Nacida en Catanduva (SP), donde también reside,
Ivete Marques de Oliveira (foto) es
psicóloga clínica, con postgrado en Psicología
Transpersonal y Terapia Cognitivo-Conductual.
Preside AVIVA – Asociación para
la Valoración de la Vida, que mantiene el
programa CVV de atención emocional y prevención
del suicidio. Está vinculada a la Asociación
Espírita Sembrador, donde también participa como
conferencista espírita.
En la entrevista que amablemente
nos concedió, nos cuenta, entre otras
cuestiones, cómo surgió el Centro para la
Valoración de la Vida, conocido popularmente por
las siglas CVV:
¿Cómo fue su primer contacto con la doctrina
espírita?
Yo había planeado nuevamente mi
suicidio cuando recibí un mensaje espírita con
el título: En las horas del desamor. Me
tocó tan profundamente que rompí en llanto y
renuncié a la desafortunada intención. Comencé a
leer con avidez las obras espíritas. Un nuevo
mundo se abrió frente a mí. La vida llegó a
tener sentido y la idea del suicido desapareció.
¿Qué es lo que más le
sensibiliza en el conocimiento espírita?
El mensaje consolador que trae
aliento y esperanza, demostrando que Dios es
justo, pero también misericordioso.
¿Cómo surgió el Centro para
la Valoración de la Vida en Brasil?
El CVV surgió en la década de
1960 cuando el comandante Edgard Armond, creador
de la Escuela de Aprendices del Evangelio, envió
un sobre con un recorte de periódico a Jacques
André Conchon. Sem trataba de un artículo sobre
el trabajo llamado: Los Samaritanos, de
prevención del suicidio, realizado en Inglaterra
por el reverendo Chad Varah. Esta iniciativa
inspiró a un grupo de 14 jóvenes espíritas de la
ciudad de São Paulo, que estaban dispuestos a
arremangarse las mangas en relación con el tema,
debido a la constatación de la alta tasa de
suicidios en la capital. El CVV pasó por varias
fases de desarrollo, hasta llegar al modelo
actual, donde los voluntarios hacen turnos de 4
horas por semana. Las asistencias pueden ser de
forma remota o presencial en los puestos
existentes en 24 estados, además del Distrito
Federal. También hay atenciones por correo
electrónico y chat. Recibimos más de 3 millones
de llamadas al año a través del teléfono 188.
Somos una sala de emergencias emocional,
atendiendo las 24 horas del día durante los 365
días del año. Aquellos que deseen convertirse en
voluntarios pueden registrarse a través del
sitio web: www.cvv.org.br.
Solo basta tener la edad mínima de 18 años,
buena voluntad para ayudar al prójimo y pasar
por un entrenamiento.
¿Y
cómo surgió su interés por el CVV?
Soy una sobreviviente del
suicidio. Este tema conmueve mi alma. Siento que
es mi deber hacer esta tarea junto al CVV.
También trabajé en un hospital psiquiátrico
espírita, donde adquirí una amplia experiencia
en trastornos mentales, siendo la depresión uno
de los principales factores de riesgo para el
suicidio. Más del 97% de las personas que
intentan suicidarse tienen un trastorno mental,
buscando terminar con su insoportable dolor
psíquico a través de esta puerta falsa, porque
están desesperados, se sienten abandonados y/o
han perdido sus esperanzas en el futuro. Y todo
comienza con un pensamiento de muerte que se ve
potenciado por la obsesión de los Espíritus
ignorantes de las grandes verdades de la vida.
De esos años de experiencia,
¿qué sobresale?
Desde el Proceso de Selección de
Voluntarios (PSV) el CVV ha presentado una
propuesta de vida, con la que quedé encantada
por su grandiosidad. Es una oportunidad para el
autoconocimiento y con ello el auto
perfeccionamiento, considerando que soy agente
en camino de convertirme en una persona más
humana, fraterna y solidaria. Fuera de los
turnos vivo mis experiencias que también
requieren aceptación, comprensión y respeto por
las personas que me rodean. Y la pregunta es,
¿cómo estoy lidiando con ellas en mi vida
diaria? ¿Puedo verlas como veo a aquellas que
atiendo en el CVV?
Al
madurar la técnica de escuchar para ayudar,
después de estos años de experiencia, ¿qué le
gustaría comentar?
Somos
espíritus imperfectos y ninguno de nosotros
puede decir que nunca ha practicado o que jamás
practicará el suicidio. Traemos conflictos
internos debido a los desatinos cometidos a lo
largo de los siglos de existencias terrenales.
Actualmente, el área de telecomunicaciones ha
traído innumerables avances y beneficios a la
sociedad, pero ha minimizado la relación de
proximidad física. Y el individuo inmerso en la
soledad, la angustia y el vacío existencial
comienza a alimentar el deseo de
autodestrucción. Uno de los aspectos más
importantes de este trabajo de prevención del
suicidio es la escucha activa, con aceptación,
comprensión, ausencia de críticas, prejuicios o
juicios. En la medida en que la persona expresa
su dolor, existe el procesamiento de sus
experiencias aflictivas, trayendo el
reequilibrio psíquico.
De
su vivencia espírita, ¿qué le gustaría traer?
Comencé mis estudios en la Doctrina Espírita en
1996. Siempre he sentido la presencia de Amigos
Espirituales actuando a través de los trabajos
que realizamos. Solo soy un instrumento en este
servicio. Agradezco las innumerables
experiencias en las que he sido testigo de los
fenómenos que sucedían, demostrando la actuación
de la Espiritualidad en beneficio de la
humanidad. Nunca estamos solos o desamparados en
este mundo. La vida de cada uno de nosotros es
una vida muy valiosa para nuestro querido
Maestro Jesús.
¿Algo
emocionante entre todas estas experiencias?
Una
vez, al regresar de una conferencia aquí en la
región, sobre el tema del suicidio, escuchando
canciones de tratamiento espiritual, fui
asaltada y mantenida como rehén por los
asaltantes. Pero de repente cambiaron sus
planes, pasando a devolver el dinero, la tarjeta
de crédito, la notebook que contenía las
conferencias y me defendieron de los ladrones
que venían atrás en otro automóvil. Me dejaron
en una calle oscura cuando un conductor decidió
detenerse porque, según él, tenía una luz
conmigo. Tres días después, la policía devolvió
intacto el vehículo que uso. Fue una gran
liberación.
En
otra ocasión, atendiendo a una paciente
internada en el hospital, con dosis enormes de
medicamentos, pero todavía en agitación
psicomotora, me hicieron intuir que le pusiera
las manos sobre su cabeza. Sentí una energía
poderosa, muy intensa, que era transmita a ella,
y poco a poco se calmó.
Las
personas que llaman al CVV, al estar al borde
del suicidio, comienzan a tener una nueva visión
de sus problemas o encuentran una salida más
sensata de resolverlos después de la asistencia.
Son
innumerables experiencias emocionantes. Trabajar
en el bien es mi medicina.
Sus palabras finales.
Si
usted necesita ayuda, llame al número 188. La
llamada es gratuita y confidencial. Si alguien a
su lado necesita ayuda, ofrézcala. Uno de los
fundadores del CVV dijo que "el día en que la
amistad sea algo tan natural como el aire que
respiramos, ya no necesitaremos instituciones
como el CVV". El suicidio se puede prevenir y
hablar es la mejor solución.
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