Al respecto de
la polémica que
surgió
recientemente en
Brasil a
propósito de la
prohibición de
los bingos, una
medida adoptada
por el gobierno
federal que
recibió la
aprobación de la
mayoría
indiscutible del
pueblo
brasileño, es
siempre bueno
recordar la
lección
contenida en el
cap. 11 del
libro “Conducta
Espírita”, de
André Luiz, en
que el conocido
instructor
recomienda que
jamás utilicemos
juegos de azar,
como las
tómbolas, los
bingos y
prácticas
semejantes, como
forma de
conseguir fondos
para las
actividades
espíritas.
Los periódicos
brasileños
publicaron en la
época
manifestaciones
contrarias y
manifestaciones
favorables a la
prohibición.
Entre los que
condenan la
medida se
alinean,
obviamente, los
funcionarios de
las casas de
bingo, los
cuales, con el
cierre de ellos,
perdieron sus
puestos de
trabajo. Claro
que, en una
situación en que
el desempleo
asusta a todo el
mundo, la medida
sólo concurre
para su
agravamiento.
El tema no
puede, no
obstante, ser
examinado sólo
bajo esa óptica,
porque existen
actividades
ilícitas y
moralmente
condenables que
también emplean
a muchas
personas, como
el tráfico de
estupefacientes
y los casinos
clandestinos.
Por causa de
eso, no es por
ahí que debemos
analizar el
asunto.
Los juegos de
azar son
extremadamente
dañinos al ser
humano y pueden,
en algunos
casos, llevar a
familias enteras
a la ruina
financiera y,
con eso, a una
descomposición
moral que a
nadie le
gustaría que
ocurriese a un
familiar
querido.
En la sección de
cartas del
periódico
Gazeta del
Pueblo, de
Curitiba,
algunos casos al
respecto de los
maleficios del
bingo que fueron
relatados, como
ejemplo esta
carta publicada
oportunamente
por la revista
Veja:
“Felicito al
gobierno por el
cierre de los
bingos y juegos
electrónicos,
por cualquiera
que sea la
razón, y rezo
para que no sean
reabiertos. Se
trata de la
extorsión
blanca, en que
los
extorsionados no
tienen la noción
exacta de la
pérdida;
financiera,
física,
psíquica, social
y espiritual.
Estoy indignado
cuando algunos
gobernadores
hablan de
perdida de
beneficios en
ese segmento.
Creo que existen
formas más
dignas de
generar empleos
y de recursos. –
D.R. (un vicioso
que ya perdió
mucho) –
Goiania, GO.”
Sería
interesante que
los gobernantes
de este País
meditasen más en
manifestaciones
como esa, porque
entenderían que
no sólo de pan
vive el hombre
y, de igual
modo, no es
solamente la
estabilidad
financiera que
debe motivar a
los que tienen
la
responsabilidad
de dirigir a las
ciudades, los
estados y la
nación
brasileña.
|