WEB

BUSCA NO SITE

Edição Atual
Capa desta edição
Edições Anteriores
Adicionar
aos Favoritos
Defina como sua Página Inicial
Biblioteca Virtual
 
Biografias
 
Filmes
Livros Espíritas em Português Libros Espíritas en Español  Spiritist Books in English    
Mensagens na voz
de Chico Xavier
Programação da
TV Espírita on-line
Jornal
O Imortal
Estudos
Espíritas
Vocabulário
Espírita
Efemérides
do Espiritismo
Esperanto
sem mestre
Divaldo Franco
Site oficial
Raul Teixeira
Site oficial
Conselho
Espírita
Internacional
Federação
Espírita
Brasileira
Federação
Espírita
do Paraná
Associação de
Magistrados
Espíritas
Associação
Médico-Espírita
do Brasil
Associação de
Psicólogos
Espíritas
Cruzada dos
Militares
Espíritas
Outros
Links de sites
Espíritas
Esclareça
suas dúvidas
Quem somos
Fale Conosco
 
Editorial Português Inglês    
Año 3 107 – 17 de Mayo del 2009


 

Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

Las enseñanzas espíritas
y su blanco

 
 
Hay muchas personas, aún en nuestro medio, que no entendieron aún lo que Allan Kardec dijo cierta vez sobre la propuesta espírita cuando, en respuesta a un lector de Bordeaux, explicó que el Espiritismo no se dirige a aquellos que tienen una fe religiosa cualquiera, con la intención de desviarlos, pero sí a la numerosa categoría de los inseguros y de los incrédulos (Revue Spirite de 1863, pp. 17 a 20).

El ímpetu proselitista se revela, a veces, en acciones aparentemente inocentes pero que hieren profundamente lo que el Codificador nos enseñó.

Ya vimos en determinada institución personas defendiendo el acceso a la sopa dada a los socialmente necesitados sin, antes de eso, la persona oír la conferencia espírita o recibir el pase magnético, violentando así las convicciones que tales personas tienen, ya que el hecho de necesitar del auxilio material no significa que sean indiferentes a esa o a aquella religión.

Invitarlas a la conferencia y ofrecerles el recurso del pase magnético, he ahí actitudes que no ofenden a nadie, pero subordinar la ayuda a la aceptación de tales invitaciones es algo que no puede ser aprobado por los que estudiaron y asimilaron la propuesta espírita.

Hay, aún, en nuestro medio, los llamados espíritas exaltados, a que Kardec se refiere en el ítem 28 de El Libro de los Médiums. Crédulos por naturaleza, aceptan fácilmente y sin reflexión todo lo que provienen del plano espiritual. Exagerados en su creencia, revelan una confianza ciega y a veces pueril en las cosas del mundo invisible. Son ellos, por lo tanto, los menos indicados para convencer, lo que no impide que quieran, a cada momento, ejercitar su ímpetu proselitista y convertir a todo el mundo.

El tema tiene, también, una repercusión bien grande en la forma como se realiza la divulgación de la Doctrina, sea en la tribuna, sea por la prensa.

En los sectores más avanzados de la comunicación social espírita se entiende que el discurso espírita debe ser doctrinario, pero jamás adoctrinante. El lenguaje adoctrinante, impositivo y a veces intolerante, propia de ciertos medios religiosos, no concuerda con la metodología espírita.

Si vamos a tratar, digamos, de una adicción cualquiera, como por ejemplo el alcoholismo, busquemos exponer sus maleficios evidentes a la salud, a la familia y a la sociedad, pero evitemos condenar, maldecir, endemoniar a los que aún beben.

Los individuos deben ser siempre respetados, no sólo en lo tocante a lo que hacen, sino también en aquello en que creen, en las creencias a que se adhieren.

Es preciso, pues, concienciarnos de que el Espiritismo no surgió en el mundo para quitar adeptos de ninguna denominación religiosa, más vino, sí, para los que dudan y para aquellos que, adoptando alguna religión, en ella no se encuentran satisfechos.

La divulgación que hacemos de la Doctrina Espírita por la red mundial de ordenadores es abierta y dirigida a todo el mundo, pero sabemos que sólo van a acceder a las webs espíritas los que decidan hacerlo, sin que nadie los obligue, movidos únicamente por el deseo de conocer algo que consiga responder a la muchas inquietudes que pueden existir en el mundo íntimo de esa o de aquella persona.


 


Volver a la página anterior


O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita