El
optimismo presente en la frase anterior es de
nuestro entrevistado, Luiz Julião Ribeiro (foto), quien
reside desde abril de 1978 en el Distrito
Federal. Nacido en Mundo Novo (BA), cuando tenía
tres años, sus padres se mudaron a Santa Helena
de Goiás. Espirita desde los 16 años, inició su
tarea espírita en la Mocidade Espírita Irmão
Otávio, del Centro Espírita Ricardo Campos, en
Santa Helena de Goiás. Participó como orador de
la Federación Espírita del Estado de Goiás,
dando conferencias en la región a la pertenecía
la ciudad donde vivía. Fue director del Abrigo
Espírita María Madalena, en Santa Helena de
Goiás.
Conferencista espírita,
participa desde 1983 en la Sociedad Espirita de
Asistencia y Estudio (SEAE), con sede en
Cruzeiro Novo, Distrito Federal, siendo también
uno de los trabajadores, desde 2011, de la
Federación Espírita Brasileña.
Licenciado en Derecho, con
posgrado en Derecho Público Interno, fue
Delegado de la Policía del Distrito Federal por
más de 20 años, y actualmente está jubilado.
En la entrevista que nos
concedió, nos cuenta, entre otros temas, sobre
su iniciación en el Espiritismo y su vivencia en
las lides espíritas.
¿Cómo conoció el Espiritismo?
Mi primer contacto con el
Espiritismo fue a través de un vecino llamado
Manoel. Este caballero siempre me buscaba con un
libro en la mano, me llamaba y me proponía que
él iba a leer el libro y me pedía que comentara
sobre el pasaje que acababa de leer. Esto
sucedió durante un período que no sé precisar.
Pero después de algún tiempo, comenzó a decirme
que debía asistir al Centro Espirita porque yo
entendía el Espiritismo. Yo no sabía qué era el
Espiritismo. Nunca había oído hablar de él, a
pesar de que hay un Centro Espírita cerca de mi
casa. Un día, después de la lectura y de mis
comentarios, me invitó a ir al Centro Espirita y
me pidió que invitara a su hijo, que era mi
amigo de la infancia. Prometí que lo haría e
invité a su hijo, pero el chico no aceptó.
Además, me advirtió que en el Centro se cerraban
los ojos para rezar y que, si no los cerraba,
aparecería el diablo. Fui. En determinado
momento la luz disminuyó y yo, impresionado por
lo que el chico me había dicho, salí corriendo y
me fui. Al día siguiente el Sr. Manoel salió a
mi encuentro y me preguntó qué había pasado.
Traté de disimular diciendo que no había pasado
nada, pero me dijo que él vio cuando salí
corriendo y partí del interior del Centro. Le
expliqué lo que había pasado. Entonces me aclaró
que su hijo era un bromista. Me dijo que la luz
atenuada y los ojos cerrados no eran
obligatorios, y que eso era para que no se
distrajeran las personas que oraban, mirando a
la gente presente, sino mirándose a sí misma y
entrando en una comunión intensa y sincera con
Dios, para hablar con Él, porque era un momento
importante. Me pareció coherente, serio y
respetuoso. Me sorprendió.
¿Qué es lo que más le atrajo
de la Doctrina Espírita?
Lo que más me atrajo en la
Doctrina Espírita fue la racionalidad de sus
enseñanzas, la perfecta armonía de las
enseñanzas con la realidad que vivimos. Es como
ver una luz intensa y clara que muestra todo lo
que necesitas y aspiras ver y que responde a
todas las dudas y preguntas que ni la ciencia ni
la religión que profesas responden.
Háblenos sobre su actuación
en las actividades desarrolladas en el
movimiento espírita.
Mi participación principal en el
Movimiento Espírita es muy modesta,
insignificante, principalmente como
conferencista en los Centros Espíritas del
Distrito Federal y sus alrededores, en algunas
ciudades del Estado de Goiás.
En su percepción, ¿cuál es el
papel principal de una Casa Espírita?
Entiendo que el papel principal
de una Casa Espírita es acoger, consolar,
enseñar y recordar las enseñanzas de Jesús, con
benevolencia, indulgencia y perdón de las
ofensas, aplicando el Evangelio de Jesús en su
pureza, verdad y bondad.
¿Cómo y cuándo comenzó su
actividad en el medio espírita?
No tengo la fecha correcta, pero
todavía estaba en la adolescencia, alrededor de
los dieciséis años, ingresando a la Juventud
Espírita, haciendo comentarios de lecturas,
conferencias en reuniones públicas, aplicando
pases, participando en la Campaña Auta de Souza
y trabajando como adoctrinador en las Reuniones
Mediúmnicas. Esto es en el Centro Espírita
Ricardo Campos y en la Juventud Espírita Irmão
Otávio, en Santa Helena de
Goiás.
¿Qué temas aborda más en sus
conferencias?
Los temas que más trato en mis
conferencias son de naturaleza doctrinaria y
filosófica, basados en El Evangelio según el
Espiritismo, El Libro de Los Espíritus
y las obras complementarias.
¿Cuál es la mayor dificultad
que encontró en la tarea de conferencista
espírita?
No tengo mayor dificultad en
esta tarea, porque me causa una alegría intensa.
Yo diría que siempre he tenido una gran
preocupación: ser fiel a las enseñanzas de la
Doctrina Espírita. Especialmente al principio,
tenía demasiado miedo de distorsionar la verdad,
por falta de conocimiento, lo que sería una
deshonra para mí mismo y una traición a Cristo,
dejando así de ser una rama de la vid celestial.
Cuéntenos algún caso
relacionado con su experiencia en actividades
espíritas y que también se convirtió en
aprendizaje de vida.
Recuerdo que fui presidente de
la Juventud Espírita, Irmão Otávio y
una directora del Centro Espírita me llamó la
atención. Quedé resentido y entregué el cargo.
Decidí que iba a ser autodidacta a partir de
entonces, sin asistir a ninguna Casa Espírita.
Después de unos meses, estaba en una plaza
pública de la ciudad sin
hacer nada, cuando una conocida que frecuentaba
el Centro se acercó y me
preguntó qué estaba haciendo. Le respondí que no
hacía nada. Me tiró de la mano y me invitó a la
reunión pública del centro. Fue un gesto tan
mecánico e imponente que no tuve tiempo para
replicar o reaccionar. Fuimos al Centro y en
determinado momento comenzó una comunicación
mediúmnica, por la psicofonía de una médium, que
habló muy elegantemente, con palabras educadas y
elevadas, pero tan pronto como comenzó la
comunicación, empecé a sentir una luz intenso en
mi dirección, como un faro, que venía desde la
médium que estaba dando comunicación. Me quedé
muy perturbado, sin poder ver directamente,
porque la luz era muy fuerte. Recuerdo muy poco
lo que se dijo, pero dijo que habían hecho un
gran esfuerzo para conducir a la persona hasta
donde estaba, pero la persona estaba tirando al
piso todo el trabajo y el esfuerzo. En ningún
momento la entidad dijo el nombre de quién era
tal persona. Cuando estaba al final dije sólo
pensando: "No soy yo". Entonces, inmediatamente,
la entidad exclamó: "Es contigo mismo que estoy
hablando". A partir de ese día decidí que ya no
renunciaría a ningún compromiso en el bien.
¿Cómo ve la misión de las
conferencias y estudios en las Casas Espíritas?
La misión de las conferencias y
los estudios es el cumplimiento de la misión del
Espiritismo, anunciada por Cristo, que el
Consolador vendría a enseñar todas las cosas y
recordar todo lo que Jesús nos dijo. Por ello el
Espiritismo tiene el deber de ser absolutamente
fiel a Cristo, bajo pena de desaparecer en el
transcurso del tiempo, como todo lo que no es
verdadero.
Según su percepción, ¿qué
necesita y se puede mejorar en la formación de
nuevos trabajadores espíritas?
Es difícil señalar una receta,
porque no existe. Pero diríamos que, si
sinceramente queremos mejorarnos a nosotros
mismos, debemos practicar, con más amor, bondad
y sabiduría, las Leyes de Dios. Esa es la
solución definitiva. No hay otra.
En ese contexto, ¿cuál es el
papel de los dirigentes espíritas?
Diríamos que los dirigentes
espíritas no tienen el poder, sino más bien el
deber de amar al prójimo como Jesús nos amó.
Actuando con humildad, fraternidad, indulgencia
y con la más desinteresada caridad. Jesús
necesita de quien sirve y ama; no de quién
quiere ser servido.
¿Cuáles son sus planes para
los próximos años con respecto a la Doctrina
Espírita?
Mis planes son seguir sirviendo,
ofreciendo a mi pequeño óbolo, como la viuda en
el gazofilacio del
Templo, entendiendo que la Obra es de Jesús y
que no somos más que siervos indigentes
necesitados de la compasión y misericordia de
Dios.
Sus palabras finales a
nuestros lectores en este momento en que la
Humanidad terrena se enfrenta a la pandemia del
coronavirus.
Nos queda el más profundo
agradecimiento por la honorable oportunidad que
se nos da. Somos conscientes de que nuestra
modesta experiencia no sirve de ejemplo a nadie.
Si me permiten decir algo sobre mí mismo, diría
que confiemos en Dios y en Jesús. Sabemos que el
mundo no fue creado por seres humanos. Quien lo
creó sabía muy bien lo que estaba haciendo. No
crearía una obra tan grande, tan hermosa, tan
rica y armoniosa, para después abandonarla. Por
eso, no estamos abandonados. ¡Todo va a salir
bien! Vivimos otro momento importante en la
historia del planeta Tierra y su humanidad,
totalmente planeado por quien lo creo y siempre
lo han estado dirigiendo. Por ello, estamos
absolutamente seguros, a pesar de la
infantilidad, de la inseguridad y del
alejamiento de las leyes de Dios por la
humanidad. La victoria final es absolutamente
segura y la pandemia pasará y saldremos de ella
mejores que antes y totalmente vencedores sobre
nosotros mismos.
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