El carácter
de la
revelación espírita
Presentamos en esta edición
el tema
nº
4
del Estudio Sistematizado de
la Doctrina Espirita, que
está siendo presentado aquí
semanalmente, de acuerdo con
el programa elaborado por la
Federación Espirita
Brasileña, estructurado en
seis módulos y 147 temas.
Si el lector utiliza este
programa para el estudio en
grupo, sugerimos que las
cuestiones propuestas sean
debatidas libremente antes
de la lectura del texto que
a ellas sigue.
Si es destinado solamente
para uso por parte del
lector, pedimos que el
interesado intente
inicialmente responder las
cuestiones y solo después
lea el texto referido. Las
respuestas correspondientes
a las cuestiones presentadas
se encuentran al final del
texto abajo.
Cuestiones
para debate
1. ¿Qué significa la
palabra revelación y
cuál es su característica
esencial?
2. Según la enseñanza dada
por los Espíritus
superiores, ¿cuáles fueron
las tres revelaciones de la
ley de Dios?
3. ¿Quién personifica la
segunda revelación de la ley
de Dios?
4. ¿Podemos decir que el
Espiritismo, considerado la
3ª. revelación de la ley de
Dios, está personificada en
Allan Kardec?
5. ¿Cómo fue transmitida a
los hombres la enseñanza
espírita?
Texto para la
lectura
1. Revelar, del latín
revelare, cuya raíz es
velum, velo,
significa literalmente salir
de debajo del velo y,
figuradamente, descubrir,
dar a conocer una cosa
secreta o desconocida.La
característica esencial de
cualquier revelación tiene
que ser la verdad. Revelar
un secreto es hacer conocido
un hecho; si es falso, ya no
es un hecho y, por
consiguiente, no existe
revelación. El carácter
esencial de la revelación
divina es, pues, el de la
eterna verdad. Toda
revelación contaminada de
errores, o sujeta a la
modificación, no puede
emanar de Dios.
2. “El Espiritismo,
partiendo de las propias
palabras de Cristo, como
éste partió de las de
Moisés, es consecuencia
directa de su doctrina”,
asevera Kardec en el cap. I
de su libro “La Génesis”.
Añade él, la idea vaga de la
vida futura, enseñada por
Jesús, la revelación acerca
de la existencia del mundo
invisible que nos rodea,
define los lazos que unen el
alma al cuerpo, y levanta el
velo que ocultaba a los
hombres los misterios del
nacimiento y de la muerte.
3.
La primera revelación de la
ley de Dios está
personificada en Moisés, la
segunda en Cristo, la
tercera no está
personificada en ninguna
persona. Las dos primeras
fueron individuales; la
tercera es colectiva. He ahí
el carácter esencial de la
revelación espírita.
4.
Ella es colectiva en el
sentido de no ser hecha o
dada como privilegio a
ninguna persona. Nadie
puede, por consiguiente,
proclamarse como su profeta
exclusivo, porque ella fue
esparcida simultáneamente
sobre la Tierra, a millones
de criaturas, de todas las
edades y condiciones
sociales, confirmando la
predicación de Joel,
registrada en los Actos de
los Apóstoles (cap. 2, vv.
16 a 18): “En los últimos
tiempos, dice el Señor,
derramaré mi espíritu sobre
toda la carne; vuestros
hijos e hijas profetizarán,
los jóvenes tendrán
visiones, y los viejos
sueños”.
5.
Las dos primeras
revelaciones, siendo fruto
de la enseñanza personal,
quedaron forzosamente
localizadas, esto es,
aparecieron en un solo
punto, alrededor del cual la
idea se propagó poco a poco,
pero fueron necesarios
muchos siglos para que
alcanzase las extremidades
del mundo, sin por eso
invadirlo enteramente. La
tercera tiene esto de
particular: no estando
personificada en un solo
individuo, surgió
simultáneamente en millares
de puntos diferentes, que se
volvieron centros o focos de
irradiación.
6.
Venida en una época de
emancipación y madurez
intelectual, en que la
inteligencia, ya
desenvuelta, no se resigna a
representar un papel pasivo
y en que el hombre nada
acepta a ciegas, pero quiere
ver adónde lo conducen,
querer saber el porqué y
cómo de cada cosa – tenía
ella que ser al mismo tiempo
el producto de una enseñanza
y el fruto del trabajo, de
la investigación y del libre
examen.
7.
Los Espíritus no enseñan
sino justamente lo que es
necesario para guiar al
hombre en el camino de la
verdad, pero se abstienen de
revelar lo que el hombre
puede descubrir por sí
mismo, dejándole el cuidado
de discutir, verificar y
someter todo al crisol de la
razón.
8.
En ninguna parte, afirma
Kardec, la enseñanza
espírita fue dado
integralmente. Él habla al
respecto de tan gran número
de observaciones, asuntos
tan diferentes, exigiendo
conocimientos y aptitudes
mediúmnicas especiales, que
imposible era encontrarse
reunidos en un mismo punto
todas las condiciones
necesarias. Habiendo la
enseñanza de ser colectiva
y no individual, los
Espíritus dividieron el
trabajo, diseminando los
asuntos de estudio y
observación como, en algunas
fábricas, la confección de
cada parte de un mismo
objeto es repartida por
diversos trabajadores.
9.
La revelación se hizo así
parcialmente en diversos
lugares y por una multitud
de intermediarios, y es de
esa manera que prosigue aun,
pues no todo fue revelado.
Cada centro encuentra en los
otros centros el complemento
de lo que obtienen, y fue el
conjunto, la coordinación de
todas las enseñanzas
parciales que constituyeron
la Doctrina Espírita.
10.
Ninguna ciencia existe que
haya salido rápida del
cerebro de un hombre. Todas,
sin excepción, son fruto de
observaciones sucesivas,
apoyadas en observaciones
anteriores, para llegar a lo
desconocido. Fue así que los
Espíritus procedieron con
relación al Espiritismo; de
ahí que sea gradual la
enseñanza que suministra.
11.
Un último carácter de la
revelación espírita, que
resalta incluso de las
condiciones en que ella se
produce, y que, apoyándose
en hechos, ella tiene que
ser, y no puede dejar de
ser, esencialmente
progresiva, como todas las
ciencias de observación.
12.
Entendiendo con todas las
ramas de la economía social,
a los cuales da el apoyo de
sus primeros
descubrimientos, ella
asimilará siempre todas las
doctrinas progresivas, de
cualquier orden que sean,
desde que hayan asumido el
estado de verdades
prácticas y abandonado
el dominio de la utopía.
Caminando a la vez con el
progreso, el Espiritismo
jamás será superado.
13.
Por su naturaleza, la
revelación espírita tiene
doble carácter, pues
participa, al mismo tiempo,
de la revelación divina y de
la revelación científica. En
una palabra, es divino su
origen y de la iniciativa de
los Espíritus, siendo su
elaboración fruto del
trabajo del hombre.
14.
La revelación cristiana
había sucedido a la
revelación mosaica; la
revelación viene a
completarla. Cristo la
anunció, y él mismo preside
ese nuevo avance del
pensamiento humano.
Manifestándose fuera y por
encima de las iglesias, su
enseñanza se dirige a todas
las razas. Por todas partes
los Espíritus proclaman los
principios en que ella se
apoya, invitando al hombre a
meditar en Dios y en la vida
futura.
15.
Ella es, pues, la revelación
de los tiempos predichos.
Todas las enseñanzas del
pasado, parciales,
restringidas, limitados en
la acción que ejercían, son
por ella superados. Ella
utiliza los materiales
acumulados; los reúne, los
solidifican, para formar un
vasto edificio en que el
pensamiento, la voluntad,
pueda expandirse.
16.
Las Inteligencias
superiores, en sus
relaciones mediúmnicas con
los hombres, confirman las
enseñanzas suministradas por
los Espíritus menos
adelantados y exponen su
modo de ver, sus opiniones
sobre todos los grandes
problemas de la vida y de la
muerte, la evolución de los
seres y las leyes superiores
del Universo. Sus
revelaciones concuerdan
entre sí y se unen para
constituir una filosofía
admirable.
17.
El Espiritismo, pues, no
dogmatiza, ni se inmoviliza.
Sin ninguna pretensión a la
infabilidad, su enseñanza es
progresiva como los propios
Espíritus lo son.
Respuestas a
las cuestiones propuestas
1. ¿Qué significa la palabra
revelación y cuál es
su característica esencial?
R.: Revelar, del latín
revelare, significa
literalmente salir de debajo
del velo y, figuradamente,
descubrir, dar a conocer una
cosa secreta o desconocida.
La característica esencial
de cualquier revelación
tiene que ser la verdad. El
carácter esencial de la
revelación contaminada de
errores, o sujeta a la
modificación, no puede
emanar de Dios.
2. Según la enseñanza dada
por los Espíritus
superiores, ¿cuáles fueron
las tres revelaciones de la
ley de Dios?
R.: El Decálogo, que
constituye la parte divina
de la ley mosaica, la
enseñanza moral contenida en
el Evangelio y el
Espiritismo.
3. ¿Quién personifica la
segunda revelación de la ley
de Dios?
R.: Jesús.
4. ¿Podemos decir que el
Espiritismo, considerado la
3ª. revelación de la ley de
Dios, está personificada en
Allan Kardec?
R.: No. La tercera
revelación, al contrario de
las otras, tiene esto de
particular: no está
personificada en un solo
individuo, ya que surgió
simultáneamente en millares
de puntos diferentes.
5. ¿Cómo fue transmitida a
los hombres la enseñanza
espírita?
R.: Dice Kardec que en
ninguna parte la enseñanza
espírita fue dada
integralmente. Teniendo la
enseñanza que ser colectiva
y no individual, los
Espíritus dividieron el
trabajo, diseminando por
varios lugares los asuntos
de estudio y observación,
del mismo modo que, en
algunas fábricas, la
confección de cada parte de
un mismo objeto es repartida
por diversos trabajadores.
La revelación se hizo así
parcialmente en diversos
lugares y por una multitud
de intermediarios, y es de
esa manera que prosigue aun,
pues no todo fue revelado.
Bibliografia: