Acerca del arte
de vivir
Claudia
Gelernter
prestigia
nuestra revista
con un artículo
que vale la pena
ser meditado.
“¡Con el avance
de la Ciencia,
gracias a los
aparatos de
neuro imágenes,
pudimos, en los
últimos 20 años,
dar un salto en
la cuestión de
aprendizaje
sobre nuestros
cerebros.
Pudimos entender
que él posee una
plasticidad, que
conseguimos
alterar su
estructura,
tanto para mejor
como para peor,
a través de
nuestros
pensamientos y
postura de
vida. (…) Por
lo tanto,
comprender
aspectos sobre
el arte del buen
vivir puede no
solamente
cambiar nuestro
humor, como
hasta mismo
nuestro órgano
cerebral. Y eso
es algo
maravilloso,
pues cuando éste
se altera, la
fuerza de los
pensamientos
positivos se
potencializa. He
aquí un círculo
virtuoso que
nace!”
(Claudia
Gelernter)
Los avances de
las llamadas
neurociencias
tienen producido
conocimiento
nunca antes
vislumbrado por
los neurólogos.
Es interesante
notar que la
obra de André
Luiz,
especialmente en
“En el Mundo
Mayor”, de
1947, adelanta
de manera
extraordinaria
muchos de esos
conocimientos.
Cuando la
ciencia tenga el
conocimiento del
cerebro
perispiritual
como la forma
del cerebro
somático, como
modelo causal,
varios enigmas
serán
solucionados. En
cuanto se queda
concentrada en
la maquina
orgánica, jamás
captará el
porqué de
fenómenos que
transcienden la
mecánica
cerebral.
Continuará
considerando la
inteligencia y
el alma como
epifenómeno de
esa mecánica,
como si una y
otra fuesen sólo
una especie de
efecto colateral
del quimismo
cerebral.
“Tengo la
costumbre de
indicar a mis
pacientes que
organicen un
cuaderno
especial de la
gratitud. Todas
las noches,
deben registrar
al menos 5
hechos
significativos
que ocurrieron
en el día y que
deben recibir
destaque en la
conciencia, más
una vez. Éste es
un ejercicio muy
interesante,
capaz de alterar
estructuras
mentales
construidas con
otros
direccionamientos.
Trae inmediato
bienestar, por
cierto.”
(Claudia
Gelernter)
El mecanismo de
tomar conciencia
es especialmente
característico
del
psicoanálisis,
en que
contenidos
inconscientes
son desvelados.
Esto es
especialmente
relevante para
deslindar
síntomas,
generalmente
unidos a
contenidos
recalcados.
Un ejercicio
como ese, tan
sencillo y tan
eficaz, es una
manera de
abordar la
consciencia como
mecanismo de
cura. Las
alteraciones de
las estructuras
mentales son
secuencias que
deben ser
consideradas al
nivel de los
neurotransmisores
y de una forma
más estructural.
De cualquier
manera, es un
ejercicio simple
que trae
beneficios
inmediatos, como
el bienestar.
“Los valores nos
dan el norte
positivo en las
acciones, los
talentos nos
indican las
áreas en que
podemos actuar
en el mundo. Hay
la necesidad de
que vayamos en
búsqueda de
descubrir
nuestros
talentos,
buscando
utilizarlos con
los valores
positivos.
Entendemos como
valores
positivos:
compasión,
bondad, coraje,
perseverancia,
humildad,
sabiduría.”
(Claudia
Gelernter)
Todas las
virtudes que
deben ser
cultivadas por
el hombre son,
en esencia, las
componentes de
la caridad.
Traer los
pacientes al
cultivo de las
virtudes
modifica el
foco, la
perspectiva,
orientándolos
para no fijarse
en los
contenidos
morbosos. Al
final se trata
de un cuaderno
de la gratitud.
El talento está
subordinado al
valor. El valor
es el parámetro,
el modelo, el
objetivo que
efectivamente
molda el
talento. Dar una
razón de ser
ética para las
habilidades es
optar por la
práctica sana,
pero con el
pragmatismo de
la virtud. La
estructuración
sana del
quimismo
cerebral es, tal
vez, el mayor
beneficio
práctico acerca
del conocimiento
de las
neurociencias.
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