Médico Pediatra en Vitória y nacido en Santa
Leopoldina, ambos municipios de Espírito Santo,
José Luiz Moraes (foto), que integra el
equipo directivo de la Asociación Médico-Espírita
de Espírito Santo (AMEEES) como director de
Acciones Sociales, es el coordinador del
Proyecto de Capellanía Hospitalaria Espírita,
tema de la entrevista que amablemente nos
concedió:
¿Cómo y cuándo se hizo espírita?
Hace 17 años. A los 50 años,
época en la que era socio fundador de un
hospital local, vivía un inmenso vacío
existencial, una irritabilidad extrema, todos
los empleados tenían miedo de hablar conmigo, yo
no estaba bien. Hice análisis, terapia
psiquiátrica y el 2 de diciembre tuve un sueño
con mi abuelo paterno que había desencarnado 5
años antes de mi nacimiento. En comunicación
telepática me aconsejó que conociera el
Espiritismo y así me proporcionó un
renacimiento, porque finalmente conocí a Jesús.
¿Qué fue lo que más le llamó
la atención de su contacto con la Doctrina
Espírita?
La certeza de la inmortalidad
del alma y luego la conclusión de que valía la
pena todo el esfuerzo para realizar la reforma
intima, para practicar el bien y el aprendizaje
continuo que nunca se perderá.
¿Y con el Movimiento
Espírita?
Confieso
que tuve cierta frustración, porque esperaba más
compasión y tenía una idea equivocada de que los
espíritas eran seres diferentes, ya que
inspirados por la Revelación debían ser
excepcionales. Entonces constaté que somos
iguales a toda la humanidad, llenos de
imperfecciones, pero, en cierto modo, con alguna
guía sobre cuál es el camino para seguir. Tuve
un impacto negativo muy grande en el Primer
Encuentro Espírita de Guarapari (mi primera
experiencia), cuando presencié una agresión
verbal por parte del conferencista (muy famoso
en Brasil), quien reprendió públicamente a una
persona humilde de la audiencia por haberlo
fotografiado sin autorización, lo que me impactó
mucho de manera negativa y, posteriormente, con
la presidenta de mi casa espírita, quien me
reprendió duramente por estar demasiado
comprometido en ayudar a la Federación local en
la recaudación de fondos de patrocinio junto a
UNIMED, para un congreso que se acercaba, sin su
autorización. Hoy no me afectarían estas cosas,
pero en ese momento tuve un impacto negativo muy
grande.
¿Y cómo fue su relación con
la Capellanía hospitalaria?
Desde el comienzo de la caminata
espírita frecuentaba una casa espírita local y
me ofrecí a trabajar como pediatra, pero no vi
ningún resultado práctico, ya que estaba al lado
del Hospital Universitario donde yo trabajaba y
obviamente tenía más recursos para ofrecer allí.
Luego ese trabajo se terminó. Hice un posgrado
en Homeopatía, que tampoco mostró el resultado
esperado, porque las personas realmente
necesitadas no eran beneficiadas. De repente,
yo, que nunca había escrito un solo verso, sentí
un inmenso deseo de escribir y comenzaron a
surgir textos rimados. Uno de estos poemas se
titulaba Embajadores de Jesús y trataba sobre la
necesidad de transformar los llantos en sonrisas
en los ambientes fríos y tristes de los
hospitales. En determinado momento las palabras
dejaron de fluir y pasé una semana intentándolo
y no pude terminar. Después de este tiempo, hice
una ferviente y humilde oración y finalmente
fluyeron los versos y, con ellos, una sugerencia
espiritual que recibí con mucha satisfacción. Mi
esposa me preguntó: "Entonces, ¿lo lograste?"
Respondí que sí y que, más allá de los versos,
recibí la inspiración para la misión de mi vida.
Fue allí donde nació la Capellanía Hospitalaria
Espírita. Esto sucedió en el año 2011.
Ubique al lector en sus
actividades actuales.
En el momento del lanzamiento
del proyecto, dije que estaba lanzando una
semilla en un suelo fértil, que germinaría una
plantita y se convertiría en un árbol gigante
que lanzaría ramas a los cuatro rincones de esta
Patria del Evangelio, y así sucedió. Ahora
estamos en plena actividad en casi todos los
hospitales de Gran Vitória, en las Casas de
Reposo y en las visitas domiciliarias que
realizamos cuando y donde se necesite. Servir es
un motivo de mucha alegría para nuestro equipo y
no vemos sacrificios ni barreras para ello.
Tenemos vínculos en varios estados de Brasil y
hemos cruzado las fronteras de Brasil, con
simpatizantes y seguidores en Chile, Suiza,
Portugal y hasta Japón, a través de los lives de
los martes, con los que tenemos noticias de
servicios que nacen en esos lugares. Tuvimos
catorce cursos preparatorios en miniatura en los
que tuvimos cerca de 1.100 participantes y ahora
estamos preparando el decimoquinto curso de
capacitación extensivo a varios estados
brasileños, que se impartirá de manera
presencial y en línea, y por ello, tendremos que
administrar la parte práctica por dramatización.
Para ello, construimos un escenario y montamos
una unidad hospitalaria real con cama de
hospital, respirador y monitor cardíaco,
oxígeno, lavabo con toalla, agua corriente y
jabón, soporte de suero, etc. También editamos
un libro publicado por la editorial AME Brasil,
titulado CAPELLANÍA HOSPITALARIA ESPÍRITA.
De esta vivencia, ¿cuál es la
mayor experiencia que ha recogido?
La experiencia milenaria
descrita por San Francisco de Asís de que "es
dando que se recibe", porque entramos en un
lugar determinado pensando que vamos a llevar
algo a alguien y salimos llenos de una alegría
espiritual indescriptible, unido al
reconocimiento de los pacientes y sus familias y
de las instituciones que nos reciben y que han
llegado a definir sus propias historias como
antes y después de la Capellanía.
De sus recuerdos, ¿qué le
gustaría destacar?
Todos son importantes, pero el
más significativo fue el momento de la
desencarnación de mi padre, que puedo describir
como un momento de espectáculo espiritual,
equilibrio y entrega consciente del ser que más
amo en esta existencia. Tengo la firme
convicción de que todo esto se debe a la
seguridad que me ha dado la práctica de
capellán.
Háblenos de los beneficios
para los asistidos y el grupo de voluntarios.
A los asistidos, el consuelo en
las horas más críticas de una existencia, cuando
tenemos la oportunidad de transmitir seguridad,
disipar miedos y fortalecer la fe, respetando
las creencias de cada uno. También quiero
destacar los beneficios para aquellos que
estuvieron al borde de una práctica suicida y
que se transformaron en trabajadores espíritas.
En fin, fueron tantas las experiencias vividas
en esta década de actividades que no podemos
describir brevemente. Al grupo de voluntarios,
la oportunidad de trabajar con Jesús y para
Jesús en el arte de "Transformar el llanto en
sonrisas", "Colorear los ambientes", "Para esto
solo necesito": "Manos, corazón y mente" (un
verso del poema Hombro Amigo que se convirtió en
nuestro lema).
¿Algo más que añadir?
La invitación a todos los que se
acerquen a leer esta entrevista a abrir su
corazón a los mensajes de oportunidad que Jesús
nos ofrece y que pueden estar contenidos en un
momento de dificultad o duda sobre cómo actuar
ante un obstáculo. Y el deseo de que más
hermanos y hermanas vengan a conocer la
declaración de amor a Jesús que está contenida
en la práctica de la capellanía.
Sus palabras finales.
Son
palabras de agradecimiento por esta oportunidad,
en nombre del Proyecto Capellanía y de mis
hermanos que conforman este valioso equipo de
servicios en beneficio de los que sufren y que,
no pocas veces, tienen en nuestra presencia la
única oportunidad de atención de alguien con
quien pueden conversar sin ser visto como un
número o un código de barras. Muchas gracias por
esta sublime deferencia. |