Extremos y diferencias
Con la
multiplicidad de las
existencias, podemos
aprender continuamente,
construir el equilibrio
y reparar equívocos.
Esto es la
reencarnación, sin
secretos. Mera cuestión
de justicia
Razonemos juntos.
Relacionemos, en
síntesis, las
diferencias humanas:
miseria y riqueza;
belleza y fealdad;
intelecto alto y
dificultades elementales
de razonamiento; genios
precoces y niños con
dificultades de
aprendizaje; muerte a
tierna edad y juventud
sana; salud y
estabilidad financiera y
carencias permanentes al
lado de enfermedades
crueles; violencia y
bondad; honestidad y
corrupción; para unos
todo sale bien y para
otros nada sale bien;
miedo y osadía; modestia
y petulancia; etc.
¡Pues bien! Es una lista
interminable esta.
Diariamente vemos
situaciones donde los
extremos se muestran y
confunden el
razonamiento.
Al final nos quedamos
pensando: ¿por qué? ¿Cómo
explicar tantas
diferencias? ¿el acaso?
¿Preferencia de Dios? ¿Privilegios
de nacimiento? ¿Méritos?
¿Castigo?
Muchos contestan y
sienten hasta dificultad
de entender, pero es
simple. La explicación
ya existe y ella viene
de antes de la venida de
Jesús al planeta.
Sabios, en varias
épocas, antes y después
del advenimiento de
Jesús, hablaron de la
reencarnación. Y
actualmente,
investigadores y
científicos estudian la
temática de esa ley
natural que rige las
vidas humanas.
¡Sí, Ley! No es
invención de nadie, de
ninguna creencia.
Ni tampoco privilegio o
exclusividad de quien
quiera que sea.
Simplemente una Ley
Natural. Siendo natural,
es Divina, establecida
por el Creador. ¿Pero
cómo constatar que es
verdad?
Ahora, volvamos al
inicio de este
comentario. Sometamos
todas aquellas dudas y
otras más de la
interminable lista a una
única existencia que
determina suertes y
decide el futuro. ¿Cómo
conciliar eso con los
principios de justicia y
bondad de un Padre
Creador, que denominamos
Dios y que fue
presentado por Jesús de
manera incomparable? En
una única oportunidad,
repleta de fragilidades
individuales y
colectivas, ¿cómo
superar desafíos que nos
hagan merecedores y
habitantes de una morada
feliz después de la
muerte del cuerpo?
Añádase a eso las
situaciones de los
nacidos muertos, de los
niños que mueren a
tierna edad o jóvenes
que parten víctimas de
accidentes. No tuvieron
tiempo de construir el
propio equilibrio.
Fueron despreciados por
la vida.
¿Por qué? ¿Y los demás
son privilegiados? ¿Esto
es justo?
Con la multiplicidad de
las existencias podemos
aprender continuamente,
a construir el
equilibrio y reparar
equívocos. Esto es la
reencarnación, sin
secretos. Mera cuestión
de justicia. En ese
punto cabe la claridad
de la cuestión 219 de
El Libro de los
Espíritus.
219 - ¿Cuál es el origen
de las facultades
extraordinarias de
individuos que, sin
estudio previo, parecen
tener la intuición de
ciertos acontecimientos,
como los idiomas, el
cálculo etc.?
Respuesta: -
Recuerdo del pasado;
progreso anterior del
alma, pero de lo cual no
tiene conciencia. ¿De
dónde quieres que ellas
vengan? El cuerpo
cambia, pero el Espíritu
no cambia, aunque cambie
de vestimenta.
La constancia y
perseverancia nos llevan
a nuevas experiencias y
al acumulo de otras
vivencias
Sobre las diferentes
aptitudes de los seres
humanos, los Espíritus
fueron claros en la
Codificación. A la
indagación de Allan
Kardec sobre las razones
de la desigualdad de
esas aptitudes, ellos
respondieron que
“Dios creó a todos los
Espíritus iguales,
pero cada uno de ellos
tiene mayor o menor
vivencia y, por
consiguiente, mayor o
menor experiencia*,
La diferencia está en el
grado de su experiencia
y de su voluntad, que es
el libre albedrío: de
ahí, unos se
perfeccionan más
rápidamente y eso les da
aptitudes diversas. La
variedad de las
aptitudes son
necesarias, a fin de que
cada uno pueda concurrir
a los objetivos de la
Providencia en el límite
del desarrollo de sus
fuerzas físicas e
intelectuales: lo que
uno no hace, otro lo
hace. Es así que cada
uno tiene un papel útil
(…)” 1.
Ahora, la respuesta
arriba enseña varios
aspectos. La propia
indicación de mayor o
menor vivencia, de menos
o más experiencia, que
naturalmente va a
determinar el grado de
voluntad y libertad,
abre inmensos espacios
de actuación material y
moral. Sí, porque cada
uno de nosotros sólo
podrá obrar con
desenvoltura en el área
que conoce, que domina
por una vivencia
anterior, no
necesariamente de
existencia pasada.
Eso también lleva a
reflexionar que no se
está impedido de iniciar
un campo nuevo de
actuación, cuya
constancia y
perseverancia también
llevaran a nuevas
experiencias y acumulo
de otras vivencias,
igualmente útiles en
todo el proceso
evolutivo.
En la misma respuesta
igualmente hay la
indicación del
perfeccionamiento más
rápido (que genera
nuevas y constantes
aptitudes, en las
diversas áreas) o más
lento, a depender del
esfuerzo desarrollado y
del movimiento de la
voluntad en este
objetivo.
Sin embargo los
Espíritus son muy
claros. Como enseñan, “la
variedad de las
aptitudes es necesaria”.
Cada uno trata su cuota
de contribución, cada
experiencia será
utilizada, cada fuerza
física o intelectual
concurrirá para el bien
colectivo y todos tienen
un papel para
desempeñar, siempre útil
en el conjunto general.
Lo interesante, sin
embargo, es no siempre
las diferencias –que
deben concurrir para un
objetivo útil, como es
bien indicado en El
Libro de los Espíritus
1 – consiguen
establecer hilos de
armonía. Muchas veces
las diferencias
individuales son causas
de conflictos; frutos,
es obvio, de la
influencia del orgullo y
del egoísmo que aun
dominan la condición
humana.
Donde hay sentimiento de
tolerancia y
benevolencia está
presente el orden, la
tranquilidad, la
estabilidad
Allan Kardec, no
obstante, trae la
lucidez de su
pensamiento en dos
informaciones – entre
tantas en el mismo
sentido -, que
transcribimos
parcialmente.
a) “Si un grupo
quiere estar en
condiciones de orden, de
tranquilidad y de
estabilidad, es preciso
que en el reine un
sentimiento fraternal.
Todo grupo o sociedad
que se forma sin tener
la caridad efectiva por
base, no tiene
vitalidad; al paso que
aquellos que serán
fundados según el
verdadero espíritu de la
Doctrina se miraran como
miembros de una misma
familia que, no pudiendo
todos habitar bajo el
mismo techo, viven en
lugares diferentes”.
La observación está
dirigida a los grupos
espíritas (en respuesta
a un requerimiento de
los espíritas de Lyón,
por ocasión del Año
Nuevo) y consta de la
Revista Espírita, de
febrero de 1862, página
362, pero
vale para cualquier
grupo. Donde hay el
sentimiento de
tolerancia y
benevolencia estará
presente el orden, la
tranquilidad, la
estabilidad.
De la misma forma, en el
ejemplar de diciembre de
18682, página
392, en la
Constitución Transitoria
del Espiritismo
(ítem IX – Conclusión),
Kardec vuelve a afirmar:
b) “(...) pero
pretender que el
Espiritismo sea por
todas partes organizado
de la misma manera; que
los espíritas del mundo
entero estén sujetos a
un régimen uniforme, a
una misma manera de
proceder, que deban
esperar la luz de un
punto fijo para donde
deberán fijar sus
miradas, sería una
utopía tan absurda como
la pretender que todos
los pueblos de la Tierra
no formen un día sino
una única nación,
gobernada por un único
jefe, regida por el
mismo código de leyes, y
sujetos a los mismos
usos. Si hay leyes
generales que pueden ser
comunes a todos los
pueblos, esas leyes
serán siempre, en los
detalles de la
aplicación y de la
forma, apropiadas a las
costumbres, a los
caracteres, a los climas
de cada uno. Así lo
será con el Espiritismo
organizado. Los
Espíritas del mundo
entero tendrán
principios comunes que
los unirán a la gran
familia por el lazo
sagrado de la
fraternidad, pero cuya
aplicación podría variar
según las regiones, sin,
por esto, que la unidad
fundamental sea rota*,
sin formar sectas
disidentes tirándose la
piedra y el anatema, lo
que sería anti-espírita
(…)”.
La fraternidad pura es
un perfume de lo Alto,
es una emanación de lo
infinito, es la base de
las
instituciones morales
Ahora, es la cuestión de
las diferencias en las
relaciones, en la
convivencia. Hay
diferencias, obvio,
hasta por cuestiones de
entendimiento en los
diferentes estadios en
que también nos
encontramos, los adeptos
del Espiritismo. Esto,
todavía, no elimina la
fraternidad que debe
reinar para la
construcción de la paz
en el planeta y en la
intimidad individual.
Con esto, podemos
concluir que la
reencarnación influye
también dentro del
propio entendimiento
espírita, una vez que
nosotros los espíritas
también somos Espíritus
reencarnados y, por
tanto, sujetos a los
estadios propios de
entendimiento y madurez.
Bien a propósito, como
destaca el mensaje
Fundamentos del orden
social 3:
“(...) La
fraternidad pura es un
perfume de lo Alto, es
una emanación del
infinito, un átomo de la
inteligencia celeste; es
la base de las
instituciones morales, y
el único medio de elevar
un estado social que
pueda sustituir y
producir efectos dignos
de la gran causa por la
cual combatís. Sed,
pues, hermanos, si
queréis que el germen
depositado entre
vosotros se disuelva y
se vuelva el árbol que
buscáis. La unión es la
fuerza soberana que
desciende sobre la
Tierra: la fraternidad
es la simpatía en la
unión. (…) Es preciso
estar unidos para ser
fuertes, y es preciso
ser fuertes para fundar
una institución que no
repose sino sobre la
verdad vuelta tan
efectiva y tan
admirable, tan simple y
tan sublime. Las fuerzas
divididas se aniquilan;
reunidas ellas son
tantas veces más
fuertes, (…)”.
Y concluye con sabiduría:
“(...)
Sin la fraternidad, ¿que
véis? El egoísmo, la
ambición. Cada uno en su
objetivo; cada uno los
persigue de su lado;
cada uno camina a su
manera, y todos son
fatalmente arrastrados
en el abismo donde son
tragados, después de
tantos siglos, todos los
esfuerzos humanos. Con
la unión, no hay más que
un único blanco, porque
no hay más que un único
pensamiento, un único
deseo, un único corazón.
Uníos, pues amigos míos;
es lo que os repite la
voz incesante de nuestro
mundo; uníos y llegaréis
mucho más deprisa a
vuestro blanco.
¿Y cuál sería el blanco,
para nosotros que
profesamos el
Espiritismo?
Nos permitimos
reproducir la claridad
de la respuesta con que
iniciamos el presente
comentario: “La
variedad de las
aptitudes es necesaria,
a fin de que cada uno
pueda concurrir a los
objetivos de la
Providencia en el límite
de sus fuerzas
físicas e intelectuales;
lo que uno no hace, otro
hace. Es así que cada
uno tiene un papel útil
(…)” 1.
Concentremos atención en
el final de la frase:
lo que uno no hace,
otro hace. Es así que
cada uno tiene un papel
útil (…).
Comprendiedo este
esclarecimiento vital,
desaparecen las
diferencias y la
convivencia toma su
verdadero rumbo: el de
la fraternidad.
* Destaques do autor:
(1) Questão 804 de O
Livro dos Espíritos, 8ª
edição IDE-Araras-SP,
out/79, tradução de
Salvador Gentile.
(2) Edição IDE-Araras-SP,
nov/92, tradução de
Salvador Gentile.
(3) Mensagem obtida em
reunião presidida por
Allan Kardec, ditada
pelo Espírito Léon de
Muriane, e publicada na
edição de novembro de
1862 da Revista Espírita
(edição IDE-Araras-SP,
tradução Salvador
Gentile, páginas 345 e
346).