Mucho se comenta acerca de la necesidad de actualizarse
Kardec, por el hecho de estar viviendo en un mundo nuevo,
tecnológico, y que aquellos conceptos de más de ciento
cincuenta años estarían desactualizados. Tal vez esa sea
una visión de quien procure en la obra del insigne
maestro Lionés un manual de aplicación directa a las
cosas de la vida, una tabla de mandamientos directivos,
para introducirlos a su libre albedrío, a la manera de
un libro sagrado.
El presente artículo busca, por medio de un Storytelling (historia
contada), tratar de esa cuestión. Para eso, imaginemos
un Kardec atareado, después de haber lanzado la primera
versión de El Libro de los Espíritus el 18 de
febrero de
1857, inmerso en la producción de la nueva edición de
ese libro, que sería lanzada el 18 de marzo de 1860, en
el cual los 501 diálogos se transformarían en 1.018
preguntas (hay quien diga que serían 1.019, por un error
del profesor en la numeración de la pregunta siguiente a
la número 1.010).
En ese nuestro ejercicio en la nave de la imaginación,
Kardec recibe la visita de un personaje imaginario, el
Doctor Who, extraído directamente de una serie de
ficción científica británica, producida y transmitida
por la BBC desde 1963, y que muestra las aventuras de un
Señor del Tiempo alienígena, que explora el universo en
una máquina que se asemeja a una cabina de polícia
londinesa.
El viajante, entonces, invita a Kardec para un
irrecusable viaje en el tiempo en dirección al
conturbado 2020, cerca de 160 años al frente de su era,
a Rio de Janeiro – uno de los lugares donde la Doctrina
de los Espíritus alcanzó un número expresivo de
practicantes –, para ver, en ese futuro, realidades que
podrían ayudarlo en la revisión de la obra primera del
Espiritismo.
Así, equipado de un aparato alienígena embutido que
traducía automaticamente sus palabras, aquel distinguido
señor francés anduvo por las tierras cariocas, oculto,
visitando casas espíritas, y en breve se fue integrando,
logrando consultar Espíritus en las reuniones
mediúmnicas para, a la manera de su habitual
metodología, hacer preguntas y respuestas, y comparar
entre sí las declaraciones de las inteligencias
invisibles a sus preguntas.
Espantado con aquel mundo nuevo del Siglo XXI, en base a
las novedades tecnológicas y de los cambios en las
relaciones sociales y familiares, el codificador
resolvió hacer preguntas a los Espíritus en aquella
época, y llevar parte de esas para su época, y quién
sabe incorporarlas a la revisión de El Libro de los
Espíritus. Pensó en, quién sabe, auxiliar a aquellas
personas del pasado delante de problemas nuevos (más con
una raíz antigua), en una búsqueda para entender los
nuevos problemas a la luz de la doctrina naciente, que
se mantenía pujante en aquel siglo.
Siguen, a título de ejercicio, algunas preguntas
formuladas y seleccionadas por Kardec, acompañada de la
respuesta de los Espíritus:
Pregunta 10-A: ¿Habría espacio para Dios en este mundo
tan tecnológico?
R: El hecho de faltarle un sentido para entender a Dios,
no significa que Dios no exista, aunque Él no dependa
del hombre, como pensaban las religiones antiguas. El
espacio para Dios se traduce en el respeto del hombre
por su obra, incluyendose a sí mismo, y la tecnología
puede ser una poderosa y efectiva herramienta para el
perfeccionamiento del mundo.
Pregunta 54-A: ¿Qué pensar de la idea del derecho de una
raza, considerada pura y superior, de dominar a otras?
R: Insisten, los que así se posicionan, en no entender
que todos los hombres son hermanos en Dios y Espíritus
en evolución. De esa falta de entendimiento derivan
numerosos problemas que los hombres incluso traen a su
proceso evolutivo. Todo deriva, en la vida material, de
sus acciones u omisiones.
Pregunta 148-A: ¿Se puede decir que la ignorancia sea
tan perniciosa como el materialismo?
R: La ignorancia es la noche más oscura de la humanidad
Pregunta 185-A: Entonces, ¿depende de nosotros, como
Espíritus encarnados, el avance planetario?
R: Sí. La evolución es, siempre, una cuestión
individual, más solo tiene sentido en lo colectivo. Cabe
a la generación encarnada las acciones y las decisiones
para la materialización de un mundo mejor. Y para todos.
Pregunta 359-A: ¿Y en el caso de violación de la mujer,
qué se puede considerar? ¿Se puede, en estos casos
específicos, utilizar el aborto?
R: La conciencia de cada uno dictará la manera de obrar.
Se considera, sin embargo, que la vida es mucho más que
simplemente latir el corazón. Hay muertes psicológicas
que acaban, a medio y largo plazo, matando literalmente
a las personas por los sufrimientos impuestos. Entonces,
dejamos a los hombres las preguntas: ¿Podría alguien
juzgar a una mujer que recurre al aborto en un caso de
violencia? ¿Quién tendría autoridad para decir esto o
aquello? ¿La Ley de Dios, por cierto, no se relativiza,
más quien, de entre vosotros, la conoce en plenitud? Ya
os lo dijimos, antes: - hay crimen siempre que
transgredis la Ley de Dios, más el conocimiento de esta
Ley se amplia a la medida que el Espíritu progresa, para
conocerla en espíritu y verdad.
Pregunta 705-A: ¿Se puede decir que falta dividir mejor
el pan?
R: Dios ofreció un mundo con recursos suficientes para
todas las criaturas encarnadas. No se debe culpar a Dios
por la falta de amor en el corazón de los hombres. ¿No
dice Jesús para que vosotros fueseis como el pastor que
se preocupa con todas las ovejas?
Pregunta 761-A: ¿Qué pensar del juzgamiento de
criminales promovido por populares en las calles?
R: Llámenlo como quieran. El odio se manifiesta de
varias formas, revelando vuestra inferioridad, y
demostrando que el camino del progreso, para estos
hombres, aun es largo.
Pregunta 777-A: A medida que se inserta en el proceso
civilizatorio, el hombre crea para sí necesidades
tenidas como irreales. ¿Se puede afirmar esto?
R: Las necesidades irreales del hombre varían conforme
el tiempo en que él vive. Lo que era superfluo en un
momento de la historia humana no lo será en un tiempo
posterior.
Pregunta 922-A: ¿La lucha por la felicidad puede
volverse un camino para la infelicidad?
R: Los equívocos de vuestra saña desenfreada por la
felicidad tiene como raíz el propio concepto de
felicidad que vosotros empleáis. Llamáis felicidad la
mera búsqueda por cosas materiales.
Pregunta 943-A: Profundizando un pouco más en esta
cuestión del disgusto de la vida, no tendría, de alguma
forma, tal disgusto una pizca del elemento meramente
físico, material mismo, el cual puede colaborar para que
el hombre venga a pensar acerca de la idea del suicidio?
R: De hecho, el suicidio es tema complejo y
multifactorial y no podemos, por tanto, colocarlo apenas
en la cuenta de la obsesión y otros factores
espirituales. Hay, sí, los factores físicos envueltos, y
que, por eso, invitan a los hombres a aproximarse a la
ciencia para que puedan, en conjunto, la ciencia de la
materia y la del Espíritu, establecer juntas estrategias
para mejorar las condiciones de vida del hombre en el
plano material.
*
El ejercicio que hicimos arriba, basado en el
pensamiento presentado por los Espíritus de la
codificación, podrá ser ampliado, añadiéndose otras
tantas preguntas, cuyas respuestas estarán sintonizadas
con las ideas originales de la Doctrina de los
Espíritus.
Es una forma de demonstrar que las cuestiones que
inquietan a los habitantes del mundo actual pueden y
deben beber en la fuente de los principios espíritas, no
necesitando de ser, aquellas, actualizadas in verbis.
Nuevas preguntas son posibles y necesarias, y deberían
ser objeto de evocación de las inteligencias superiores,
en las instituciones espíritas de varias partes del
planeta, con una hipotética (más necesaría) comparación
entre las respuestas, sin cualquier intención de
componer una “nueva” doctrina, sino de discutir la
realidad, una necesidad permanente.
He ahí la invitación que hacemos a los “verdaderos
espíritas” – como es presentado en el Capítulo XVII de El
Evangelio según el Espiritismo – para que se retome
la consulta sistemática, organizada e inteligente a los
Espíritus, similarmente a lo que Kardec realizó en su
tiempo. Y, además, en cuanto esto no ocurre y siempre
que fuera necesario, para los seres que están en marcha
progresiva, lo que realmente precisa ser actualizado,
siempre, en todo momento, es nuestra percepción sobre el
mundo. (1)
(1) “¡Hace
un 21!”, que da título a este artículo, es una alusión a
una pieza de publicidad de una operadora de
telecomunicaciones, estrella por una atriz televisiva,
que fue famosa a vuelta del milenio.