La transición
planetaria
y sus
condicionantes
“Por ahora, sin
embargo, lo que
yo quiero frisar
es qué si allá,
en las regiones
más sombrías de
la
espiritualidad,
preponderan
tales
instrumentos
(tempestades)
para el
restablecimiento
del equilibrio
donde brotan
entidades
contrarias al
bien como vimos,
¿no sería, por
lo tanto,
concebible haber
algo semejante
en nuestra
esfera?”(Anselmo
Ferreira
Vasconcelos,
autor del
especial
“¿Las
tempestades
eléctricas
ayudan a mejorar
la psicosfera?,
uno de los
relieves de esta
edición.)
Emmanuel y André
Luiz hablan en
sus obras de las
tempestades como
recurso para
depurar las
energías
miasmáticas de
las
formas-pensamientos
que intoxican el
ambiente, como
también
purificar el
medio ambiente
saturado de
bacterias y
otros morbos
suspensos en el
aire.
“Creo que esas
tempestades,
debido al
volumen,
intensidad, y
mortandad que
tienen causado,
deben estar
unidas a otros
aspectos de
naturaleza
eminentemente
espiritual. Mi
hipótesis reside
en el hecho de
que en el plan
espiritual,
particularmente
en las zonas
umbralinas, son
usados recursos
semejantes para
ablandar el
acúmulo de
contenido
vibratorio
negativo.”(Anselmo
Ferreira
Vasconcelos, en
el artículo
mencionado).
No existen dudas
de que la obra
de André Luiz,
en especial,
corrobora tal
idea. Para que
abordemos las
propiedades
magnéticas y
eléctricas de
los rayos,
necesitamos, por
falta de
conocimiento, de
concurso de
especialistas
que puedan
proveernos
elementos
capaces de
elucidar el
aspecto material
del fenómeno.
“Al fin y al
cabo, el
material mental
de la humanidad
actualmente
encarnada está
lejos de
expresar
claridad,
lucidez y
pureza. Si
tuviésemos la
capacidad de ver
nuestras
formas-pensamientos
quedaríamos
escandalizados
con aquello que
esparcimos en el
ambiente
espiritual. Los
tiempos
presentes han
sido
extremamente
duros para la
humanidady no
hay razón para
creer que serán
minimizados tan
pronto. Estamos
en pleno proceso
de transición
planetaria.”
(Anselmo
Ferreira
Vasconcelos).
Se habla mucho
en transición
planetaria como
si ese proceso
estuviese cerca
de
concretizarse.
Los que piensan
así parece que
no leen
periódicos ni
ven los
noticiarios
transmitidos por
la tele.
La situación
social,
espiritual y
moral de los
habitantes de
nuestro globo
nos revela que,
infelizmente,
estamos muy
lejos de la
conclusión de un
proceso cuya
evolución es
normalmente
lenta y,
exactamente por
eso, deberá
exigir, si
realmente
iniciado, por lo
menos 1.000
años.
“Así siendo,
conjeturo que
las tempestades
eléctricas en
nuestra
dimensión pueden
tener la función
de ayudar – a
pesar de los
daños materiales
que ocasionan y
de las vidas que
siegan - en la
eliminación de
las emanaciones
mentales
viciadas,
descontroladas y
enfermas que
emitimos
diariamente. Si
la tesis esté
correcta, ellas
serían
instrumentos
depurativos
debidamente
accionados por
la
espiritualidad
para auxiliar en
la profilaxis de
la psicosfera
cuando ésta
alcanza sitios
elevados de
inestabilidad.
Creo aún que sin
tal recurso
probablemente no
conseguiríamos
sobrevivir,
tamaña la
opresión que
sentiríamos en
el íntimo de
nuestras almas.
Dejo
absolutamente
claro,
finalmente, que
en ese texto
sólo discuto
posibilidades e
hipótesis a ser
confirmadas o no
por nuestras
luminarias.”
(Anselmo
Ferreira
Vasconcelos)
El articulista
tiene razón.
Esas conjeturas
no pasan,
realmente, de
conjeturas,
aunque sepamos
que los
fenómenos
atmosféricos no
ocurren
aleatoriamente,
sin el control o
la participación
de los agentes
espirituales de
eso incumbidos.
Es importante,
sin embargo,
acordarnos que
el progreso de
un planeta es
resultado
directo del
progreso
espiritual de
sus habitantes,
y no el
contrario.
Es por eso que
ni mismo Jesús
se atrevió a
establecer una
fecha cuando, al
referirse
exactamente a la
transición de
nuestro orbe,
dijo que
solamente el
Padre, más
nadie, sabría
decir cuando
tales cosas se
darán.
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