Letargia, catalepsia y
muertes aparentes
Presentamos en esta edición
el tema
nº
120
del Estudio Sistematizado de
la Doctrina Espirita, que
está siendo presentado aquí
semanalmente, de acuerdo con
el programa elaborado por la
Federación Espirita
Brasileña, estructurado en
seis módulos y 147 temas.
Si el lector utiliza este
programa para el estudio en
grupo, sugerimos que las
cuestiones propuestas sean
debatidas libremente antes
de la lectura del texto que
a ellas sigue.
Si es destinado solamente
para uso por parte del
lector, pedimos que el
interesado intente
inicialmente responder las
cuestiones y solo después
lea el texto referido. Las
respuestas correspondientes
a las cuestiones presentadas
se encuentran al final del
texto abajo.
Cuestiones
para debate
1. ¿En qué consiste la
catalepsia?
2. ¿La catalepsia puede ser
catalogada como un estado
patológico?
3. ¿Qué hecho se da en los
estados de letargia?
4. ¿Los cataléptico y los
letárgicos pueden ver y oír
lo que pasa a su alrededor?
5. ¿Cómo explicar los casos
de resurrección de la hija
de Jairo y de Lázaro,
narrados en los Evangelios?
Texto para la
lectura
La catalepsia y la letargia
pueden ser espontáneas o
provocadas
1. Los términos letargia y
catalepsia han sido
empleados para designar
estados diversos,
espontáneos o provocados, en
los cuales la característica
común es la disminución de
la movilidad voluntaria y de
la sensibilidad nerviosa,
hecho que puede llegar
incluso a una aparente
suspensión de todas las
funciones vitales. En la
época de Kardec, se
consideraba la letargia como
la presentación más aguda de
ese estado. El letárgico
nada oye, nada siente, no ve
el mundo exterior, y la
propia consciencia se le
borra, presentándose en un
estado que se asemeja a la
muerte.
2. La catalepsia es la
suspensión parcial o total
de la sensibilidad y de los
movimientos voluntarios,
conforme la intensidad más
pequeña o mayor del estado
cataléptico. Aunque algunos
autores consideren
patológico tal estado, otra
es la opinión del Dr.
Bezerra de Menezes
(Espíritu), que afirma que
tanto la catalepsia como la
letargia no son enfermedades
físicas, sino facultades
que, como cualquier otra
facultad mediúmnica
insipiente, incomprendida o
descuidada, pueden hacerse
prejudiciales a su poseedor.
El estudio que el Dr.
Bezerra de Menezes hizo
sobre el asunto puede ser
visto en el cap. 1 del libro
“Recuerdos de la Mediumnidad”,
de Yvonne A. Pereira.
3. Degenerada en estado
patológico, la catalepsia
puede manifestarse en
diversas enfermedades, como
en la histeria, en la
epilepsia y en algunas
formas de esquizofrenia,
siempre de modo
intermitente, por accesos.
Caracteriza ese estado, como
dijimos, la pérdida más o
menos completa de la
sensibilidad externa y de
los movimientos voluntarios,
acompañada de extrema
rigidez de los músculos.
4. Como dicho inicialmente,
la catalepsia puede ocurrir
naturalmente, sin una causa
aparente, o ser provocada.
En este último caso, aunque
el paciente no consiga
realizar actividad alguna
voluntaria, actúa bajo la
sugerencia del operador,
como un autómata en las
manos del magnetizador, sin
libertad de acción y
movimientos. En ese estado,
él no habla, no oye, no
piensa, sino por
determinación del
experimentador, que puede
hacerlo reír, llorar,
gritar, sentir calor o frío,
etc.
En la letargia, el paciente
yace inmóvil, como si
estuviese muerto
5. Diferente es lo que se
pasa con el letárgico, que
yace inmóvil, con los
miembros pendientes, blandos
y flácidos, sin rigidez
alguna, de modo que, si es
erguido, caerá pesadamente
cuando sea soltado. En ese
estado, su respiración y el
pulso son casi
imperceptibles y las
pupilas, más o menos
dilatadas, no reaccionan más
a la luz. Con el sentido
totalmente adormecido, la
inercia de la mente parece
absoluta.
6. Hay, sin embargo, una
modalidad de letargia en la
que la actividad psíquica
interna se desarrolla como
de ordinario, como describe
José Lapponi en su libro
“Hipnotismo y Espiritismo”.
En casos así, el paciente
percibe y comprende lo que
está ocurriendo, pero no
consigue expresar a los
otros lo que realmente
siente en su interior. A
esta variedad de letargo los
especialistas dan el nombre
de letargia lúcida.
7. Es dentro de la letargia,
en cualquiera de sus
modalidades, que se incluyen
los casos de muertes
aparentes registradas en la
Historia y también en las
Escrituras. Entre los casos
que constituyen ejemplos
clásicos de letargia lúcida
se cita el del Cardenal
Donnet, que casi fue
enterrado vivo cuando estaba
en ese estado.
8. Enseña el Espiritismo que
los letárgicos y los
catalépticos, en general,
ven y oyen lo que pasa a su
alrededor, aunque no puedan
expresar lo que entonces
observan. Esas percepciones
se deben al Espíritu, que
tiene plena conciencia de sí
y de las cosas que están
ocurriendo, pero no puede
comunicarse, en base al
estado especial que acometió
el vehículo corporal.
La resurrección sólo es
posible si la muerte no está
completa
9. El Nuevo Testamento
refiere casos de
resurrección que se hicieron
célebres al tiempo de Jesús,
como los episodios que
envolvieron al hijo de una
viuda de Naim, la hija de
Jairo y Lázaro, hermano de
Marta y Maria. Es evidente,
observan los estudiosos
espíritas, que tales casos
no pasaron del conocido
fenómeno de muerte aparente,
en que, posiblemente en
estado de letargia o
catalepsia, aquellas tres
personas fueron consideradas
muertas.
10. En ese estado, el cuerpo
aún vive, por cuanto hay en
él funciones que continúan
ejecutándose. Su vitalidad
se encuentra en estado
latente, como en la
crisálida, pero no
aniquilada. Si el cuerpo
está vivo, el Espíritu está
conectado. Por eso, si un
individuo, aparentemente
muerto, vuelve a la vida, es
porque no era completa la
muerte.
11. Si la muerte no está
completa, pueden
reactivarse, por medio de
cuidados dispensados a
tiempo, los lazos listos a
deshacerse y restituir la
vida un ser que moriría, si
no fuera socorrido. Ese
hecho fue lo que se dio en
los episodios narrados por
los evangelistas y no hay
duda de que el magnetismo
ejerció un papel
preponderante en el caso, ya
que, restituyendo al cuerpo
debilitado el fluido vital
de que él carece, puede la
acción magnética contribuir
para que la resurrección se
de, lo que no constituye en
absoluto un prodigio o un
milagro.
12. De los casos citados,
nos parece que el de Lázaro
es el que mejor se encuadra
como letargia o catalepsia
completa, por cuanto,
estando sepultado por varios
días, el hermano de Marta
volvió a la vida gracias al
prodigioso poder magnético
de Jesús.
Respuestas a las cuestiones propuestas
1. ¿En qué consiste la
catalepsia?
R.: La catalepsia es la
suspensión parcial o total
de la sensibilidad y de los
movimientos voluntarios,
conforme la intensidad más
pequeña o mayor del estado
cataléptico.
2. ¿La catalepsia puede ser
catalogada como un estado
patológico?
R.: No. Aunque algunos
autores consideren
patológico tal estado, otra
es la opinión del Dr.
Bezerra de Menezes
(Espíritu), que afirma que
tanto la catalepsia como la
letargia no son enfermedades
físicas, sino facultades
que, como cualquier otra
facultad mediúmnica
insipiente, incomprendida o
descuidada, pueden volverse
perjudiciales a su poseedor.
3. ¿Qué hecho se da en los
estados de letargia?
R.: El letárgico yace
inmóvil, con los miembros
caídos, blandos y flácidos,
sin rigidez alguna, de modo
que, si es erguido, caerá
pesadamente cuando sea
suelto. En ese estado, su
respiración y el latido son
casi imperceptibles y las
pupilas, más o menos
dilatadas, no reaccionan a
la luz. Con el sentido
totalmente adormecido, la
inercia de la mente parece
absoluta.
4. ¿Los catalépticos y los
letárgicos pueden ver y oír
lo que pasa a su alrededor?
R.: Sí. Enseña el
Espiritismo que los
letárgicos y los
catalépticos, en general,
ven y oyen lo que alrededor
suyo pasa, aunque no puedan
expresar lo que entonces
observan. Esas percepciones
se deben al Espíritu, que
tiene plena conciencia de sí
y de las cosas que están
ocurriendo, pero no puede
comunicarse, en base al
estado especial que afectó
el vehículo corporal.
5. ¿Cómo explicar los casos
de resurrección de la hija
de Jairo y de Lázaro,
narrados en el Evangelio?
R.: Tales casos no pasaron
del conocido fenómeno de
muerte aparente, en que,
posiblemente en estado de
letargia o catalepsia,
aquellas personas fueron
consideradas muertas. Ahora,
en esos estados el cuerpo
aún vive, por cuanto hay en
él funciones que continúan
ejecutándose. Su vitalidad
se encuentra en estado
latente, como en la
crisálida, pero no
aniquilada. Si el cuerpo
está vivo, el Espíritu está
conectado. Si la muerte no
está completa, pueden
reactivarse, por medio de
cuidados dispensados a
tiempo, los lazos listos a
deshacerse y restituir a la
vida un ser que moriría, si
no fuera socorrido.
Bibliografia:
O Livro dos
Espíritos,
de Allan
Kardec, questões 422 a 424.
Magnetismo
Espiritual,
de Michaelus,
pp. 198 e 199.
Hipnotismo e
Espiritismo,
de José
Lapponi, pp. 67 e 68.
Mecanismos da
Mediunidade,
de André
Luiz, obra psicografada por
Chico Xavier, p. 99.
Recordações
da Mediunidade,
de Yvonne A.
Pereira, pp. 11 a 22.
Evangelho
segundo João,
11:1-46.
Evangelho
segundo Lucas,
7:11-17 e
8:41-56.
Evangelho
segundo Mateus,
9:18-26.
Evangelho
segundo Marcos,
5:21-43.