Naturaleza y propiedades
del
periespíritu
Presentamos en esta edición
el tema
nº
90
del Estudio Sistematizado de
la Doctrina Espirita, que
está siendo presentado aquí
semanalmente, de acuerdo con
el programa elaborado por la
Federación Espirita
Brasileña, estructurado en
seis módulos y 147 temas.
Si el lector utiliza este
programa para el estudio en
grupo, sugerimos que las
cuestiones propuestas sean
debatidas libremente antes
de la lectura del texto que
a ellas sigue.
Si es destinado solamente
para uso por parte del
lector, pedimos que el
interesado intente
inicialmente responder las
cuestiones y solo después
lea el texto referido. Las
respuestas correspondientes
a las cuestiones presentadas
se encuentran al final del
texto abajo.
Cuestiones
para debate
1. ¿Qué es periespíritu?
2. ¿De dónde los Espíritus
cogen los elementos que
constituyen su periespíritu?
3. ¿La naturaleza del
envoltorio fluídico es
idéntica en todas las
personas?
4. ¿Podemos decir que el
periespíritu posee un peso
específico propio?
5. ¿La materia – tal como la
conocemos en nuestro mundo –
ofrece algún obstáculo al
periespíritu?
Texto para la
lectura
La naturaleza del
periespíritu guarda relación
con la evolución de la
persona
1. El periespíritu, o cuerpo
fluídico de los Espíritus,
es una condensación del
fluido cósmico en torno del
alma. El cuerpo físico, o
carnal, resulta de una mayor
condensación del mismo
elemento, hecho que lo
transforma en materia
tangible.
2. Aunque tenga origen
común, que es el fluido
cósmico, las
transformaciones moleculares
son diferentes en esos dos
cuerpos, resultando de ahí
ser el periespíritu etéreo e
imponderable. Ambos son, por
tanto, materia, pero en
estados diferentes. Conforme
enseña el ministro Clarencio,
de la colonia espiritual
“Nuestro Hogar”, el cuerpo
periespiritual es
constituido en base de
principios químicos
semejantes, en sus
propiedades, al hidrógeno,
expresándose a través de
moléculas significativamente
distanciadas unas de las
otras (Entre la Tierra y
el Cielo, cap. XXIX).
3. El Espíritu forma su
envoltorio periespirítico
con los fluidos retirados
del ambiente en que vive.
Como la naturaleza de los
mundos varia conforme su
grado de evolución, será
mayor o menor la
materialidad de los cuerpos
físicos de sus habitantes.
El periespíritu guarda
relación, en cuanto a su
composición, con ese grado
de materialidad.
Admitiéndose que un Espíritu
emigre de la Tierra, ahí
quedará su envoltorio
fluídico, por cuanto el
Espíritu necesita tomar otro
envoltorio fluídico
apropiado al planeta en que
pasará a vivir.
4. La naturaleza del
envoltorio fluídico guarda
siempre relación con el
grado de adelantamiento
moral del Espíritu. A la
condición moral del Espíritu
corresponde, por así decir,
una determinada densidad del
periespíritu. Mayor
elevación, menor densidad
fluídica. Mayor
inferioridad, mayor
densidad, esto es,
periespíritu más grosero,
con mayor condensación
fluídica. Está claro que, a
pesar de más denso, los
envoltorios fluídicos más
groseros continúan
imponderables.
Cada periespíritu tiene una
densidad, un peso específico
propio
5. En el cap. XIII de la
obra arriba citada,
Clarencio asevera que el
vehículo espiritual es, por
excelencia, vibrátil y se
modifica profundamente,
según el tipo de emoción que
le fluye del interior. Como
nadie ignora, en nuestro
propio medio la máscara
física se altera en la
alegría o en el sufrimiento,
en la simpatía o en la
aversión. En el plano
espiritual, semejantes
transformaciones son más
rápidas y exteriorizan
aspectos íntimos del ser,
con facilidad y seguridad,
porque las moléculas del
periespíritu giran en un más
alto patrón vibratorio, con
movimientos más intensivos
que las moléculas del cuerpo
carnal.
6. Se puede, así, dentro de
la relatividad de las cosas,
admitir un peso específico
para el periespíritu. Los de
mayor peso específico
empujan a los Espíritus a
las regiones inferiores,
imposibilitándoles el acceso
a planos más elevados y, por
eso mismo, el ingreso en
mundos de mayor elevación
espiritual. La acentuada
densidad del periespíritu de
gran número de Espíritus
los lleva a confundirlo con
el cuerpo material que
utilizan durante su última
encarnación. Ese es uno de
los motivos que llevan a
muchos a considerarse aun
encarnados y a vivir en la
Tierra, imaginándose
entregados a ocupaciones que
les eran habituales.
7. El periespíritu de los
Espíritus superiores, de
reducido peso específico,
les confiere una levedad que
les permite vivir en planos
más elevados y desplazarse a
otros mundos. Ellos pueden,
evidentemente, descender a
los planos inferiores y,
dada la sutileza de su
envoltorio, no serán
percibidos por las entidades
desencarnadas inferiores.
8. Cuando encarnado, el
Espíritu mantiene el
envoltorio periespirítico,
constituyendo el cuerpo
material un segundo
envoltorio, más grosero,
apropiado al medio físico en
que vive. El periespíritu
sirve, en tal situación, de
intermediario entre el alma
y el cuerpo. Es el órgano de
transmisión de todas las
sensaciones, partan del
Espíritu, o vengan del
exterior, a través del
cuerpo físico. Debido al
estado grosero de la
materia, los Espíritus no
pueden obrar directamente
sobre ella. Haciéndolo
entonces, por medio de su
periespíritu. Los fluidos
periespiríticos se
constituyen, de esa forma,
bajo la acción de la
voluntad, en verdaderas
alabanzas que les permiten
producir ruidos, golpes,
movimientos de objetos etc.
La materia no ofrece
obstáculo alguno al
periespíritu y a los
Espíritus
9. En condiciones normales,
el periespíritu es
invisible, pero puede
volverse visible en razones
de las modificaciones que
experimente por la acción de
la voluntad del Espíritu.
Esas modificaciones
consisten en una especie de
condensación o en nuevos
derivados de las moléculas
que lo componen, pero eso
requiere la existencia de
ciertas circunstancias que
no dependen sólo del
Espíritu. Para volverse
visible a alguien, el
necesita de permiso, que no
siempre le es dado.
10. En las apariciones, el
periespíritu se presenta
comúnmente con aspecto
vaporoso y diáfano. Otras
veces, tienen las formas
delineadas y los trazos bien
nítidos, pudiendo presentar
la solidez de un cuerpo
físico, esto es, tangible,
lo que no impide retomar
instantáneamente el estado
normal de invisibilidad e
intangibilidad.
11. La materia – tal como la
conocemos en nuestro mundo –
no ofrece obstáculo alguno
al periespíritu, porque la
condición etérea del cuerpo
espiritual le confiere la
propiedad de penetrabilidad.
El atraviesa la materia como
la luz atraviesa los cuerpos
transparentes. He ahí porque
puertas y ventanas cerradas
no impiden que allí penetren
los Espíritus.
12. Como ya fue dicho, es de
las capas de fluidos
espirituales que envuelven
la Tierra que los Espíritus
forman su envoltorio
periespirítico. Esos fluidos
no son homogéneos; por eso,
conforme sea más o menos
elevado el Espíritu, su
periespíritu se formará de
las partes más puras o más
groseras del fluido peculiar
al planeta en que va a
encarnar. En ese proceso, el
Espíritu atrae
automáticamente las
moléculas que se afinan con
su patrón vibratorio.
13. No es, pues, idéntica la
constitución íntima del
periespíritu de los
individuos que pueblan la
Tierra y el espacio que la
circunda, hecho que no se da
con el cuerpo material,
formado por los mismos
elementos,
independientemente de la
elevación espiritual de las
personas. El envoltorio
periespirítico de los
Espíritus se modifica con el
progreso moral que ellos
realizan en cada existencia,
aunque reencarnen en el
mismo medio. Así, los
Espíritus superiores,
incluso cuando reencarnen en
mundos inferiores, tendrán
un periespíritu menos
grosero que el del
periespíritu de los
Espíritus vinculados, debido
a su nivel evolutivo, a esos
mundos.
Respuestas a
las cuestiones propuestas
1. ¿Qué es periespíritu?
R.: El periespíritu, o
cuerpo fluídico de los
Espíritus, es una
condensación del fluido
cósmico en torno del alma.
2. ¿De dónde los Espíritus
cogen los elementos que
constituyen su periespíritu?
R.: El Espíritu forma su
envoltorio periespirítico
con los fluidos retirados
del ambiente en que vive.
Como la naturaleza de los
mundos varia conforme su
grado de evolución, el
periespíritu guarda
relación, en cuanto a su
composición, con ese grado
de materialidad.
Admitiéndose que un Espíritu
emigre de la Tierra, ahí
quedará su envoltorio
fluídico, por cuanto el
Espíritu necesita tomar otro
envoltorio fluídico
apropiado al planeta en que
pasará a vivir.
3. ¿La naturaleza del
envoltorio fluídico es
idéntica en todas las
personas?
R.: No.
La naturaleza del envoltorio
fluídico guarda siempre
relación con el grado de
adelantamiento moral del
Espíritu. A la condición
moral del Espíritu
corresponde, por así decir,
una determinada densidad por
periespíritu.
Mayor elevación, menor
densidad fluídica.
Mayor inferioridad, mayor
densidad, esto es,
periespíritu más grosero,
con mayor condensación
fluídica.
4. ¿Podemos decir que el
periespíritu posee un peso
específico propio?
R.: Sí. Podemos, dentro de
la relatividad de las cosas,
admitir un peso específico
para el periespíritu. Los de
mayor peso específico
empujan a los Espíritus a
las regiones inferiores,
imposibilitándoles el acceso
a planos más elevados y, por
eso mismo, el ingreso en
mundos de mayor elevación
espiritual.
5. ¿La materia – tal como la
conocemos en nuestro mundo –
ofrece algún obstáculo al
periespíritu?
R.: No. La materia peculiar
a nuestro plano no ofrece
obstáculo alguno al
periespíritu, porque la
condición etérea del cuerpo
espiritual le confiere la
propiedad de penetrabilidad.
El atraviesa la materia como
la luz atraviesa los cuerpos
transparentes. He ahí el por
qué puertas y ventanas
cerradas no impiden que allí
penetren los Espíritus.
Bibliografia:
A Gênese,
de Allan Kardec, itens 7 a
10, pp. 276 a 279.
Obras
Póstumas,
de Allan
Kardec, itens 10 a 16, pp.
45 a 47.
Entre a Terra
e o Céu,
de André Luiz, cap. XIII e
XXIX.