Nacida en Fortaleza (CE), donde reside, Simone
Ivo de Sousa (foto) es licenciada en
Filosofía (UECE), licenciada en Gestión
Empresarial, con especialización en Gestión
Estratégica de Personas y Gerencia de Procesos
de Negocios (FBUni). Trabaja como gerente
administrativa y brinda servicios de consultoría
organizacional y mentoría de negocios. Vinculada
a la Federación Espírita del Estado de Ceará y a
la Sociedad de Estudios Espíritas Casa de
Francisco, trabaja en ambas como coordinadora
del Área de Comunicación Social y Eventos
Institucionales.
A continuación, la entrevista
que amablemente nos concedió.
¿Cómo se convirtió en
espírita?
Soy espírita de cuna. Mi madre
es médium y, desde muy joven, conocemos la
doctrina acompañándola a las reuniones
mediúmnicas públicas a las que ella asistía en
el Centro Espírita Fe, Esperanza y Caridad, en
el Parque São José. En ese momento, entendía
poco qué eran esas manifestaciones. Sólo en la
adolescencia me interesé en estudiar los
fenómenos y todo lo concerniente al Espiritismo.
En él encontré respuestas a mis inquietudes
filosóficas.
¿Qué es lo que más le llama
la atención en el Espiritismo?
Con certeza su carácter
instructivo consolador, que nos hace comprender
que nuestras personalidades, idiosincrasias y
tendencias forman parte de lo que nos hemos ido
construyendo en el transcurso de las existencias
y que, aunque seamos espíritus aún progresando,
podemos llegar a ser mejores. Y un punto
hermoso: ¡no hay adiós!
¿Cómo surgió su interés en
reflexionar sobre la espiritualidad en los
negocios?
El interés proviene de las
interacciones profesionales y humanas. Así como
el Espiritismo contempla la filosofía y la
ciencia, no hay razón para no aplicar los
principios espirituales a las relaciones
laborales humanas. Los espíritus nos esclarecen
en la pregunta 674 de El Libro de los
Espíritus que el trabajo de cualquier tipo,
particularmente el que permite el desarrollo
ético-moral del ser humano, es una ley cósmica,
es una ley natural. Nuestra producción laboral
es una fuente de progreso, no un castigo. En su
desarrollo podemos educar nuestros sentimientos
manteniéndonos activos. A través del trabajo
contribuimos a los avances personales y
colectivos, contribuyendo en favor del progreso
social y moral de todos. Antes de ser
profesionales, somos espíritus y como tales
podemos vivenciar las experiencias profesionales
de una manera espiritualizada.
¿Podemos incluir a la
espiritualidad en los negocios que, en la
mayoría de los casos, están vinculados
exclusivamente a aspectos materiales y a menudo
burdos o banales?
Cuando nos referimos a los
negocios, siempre lo ligamos al lucro, el dinero
y el éxito. Obviamente, las organizaciones
empresariales en las sociedades capitalistas se
basan en estos preceptos para su sostenibilidad
y continuidad. Sin embargo, en el camino para
lograr esos objetivos, surgen oportunidades para
el crecimiento personal y espiritual. Cuando nos
referimos a la espiritualidad en los negocios,
no estamos proponiendo una religión o
religiosidad, sino el ejercicio de vivenciar la
relación laboral de una manera virtuosa y con
responsabilidad social, comprendiendo nuestro
papel como ciudadano en el mundo. La vivencia de
esta espiritualidad tiende a retornar a su
emisor, cuando este se encuentra investido de
ética, compasión y comprensión en el uso de los
recursos y en los contactos interpersonales en
el trabajo. El filósofo contemporáneo Mário
Sérgio Cortella afirma algo muy pertinente a
nuestra reflexión: "¡Haz lo mejor que puedas, en
la condición que tienes, mientras no tengas
mejores condiciones, para hacerlo aún mejor!".
Si utilizo los recursos personales y los
recursos disponibles para producir algo de la
mejor manera posible, ciertamente estoy haciendo
estos usos en conformidad con esa
espiritualidad.
Considerando que los llamados
negocios, en general, buscan ganancias y
estrategias que no siempre son éticas, ¿estamos
preparados para incluir la espiritualidad en
ellos?
Sé tú el cambio que quieres ver
en el mundo, ya nos alertaba Mahatma Gandhi.
Convertirse en protagonista de este cambio es
una elección individual. El trabajo necesita dar
sentido a mi vida, no solo por la remuneración
que proviene de él. Poner en nuestras acciones
corporativas los sentimientos de unidad,
respeto, humildad, confiabilidad, dignidad y
justicia contribuye a este cambio de paradigmas.
Tratar a todos por igual, otorgando las mismas
oportunidades, liderar y ser guiado escuchando,
sirviendo y trabajando en equipo.
El escritor y consultor Sérgio
Buaiz nos esclarece que "la Espiritualidad en
los negocios tiene que ver con la visión
humanitaria y responsable que debe acompañar las
expectativas de ganancias de los gestores de las
empresas". Y esta visión debe abarcar no solo el
compromiso con la responsabilidad social junto
con su público objetivo, sino también a sus
empleados. Necesitamos abrirnos a una mayor
comprensión de lo que significa obtener
ganancias. El término lucrar, ¿está vinculado
únicamente a los bienes materiales? ¿O no hay
ganancia cuando dañamos menos el ecosistema en
el que estamos inmersos? ¿No hay lucro cuando
tenemos empleados felices y comprometidos,
entendiendo el propósito de lo que hacen,
producen, en relación a un bien mayor y
colectivo?
¿Cómo siente los despliegues
de estos estudios, incluida la repercusión con
el público que escucha?
Todavía no he propuesto el tema
en las explicaciones y conferencias que hago en
las instituciones espíritas, pero
profesionalmente, cuando es posible, trato este
asunto con la alta dirección de las empresas
donde presto servicios de consultoría y
mentoría.
¿Qué paralelo podemos hacer
de la máxima “No se puede servir a Dios y a
Mamon” y el binomio Negocios x Espiritualidad?
Mamon, en griego es "mammonas".
Significa tesoro, riqueza. Hay innumerables
personas que personifican la riqueza y la adoran
como un dios. Eso es innegable. Reiteramos una
vez más que los negocios y la espiritualidad se
coadyuvan, ya que la espiritualidad que tratamos
aquí no se refiere a la religión, sino a la
aplicación y vivencia de actitudes éticas y
responsables. En la incorporación real de
objetivos más nobles a las acciones
empresariales y no solo con el objetivo de
asociar su imagen corporativa con una acción
políticamente correcta, para ganar titulares
periodísticos. Vemos varias empresas que ya
incluyen en su estructura organizativa el área
de responsabilidad social empresarial. Empresas
que establecen y monitorean sus códigos de
ética. Empresas que son evaluadas
permanentemente como organizaciones con
participación activa en todas las dimensiones de
la vida de las comunidades en las que se
insertan y que fomentan el trabajo voluntario.
De sus recuerdos sobre el
tema, ¿qué es lo que más destaca?
Como sugerencia para quienes
piensan en iniciar reflexiones y acciones en
torno a esta propuesta, la lectura del libro
"Espiritualidad en el trabajo y en los
negocios", escrito por Kathleen Hawkins –
Editorial Madras, y también "Dios en los
negocios", de los autores Henry Blackaby y
Richard Blackaby.
Sus palabras finales.
Gratitud por la oportunidad de
estas reflexiones. |