Nacido en Araxá (MG), ahora residente en
Uberlândia (MG), Gustavo Silveira Marques (foto) tiene
una maestría en Ciencias de la Computación y
trabaja como analista de sistemas en TQI. En las
lides espíritas, participa en dos instituciones:
el Grupo Espírita Léon Denis y el Centro
Espírita Paulo Apóstolo, ambas en la ciudad
donde reside. En la siguiente entrevista, nos
habla sobre el significado literario de la obra
de Emmanuel y su importancia para todos
nosotros.
¿Cómo se volvió
espírita?
El Espiritismo ha estado
presente en mi familia materna desde los tiempos
de mi bisabuela (principios del siglo XX).
Poseía una mediumnidad muy ostensiva, que la
condujo naturalmente a la Doctrina, y a partir
de entonces, aunque muy incomprendida por la
familia, pudo desarrollar la mediumnidad y nunca
abandonó el Espiritismo. Luego condujo a mi
abuela materna, quien luego condujo a mi madre
mucho antes de que yo naciera. Por ello, ya
vengo de una familia espírita y, aunque mi padre
es de tradición católica, nunca nos impuso
ninguna restricción, llegando incluso a apoyar
nuestra presencia en el centro y participar con
nosotros en el Evangelio en el hogar.
¿De dónde viene el gusto por
los textos de Emmanuel?
Recuerdo que desde muy joven el
nombre de Chico Xavier siempre ha tocado mi alma
profundamente, y hasta el día de hoy no hay otro
que me cause tanta emoción. A pesar de ello, me
llevó muchos años despertar y profundizar por
fin en la obra psicográfica que dejó. Recién en
enero de 2016, con motivo del 1er Congreso
Espírita de Uberlândia, escuché por primera vez
que yo recuerde, la lectura de un texto de
Emmanuel. El conferencista supo demostrar lo
profundo y sensible que era el texto y esto me
causó algo verdaderamente indescriptible. Salí
del Congreso profundamente impactado, no solo
por los hermosos discursos de los
conferenciantes, sino por lo que el texto del
benefactor me provocó íntimamente. De allí en
adelante, entonces, desde mi indigencia, estoy
intentando estudiarlo y entenderlo cada vez más
y más.
¿Qué es lo que más llama su
atención en la obra del conocido benefactor?
Siempre digo que Emmanuel le
habla a mi alma. Lo que hay en sus textos
trasciende con creces la letra y me llena el
espíritu de una manera tan profunda y tan clara
que ni siquiera puedo explicarlo adecuadamente.
La síntesis, la profundidad, la claridad y la
verdad que existen en los textos de Emmanuel son
sin duda las que más me despiertan y me permiten
una mayor comprensión de la vida que existe en
el Evangelio.
¿Cómo considera que estos
contenidos pueden contribuir a la evangelización
de los niños?
Creo que no sólo Emmanuel, sino
la Doctrina Espírita en su conjunto, aporta una
gran contribución a la evangelización del niño.
En el libro Testimonios de Chico Xavier podemos
leer una carta de Chico a Wantuil de Freitas, en
la que el médium narra la profunda preocupación,
cuidado y afecto del benefactor a los libros
dedicados al público infantil. Es necesario,
desde temprana edad, mostrar a un Jesús cercano,
amigo, compañero, como el verdadero guía que es,
ya que un guía que se precie de serlo no está
lejos de ser guiado. Es necesario mostrar a un
Jesús que realmente no está en la cruz, que
aunque sea un símbolo de la lucha cristiana
nunca será el fin al que estamos destinados,
convirtiéndose solo en el medio por el cual
alcanzaremos la verdadera realización
espiritual. Por eso, creo que no solo Emmanuel,
sino todo el trabajo de Kardec y la obra
subsidiaria seria, tienen una gran y efectiva
contribución a la infancia, necesitando, por
supuesto, adaptar el lenguaje y la forma tanto
como sea posible.
Presentar a Jesús al niño, a
través de todo lo que ya se nos ha explicado, es
una tarea urgente que nos pide dedicación y
cariño. También agregaría que la Doctrina nos
esclarece suficientemente acerca de la misión de
la maternidad/paternidad. Por eso, es necesario
comprender que aunque los niños son Espíritus
inmortales, con sus experiencias y
conocimientos, necesitan orientación desde una
edad temprana. Por muy buenos que sean,
necesitan directrices. De hecho, las malas
tendencias necesitan ser educadas y las buenas
cualidades necesitan ser despertadas,
alimentadas. En este sentido, la evangelización
se convierte en un factor fundamental. Es
necesario guiar al niño, por muy evolucionado
que pueda ser el Espíritu que está allí. Algo
que escuché una vez y me marcó bastante es: "Si
los niños no eligen si van o no a la escuela,
porque su importancia es clara, ¿por qué pueden
elegir si van o no al centro, cuya relevancia
habla para la eternidad?"
¿Y en cuanto a los jóvenes, a
los adultos?
Una cosa que noté en mí, desde
2016, es que mi perspectiva de la vida ha
sufrido cambios profundos. Hablo de mí mismo,
porque es la experiencia con la que he podido
entrar en contacto más de cerca. A lo largo de
los años, he notado que la sensación de que la
encarnación en sí no es infinita y que las
oportunidades pasan a la misma velocidad con la
que llegan ha ido creciendo y haciéndome tener
más cuidado con el tiempo. Me parece que
mientras somos más jóvenes tenemos la "certeza"
de que siempre tendremos tiempo para todo y que
todo se puede dejar para después, para más
adelante. Y la Doctrina Espírita me ayudó a
darme cuenta de que, a pesar de tener la
eternidad por delante y cuántas existencias
necesitamos para cumplir con nuestra evolución,
cada encarnación tiene su valor justo, y que
cada día tiene su importancia.
Por lo tanto, creo que dentro
del Espiritismo todos estamos llamados a valorar
la oportunidad que tenemos, buscando
interiorizar el sentimiento del verdadero bien,
no porque después de aquí tendremos nuestro
destino eternamente definido, sino porque
reconocemos lo bueno y lo significativo que
puede ser para nosotros estar aquí en ese
momento. Dentro del Espiritismo comprendido y
sentido, el joven tendrá más formas de entender
su papel en el mundo y el adulto podrá darse
cuenta de que siempre hay tiempo para (re)comenzar.
Recuerdo una frase de Emmanuel que está en el
libro Alma e Coração:"Todo en la vida
puede ser comenzado de nuevo para que la ley del
progreso y el perfeccionamiento se cumpla en
todas las direcciones. De hecho, en muchas
ocasiones, cuando despreciamos las oportunidades
y tareas que nos son concedidas en la Obra del
Señor, regresamos después para revisarlas y
volver a asumirlas, pero nunca demasiado tarde".
¿Cómo puede el movimiento
espírita utilizar más ampliamente los textos que
nos trae Emmanuel?
Es importante señalar que
Emmanuel tiene un propósito fundamental:
fortalecer la parte moral de la Doctrina, para
que entendamos que es un todo indivisible y que,
por lo tanto, la Ciencia y la Filosofía no
pueden ser consideradas aisladamente. En este
sentido, el benefactor nos invita a repensar a
Jesús según los principios presentados por
Kardec. Sólo el Evangelio traído y ejemplificado
por Jesús es lo suficientemente fuerte como para
que no nos perdamos una vez más en la toxicidad
del intelectualismo y del racionalismo que tanto
ha pervertido no sólo la Doctrina de Cristo,
sino también la primera revelación.
Entonces, considero que el
movimiento espírita puede utilizar los textos de
Emmanuel más ampliamente, dándose cuenta de que
su intención es, en esencia, hacernos repensar
la vida y nuestras acciones. Emmanuel no habla
de interpretaciones y discusiones transitorias.
Habla de vida, de la vida que necesitamos vivir,
del Evangelio que necesitamos sentir. En este
sentido, somos invitados por él a profundizar en
nosotros mismos, a comprender y acoger nuestra
intimidad, para que cada vez más Jesús pueda ser
visto en nosotros.
De los libros y lecciones
conocidos por este autor, ¿cuál destaca para el
lector, a pesar de la calidad de todos ellos?
Esta es quizás la pregunta más
desafiante. Particularmente la obra Hace dos
mil años ha tocado mi corazón de una manera
especial. Cito esto, no para recurrir a las más
conocidas y divulgadas, porque en realidad su
valor está relacionado a lo que Emmanuel expuso
de su propia historia. La única novela en la que
aparece como personaje principal, entre las
cinco que nos legó. Recordando a Clovis Tavares,
en el libro Treinta años con Chico Xavier: Si
San Agustín tenía sus Confesiones, Emmanuel
también las tuvo, en dicha novela. Por
eso he reflexionado mucho sobre esta obra.
De las experiencias vividas
con el movimiento espírita, ¿qué viene a su
memoria de inmediato?
Gratitud por poder reencontrar
corazones tan queridos. Hoy miro mi vida y veo
que, si no fuese por la Doctrina Espírita yo
habría perdido, hasta ahora, la oportunidad de
compartir la existencia con almas profundamente
ligadas a mi espíritu. Después de siglos de
caídas, siento que Jesús me ha dado la
oportunidad de levantarme, no por mí mismo,
porque no podría, sino a través de las personas
que Él ha llevado a mi vida, sin las cuales
realmente no tendría la oportunidad de
despertar.
De los contactos con la
literatura espírita, ¿qué le gustaría expresar
al lector?
No me siento en la condición de
evaluar toda la producción literaria existente
dentro del segmento llamado "Espírita", sin
embargo, siento que no necesitamos más libros,
sino más sentimiento en lo que leemos, hablamos,
hacemos e idealizamos. Por eso, particularmente,
creo que, en términos de literatura espírita,
sin ningún fundamentalismo, tenemos contenidos
lo suficientemente serios y confiables que ahora
necesita ser leídos, comprendidos y sentidos,
para que además de nuestros estantes nuestra
vida también pueda reflejar las enseñanzas de
Cristo. Finalmente, reconozco que no tengo
condiciones para aconsejar ni orientar, por ello
no lo digo por mí, sino por muchos que tienen
una condición real para afirmar que, en primer
lugar, es necesario conocer Kardec, porque ahí
está el fundamento, la base de toda la
construcción que vayamos a realizar. Después
tendremos más condiciones para transitar por
los demás textos y libros, sin inclinarnos hacia
el fundamentalismo, ni hacia la creencia
exacerbada en aquello que proviene del plano
espiritual.
¿Algo más que quiera añadir?
Chico decía que se sentía como
un caracol que se arrastra, pero siempre hacia
adelante. Por eso me siento menos aún que un
caracol, porque tal vez ni siquiera me esté
arrastrando, y si así fuera, tal vez no sea
hacia adelante. Pero lo que viene a mi corazón
en este momento es la necesidad de recordar que
a lo largo de la historia desviamos, de manera
grave, los movimientos religiosos. En el
judaísmo, nos perdemos en la fe sin obras; en el
Cristianismo, nos hundimos en una visión
fundamentalista y dogmática y en el culto
externo; y por eso pienso mucho en lo que
haremos del movimiento espírita.
Una vez, hablando con un gran
amigo, le pregunté: "¿Qué pasa si desvirtuamos
la tercera revelación?", él me respondió
cariñosamente: "Vendrá la cuarta". Por supuesto,
aquí no discutiremos sobre la cuarta revelación,
porque ni siquiera tenemos la base para ello,
pero lo que resonó en mí de la sabia respuesta
de este amigo es que, en verdad, no es el Cristo
quien nos necesita, somos nosotros los que lo
necesitamos y por eso está claro que el
Evangelio avanzará en la tierra con nosotros o a
pesar de nosotros, pero quiera Dios que suceda
la primera opción.
Sus palabras finales.
Me gustaría mucho agradecer la
oportunidad de esta entrevista tan sensible y
tan importante para mi corazón, y a todo el
equipo de la revista O Consolador. Que
Jesús nos bendiga e inspire siempre. ¡Paz y
bien!
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