El Evangelio según Lucas
Tercer
libro del Nuevo Testamento
Lucas (Discípulo de
Pablo)
(Parte 8)
Damos continuidad en esta
edición al Estudio
Sistematizado del Nuevo
Testamento, que comprenderá
el estudio de los Evangelios
de Mateo, Marcos, Lucas y
Juan y del libro Actos de
los Apóstolos. El estudio
está basado en la versión del Nuevo
Testamento que el lector
puede consultar a partir de
este link: http://www.bibliaonline.con.br/tb.
Las respuestas
correspondientes a las
cuestiones presentadas se
encuentran a finales del
texto de abajo.
Cuestiones
para el debate
1. ¿Cuál es el contenido de
la parábola del rico
insensato y lo que ella
nos enseña?
2. ¿Cuál es el significado
de estas palabras dichas por
Jesús: “Buscad antes el
reino de Dios, y todas estas
cosas os serán añadidas”?
3. ¿Por qué Jesús decía que
no venía a traer paz a la
tierra, sino disensión?
4. ¿Qué mensaje quiso
transmitir el Maestro con la
parábola de la higuera?
5. Viendo que Jesús curaba
hasta el sábado, ¿qué
palabras el príncipe de la
sinagoga dirigió a la
multitud allí reunida?
Texto para la lectura
31. La candela del cuerpo
es el ojo - Con relación
a la señal que le pedían,
Jesús dijo a la multitud:
“Maligna es esta generación;
ella pide una señal; y no le
será dado otra señal, sino
la señal del profeta Jonás;
por cuanto, así como Jonás
fue señal para los
ninivitas, así el Hijo del
hombre lo será también para
esta generación”. Diciéndose
mayor que Salomón y que
Jonás, el Maestro recordó a
todos que nadie, encendiendo
una candela, la pone oculta,
ni bajo el celemín, sino en
el velador, para que los que
entran vean la luz. “La
candela del cuerpo es el
ojo. Siendo, pues, tu ojo
simple, también todo tu
cuerpo será luminoso; pero,
si fuera malo, también tu
cuerpo será tenebroso. Ve,
pues, que la luz que en ti
hay no sean tinieblas. Si,
pues, todo tu cuerpo es
luminoso, no teniendo en
tinieblas parte alguna, todo
él será luminoso, como
cuando la candela te ilumina
con su resplandor.”
(Lucas, 11:29 a 11:36.)
32. Jesús reprende
también a los doctores de la
ley - En casa del
fariseo que lo hubo invitado
para cenar, Jesús prosiguió
advirtiendo tanto a los
escribas como a los
fariseos, cuando un doctor
de la ley le habló:
“Maestro, cuando dices eso,
también nos afrentas a
nosotros”. El Señor le
respondió, diciendo: “Ay de
vosotros también, doctores
de la ley, que cargáis los
hombres con cargas difíciles
de transportar, y vosotros
mismos ni aún con uno de
vuestros dedos tocáis esas
cargas. Ay de vosotros que
edificáis los sepulcros de
los profetas, y vuestros
padres los mataron. Bien
testificáis, pues, que
consentís en las obras de
vuestros padres; porque
ellos los mataron, y
vosotros edificáis sus
sepulcros. Por eso dice
también la sabiduría de
Dios: Profetas y
apóstoles les mandaré; y
ellos matarán a unos, y
perseguirán a otros; para
que de esta generación sea
requerido la sangre de todos
los profetas que, desde la
fundación del mundo, fue
derramada; desde la sangre
de Abel, hasta la sangre de
Zacarías, que fue muerto
entre el altar y el templo;
así, os digo, será requerido
de esta generación. Ay
de vosotros, doctores de la
ley, que quitasteis la llave
de la ciencia; vosotros
mismos no entrasteis, e
impedisteis a los que
entraban”. Después de oír
esto, los escribas y los
fariseos pasaron a apretarlo
fuertemente, haciéndolo
hablar acerca de muchas
cosas, armándole trampas, a
fin de sacar de su boca
alguna cosa para acusarlo.
(Lucas, 11:42 a 11:54.)
33. Nada hay encubierto
que no haya de ser
descubierto -
Recomendando a sus
discípulos cautela con
respecto a la doctrina
predicada por los fariseos,
Jesús aseveró que nada hay
encubierto que no haya de
ser descubierto; ni oculto,
que no haya de ser sabido.
“Por cuanto -- dijo él --
todo lo que en tinieblas
dijisteis, a la luz será
oído; y lo que hablasteis al
oído en el gabinete, sobre
los tejados será predicado.
Y os digo, amigos míos: No
temáis los que matan el
cuerpo y, después, no tienen
más que hacer. Pero yo os
mostraré a quién debéis
temer; temed aquel que, tras
matar, tienen poder para
lanzarlo en el infierno; sí,
os digo, a ese temed. No se
venden cinco pajaritos por
dos ceitiles? Y ninguno de
ellos está olvidado delante
de Dios. Y hasta los
cabellos de vuestra cabeza
están todos contados. No
temáis pues: más valéis
vosotros que muchos
pajaritos. Y os digo que
todo aquel que me confesara
delante de los hombres
también el Hijo del hombre
lo confesará delante de los
ángeles de Dios. Más quien
me negara delante de los
hombres será negado delante
de los ángeles de Dios. Y a
todo aquel que diga una
palabra contra el Hijo del
hombre le será perdonado,
pero al que blasfemara
contra el Espíritu Santo no
le será perdonado. Y cuando
os conduzcan a las
sinagogas, a los magistrados
y potestades, no estéis
solícitos de cómo o de lo
que habéis de responder, ni
de lo que habéis de decir.
Porque en la misma hora os
enseñará el Espíritu Santo
lo que os convenga hablar.”
(Lucas, 12:2 a 12:12.)
34. “Buscad antes el
reino de Dios”, dijo Jesús
- Tras contar la parábola
del rico insensato, Jesús
dijo a sus discípulos: “No
estéis aprensivos por
vuestra vida, sobre lo que
comeréis, ni por el cuerpo,
sobre lo que vestiréis. Más
es la vida que el sustento,
y el cuerpo más que el
vestido. Considerad los
cuervos, que ni siembran, ni
siegan, ni tienen dispensa
ni granero, y Dios los
alimenta; ¿por tanto más
valéis vosotros que las
aves? ¿Y cual de vosotros,
siendo solícito, puede
añadir una medida a su
estatura? ¿Pues, si ni aún
podéis con las cosas
mínimas, por qué estáis
ansiosos por las otras?
Considerad los lirios, como
ellos crecen; no trabajan,
ni fían: y os digo que ni
aún Salomón, en toda su
gloria, se vistió como uno
de ellos. ¿Y, si Dios así
viste la hierba que hoy está
en el campo y mañana es
lanzada en el horno, por
tanto más a vosotros,
hombres de poca fe? No
preguntéis, pues, que habéis
de comer, o que habéis de
beber, y no andéis
inquietos. Porque las gentes
del mundo buscan todas esas
cosas; pero vuestro Padre
sabe que necesitáis de
ellas”. “Buscad antes el
reino de Dios, y todas estas
cosas os serán añadidas.”
(Lucas, 12:22 a 12:31.)
Respuestas a las preguntas
propuestas
1. ¿Cuál es el contenido de
la parábola del rico
insensato y lo que ella
nos enseña?
La parábola fue así
expresada: Las tierras de un
hombre rico habían producido
con abundancia. Él razonaba
consigo mismo, diciendo:
¿Qué haré? No tengo donde
recoger mis frutos. Y dijo:
Haré esto: Derrumbaré mis
graneros, y edificaré otros
mayores, y allí recogeré
todas mis novedades y mis
bienes; hecho esto, diré a
mi alma: Alma, tienes en
depósito muchos bienes para
muchos años; descansa, come,
bebe y descansa. Pero Dios
le dijo: ¡Loco! Esta noche
te pedirán tú alma; y lo que
tienes preparado, ¿para
quién será? Así es que aquel
que para sí junta tesoros, y
no es rico para con Dios. La
parábola nos advierte para
la transitoriedad de la
existencia corpórea y deja
claro que los bienes que por
ventura tenemos no pueden
servir exclusivamente a
nuestro gozo personal, sino
también al progreso de la
comunidad en que vivimos.
(Lucas, 12: 16 a 12:21.)
2. ¿Cuál es el significado
de estas palabras dichas por
Jesús: “Buscad antes el
reino de Dios, y todas estas
cosas os serán añadidas?
Las palabras citadas fueron
dichas por Jesús después de
esta exhortación:
“Consideráis a los lirios
como ellos crecen, no
trabajan, ni fían; y os digo
que ni aun Salomón, en toda
su gloria, se vistió como
uno de ellos. Y, si Dios así
viste la hierba que hoy está
en el campo y mañana es
lanzada en el horno, ¿cuánto
más a vosotros, hombres de
poca fe? No preguntéis,
pues, que habréis de comer,
o que habréis de beber, y no
andéis inquietos. Porque las
naciones del mundo buscan
todas esas cosas; pero
vuestro Padre sabe que
necesitáis de ellas.” Buscar
antes el reino de Dios
significa aprovechar bien
las oportunidades que
estamos teniendo, en el
sentido de nuestro
perfeccionamiento
intelecto-moral y en la
ejecución de la parte que
nos cabe en la obra de la
creación, que son los dos
objetivos esenciales de
nuestra presencia en el
mundo. Si así obráramos,
Dios nos dará naturalmente
los recursos de que
necesitamos. (Lucas, 12:
27 a 12:31.)
3. ¿Por qué Jesús decía que
no vino a traer la paz a la
tierra, sino disensión?
Con esta frase, Jesús
preveía las luchas, las
persecuciones y las guerras
que la implantación del
Reino de Dios enfrentaría a
lo largo de los siglos en
nuestro mundo, pues nadie
ignora que se cuentan a los
millones de víctimas
producidas por las guerras
religiosas que se verifican
en nuestro planeta.
(Lucas, 12:49 a 12:53.)
4. ¿Qué mensaje quiso
transmitir el Maestro con la
parábola de la higuera?
Del modo como Lucas la
registró, esa parábola es de
fácil comprensión. He ahí lo
que ella dice: Un correcto
hombre tenía una higuera
plantada en su viña, y fue a
buscar en ella fruto, no
hallándolo. Dijo, entonces,
al viñador: He ahí que hace
tres años vengo a buscar
fruto en esta higuera, y no
lo hallo. Córtala; ¿por qué
ocupa aún la tierra
inútilmente? Respondiéndole,
el hombre dijo: Señor,
déjala este año, hasta que
yo la excave y la pode; si
diera fruto, quedará y, si
no, después la mandarás
cortar. La parábola nos
muestra que el árbol bueno,
que da buenos frutos, será
preservado; el árbol malo,
que nada produce, será
cortado. Aplicando ese
principio a los seres
humanos, podemos entender
que tenemos que ser como el
árbol bueno, que produce, si
quisiéramos disfrutar de
nuevas oportunidades en el
mundo en que vivimos. A era
de la regeneración se
aproxima y llegará con ella
el momento de la selección,
de modo que aquellos que no
puedan aquí permanecer será
inevitablemente excluido y,
obviamente, enviados para
mundos inferiores al
nuestro. (Lucas, 13:6 a
13:9.)
5. Viendo que Jesus curaba
hasta el sábado, ¿qué
palabras el príncipe de la
sinagoga dirigió a la
multitud allí reunida?
Jesus había curado allí a
una mujer que por dieciocho
años andaba curvada y no
podía de modo algún
enderezarse. Jesús la llamó
a sí y le dijo: Mujer, estás
libre de tu enfermedad. Y
puso las manos sobre ella, y
la mujer inmediatamente se
enderezó, glorificando a
Dios. Fue ahí que, tomando
la palabra, indignado, el
príncipe de la sinagoga dijo
a la multitud: “Seis días
hay en que es menester
trabajar; en estos, pues,
venid para ser curados, y no
en el día de sábado”.
(Lucas, 13:10 a 13:16.)