Toda forma de
amor es legítima
“Entendiendo
esas profundas
luchas del
sentimiento y de
identidad
consigo mismos,
debemos
manifestar en
nuestros
corazones
comprensión,
indulgencia y
compasión
cristiana para
con todos
ellos.” (Hugo
Alvarenga
Novaes, en el
artículo
Homosexualidad,
uno de los
relieves de la
presente
edición.)
De hecho, hay un
desequilibrio
emocional, y la
opinión de que
solamente la
disciplina y la
renuncia pueden
ser factores de
equilibrio
revela un
prejuicio. Pero
lastimar la
condición
homosexual, o
mismo lo
inverso, muestra
un prejuicio al
revés,
ignorándose que
toda forma de
amor es
legítima. Toda
forma de amor,
no de sexo.
El estilista
Clodovil relató
oportunamente
una charla que
tuvo con Chico
Xavier, en la
cual se mostraba
preocupado por
su manifestación
de la
sexualidad. Él
quería que Chico
lo elucidase al
respecto de las
dudas que
amenazaban su
corazón. ¿Sería
erróneo
relacionarse con
otro hombre?
¿Sería
condenable su
mente femenina?
¿Sería necesario
contenerse,
renunciando a la
manifestación de
su sexualidad?
Chico Xavier,
ciertamente
inspirado por
Emmanuel, le
dijo más o menos
el siguiente: -
Busque el amor,
luchando por un
relacionamiento
estable, pero no
se entregue a la
promiscuidad.
Es interesante
que el consejo
del inolvidable
médium vale para
toda y cualquier
persona, sea o
no homosexual.
“Respetemos la
vida afectiva y
sexual de cada
compañero en
experiencia
transitoria de
la
homosexualidad.
Si encontramos
dificultades en
aceptar, tolerar
y convivir con
esos hermanos en
Dios, meditemos
si ahora
estuviésemos
encarnados en
cuerpo diferente
del que la
nuestra mente
determina en
materia de
sexualidad.”
(Hugo Alvarenga
Novaes, en el
artículo
mencionado.)
Es bueno
destacar el
aspecto
transitorio de
la condición
homosexual. Y,
al mismo tiempo,
recordar que las
opiniones al
respecto son,
casi siempre,
fruto de simple
especulación.
Aceptar que los
homosexuales son
hermanos, tan
amados cuanto
los compañeros
heterosexuales,
es un importante
paso en el
sentido del
respeto mutuo.
Muchas veces,
mismo cuando se
trata de otros
temas, revelamos
animosidad para
con todos que no
aceptan las
reglas que
nosotros
seguimos. Y en
ese caso
específico, no
es necesario
mencionar cuanta
violencia sufren
aún nuestros
hermanos en la
sociedad, en el
trabajo y, con
frecuencia, en
el seno de su
propia familia.
“Lógicamente,
podríamos estar
pasando por las
mismas luchas
sentimentales y
psicológicas de
nuestros
hermanos
homosexuales
femeninos o
masculinos. Sus
luchas
espirituales
podrán ser las
nuestras en
futura
encarnación.
Debemos amarlos
como ellos son,
con todas las
características
de su
personalidad
psicológica,
pues son también
Espíritus
inmortales, con
adquisiciones
valerosas y
respetables
virtudes,
adquiridas en
siglos y siglos
de aprendizaje
en vidas
pretéritas.”
(Hugo Alvarenga
Novaes.)
“…innúmeros
Espíritus
reencarnan en
condiciones
inversas, sea en
el dominio de
lides
expiatorias o en
obediencia a
tareas
específicas, que
exigen duras
disciplinas por
parte de
aquellos que las
solicitan o que
las aceptan. (…)
hombres y
mujeres pueden
nacer
homosexuales o
inter-sexos,
como son
susceptibles de
retomar el
vehículo físico
en la condición
de mutilados o
inhibidos en
ciertos campos
de
manifestación,
agregando que el
alma reencarna,
en esa o en
aquella
circunstancia,
para mejorar y
perfeccionarse y
nunca bajo la
destinación del
mal (…)” (André
Luiz, mencionado
por Hugo
Alvarenga
Novaes.)
Respetar y amar
de forma que se
revele nuestra
empatía por un
hermano
cualquiera,
aceptándolo como
él es, es
practicar una
virtud valiosa
que conocemos
por el nombre de
indulgencia.
Luego, la
indulgencia
compone con la
benevolencia y
el perdón la
virtud mayor
llamada caridad.
Por lo menos es
así que los
inmortales
dijeron a
Kardec, como
está consignado
en la cuestión
886 d'
El Libro de los
Espíritus.
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