La
frase anterior pertenece a nuestro entrevistado,
Niraldo Pulcineli (foto), nativo de
Passos (MG), radicado en Brasilia (DF) hace
muchos años. Espírita desde hace casi 40 años,
es conferencista y participante activo en las
actividades de la Federación Espirita Brasileña,
en la que se desempeñó y ha trabajado como
monitor y coordinador de la Evangelización de
Juventudes, monitor del Estudio En Profundidad
de la Doctrina Espírita (EADE) y expositor en
seminarios y actividades pedagógicas promovidas
por la FEB. En el área administrativa, fue
asesor del presidente de la FEB durante dos años
y Director Comercial y Financiero de la FEB
durante seis años. Participa en actividades de
Atención Fraterna, en la FEB y en otras casas,
colabora en el servicio asistencial mantenido
por la federación y participa también como
esclarecedor en reuniones mediúmnicas.
¿Cómo conoció el Espiritismo?
Yo era un practicante del
Protestantismo. Tenía 29 años en ese momento y
acababa de perder a mi primera esposa, que me
dejó con dos hijos muy pequeños. El momento fue
de gran dolor y aflicción y buscaba
ardientemente amparo espiritual, que no me
faltó. En esa ocasión, por la influencia de un
compañero de trabajo que era espírita, a pesar
del gran rechazo que tenía por el Espiritismo,
acepté leer la introducción de El Libro
de los Espíritus de Allan Kardec. Me
convertí en espírita en ese momento.
¿Qué es lo que más le atrajo
en la Doctrina Espírita?
Siempre tuve muchas dudas y he
planteaba preguntas angustiantes de naturaleza
filosófica y sobre la justicia divina, hasta
entonces no respondidas convincentemente. Sufría
el ataque de amigos y familiares sobre estos
temas, que decían que yo era víctima de Satanás,
pero yo seguía buscando respuestas
esclarecedoras y convincentes. Cuando conocí la
Doctrina Espírita, encontré esas respuestas
basadas en una lógica tan simple, clara e
irrefutable, que finalmente comprendí que mi
búsqueda había llegado a su fin.
Cuéntenos sobre su
experiencia en el campo espírita.
¡Oh! Mucha lucha llena de
alegrías, pero también de algunas decepciones y
tristezas, como no podría dejar de ser en la
condición espiritual en la que nos encontramos.
Las alegrías provenían de la convicción que me
daba la Doctrina, en la justicia incorruptible y
en la bondad ilimitada del Creador, y del
consiguiente deseo fuerte de combatir las
propias imperfecciones, de la certeza de las
bendiciones derramadas, de la asistencia
incondicional y constante de la Espiritualidad y
de la satisfacción como resultado de la labor
realizada. En cuanto a las decepciones y
tristezas, aunque en mucho menor grado, se
debieron a la vanidad, la ambición y otras
debilidades humanas, que encontramos en casi
todos los ambientes.
En su percepción, ¿cuál es el
papel principal de una Casa Espírita?
Jesús recomendó que nos amemos
mutuamente y Kardec subrayó que las casas
espíritas se debían caracterizar por el trabajo,
la tolerancia y la solidaridad. Entonces, el
papel principal de una casa espírita es trabajar
por la divulgación del Evangelio y de la
Doctrina, tolerar las faltas ajenas, practicar
la solidaridad y amar incondicionalmente.
¿Cómo y cuándo comenzó su
actividad de conferencista espírita?
Hace unos 40 años comencé mi
historia en el campo espírita participando en la
Evangelización de la Juventud en la FEB. La
recordada Cecilia Rocha, en su momento directora
de la Casa, coordinaba una reunión que tenía
lugar los sábados, antes de las clases de
evangelización, en las que yo participaba. Un
día, me invitó a ser parte de un curso de
formación de conferencistas, a lo que me opuse
vehementemente, porque temblaba ante la idea de
hablar en público. Ella me convenció para
participar en el entrenamiento ahí mismo, en las
reuniones de los sábados. Después de un mes, ya
estaba programado para hacer la “preparación" –
lectura y comentario – una página de la serie Fonte
Viva de Emmanuel en las reuniones públicas.
Después de eso, un tiempo después, pasé a
integrar el programa de conferencistas.
¿Cuáles son los temas que más
aborda en sus conferencias?
Abordo varios temas,
principalmente porque la mayoría de las casas
espíritas, donde doy mis conferencias, definen
previamente los temas. Sin embargo, lo que más
me gusta abordar son asuntos evangélicos de
naturaleza moral, porque entiendo que realmente
necesitamos comprender y vivenciar la moral de
Cristo, en el sentido de implantar el Reino de
Dios en nuestros corazones. Por otro lado, suelo
hablar también de cuestiones científicas,
entendiendo que ese conocimiento facilita la
comprensión de los aspectos morales.
¿Cómo es su proceso al
preparar una conferencia?
Primero, reflexiono sobre el
tema, tratando de entender cuál es la idea
central. Después, investigo en la literatura
espírita lo que existe sobre ese tema. Leo
cuidadosamente las referencias que he encontrado
y registro las que considero oportunas. A
continuación, paso a la organización de la
conferencia, definiendo los objetivos.
Finalmente, después de una oración pidiendo la
asistencia e inspiración de los amigos
espirituales, elaboro la ruta a seguir,
desarrollando el tema para cada objetivo,
tratando de ilustrarlo con ejemplos y argumentos
que considero pertinentes.
¿Cuál es la mayor dificultad
que ha encontrado en la tarea de conferencista
espírita?
Al principio, fue el enfrentar
al temor de hablar en público. Más tarde, fue
saber cómo gestionar el tiempo, para poder decir
todo lo que estaba planeado dentro del tiempo
disponible para la conferencia.
¿Cuál es el mejor camino para
convertirse en un buen conferencista espírita?
En primer lugar, estudiar mucho,
para adquirir la seguridad en los temas
abordados. Después, comprender que el
conferencista debe dirigir la conferencia
primero para sí mismo, es decir, debe ser
coherente en sus actitudes con lo que predica en
las conferencias. Finalmente, debe aprender a
organizar las ideas para que sean didácticamente
comprensibles y agradables para el público, y
esto requiere perseverancia y mucho
entrenamiento.
Cuéntanos algún caso
relacionado con sus conferencias que también se
ha convertido en aprendizaje de la vida.
De manera general, cuanto más
doy conferencias, más aprendo y más me animo a
luchar contra mis imperfecciones. Pero, una vez,
una conferencia especial, en la abordé el tema
de la parábola de los talentos, basada en un
libro de Divaldo/Joanna de Ángelis, despertó en
mí la importancia del autoconocimiento y la
responsabilidad de desarrollar y aplicar los
talento0s para el bien general. Eso fue muy
importante para mí.
¿Cómo ve la misión de las
conferencias y los estudios en las Casas
Espíritas en la actualidad?
De muy alta
relevancia. Estamos viviendo la gran transición,
del mundo de pruebas y expiaciones al mundo de
la regeneración, pero pocos son conscientes de
ello y muchos, ciertamente, por su
comportamiento rebelde y vinculado al mal, no
podrán reencarnar en la Tierra. Además, debemos
estar vigilantes ante la acción persistente de
las tinieblas, rebeldes y furiosas, que intentan
incansablemente de desviarnos del camino del
Bien, tratando de obstaculizar el avance de la
Regeneración. Por lo tanto, las conferencias y
los estudios realizados por las casas espíritas
deben y pueden contribuir valiosamente a esta concientización colectiva
y la vigilancia contra las tinieblas,
condiciones muy necesarias, especialmente ahora.
¿Qué consejo le puede dar a
un conferencista espírita principiante?
Que estudie mucho, aprenda
mucho. Que luche contra el orgullo y el egoísmo,
que trate de ser sencillo, prepare conferencias
con disciplina, responsabilidad y objetividad,
especialmente en lo que respecta al respeto de
la pureza de la Doctrina, y que confíe en la
asistencia espiritual, que nunca falta, siempre
que se cumplan las condiciones ya mencionadas.
En el momento en que vivimos,
¿cuál es el papel de los dirigentes espíritas y
de las instituciones federativas?
Comprendiendo la delicadeza y
las necesidades específicas del momento, creo
que los dirigentes espíritas deben incentivar a
los conferencistas en el sentido de llevar a las
personas a la comprensión de lo que está
sucediendo, de lo que estamos viviendo,
esclareciéndolas, consolándolas, reforzando la
esperanza y la confianza tranquila en la
conducción segura de la transición, por Cristo,
hacia el rumbo irreversible de la Regeneración.
¿Cuáles son sus planes con
respecto a la Doctrina Espiríta en el futuro?
Los Espíritus nos dicen que el
Espiritismo será la religión del futuro. No en
cuanto al concepto de "iglesia", sino en el
sentido de la mejor condición moral y espiritual
de la Humanidad, por el conocimiento que
proporciona la Doctrina. Entonces, quiero formar
parte de este proceso, aprendiendo y vivenciando
el Evangelio de Cristo cada vez más y tratando
de contribuir, tanto como pueda, aunque con
recursos muy limitados, a la preparación de la
Era de la Regeneración.
Sus palabras finales para
nuestros lectores en este momento en que la
humanidad todavía se enfrenta a la pandemia del
coronavirus.
Cristo dijo que al final de los
tiempos, ocurrirían el hambre, las guerras y los
rumores de guerras, terremotos, epidemias...
Obviamente, estamos viviendo los tiempos
predichos y el Covid-19 es parte del proceso.
Pero Él también dijo que los que perseveren
hasta el fin serían salvos. Entonces,
trabajemos, amemos, seamos solidarios, tratemos
de aprender de nuestros errores, corrigiéndonos
y sigamos hacia adelante con confianza en Él y,
sobre todo, sin permitir que el miedo nos
domine, porque, además de entorpecer nuestras
acciones, deprime nuestro sistema inmunológico,
favoreciendo el ataque del virus mortal. Que
Jesús permanezca con nosotros.
|