El Evangelio según Mateo
Primer
libro del Nuevo Testamento
(8ª Parte)
Damos continuidad en esta
edición al Estudio
Sistematizado del Nuevo
Testamento, que comprenderá
el estudio de los Evangelios
de Mateo, Marcos, Lucas y
Juan y del libro Actos de
los Apóstolos. El estudio
está basado en la versión del Nuevo
Testamento que el lector
puede consultar a partir de
este link: http://www.bibliaonline.con.br/tb.
Las respuestas
correspondientes a las
cuestiones presentadas se
encuentran a finales del
texto de abajo.
Cuestiones
para el debate
1. Fue en un monte próximo
al mar de Galilea que Jesús
realizó la segunda
multiplicación de panes y de
peces. ¿Cuántos peces y
panes traían sus discípulos?
¿Y cuántos fueron entonces
saciados?
2. Jesús dijo a sus
discípulos: Advertí, y sed
cautos con la levadura de
los fariseos y saduceos.
Ellos, al principio no
comprendieron el sentido de
la advertencia. ¿Cuál es el
significado de ella?
3. El Maestro, después de
llegar a la región de
Cesarea de Filipo, preguntó
a sus discípulos: ¿Quién
dicen los hombres que es el
Hijo del hombre? ¿Cómo los
discípulos respondieron a
tal cuestión?
4. Cuando Jesús se
transfiguró en el monte
Tabor, le aparecieron dos
personajes del Antiguo
Testamento. ¿Quién eran
ellos y quién estaba, en
aquel momento, con Jesús?
5. Cuando sus discípulos lo
interrogaron, diciendo:
“¿Por qué dicen los escribas
que es menester que Elías
venga primero?”, ¿cuál fue
la respuesta de Jesús?
Texto para la lectura
44. Jesús alude a su
muerte y a la resurrección
- Tras decir a Pedro: “tú
eres Pedro, y sobre esta
piedra edificaré mi iglesia,
y las puertas del infierno
no prevalecerán contra ella;
y yo te daré las llaves del
reino de los cielos; y todo
lo que unas en la tierra
será unido en los cielos, y
todo lo que desunas en la
tierra será desunido en los
cielos”, Jesús determinó a
sus discípulos que a nadie
dijeran que él era Cristo, y
desde entonces comenzó a
mostrarles que convenía ir a
Jerusalén, a fin de padecer
en manos de los ancianos,
escribas y sacerdotes, ser
muerto y, por fin, resucitar
al tercer día. Pedro comenzó
entonces a reprenderlo,
afirmando que de modo
ninguno eso le ocurriría.
Jesús, sin embargo,
volviéndose, le dijo: “Para
atrás de mí, Satanás, que me
sirves de escándalo; porque
no comprendes las cosas que
son de
Dios, sino sólo las que son
de los hombres”. Y recomendó
a sus discípulos: “Si
alguien quiere venir en pos
de mí, renúnciese a sí
mismo, tome sobre sí su
cruz, y sígame; porque aquel
que quiera salvar su vida,
la perderá, y quién perdiera
su vida por amor a mí, la
encontrará. ¿Pues de qué
aprovecha al hombre ganar el
mundo entero, si perdiese su
alma? Porque el Hijo del
hombre vendrá en la gloria
de su Padre, con sus
ángeles; y entonces dará a
cada uno según sus obras”. (Mateo,
16:18 a 16:28.)
45. Jesús recibe la
visita de Moisés y Elías
- Estando Jesús en un monte
alto, junto a Moisés y
Elías, una nube luminosa
los cubrió y de la nube
salió una voz que decía:
“Este es mi amado Hijo, en
quien me complazco;
escuchadlo”. (N.R.: Ese
monte, cuyo nombre no es
citado por Mateo, es el
Monte Tabor.) Pedro, Juan y
Santiago, que todo veían,
oyendo esto, cayeron sobre
sus rostros y tuvieron mucho
miedo. Jesús les tocó y
dijo: “Levantaos; y no
tengáis miedo”. Entonces,
ellos irguieron sus ojos
y no vieron a nadie más, a
no ser a Jesús, que les
ordenó, luego que
descendieron del monte: “A
nadie contéis la visión,
hasta que el Hijo del hombre
sea resucitado de entre los
muertos”. (Mateo, 17:4 a
17:9.)
46. La fe verdadera puede
remover montañas - No
consiguiendo curar al niño
lunático, los discípulos del
Señor le preguntaron, en
particular, cual habría sido
la causa de su fracaso. ¿Por
qué no consiguieron ellos
librar al niño del demonio
que lo dominaba? Jesús fue
enfático:
“A causa de vuestra poca fe;
porque en verdad os digo
que, si tuvierais fe como un
grano de mostaza, diréis a
este monte: Pasa de aquí
para allá – y ha de pasar; y
nada os será imposible”. El
Señor añadió, sin embargo,
que aquella casta de
demonios no se expulsa sino
por la oración y por el
ayuno. (Mateo, 17:18 a 17:)
47. La moneda que vino
del mar - Jesús y sus
discípulos estaban aun en
Galilea cuando él les dijo:
“El Hijo del hombre será
entregado a las manos de los
hombres; y lo matarán, y al
tercer día resucitará”. Los
discípulos se entristecieron
mucho. Luego, al llegar a
Cafarnaún, los que cobraban
los dracmas preguntaron a
Pedro: “¿Vuestro maestro no
paga las dracmas?” Él
respondió que sí. Después,
ya en casa, antes que Pedro
tocara el asunto, Jesús se
le anticipó, diciéndole: “ve
al mar, lanza el anzuelo,
quita el primer pez que
subiera, y abriéndole la
boca, encontrarás una
moneda; tómala, y la das por
mí y por ti”. (Mateo,
17:22 a 17:27.)
48. El mayor en el reino
de los cielos - En
aquella misma hora llegaron
los discípulos al pie de
Jesús, cuando alguien le
preguntó: “¿Quién es el
mayor en el reino de los
cielos?” Jesús, llamando a
un niño, lo puso en medio de
ellos y dijo: “En verdad os
digo que, si no os
convirtierais y
no os hicierais como niños,
de modo alguno entraréis en
el reino de los cielos. Por
lo tanto, aquel que se hace
humilde como este niño, ese
es el mayor en el reino de
los cielos. Y cualquiera que
reciba en mi nombre a un
niño, tal como este, a mí me
recibe. Pero, cualquiera que
escandalizara a uno de estos
pequeñitos, que creen en mí,
mejor le sería que se le
colgara al cuello una mó de
molino, y se sumergiera en
la profundidad del mar”. (N.R.:
Mó es una piedra utilizada
en los molinos.) (Mateo,
18:1 a 18:6.)
Respuestas a las preguntas
propuestas
1. Fue en un monte próximo
al mar de la Galilea que
Jesús realizó la segunda
multiplicación de panes y de
peces. ¿Cuántos peces y
panes traían sus discípulos?
¿Y cuántos fueron entonces
saciados?
Ellos traían siete panes y
algunos pescaditos. Jesús
los tomó y, dando gracias,
los partió y entregó a los
discípulos, y los discípulos
los entregaron al pueblo.
Todos comieron y se
hartaron; y de lo que sobró
levantaron siete cestos
llenos de trozos. Ahora, los
que comieron fueron cuatro
mil hombres, además de
mujeres y niños. (Mateo,
15:29 a 15:38.)
2. Jesús dijo a sus
discípulos: Advertí, y
acautelaos de la levadura de
los fariseos y saduceos.
Ellos, al principio no
comprendieron el sentido de
la advertencia. ¿Cual es el
significado de ella?
Los discípulos no
entendieron aquellas
palabras e imaginaron que él
así había hablado porque no
habían traído pan. Jesús
entonces observó: “¿Como no
comprendéis que no os hablé
acerca del pan? Pero yo os
dije: Guardaos de la
levadura de los fariseos y
de los saduceos”. Entonces
ellos comprendieron que el
Maestro no se refería al
fermento usado en la
fabricación de panes, más sí
a la doctrina de los
fariseos y de los saduceos.
(Mateo, 16:5 a 16:12.)
3. El Maestro, después de
llegar a la región de
Cesarea de Filipo, preguntó
a sus discípulos: ¿Quién
dicen los hombres que es el
Hijo del hombre? ¿Cómo
respondieron los discípulos
a tal pregunta?
Ellos respondieron: Unos
dicen: Juan el Bautista;
otros: Elías; y otros:
Jeremías, o alguno de los
profetas. Jesús, entonces,
preguntó: ¿Pero vosotros,
quien decís que soy yo?
Simón Pedro respondió: Tú
eres Cristo, el Hijo del
Dios vivo. (Mateo, 16:13
a 16:20.)
4. Cuando Jesús se
transfiguró en el monte
Tabor, le aparecieron dos
personajes del Antiguo
Testamento. ¿Quién eran
ellos y quien estaba, en
aquel momento, con Jesús?
Quienes aparecieron a Jesús
fueron Elías y Moisés. El
Maestro estaba en aquel
momento acompañado de Pedro
y de los hermanos Santiago y
Juan, hijos de Zebedeo.
Jesús se transfiguró delante
de ellos. Su rostro
resplandeció como el sol,
y sus vestiduras se hicieron
blancas como la luz. Fue
entonces que aparecieron
Moisés y Elías. En un
momento dado, una nube
luminosa los envolvió, y de
la nube salió una voz,
diciendo: Este es mi Hijo
dilecto, en quien me agrado;
oídlo. (Mateo, 17:1 a
17:8.)
5. Cuando sus discípulos lo
interrogaron, diciendo: ¿Por
qué dicen los escribas que
es menester que Elías venga
primero? ¿Cuál fue la
respuesta de Jesús?
Jesús les dijo: En verdad
Elías ha de venir, y
restaurará todas las cosas;
os declaro, sin embargo, que
Elías ya vino, y no lo
conocieron, antes le
hicieron todo cuanto
quisieron. Así también el
Hijo del hombre ha de
padecer en sus manos.
Entonces los discípulos
entendieron que les había
hablado acerca de Juan el
Bautista. (Mateo, 17:9 a
17:13.)