La frase de
arriba es de nuestra entrevistada, Rozana
Silqueira Paixão (foto), mineira natural
de Mirabela, ahora residente en Montes Claros
(MG). Licenciada
en Derecho, es Juez de Derecho y titular del
Juzgado de la 1º Jurisdicción Empresarial y de
Hacienda Pública del Distrito de Montes Claros.
En las lides espíritas, es conferencista y
colaboradora de la Asociación Espírita Paulo de
Tarso, en su ciudad, en la que participa en
varios frentes.
¿Cómo y cuándo se convirtió en espírita?
Me
convertí en espírita hace muchos años. Desde la
adolescencia, surgieron en mí varias preguntas
que la religión católica no respondía. Estaba
tratando de entender quién era yo, de dónde
venía, hacia dónde voy, qué estoy haciendo en la
Tierra y cuál es la razón de la desigualdad
entre los hombres. Vivía angustiada e infeliz.
Entonces, comencé a conocer varias líneas
espiritualistas, en un intento de comprender la
vida. Y me encantó la Doctrina Espírita, que me
dio todas las explicaciones que necesitaba.
¿Qué es lo que más le conmueve, en el
razonamiento y en el sentimiento, en el
contenido del Espiritismo?
Por su
carácter científico, la doctrina espírita tiene
como uno de sus postulados la fe razonada,
basada en el estudio, en la comprensión, así
como la comprensión relacionada al hombre con
Dios. Diferente de la fe ciega y dogmática
predicada por las religiones tradicionales. Este
es el hecho que más conmueve mi razonamiento en
la Doctrina de los Espíritus. Con respecto al
sentimiento, lo que más me impresiona del
Espiritismo es su aspecto consolador que se
deriva de las lecciones morales que se originan
en el Evangelio del Maestro Jesús, que nos
invita a la renovación y a nuestra evolución
espiritual a través del ejercicio del amor.
En una
reciente reunión virtual, su referencia a Jesús
fue muy cariñosa. ¿Qué
nos podría decir sobre ese hecho?
El
mensaje de Jesús nos induce a sentir un profundo
afecto por él, incluso puedo decir un
sentimiento de intimidad, hasta el punto de
considerarlo un hermano querido que siempre está
cerca de nosotros en todo momento.
De las
enseñanzas del Maestro, ¿qué es lo más
resaltante para sus sentimientos?
Este es
un tema difícil, porque todas las enseñanzas
expresadas por el amado Maestro son muy notables
para todos los seres humanos de todos los
tiempos. Para mí, especialmente, el dominio de
las emociones a través del amor y la comprensión
del otro es uno de los que más me impresiona.
Aunque es lo más difícil de adquirir, es
imprescindible para la conquista del equilibrio
y la paz interior, que tanto conribuyen y ayudan
en la renovación íntima y el crecimiento interno
de cada uno de nosotros. El amor al prójimo,
ejercido por la caridad y adoptado como lema del
Espiritismo al determinar que "fuera de la
caridad no hay salvación", es el punto último
del proyecto del Hermano Mayor para toda la
humanidad.
De las parábolas, ¿le gustaría destacar una de
ellas?
La que
más me conmueve es la parábola del Hijo Pródigo
porque, además de proporcionarnos profundas
reflexiones sobre diversos temas, representa
nuestro regreso al seno del Padre Celestial, que
siempre nos acoge con los brazos abiertos, sin
importar la situación en la que nos encontremos.
Desde su experiencia con las conferencias, ¿qué
le gustaría destacar a los lectores?
¡Las
conferencias son importantes de muchas maneras!
Principalmente porque animan a los oyentes al
estudio y a comprensión cada vez más interesante
de la doctrina espírita. Las enseñanzas del
Evangelio también los motivan a buscar una mejor
claridad de su proceso existencial.
De sus experiencias en el campo espírita, ¿cuál
es la que tuvo para usted un gran significado en
términos espirituales?
El
mayor significado espiritual que he obtenido a
través de la vivencia en el campo espírita es la
posibilidad de estar cada vez más comprometida
con mi autoconocimiento, para permitirme una
verdadera renovación espiritual, buscando, en
consecuencia, hacer esfuerzos para vencer las
malas inclinaciones con el fin de ser mejor hoy
de lo que era ayer, como sugiere Allan Kardec,
refiriéndose a los buenos espíritas.
De la
acción de estimular la fundación de
instituciones espíritas e incluso integrar
equipos para este fin, ¿cuál es la mayor
experiencia que le quedó?
Es una
experiencia muy enriquecedora, porque nos
permite desarrollar virtudes indispensables para
nuestro avance moral, así como el coraje de
exponernos y hablar de la doctrina espírita en
diversos ambientes, muchas veces tan adversos.
Por lo tanto, el trabajo en el campo espírita,
en general, nos prepara para sembrar las
enseñanzas del Maestro Jesús y el Evangelio, al
mismo tiempo en que se nos invita a ejercer
estas lecciones en la vida cotidiana, que son
brújulas para la actual existencia terrestre.
¿Algo más que quisiera añadir?
Me
gustaría decir que el Centro Espírita es la
extensión de nuestro hogar y aquél que busque el
conocimiento y el perfeccionamiento interior
debe estar vinculado a él, donde tendrá más
facilidad de integrarse al trabajo en el bien y
conocer la verdad, porque como dijo Jesús, a
través del apóstol Juan, "conoceréis la verdad y
la verdad os hará libres".
Sus palabras finales.
Quiero
expresar mi gratitud por la oportunidad de ser
escuchada por esta revista, que presta tan
relevante trabajo en la divulgación del
Espiritismo, poniéndome siempre a disposición de
este equipo de valiosos trabajadores de la luz. |