Nacido en Belo Horizonte (MG), donde reside,
Sandro Drumond Brandão (foto) tiene
formación en Derecho y ejerce la función de
Procurador en el Estado de Minas Gerais.
Magíster en Derecho por la Universidad Federal
de Minas Gerais, está vinculado al Centro
Espírita Cristiano San Agustín, de su ciudad,
donde participa como dirigente y médium, siendo
también uno de los escritores de esta revista.
En esta entrevista nos habla,
entre otros temas, sobre la asistencia social
que la Casa Espírita que él dirige, presta a las
personas necesitadas, especialmente a la llamada
población de la calle:
¿Cómo conoció el Espiritismo?
Conocí el Espiritismo cuando la
mediumnidad afloró como una invitación a la
misión del trabajo fraterno.
¿Qué es lo que más llama su atención del
contenido espírita?
Me llama mucho la atención el
acceso que el Espiritismo nos concede a la
palabra de Jesús. A través de la doctrina
espírita pasamos de la simple lectura del
Evangelio a un diálogo franco con el significado
que hay detrás de la palabra divina.
Cuéntenos sobre el trabajo de las marmitas en
las noches de Belo Horizonte.
Sublime acto de fraternidad en
flagrante olvido de uno mismo en beneficio del
otro. Pero no son solo rosas. ¡No todos son
Lázaros! Esto nos invita a reflexiones profundas
sobre nuestra humildad y especialmente sobre
nuestra equivocada pretensión de resultado.
¿Qué más ha aprendido de esta experiencia?
Una de las innumerables salidas
de nuestra tendencia egoísta al estímulo del
"yo".
Con
la experiencia acumulada, ¿qué diría en estos
días?
En estos años de trabajo junto a
las personas sin hogar solo tenemos que
agradecer. Es una oportunidad valiosa para
nuestro progreso moral y la expansión de
nuestros horizontes de acción. Trabajando en las
calles conocemos otros caminos y socios que nos
han llevado a nuevos e intensos frentes de
trabajo en comunidades, municipios necesitados,
dependientes químicos, niños, ancianos, etc.
De
todos esos recuerdos, ¿qué destaca?
Hay mucho que destacar en un
trabajo como este. Aprendemos mucho con ellos
sobre la realidad en la que viven. Recuerdo al
principio cuando, al encontrarnos con un grupo
grande, me apresuré a preguntar a quién le
gustaría comer. Entonces fui interrumpido por el
líder, quien me pidió que primero supiera sus
nombres. ¡Hermosa vergüenza que nos edifica!
Participé en una especie de "reunión de
directiva" con cierto grupo sobre qué hacer con
un miembro que causó problemas. En fin, hay
mucho que destacar para tan pocas líneas.
Del
contacto con los beneficiarios de los alimentos,
¿qué le gustaría compartir con los lectores?
Cada vez que se encuentren con
un pequeñito en su puerta y piensen con cierta
insatisfacción sobre el trabajo que ese evento
les exige, traten de recordar que muchas veces
donde reside su resistencia está también el
remedio para los males de su espíritu.
Además de la necesidad material, ¿considera que
las carencias emocionales son las mismas que las
que no están en las calles? ¿La diferencia está
sólo en el hecho de la carencia material?
En la población de la calle hay
mucha necesidad emocional, como también la hay
para aquellos que tienen un techo. Muchos son
los hombres y mujeres, por ejemplo, que han
elegido las calles por problemas familiares con
la esposa, el marido, el padre, la madre, el
padrastro, los hermanos, etc. La calle es solo
un espacio, un lugar. No es ella la que define
la herencia emocional de su habitante.
Quien quiera contribuir con este trabajo, ¿cómo
debe proceder?
Simplemente búsquenos por
nuestra página de Instagram o contacto
telefónico. Aquí están los contactos:
@grupo_espiritasantoagostinho y whatsapp (31)
98303-3708- Grupo Espírita San Agustín.
Sus palabras finales.
Las enseñanzas de Cristo, antes
que exigir un examen teórico, nos piden
práctica. La caridad es el remedio para los
males del espíritu. En su hora más oscura,
olvídela y salga a la calle para llevar pan a un
hermano. Interactúe un poco con él y, tras la
experiencia, vea si su dolor no fue remediado.
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