El Evangelio según Mateo
Primer
libro del Nuevo Testamento
(7ª Parte)
Damos continuidad en esta
edición al Estudio
Sistematizado del Nuevo
Testamento, que comprenderá
el estudio de los Evangelios
de Mateo, Marcos, Lucas y
Juan y del libro Actos de
los Apóstolos. El estudio
está basado en la versión del Nuevo
Testamento que el lector
puede consultar a partir de
este link: http://www.bibliaonline.con.br/tb.
Las respuestas
correspondientes a las
cuestiones presentadas se
encuentran a finales del
texto de abajo.
Cuestiones
para el debate
1. ¿Por qué el rey Herodes
prendió a Juan Bautista y
sólo después decidió
matarlo?
2. La primera vez que Jesús
dio de comer a la multitud
que lo oía, fueron atendidos
casi cinco mil hombres,
además de mujeres y niños.
¿De cuántos panes y peces
los discípulos disponían en
esa ocasión?
3. Jesús fue visto por sus
discípulos caminando sobre
el mar. Pedro quiso
imitarlo. ¿El apóstol
consiguió hacerlo o se
hundió en el agua?
4. Cuando Jesús llegó a la
tierra de Genesaré, los
hombres del lugar le
trajeron a todos los que
estaban enfermos, y Jesús
los curó de una forma no
usual, hasta entonces. ¿Cómo
se dieron esas curas?
5. ¿Qué respuesta dio Jesús
a los escribas y fariseos de
Jerusalén que decían que sus
discípulos transgredían la
tradición de los ancianos,
pues no se lavaban las manos
al comer pan?
Texto para la lectura
39. Nadie es profeta en
su tierra - Después de
narrar todas estas
parábolas, Jesús preguntó:
“¿Entendisteis todas estas
cosas?” Respondieron ellos:
“Sí, Señor”. Él entonces les
dijo: “Por eso, todo el
escriba instruido acerca del
reino de los cielos es
semejante a un padre de
familia, que
quita de su tesoro cosas
nuevas y viejas”. Después,
él se retiró de allí y,
llegando a su patria, los
enseñaba en la sinagoga de
ellos, de suerte que todos
se maravillaban, diciendo:
“¿De dónde le vino a este la
sabiduría, y estas
maravillas? ¿No es este el
hijo del carpintero? ¿Y no
se llama su
madre María, y sus hermanos
Santiago, y José, y Simón, y
Judas? ¿Y no están entre
nosotros todas sus hermanas?
¿De dónde le vino, pues,
todo esto?” Y se
escandalizaban en él. Jesús,
sin embargo,
les dijo: “No hay profeta
sin honra, a no ser en su
patria y en su casa”. Y no
hizo allí muchas maravillas,
a causa de la incredulidad
de ellos. (Mateos, 13:51
a 13:58.)
40. Juan Bautista es
degollado - En aquel
entonces Herodes, el
tetrarca, oyó hablar sobre
los prodigios que Jesús
hacía y, juzgando ser él la
resurrección de Juan el
Bautista, dijo a sus
criados: “Este es Juan
Bautista; resucitó de los
muertos, y por eso estas
maravillas operan
en él”. Herodes había
prendido a Juan y después, a
pedido de la hija de
Herodias, mandó degollarlo.
Avisado de eso por los
discípulos de Juan, Jesús se
retiró de allí en un barco,
para un lugar desierto,
apartado de allí, pero el
pueblo, sabiéndolo, lo
siguió a pie desde las
ciudades. (Mateo, 14:1 a
14:14.)
41. Si un ciego conduce a
otro ciego, ambos caen en un
agujero - Los fariseos,
al oír a Jesús decir que
lo que contamina el hombre
no es lo que entra en la
boca, sino lo que sale de la
boca, quedaron
escandalizados. Cuando sus
discípulos le hablaron
acerca de la indignación de
ellos,
Jesús aseveró: “Toda planta
que mi Padre celestial no
plantó, será arrancada.
Dejadlos; son conductores
ciegos. Ahora, si un ciego
guía a otro ciego, ambos
caerán en un boquete”.
Enseguida, él explicó, a
pedido de Pedro, el
significado de la enseñanza
que molestó a los fariseos,
afirmando que es del corazón
que proceden los malos
pensamientos, las muertes,
los adulterios, la
prostitución, los hurtos,
los falsos testimonios, las
blasfemias. “Son estas cosas
– afirmó el Maestro – que
contaminan al hombre; mas
comer sin lavarse las manos,
eso no contamina al hombre.”
(Mateo, 15:12 a 15:20.)
42. Jesús alimenta a más
de cuatro mil personas -
Llegando al pie del mar de
Galilea, Jesús subió a un
monte y tuvo con él una gran
multitud. Estaban allí
reunidos: cojos, mudos,
ciegos, inválidos y muchos
otros enfermos, y él los
curó a todos, de tal suerte
que el
pueblo se maravilló viendo a
los mudos hablar, a los
inválidos sanos, los cojos
andando y a los ciegos ver,
y por todo eso ellos
glorificaron al Señor Dios
de Israel. Fue entonces que,
llamando a sus discípulos,
Jesús les dijo: “Tengo
compasión de la multitud,
porque ya están conmigo hace
tres días, y no tienen que
comer; y no quiero
despedirlos en ayuno, para
que no desfallezca en el
camino”. Y procedió,
entonces, a la segunda
multiplicación de panes y de
peces, narrada en el
Evangelio de Mateo, de modo
que todos – cerca de cuatro
mil hombres, además de
mujeres y niños – comieron y
se saciaron, sobrando aun
siete cestos con pedazos de
panes. (Mateo, 15:29 a
15:39.)
43. La señal del profeta
Jonás - Aproximándose a
Jesús, los fariseos y los
saduceos, para tentarlo, le
pidieron que les mostrara
alguna señal del cielo. He
ahí la respuesta del Señor:
“Cuando es llegada la tarde,
decís: Habrá buen tiempo,
porque el cielo está rojo.
Y, por la mañana: Hoy habrá
tempestad,
porque el cielo está de un
rojo sombrío. Hipócritas,
¿sabéis diferenciar la faz
del cielo, y no conocéis las
señales de los tiempos? Una
generación mala y adúltera
pide una señal, y ninguna
señal le será dada, sino la
señal del profeta Jonás”. (N.R.:
Pasaje idéntico a esta
aparece en el cap. 12 del
Evangelio de Mateo,
versículos 38 a 45.)
Dicho esto, Jesús los dejó y
se retiró. (Mateo, 16:1 a
16:4).
Respuestas a las preguntas
propuestas
1. ¿Por qué el rey Herodes
prendió a Juan el Bautista y
sólo después decidió
matarlo?
Herodes había prendido a
Juan a causa de su cuñada
Herodias, mujer de Filipe,
su hermano. Juan le había
dicho que no le era lícito
poseerla. Herodes, por eso,
deseaba matarlo, pero temía
la reacción del pueblo, que
tenía al Bautista como
profeta. Festejándose, sin
embargo, el día natalicio
del rey, la hija de Herodias
bailó delante de él, hecho
que agradó a Herodes y él,
por eso, prometió darle todo
lo que pidiera. La hija,
instruida previamente por su
madre, le dijo: Dáme aquí,
en un plato, la cabeza de
Juan, el Bautista. Herodes
se afligió con el pedido,
pero, en respeto a su
promesa, mandó degollar a
Juan. (Mateo, 14:1 a
14:10.)
2. La primera vez que Jesús
dio de comer a la multitud
que lo oía, fueron atendidos
casi cinco mil hombres,
además de mujeres y niños.
¿De cuántos panes y peces
los discípulos disponían en
esa ocasión?
Cuando Jesús pidió a los
discípulos que dieran de
comer a la multitud, ellos
le dijeron que tenían
solamente cinco panes y dos
peces. Jesús tomó los cinco
panes y los dos peces, e
irguiendo los ojos al cielo,
los bendijo y, partiendo los
panes, los dio a los
discípulos, y los discípulos
a la multitud. Y comieron
todos, y se saciaron; y
levantaron dos pedazos que
sobraban, doce cestos
llenos. (Mateo, 14:14 a
14:21.)
3. Jesús fue visto por sus
discípulos caminando sobre
el mar. Pedro quiso
imitarlo. ¿El apóstol
consiguió hacerlo o se
hundió en el agua?
Jesús lo llamó. Pedro,
descendiendo del barco,
anduvo sobre las aguas para
ir a estar con él, pero,
sintiendo el viento fuerte,
tuvo miedo y comenzó a ir
para el fondo. Entonces,
rogó al Señor que lo
salvara. Jesús, extendiendo
la mano, lo cogió, y le
dijo: Hombre de poca fe,
¿por qué dudaste?
(Mateo, 14:24 a 14:31.)
4. Cuando Jesús llegó a la
tierra de Genesaré, los
hombres del lugar le
trajeron a todos los que
estaban enfermos, y Jesús
los curó de una forma no
usual, hasta entonces. ¿Como
se dieron esas curas?
Al traer a los enfermos, los
hombres rogaron a Jesús que
ellos pudieran al menos
tocar la orilla de su ropa,
y todos los que la tocaban
quedaban sanos. (Mateo,
14:34 a 14:36.)
5. ¿Qué respuesta dio Jesús
a los escribas y fariseos de
Jerusalén que decían que sus
discípulos transgredían la
tradición de los ancianos,
pues no se lavaban las manos
al comer pan?
Jesús les respondió con una
pregunta: ¿Por qué
transgredís vosotros,
también, el mandamiento de
Dios por vuestra tradición?
Y recordó que Dios había
ordenado: Honra a tu padre y
a tu madre, y quién
maldijese al padre o a la
madre, ciertamente morirá.
Pero ellos habían
invalidado, por la
tradición, el mandamiento de
Dios.
Enseguida, llamando para sí
a la multitud, les dijo:
Oíd, y entended: Lo que
contamina al hombre no es lo
que entra en la boca, sino
lo que sale de la boca. Y
esclareció que lo que sale
de la boca procede del
corazón, y es eso que
contamina al hombre, una vez
que del corazón proceden los
malos pensamientos, las
muertes,
los adulterios, la
prostitución, los hurtos,
los falsos testimonios y las
blasfemias. Son estas cosas
que contaminan al hombre,
mas comer sin lavar las
manos, eso no contamina al
hombre. (Mateo, 15:1 a
15:11 y 15:15 a 15:20.)