Nacido en Tupaciguara (MG), donde también
reside, Wellington de Melo (foto) es
representante comercial y, en las lides
espíritas, participa en las actividades del
Centro Espírita Eurípedes Barsanulfo y Paulo
Apóstol, del que es el actual presidente. En la
siguiente entrevista, nos dice cómo se convirtió
en espírita y nos cuenta sus experiencias de
vivencia espírita.
¿Cómo se convirtió en
espírita?
Mi hermano, el menor de cinco
hijos, daba gritos aterradores, eso es en la
cuna, cuando ni siquiera podía hablar. Más
tarde, a la edad de cinco o seis años, describía
escenas dantescas que solo él veía, llegando a
dibujarlas, como por ejemplo "monstruos negros"
diciendo que matarían a nuestra madre y se las
mostraban dentro de un ataúd. Entonces lo llevé
a un centro que pensé que era espírita, porque
aún no sabía nada en este aspecto, pero era de
umbanda y allí hacían atención con
incorporación. Mi hermano fue atendido y el
mentor, dirigiéndose a mí, me dijo que tenía
compromisos allí, donde me quedé desde entonces,
hasta que migré al Espiritismo más tarde. En
cuanto a mi hermano, esas escenas nunca más se
repitieron.
De sus recuerdos de vivencia
espírita, ¿qué es lo más notable?
La impresión más fuerte que
he registrado es el lado consolador del
Espiritismo. Vi a una
madre agitando una carta psicografiada en el
aire y gritando: ¡Mi hijo vive! Vi a un padre,
militar, que, al recibir la primera carta de su
hijo, que desencarnó por un accidente con su
arma de fuego, se arrodilló entre 700 personas,
levantó la vista y soltó su voz en medio de
lágrimas torrenciales: ¡Gracias a Dios mío!
Entiendo perfectamente la elección de nuestro
querido Chico...
Dentro de usted mismo, ¿cómo
es sentir el Espiritismo?
¿Conoce la palabra de Jesús
invitándonos a ir a Él, porque es ligera es su
carga y su suave yugo? Es así. El Espiritismo se
traduce para mí en esta liviandad de vivir y de
relacionarse con el otro, los acontecimientos y
la vida. Sin amarguras, sin quejas, con respeto
a todo y a todos, y, por supuesto, mucha
gratitud a Dios y a Jesús.
¿Cómo ve el movimiento
espírita?
¡Ah! El movimiento espírita es
algo extraordinario. Son nuestros hermanos en la
misma búsqueda que nosotros. Creo que cada día
más, con el valioso esfuerzo y contribución de
tantos espíritas comprometidos con Jesús y el
Espiritismo, el movimiento espírita se va
acercando al movimiento que hicieron los
primeros cristianos en la Tierra. Y digo más:
quiero ser uno de ellos.
Háblenos sobre el Foro
Espírita de Tupaciguara - FESTU.
¡Oh! Qué alegría hablar sobre el
FESTU - Foro Espírita de Tupaciguara, ese niño
nacido en 2017. Sin duda, nació en el corazón de
los benefactores de nuestra querida ciudad y ha
proporcionado cercanía y fraternidad al
movimiento espírita tupaciguanse, ya que reúne a
trabajadores de todas las casas. Observamos
también la imagen positiva que crea en los
hermanos de otras creencias, de respeto y cariño
por la Doctrina Espírita.
¿Y de la amistad con los
amigos cercanos que también trabajan en el
movimiento espírita?
Las amistades son el verdadero
tesoro que nos proporciona el Espiritismo. Mi
profesión, que me lleva a viajar siempre, es una
gran facilitadora. Conozco espíritas y casas
espíritas prácticamente en todas las ciudades
que visito. Intento compaginar mi trabajo
profesional, durante el día, con conferencias
en los centros por
la noche, en la ciudad donde estoy, y ha
funcionado bien. Son muchos los amigos.
De la experiencia presencial,
antes de la pandemia, y ahora con la experiencia
virtual, ¿qué destaca en su percepción?
El movimiento espírita ha ganado
mucho, tanto en flexibilidad como en calidad,
porque la investigación es de alcance inmediato
a los libros digitales, etc. Pero realmente creo
que nuestras mayores ganancias están en tres
aspectos: apertura para nuevos trabajadores, con
enormes capacidades y voluntades; el formato de
conversación en lugar del sermón, que la
conferencia ofrecía comúnmente; la posibilidad
de que el mensaje espírita alcance a
innumerables corazones de otras creencias, que
no irían a las casas ni leerían libros
espíritas.
¿Algo más que quisiera
añadir?
La existencia física actual ha
estado marcada por grandes desafíos y quizás el
mayor de ellos haya sido un accidente
automovilístico (en 2002), cuando conducía el
auto y choqué, una madrugada, con un camión
apagado en la carretera. Allí desencarnaron mi
esposa y mi hijo Rafael (2 años y 10 meses),
mientras que yo y las gemelas Livia y Laura (9
meses) no sufrimos nada, ni siquiera un rasguño.
El Espiritismo y los Espíritus me han provisto y
me proporcionan todo lo que necesito para
aceptar y continuar siempre. Bendita Doctrina
Espírita en mi vida. ¿Qué sería yo sin ti?
Si pudiera dar un mensaje a
los espíritas, ¿qué le dice su corazón?
Siempre Jesús: en el hablar, en
las reflexiones, en los estudios, en las
relaciones, en la familia, pero sobre todo en la
vivencia. Estamos encantados con los oradores,
los médiums, los libros nuevos, pero todo y
todos son para que entendamos la lección que,
aunque sea antigua, todavía es nueva: "Amar a
Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a
nosotros mismos".
Sus últimas palabras.
Enorme gratitud, querido amigo
Orson Peter, que el Espiritismo me ha
presentado. Esta entrevista me ha dado la
oportunidad de revisitar recuerdos de
acontecimientos, personas y Espíritus muy
importantes para mí. Es inmensa la evidente
contribución del Espiritismo en mi vida es muy
grande. Dios se lo pague.
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