ASPECTOS
GEOGRÁFICOS
– Hay en el
libro Cantares
de Salomón
varios pasajes
que hablan del
amor que los
palestinos
tenían a su
tierra.
Palestina era un
país bellísimo:
cielo azul y
profundo,
tierras rojizas,
donde
sobresalían el
verde de las
hortalizas, el
oro de las
cebadas, el
amarillo-torrado
del desierto.
Y qué no decir
de la placidez
de los ríos y de
los lagos: el
Río Jordán,
citado más de
200 veces en las
Escrituras; El
Lago Tiberíades
o Mar de Galilea,
que se cruzaba
en barco en
media hora; ¡El
Lago de
Genesaret, o
Quinerete, de
aguas límpias,
tonos azul
safira!
El clima de
Palestina era
mediterráneo,
con
características
tropicales.
Predominaban dos
estaciones: el
verano
prolongado y el
invierno de
duración común.
Las madrugadas,
lindísimas, eran
de un cielo azul
negro, salpicado
de estrellas. Y
una niebla
iluminada
parecía flotar
sobre las
montañas.
NOCHES FRÍAS
– Las noches de
Palestina eran
bastante frías.
El libro
Provérbios dice:
“el buey tiembla
de frío en la
madrugada, pero
por el mediodía
busca la sombra
de las higueras
para refrescar
la piel”.
Los
historiadores
cuentan que em
uma noche de
abril, Pedro
entra em el
Patio del Sumo
Sacerdote para
tener noticias
del Maestro,
calentándose
junto a un
brasero.
FLORES
– Había lírios
en abundancia en
Palestina.
“Mirad los
lírios del campo
– dijo Jesús –
Ellos no hilan
ni tejen, sin
embargo, ni
Salomón, con
toda su
grandeza, se
vistió igual a
uno de ellos”.
La vid, también
denominada “la
planta de la
vida” y el olivo
eran abundantes.
La higueras
poseía follaje
espesso que
favorecia la
meditación.
ANIMALES
– Entre los
animales, el
jumento formaba
parte integrante
de la vida de
Palestina. Visto
en todas partes,
no había familia
que no lo
poseyera, por
más pobre que
fuera. Quién no
podía comprar
uno, lo
alquilaba.
CIUDADES,
GOBIERNO
- País ocupado,
Palestina vivió
más de 700 años
bajo la
denominación
extranjera.
Cuando Jesús
nació, Israel
estaba bajo el
dominio del
Imperio Romano.
Del predomínio
de la cultura
griega o cultura
helenística,
surgieron las
llamadas
Ciudades Griegas,
o Decápolis, o
Aleación de las
Diez Ciudades,
localizadas al
oeste del Río
Jordán, en
Transjordania y
a lo largo de la
costa. Eran
ellas: Bete -Sin
(después
Citópolis),
Hippos, Gerasa,
Pela, Gadara,
Filadélfia, (No
confundir con la
ciudad americana
del mismo nombre),
Damasco, Siquém,
Tiberíades,
Séforis (capital
de Galilea).
La cuestión del
tributo a César
enseñó la
pregunta hecha a
Jesús: “¿Es
lícito pagar el
tributo a
César?”, a lo
que el Maestro
respondió: “Dad
a César lo que
es de César y
Dios lo que es
de Dios”. No se
sabía distinguir
los límites
entre César y
Dios. Los judíos
pagaban pesados
impuestos,
inclusive un
tipo de impuesto
que mucho los
aborrecían: el
impuesto para la
manuntención de
los soldados
romanos en
Palestina.
Por el juicio de
Jesús se puede
percibir la
complejidad de
la estructura
política de
Palestina.
Marchaban codo
con codo la
interferencia de
las autoridades
de Roma y del
tetrarca de
Galilea,
subordinado de
Roma, cada uno
con su propio
concepto de ley.
Toda decisión
religiosa tenía
consecuencia
política y todo
acto político
provocaba
repercusiones em
la religión.
JERUSALÉN, La
REINA DE La
TIERRA SANTA
– La ciudad de
Jerusalén era
indiscutiblemente
la reina de la
Tierra Santa.
Todo judío
soñaba visitarla
por lo menos una
vez en la vida.
Situada en el
corazón de las
montañas de la
Judea, rodeada
de picos, el
viento frío le
recordaba lluvia
y nieve
constantes.
Poseía tres
barrios: la
Ciudad Alta,
donde vivían los
ricos; la Ciudad
baja, donde
vivían los
pobres y el
Barrio del
Templo de
Jerusalén,
idealizado por
el Rey David,
construido en el
reinado de su
hijo Salomón. Al
tiempo de Jesús,
Jerusalén fue el
centro religioso
de la época.
Llegó a alcanzar
una población de
150 mil
habitantes.
El libro del
profeta Jeremias
clasifica a
Jerusalén como
“la perfección
de la hermosura;
la alegría de
toda la tierra”.
Uno de los
rabinos de la
época decía que
“quién no vio
Jerusalén, jamás
vio una ciudad
realmente bella”.
LA FELICIDAD POR
El NACIMIENTO DE
UN HIJO
– El nacimiento
de un hijo era
el más feliz de
los
acontecimientos:
una bendición.
El libro de los
Salmos dice que
“la herencia del
Señor son los
hijos; el fruto
del vientre, su
galardón”.
La circuncisión
era obligatoria,
hecha en los
tiempos de Jesús,
ocho días
después del
nacimiento del
niño. Llamar a
un hombre
incircunciso era
el mayor de los
insultos. En la
Epístola a los
Romanos, Pablo
dice que “la
verdadera
circuncisión es
la interior,
ocurrida en el
interior del
corazón del
hombre”.
Después del
parto, se
consideraba a la
mujer como
impura ante la
ley: durante 40
días para el
hijo hombre y 80
días para la
hija mujer. El
nombre del niño
del sexo
masculino era
escogido las
primeras semanas
o durante la
circuncisión.
El derecho de
escoger el
nombre del hijo
pertenecía al
padre. No había
apellidos. A los
nombres de los
niños, se añadía
“hijo de
fulano”: “ben”
(hebraico) o
“bar”
(aramaico).
Ejemplo: Juan
“ben” Zacarias
(Juan, hijo de
Zacarias);
Jonatas “ben”
Hanan (Jonatas,
hijo de Hanan);
Yesua “ben” José
(Yesua – Jesús,
hijo de José).
Muchas mujeres
tenían el mismo
nombre,
generalmente el
nombre de una
heroína de
Israel. Por eso,
vemos en el
Evangelio tantas
mujeres con el
nombre de María.
En sus primeros
años, el niño
era confiado a
los cuidados de
la madre; la
educación, a los
cuidados del
padre.
ENSEÑANZA – El
nivel de la
enseñanza era
excelente. El
libro Provérbios
dice que “si
usted tiene
conocimiento,
usted tiene
todo. Pero si le
faltase
conocimiento,
nada tiene”. Los
doctores de la
ley decían: “ES
mejor que un
santuário sea
destruido, que
una escuela”,
Generalmente las
escuelas
primarias eran
conectadas a las
sinagogas.
El rabino Simon
ben Shetac, que
fue presidente
del Sanedrín,
abrió la primera
Casa del Libro,
en Jerusalén. El
ejemplo fue
seguido, lo que
resultó en un
sistema de
educación
pública.
FAMILIA, ALTO
SIGNIFICADO
– El término
familia
tenía alto
significado. La
buena suerte de
un miembro de la
familia
constituía
alegría para
todos.
Los hombres se
casaban pronto,
a los 18 años;
las mujeres, en
el momento en
que estuvieran
físicamente
aptas: 12 a 13
años. Las bodas
entre parientes
eran prohibidas
por ley. El
libro Levítico
dice que “ningún
hombre se
llegará a
cualquier
parienta de su
carne para
descubrirle la
desnudez”.
ESCLAVITUD,
CASTIGOS
– Había esclavos
en Israel, como
se deduce de
algunas
parábolas de
Jesús. Los
castigos eran
severos:
sentencia para
los crímenes
contra la
religión: pena
de muerte; para
castigos más
comunes:
latigazo y
apedreamiento.
La crucificación,
importada de los
griegos y
romanos, fue
heredada de
Fenícia y se
constituía en
castigo para los
esclavos.
ALIMENTACIÓN
– La ley exigía
que el hombre
orara toda vez
que se
alimentara. El
pan era el
alimento básico,
tratado con
mucho respeto.
Se prohibía
colocar cosas
dentro del pan,
que podía ser
cortado, pero no
partido. Los
pobres comían
pan de cebada;
los ricos, pan
de trigo.
Generalmente, el
formato era
redondo.
La miel era um
alimento
indispensable.
No se conocía el
azúcar de caña.
El pescado era
más importante
que la carne. El
pan y el pescado
eran la
alimentación
común.
Uno de los
alimentos más
sorprendentes
era el
saltamonte.
Había 800
especies
comestibles, de
las cuales
cuatro eran de
uso corriente.
Cocidos en agua
salada, tenían
sabor igual a
las gambas.
Algunas especies
tenían inclusive
el color de la
gamba.
La preparación
era hecha de la
siguiente forma:
se retiraba la
cabeza y la
cola, se secaba
la parte
restante al sol,
en un recipiente
con miel y
vinagre o podían
ser triturados o
mezclados con
harina de trigo.
LENGUAS
– En Palestina,
se hablaba el
hebraico y el
arameo. El latín
era usado para
los documentos
oficiales. Las
instrucciones de
Roma eran
enviadas para
traducción.
El griego era
hablado en todo
el Imperio: la
lengua de la
clase alta, de
los poderosos,
del comercio
internacional.
Los Evangelios,
los Actos de los
Apóstoles, casi
todas las
Epístolas y el
Apocalipsis
fueron escritos
en griego o
inmediatamente
traducidos para
el griego.
El LENGUAJE
HABLADO
– Antes de
existir por
escrito, el
Viejo Testamento
sólo existía en
la forma hablada.
Las profecías de
Jeremias fueron
dichas durante
22 años antes de
ser escritas.
Los Salmos, los
Provérbios, los
Cánticos
Nupciales de los
Cantares de
Salomón
surgieron
primero como
palabras y
canciones. Los
Actos de los
Apóstoles, las
Epístolas, el
Apocalipsis,
fueron escritos
desde el início.
Los cuatro
Evangelios
fueron hablados
antes.
Aún después de
escritos el
hábito de
transmisión oral
continuó hasta
el año 1000 de
nuestra Era.
Sheria Gaon
decía que “los
eruditos
consideran su
deber recitar de
memoria”. Entre
los primeros
cristianos, las
Buenas Nuevas
(relatos y
enseñanzas de
Jesús) fueron,
inicialmente,
hechos
oralmente.
Investigación:
La vida diária
em los tiempos
de Jesús,
de Henri
Danlel-Rops –
Sociedad
Religiosa
Ediciones Vida
Nueva, 2ª
Edición – 1986.
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