Cuando la
ciencia puede
tornarse
herramienta
inútil o
peligrosa
“Indudablemente,
el pasado
programó en el
ser las
necesidades de
su evolución,
apuntándole una
finalidad, un
objetivo que
debe ser
alcanzado
mediante todo el
empeño de su
inteligencia y
de su
discernimiento.”
(Rogério
Coelho, autor
del especial
“Represión de
los instintos
agresivos”, uno
de los relieves
de la presente
edición.)
Con excepción de
las mentalidades
ociosas, que son
adeptas del
menor esfuerzo,
todo hombre
tiene una tarea
intelectual, sea
ella de las más
sencillas o
situada en las
culminaciones de
la
intelectualidad.
El alcance del
discernimiento
es peculiar a
todos los
hombres. Eso
demuestra que
todos nosotros
somos seres
inteligentes.
“Podríamos
redefinir
inteligencia
como una aptitud
del Espíritu,
que resume gran
número de
funciones
independientes,
tales como:
imaginación,
memoria,
atención,
conceptuación y
raciocinio,
entre otras…
Ella resulta del
aprendizaje a
través de la
formación de
hábitos oriundos
de los
condicionamientos
reflejos bien
como de la libre
expresión del
Espíritu en la
utilización de
su libre
albedrío.” (Rogério
Coelho, en el
artículo
mencionado.)
La inteligencia
es una facultad,
es decir, un
conjunto de
facultades en
constante
evolución. Por
esa razón el
desarrollo
intelectual
tiene la
costumbre, con
raras
excepciones, de
superar el
desarrollo
moral. La
inteligencia
raramente cede a
las invocaciones
del sentimiento
para ascensión a
las cualidades
morales
elevadas. He
aquí el mero
fenómeno del
hombre
inteligente que
es incapaz de
tener un
comportamiento
ético y moral.
“Fundamental es
desarrollar la
autoestima. Para
tanto no es
necesario nada
de excepcional
en la
personalidad. Es
suficiente
considerarse
hijo de Dios y,
por lo tanto,
detentor de
habilidades
mínimas para el
desempeño
adecuado en el
arte de vivir;
cultivar la
seguridad
física,
valorando
adecuadamente el
cuerpo, no
sintiéndose
intimado o con
miedo de la
vida; tener su
creencia
personal sobre
la propia origen
divina; tener
certeza de que
la propia vida
tiene
significado y
una dirección
definida; buscar
no molestarse
con pequeñas
derrotas,
consciente de
que mejorará el
propio desempeño
en la próxima
vez; no permitir
que la propia
ansiedad estorbe
el preparo para
enfrentar nuevas
pruebas;
finalmente,
cultivar la
simpatía.”(Rogério
Coelho.)
Si es
fundamental
reconocer los
errores y los
defectos que nos
son peculiares,
es necesario
desarrollar la
autoestima.
Algunas obras
mediúmnicas
supuestamente
espíritas
utilizan los
errores de
algunos
espíritas para
buscar
destruirnos la
autoestima y
hacer que crean
que somos un
nadie, sin
merecimiento
alguno,
intentando con
eso explotar el
Espiritismo por
dentro, con el
objetivo de
deprimir los
espíritas
desinformados o
no vigilantes,
hasta el punto
de desertar
“porque la vida
espírita no vale
la pena”.
Esos
derrotistas, sin
embargo, tienen
sido
identificados
por los hermanos
más seguros y
vigilantes, que
desenmascaran
tanto los
mistificadores
cuanto los
médium que les
dan guarida.
“(…) Las
emociones son
reconfiguraciones
del Espíritu. El
uso de la
inteligencia no
debe limitarse a
conocer los
objetos o mismo
servir para
caracterizarles
con nombres o
utilidades. Ella
representa
adquisición
superior del
Espíritu y debe
ser colocada a
servicio del
amor, sin lo
cual se torna
herramienta
inútil y
peligrosa.”
(Rogério
Coelho.)
La ciencia está
tan presente en
la vida
cotidiana que es
lugar común
considerarla
como el fenómeno
más importante
de nuestros
tiempos.
Ocurre que la
ciencia es
éticamente
neutra. Por eso
los esfuerzos
para someterla
al arbitrio del
derecho, del
orden, de la
moral.
Los hombres
responsables por
el desarrollo
tecnológico
están, en gran
parte, tan
llenos de poder,
que pueden usar
los productos
científicos para
fines bélicos y
tecnocráticos.
Es cuando la
ciencia hace con
que la técnica
se torne una
especie de
corrosivo en
manos de un
niño.
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