fraterno), como podemos observar en el Noble Camino Óctuplo del Budismo.

¿Dónde están las mayores dificultades en los dos campos de análisis?

Los mayores problemas residen en la constancia y la perseverancia. Durante mucho tiempo condicionamos el cuerpo, las emociones y la mente en la búsqueda de placeres fugitivos, engañados de que así alcanzaríamos la felicidad. De esta manera, la mente, esclava de los apegos y placeres (frutos de las ilusiones y caprichos del ego), se alejó del camino de la rectitud (manifestación de las Leyes Naturales) y creó para sí mismo un reino de fantasías. Por inercia, lo más cómodo y agradable parece ser permanecer tal como somos. Pero esa postura incomoda. Entonces, creamos máscaras y subterfugios para apaciguar nuestro afán natural por evolucionar. Inventamos justificaciones y nos deleitamos en la victimización, huyendo de la auto confrontación. Reconocer esos mecanismos de defensa y autoengaño, así como saber cómo hacer frente al sufrimiento que deriva y es inherente al proceso de autodescubrimiento, son las habilidades que aún no tenemos. Ante este cuadro, nos retraemos, vivimos un largo y repetitivo ciclo de intentos y deserciones.

¿Por qué nos esclavizamos tanto a los condicionamientos que nos vamos permitiendo?

Los factores son variados y presentan diferentes matices para cada ser. Podemos citar algunos aspectos: inseguridad, carencia emocional y, sobre todo, satisfacción y afinidad con respecto a los condicionamientos. Podemos constatar que, si todavía alimentamos un vicio, no importa su naturaleza, esto significa que, en algún nivel, incluso si está velado a la conciencia, nos gusta y nos conviene. De esta manera, nuestra mente desarrolla subterfugios e ilusiones que tergiversan la realidad para acomodar tales condicionamientos en una nueva estructura de pensamiento, dándonos la impresión de un cambio o superación que de hecho no se ha producido. Solo nos justificamos y enmascaramos nuestros conflictos, manteniendo los viejos condicionamientos que racionalmente queremos superar, pero que todavía nos complacen.

¿Podemos elaborar un ejercicio de autodominio? ¿Cómo sería en la práctica?

Ciertamente podemos y debemos ejercitarnos. Así como fortalecemos y desarrollamos la musculatura, debemos fortalecer y desarrollar la mente. Sin embargo, no soy un adepto de las recetas. Creo que esa conquista es única para cada ser. Por otro lado, encontramos leyes generales que nos orientan en este proceso. El primer punto es entender que no podemos tener dominio sobre aquello con lo cual nos identificamos. Por lo tanto, si me identifico con la mente no tendré dominio sobre ella (lo mismo ocurre con los otros planes del ser). La mente es el mecanismo más complejo y poderoso de la manifestación del espíritu, y debe estar sometida a su voluntad soberana, al propósito superior de desarrollo de virtudes. Después de esta constatación y comprensión plena, dirigir los esfuerzos (perseverancia y constancia) para que la mente, agente del Espíritu, oriente y pase los designios a los otros planos (emociones, energías, cuerpo). Para ello, también debemos constatar que nuestros gustos y hábitos no nos definen (no están cristalizados), deben ser cambiados para ser coherentes con nuestro propósito de vida.

¿Cuáles son los principales beneficios del control sobre sí mismo?

¡Los beneficios son innumerables! El autodominio proporciona la coherencia necesaria para recoger de las experiencias y reflexiones el inestimable autoconocimiento, además de proporcionar la lucidez indispensable para el desarrollo de las virtudes a través de la perseverancia y la constancia. Como argumentamos, es la condición sine qua non para la reforma íntima. La disciplina que se deriva del autodominio favorece el desarrollo de la paciencia y la compasión, así como permite la conquista del conocimiento (estudio constante). En última instancia, el beneficio del autodominio es la paz.

A la luz del Espiritismo, en ese esfuerzo de crecimiento, ¿cómo contribuye eso a la mejora general de la sociedad?

¡La mayor caridad que podemos ofrecer al mundo es realizar nuestra reforma íntima! La contribución es incalculable, todos debemos tener un centro espiritual en nuestras vidas, alrededor del cual orbitan todos nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. Así, podemos efectivamente hablar de ética, respeto y amor al prójimo. Actuamos por virtudes y no por entrenamientos sociales, ahí está el nuevo paso, el triunfo. Más que actos desconectados y aislados, desarrollamos un principio, fundamento, que guía nuestras elecciones, es decir, construiremos una vida de rectitud y alineamiento con las Leyes Divinas. Así, por el testimonio y los ejemplos elevamos la conciencia de cuantos buscan la renovación íntima, nos convertimos en Luz sencilla y humilde que trae aliento, esperanza y fe a un mundo todavía inmerso en la confusión, el miedo y la ignorancia. Todo aquél que da un paso en dirección a la evolución, inevitablemente revela al mundo que todos también pueden hacerlo. Depurar los gustos, elevar los pensamientos y sentimientos todo esto por sí solo, aunque sea realizando por solo un ser, impulsa a toda la humanidad a lo más alto. ¡Somos interdependientes!

¿Y dónde queda la vieja cuestión del egoísmo, de los apegos y vanidades frente a ese esfuerzo?

Simplemente se disuelven ante la conquista de nosotros mismos. La Verdad nos hará libres, orientó el Maestro. Y la verdadera libertad es la superación de estos grilletes, frutos de la ilusión. Tener la mente lúcida nos permite distinguir lo que es real de lo que es no permanente (ilusión). Empezamos a construir sobre la roca de la fraternidad y ya no sobre la arena de la separación. A partir del autoconocimiento, comprendemos mejor la vida y a los demás. El apego, fruto del miedo y la carencia, ya no es necesario para la mente que está llena de uno mismo, llena de lo divino. Nos convertimos, de esta manera, naturalmente generosos, pacíficos, pacificadores y humildes. Porque, todo esto, está latente en nosotros, ese estado de ser es el cumplimiento de la Voluntad de Dios, exactamente de acuerdo con las Bienaventuranzas del Sermón de la Montaña.

Sus palabras finales.

Agradezco inmensamente la oportunidad. Dejo al lector amigo mis sinceros votos de paz. Que nuestro amado Maestro nos ilumine la mente y el corazón, inspirándonos al estudio y a la conquista de nosotros mismos.
 
Traducción:
Ricardo Morante
rmorante3@yahoo.com

 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita