Ramatis
Por intermedio del
médium Hercilio Maes, el
Espíritu Ramatis
escribió varias obras
que serian útiles para
un mejor conocimiento
del Mundo Espiritual y
del paso de Jesús por la
Tierra, si fuesen
determinadas
revelaciones y profecías.
Esas obras se
desenvuelven en forma de
preguntas y respuestas,
estas innecesariamente
extensas, si son
comparadas con la
objetividad con que
Emmanuel respondió a las
preguntas contenidas en
“El Consolador”.
Para mejor comprensión.
Vease en “El Libro de
los Espíritus”, 2ª
Parte, cap. I, item 104,
que trata de “Espíritus
pseudo-sabios”.
¿Si, en
la época en que
esas obras surgieron, ya
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parecían fantasiosas,
que se podría decir
ahora, con el no
cumplimiento de las
profecías en ellas
contenidas? |
En la obra “Mensajes del
Astral”, es afirmada la
existencia de un
visitante planeta, que
debería substraer a
los Espíritus que no
deberían estar más en la
Tierra, mediante una
aproximación física que
debería provocar la
verticalización del eje
de la Tierra.
En “La Génesis” (Cáp.
XVII, ítem 63), y en “A
Camino de la Luz” (Cáp.
III), hay el relato del
exilio de Espíritus
rebeldes, que
perturbaban el progreso
de un planeta del
sistema Cabra o Capela.
Esos Espíritus fueron
encaminados aquí para la
Tierra, hace muchos
milenios. No hay ninguna
noticia de que la
Tierra se haya
inclinado para allá,
con el fin de
“substraer” a esos
Espíritus. Entretanto,
cualquier persona que
haya estudiado la
Doctrina Espirita sabe
que hay una
trasmigración continua
de Espíritus en el
Universo, sin que haya
necesidad de
descolocarse los
planetas, con el fin de
recibirlos. Son los
Espíritus los que se
mudan – o son mudados –
y no los planetas los
que se descolocan a
semejanza de un autobús
o avión para buscar
pasajeros.
Analicemos algunas
afirmaciones, a la luz
de la Ciencia y Doctrina
Espirita:
“La verticalización,
cuando fuera percibida,
será incondicionalmente
atribuida a la
periodicidad espontánea
de los movimientos
naturales del orbe.
Difícilmente vuestra
ciencia habrá de aceptar
la “absurda” noticia de
la aproximación de un
planeta desconocido en
las cartas astronómicas.”
“A partir del próximo
año de 1950, se
manifestaría, junto al
aura de la Tierra la
primera vibración
sensible de ese astro
intruso, más aun de
manera profundamente
magnética será una
expansión endógena, esto
es, de dentro para fuera;
una acción astro-etérea
pues, en la realidad, el
fenómeno tendrá inicio
en la esfera interior de
vuestro orbe. Al
principio, se daría un
emparejamiento de
fuerzas intimas de la
Tierra con las energías
agresivas y primarias
del planeta visitante,
por cuyo motivo los
científicos – que están
en la dependencia de
instrumentos materiales
– solo podrán señalar el
fenómeno cuando el
aflore a la superficie
de los cinco sentidos
humanos.”
(Pág. 81)
Cualquier persona dotada
de un mínimo buen
sentido refutará esa
afirmativa, pues sabemos
que la luna, que es 49
veces menos que la
Tierra, cuando se
aproxima un poco provoca
el fenómeno de las
mareas. ¡Imaginemos
entonces lo que
produciría la
aproximación de un astro
3200 veces mayor que la
Tierra! Habría una
perturbación general en
el Sistema Solar. ¡Esos
argumentos servirían
para rebatir las
afirmaciones
perturbadoras de Ramatis
en la época en que el
libro fue publicado,
porque hoy los
argumentos contrarios
son otros, una vez que nada de eso aconteció!
¡Todas sus profecías
fueron desmentidas con
el pasar del tiempo!
“La fase más intensa de
la modificación física
se situaría entre los
años de 1982 y de 1992,
y los efectos
catastróficos se harían
sentir hasta el año
1999, pues el
advenimiento del tercer
milenio será bajo los
escombros que, en todas
las latitudes
geográficas, revelaran
el mayor o menor efecto
del “final de los
tiempos”. De aquí a
algunos años más,
nuestros geofísicos
anunciaran, aprensivos,
la verdad insofismable:
- ¡El eje de la Tierra
se está verticalizando!"
(Pág. 81)
Ningún geofísico se
pronunció hasta ahora –
pasados casi 60 años de
esas absurdas
predicciones, que
atemorizaron a tanta
gente allá en aquella
época y, que
infelizmente, aun
encantan a encarnados
que se rehúsan a ver la
verdad, razonar y
rechazar esos absurdos.
Es realmente aterrador
que aun existan grupos
que se dicen espiritas y
tengan a ese Espíritu
como guía o mentor. Que
hubiese aquellos que se
encantaron con sus
“revelaciones” en
aquella época, es asta
admisible. Más, ahora,
después de pasado todo
el tiempo previsto, sin
que sus predicciones se
hayan concretizado, y
las personas continúen
organizándose en torno a
ese Espíritu, eso solo
puede ser explicado como
un proceso de
fascinación.
A ser verdad la
“profecía” abajo, la
población de la Tierra,
ahora, debería estar
reducida a un tercio:
“Hasta el final de este
siglo, se libraría de
la materia dos tercios
de la humanidad, a
través de conmociones
sísmicas, inundaciones,
maremotos, ciclones,
terremotos, catástrofes,
hecatombes, guerras y
epidemias extrañas.”
(Pág. 190)
Para explicar tanto
absurdo, solo el viejo
adagio: “LO falso tiene
más brillo que lo
verdadero.” ¿Será que
esas personas que se
apoyan en Ramatis, y se
dicen espiritas,
estudiaron la
codificación? ¿Será que
conocen a Kardec?
Y no es solo esta obra
de Ramatis posible de
refutación: todos sus
libros contienen
absurdos, escritos de
forma pomposa, en
lenguaje
pretensiosamente
erudita, en una
verbosidad impresionante,
bien propia de los
Espíritus pseudos-sabios,
conforme la
clasificación del
Kardec.
A respecto de Jesús, hay
afirmativas que merecen
destaque por lo
escandalosamente
absurdo:
“Bajo la inspiración de
los Esenios amigos de la
familia y que reconocían
en Jesús un hombre poco
común, el desenvolvió
sus fuerzas ocultas bajo
rigurosa disciplina y
aprendizaje terapéutico
pues, aunque curaba por
su simple presencia
junto a los enfermos, no
podía transgredir las
leyes naturales que
determina las
direcciones,
intensificaciones y
dispersiones fluídicas.
(…) Sumiso y fiel al
mecanismo natural de la
vida humana creada por
Dios, sabia curar con la
simple imposición de
las manos, como
aprendiera con los
Esenios, y usaba una
terapéutica afín con su
tipo psicofísico y
temperamento
espiritual.”
(Pag. 458)
Solo para ejemplificar
al hablar del
seudo-sabio, se verifica
lo que quiere el decir
con la frase: no
podía transgredir las
leyes naturales que
determinan las
direcciones,
intensificaciones y
dispersiones fluídicas.
¿Más allá de lo más, si
actúa curando hasta por
su simple presencia
junto a los enfermos,
por qué precisaría ir a
prender alguna cosa con
los esenios?
Dando colores propios,
Ramatis repitió
afirmativas que ya
habían sido hechas sobre
una pretensiosa
preparación de Jesús,
entre los Esenios, para
el cumplimiento de su
misión. Doce años antes,
Emmanuel, en la obra
citada, en el Cáp. 12,
contesta de forma clara
y vehemente la
frecuencia del Maestro,
como discípulo, en
cualquier grupo
religiosos:
“Muchos siglos después
de su ejemplificación
incomprendida, hay quien
lo vea entre los esenios,
aprendiendo su doctrina,
antes de un mesianismo
de amor y de redención.
Las propias esferas más
próximas a la Tierra,
que por la fuerza de las
circunstancias se
acercan más a las
controversias de los
hombres que al sincero
aprendizaje de los
espíritus estudiosos y
desprendidos del orbe,
reflejan las opiniones
contradictorias de la
Humanidad, a respecto
del salvador de todas
las criaturas.
EL Maestro, sin embargo,
no obstante la elevada
cultura de las escuelas
esenias, no necesitó de
su contribución. Desde
sus primero días en la
tierra, se mostró tal
cual era, con la
superioridad que el
planeta le conoció desde
los tiempos remotos del
principio.”
Ramatis afirmo que el
planeta intruso es 3200
veces mayor que la
Tierra. Al serle
presentada constatación
de parte de algunos
encarnados, con base a
las perturbaciones que
ocurrirían en el Sistema
Solar ante su
aproximación, responde:
“Es que al captar
nuestro pensamiento
confundisteis el volumen
aurico del planeta con
su volumen material. Ese
volumen 3200 veces mayor
que la Tierra no es
referente a la masa
rígida de aquel orbe,
cuyo núcleo enfriado es
un poco mayor que la
costra terrestre.
Estamos tratando de su
campo radiante y
radiactivo, que es el
acontecimiento principal
de todos los
acontecimientos en el
“final de los tiempos”.
Es el volumen de su
contenido energético,
inaccesible a la
percepción de la
instrumentación
astronómica terrestre,
más conocido y
fotografiado por los
observatorios de Marte,
de Júpiter y de Saturno,
cuyas cartas siderales
registran
principalmente la
naturaleza y el volumen
de las auras de los
mundos observados.”
(Pag. 228)
“Verdaderamente, el
astro intruso es mayor
que la Tierra, en su
rígido núcleo o su
materia enfriada, más no
hay correspondencia
aritmética entre los
núcleos y áureas de
ambos. El volumen
eterico del primero es
más extenso o expansivo,
porque también es más
radiactivo, en el
sentido de energía
degradada, es más
radiante en el sentido
de interceptación de
energía pura o libre.
Sin embargo aunque sea
un mundo oriundo de la
“masa virgen” del
Cosmos, con el que
también se formó el
globo terrestre, el se
sitúa como un tipo
especial a parte,
comparado a vuestro orbe
y que vario desde el
tiempo de cohesión
molecular, enfriamiento,
volumen y distancia con
que circunnavega en su
campo constelatorio”
(Pág.229)
¿Delante de ese
palabrerio sin conexión,
será posible creer en la
siguiente “revelación”?
“Ya que queréis saber
la verdad, os diremos
que el cuerpo de Jesús
fue transferido, a latas
horas de la noche, por
Pedro y José de
Arimateia, para una
sepultura de propiedad
de este último, que era
devotísimo al Maestro y
que así evitaban que los
sacerdotes incentivasen
a los fanáticos a
depredar el túmulo de
Mesías, a quien no
querían reconocer como
líder espiritual.”
(Pág. 419)
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