Las
lecciones que
nos trajo el
libro “Nuestro
Hogar”
Pocas personas
comprendieron de
inmediato el
objetivo que
llevó a la
preparación y
posterior
publicación del
libro “Nuestro
Hogar”, que
constituye el
fundamento de la
película de
igual nombre que
viene alcanzando,
desde el inicio
del mes, gran éxito
en las pantallas
de los cines
brasileños.
El
libro, es bueno
que recordemos,
surgió en el
inicio de 1944,
cuando Chico
Xavier no había
completado 34 años
de edad y no
era, como es fácil
de entender, una
unanimidad en
nuestro País,
hecho que sólo
sería alcanzado
en la década de
1970, con el éxito
del célebre
programa Debate
ardiente en TV.
Los
años pasaron,
surgieron nuevas
obras que
complementaron
las
informaciones
contenidas en el
libro y, como
los espíritas
bien saben,
“Nuestro Hogar”
acabó siendo
escogido en
investigación
realizada por
las
Organizaciones
Candela como el
más importante
libro espírita
del siglo 20. (1)
El
motivo principal
de esa elección,
según revelado
en la época por
la institución
que realizó la
investigación,
se debe al hecho
de haber
“Nuestro Hogar”
presentado la
primera gran
descripción del
plano espiritual
que influenciaría,
de manera
decisiva, los
estudios y las
investigaciones
espíritas aquí
y en el
exterior,
especialmente en
lo que concierne
a la mediumnidad
y a los procesos
obsesivos.
Sus
lecciones no se
resumen, sin
embargo, a esos
aspectos, como
resaltado por
Emmanuel y por
el propio André
Luiz en los
textos de
apertura del
libro.
En
su prefacio,
escribió
Emmanuel:
“Reconocemos
que este libro
no es único.
Otras entidades
ya comentaron
las condiciones
de la vida, más
allá de la
tumba... Sin
embargo, de hace
mucho deseamos
traer a nuestro
círculo
espiritual a
alguien
que
pueda transmitir
a otros el valor
de la
experiencia
propia, con
todos los
detalles
posibles a la
legítima
comprensión de
la orden que
preside el
esfuerzo de los
desencarnados
laboriosos y
bien-intencionados,
en las esferas
invisibles a la
mirada humana,
aunque íntimamente
ligadas al
planeta”.
Más
delante,
Emmanuel
advierte: “El
Espiritismo gana
expresión numérica.
Miles de
criaturas se
interesan por
sus trabajos,
modalidades,
experiencias. En
ese campo
inmenso de
novedades, sin
embargo, no debe
el hombre
descuidarse de sí
mismo. No basta
investigar fenómenos,
adherir
verbalmente,
mejorar la estadística,
adoctrinar
conciencias
ajenas, hacer
proselitismo y
conquistar
favores de la
opinión, por más
respetable que
sea, en el plano
físico. Es
indispensable
meditar del
conocimiento de
nuestros
infinitos
potenciales,
aplicándolos, a
nuestra vez, en
los servicios
del bien”.
De
acuerdo con las
palabras de
aquel que
coordinó la
obra mediúmnica
de Chico Xavier,
André Luiz vino
a decirnos que
la mayor
sorpresa de la
muerte carnal es
la de colocarnos
cara a cara con
propia
conciencia,
donde edificamos
el cielo,
estacionamos en
el purgatorio o
nos precipitamos
en el abismo
infernal. Y que
no basta a la
criatura
apegarse a la
existencia
humana, pero es
preciso saber
aprovecharla
dignamente, ya
que los pasos
del cristiano,
en cualquier
escuela
religiosa, deben
dirigirse
verdaderamente a
Cristo, y que
“en nuestro
campo
doctrinario,
necesitamos, en
verdad, del
Espiritismo y
del
Espiritualismo,
pero mucho más
de
Espiritualidad”.
De
la introducción
firmada por André,
destacamos las
siguientes y
sabias palabras,
que deberíamos
tener siempre en
mente en la
conducción de
nuestros pasos
en la actual
existencia:
“Una
existencia es un
acto.
Un
cuerpo – una
vestidura.
Un
siglo – un día.
Un
servicio – una
experiencia.
Un
triunfo – una
adquisición.
Una
muerte – un
soplo renovador.
¿Cuántas
existencias, cuántos
cuerpos, cuántos
siglos, cuántos
servicios, cuántos
triunfos,
cuantas muertes
necesitamos aún?”.
(1)
Vea en http://www.oconsolador.con.br/año4/171/especial2.html
el reportaje
sobre los
mejores libros
espíritas del
siglo 20,
publicada en la
edición 171 de
esta revista.
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