El Evangelio según Juan
Cuarto
libro del Nuevo Testamento
Juan (Apóstol de Jesús)
(Parte 3)
Damos continuidad en esta
edición al Estudio
Sistematizado del Nuevo
Testamento, que comprenderá
el estudio de los Evangelios
de Mateo, Marcos, Lucas y
Juan y del libro Actos de
los Apóstolos. El estudio
está basado en la versión del Nuevo
Testamento que el lector
puede consultar a partir de
este link: http://www.bibliaonline.con.br/tb.
Las respuestas
correspondientes a las
cuestiones presentadas se
encuentran a finales del
texto de abajo.
Cuestiones
para el debate
1. ¿Qué tipo de cura ocurría
en Jerusalén, en el depósito
llamado Betesda?
2. ¿Por qué, según Juan, los
judíos perseguían a Jesús y
buscaban matarlo?
3. ¿Cómo Juan describe la
primera multiplicación de
panes y peces operada por
Jesús?
4. Al día siguiente, como la
multitud alimentada en la
víspera lo buscaba, Jesús
les dio una nueva lección.
¿Que dijo entonces el
Maestro?
5. ¿Cual fue la respuesta de
Jesús a los que le pidieron
que él les diese siempre el
pan de Dios?
Texto para la lectura
11. Jesús dice que por sí
mismo no puede hacer cosa
alguna - A los que lo
acusaban de decir que Dios
era su propio Padre,
haciéndose igual a Dios,
Jesús respondía que, en
verdad, el Hijo por sí mismo
no puede hacer cosa alguna.
“En verdad, en verdad os
digo – afirmó Jesús – que
quién oye mi palabra, y cree
en aquel que me envió, tiene
la vida eterna, y no entrará
en condena, sino que pasó de
la muerte para la vida. En
verdad, en verdad os digo
que viene la hora, y hora
es, en que los muertos oirán
la voz del Hijo de Dios, y
los que la oyen vivirán.
Porque, como el Padre tiene
la vida en sí mismo, así dio
también al Hijo tener la
vida en sí mismo; y le dio
el poder de ejercer el
juicio, porque es el Hijo
del hombre.” En la
secuencia, el Maestro dijo:
“No os maravilléis de esto;
porque viene la hora en que
todos los que están en los
sepulcros oirán su voz. Y
los que hicieron el bien
saldrán para la resurrección
de la vida; y los que
hicieron el mal, para la
resurrección de la
condenación. Yo no puedo de
mí mismo hacer cosa alguna.
Como oigo, así juzgo; y mi
juicio es justo, porque no
busco mi voluntad, sino la
voluntad del Padre que me
envió. Si yo testifico de mí
mismo, mi testimonio no es
verdadero. Hay otro que
testifica de mí, y sé que el
testimonio que él da de mí
es verdadero”. El Señor se
refirió, entonces, a Juan
Bautista, que dio testimonio
de la verdad y era la
candela que ardía e
iluminaba. Jesús tiene, sin
embargo, mayor testimonio
que Juan, porque las obras
que el Padre le dio para
realizar, esas obras
testifican de él. “Examináis
las Escrituras – dijo Jesús
–, porque vosotros cuidáis
tener en ellas la vida
eterna, y son ellas que de
mí testifican; y no queréis
venir a mí para tener vida.
Yo no recibo la gloria de
los hombres; pero bien los
conozco, que no tenéis en
vosotros el amor de Dios. Yo
vine en nombre de mi Padre,
y no me aceptáis; si otro
viniera en su propio nombre,
a ese aceptaréis. ¿Cómo
podéis vosotros creer,
recibiendo honra unos de los
otros, y no buscando la
honra que viene sólo de
Dios?” Concluyendo la
advertencia, el Maestro
aseveró: “No cuidéis que yo
os he de acusar para con el
Padre. Hay uno que os acusa,
Moisés, en quien vosotros
esperáis. Porque, si
vosotros creyerais en
Moisés, creeríais en mí;
porque de mí escribió él.
Pero, si no creéis en sus
escritos, ¿cómo creeréis en
mis palabras?” (Juan,
5:24 a 5:47.)
12. Jesús camina sobre
las aguas - Tras la
multiplicación de panes y
peces hecha por Jesús, los
hombres que allí estaban
decían: “Este es
verdaderamente el profeta
que debía venir al mundo”.
Conocedor de que habían de
buscarlo para hacerlo rey,
Jesús se retiró, solo, para
el monte. A La tarde, sus
discípulos descendieron para
el mar, en dirección a
Cafarnaún. Ya estaba oscuro,
y Jesús aún no se había
juntado a ellos, cuando el
mar se agitó y ellos
pudieron ver al Maestro, que
andaba sobre las aguas en
dirección al barco de ellos,
y temieron. Jesús les dijo:
“Soy yo, no temáis”. Ellos,
entonces, lo recibieron en
el barco, y este
inmediatamente llegó a la
tierra para donde iban.
(Juan, 6:14 a 6:21.)
13. Los hombres de
Nazaret dudan de las
palabras de Cristo -
Como Jesús había dicho: “Yo
soy el pan que descendió del
cielo”, los judíos pasaron a
murmurar, diciendo: “¿No es
Jesús, el hijo de José, cuyo
padre y madre nosotros
conocemos? ¿Cómo pues dice
él: ` ¿Descendí del cielo’?”
Oyendo tales palabras, Jesús
respondió: “No murmuréis
entre vosotros. Nadie puede
venir a mí, si el Padre que
me envió no lo trae; y yo lo
resucitaré el último día.
Está escrito en los
profetas: Y serán todos
enseñados por Dios. Por lo
tanto, todo aquel que del
Padre oyó y aprendió viene a
mí. No que alguien viniese
al Padre, a no ser aquel que
es de Dios; este ha visto al
Padre. En verdad, en verdad
os digo que aquel que cree
en mí tiene la vida eterna”.
(Juan, 6:41 a 6:47.)
Respuestas a las preguntas
propuestas
1. ¿Qué tipo de cura ocurría
en Jerusalén, en el depósito
llamado Betesda?
El depósito, llamado en
hebreo Betesda, tenía cinco
alpendres y en ellos yacía
gran multitud de enfermos,
ciegos y mancos, esperando
el movimiento del agua. Se
creía que un ángel descendía
en cierto momento al tanque
y agitaba el agua; y el
primero que allí descendía,
tras el movimiento del agua,
sanaba de cualquier
enfermedad que tuviera.
(Juan, 5:1 a 5:14.)
2. ¿Por qué, según Juan, los
judíos perseguían a Jesús y
buscaban matarlo?
El motivo, según Juan, sería
el hecho de Jesús hacer
curas el sábado y, además de
eso, decir que Dios era su
propio Padre, haciéndose
igual a Dios. Pero Jesús les
decía que, en verdad, el
Hijo por sí mismos no podía
hacer cosa alguna, lo que
indicaba no igualdad, sino
una condición subalterna de
él en relación a Dios,
nuestro Padre. (Juan,
5:14 a 5:23.)
3. ¿Cómo Juan describe la
primera multiplicación de
panes y peces operada por
Jesús?
Según Juan, Jesús había
partido para el otro lado
del mar de Galilea, que es
el Tiberiades, y gran
multitud lo siguió, porque
veía las señales que él
operaba sobre los enfermos.
Jesús subió al monte y se
sentó allí con sus
discípulos. La fiesta de la
pascua estaba próxima.
Viendo la gran multitud que
venía a tener con él, él
preguntó a Felipe: ¿Dónde
compraremos pan, para que
estos coman? André, hermano
de Simón Pedro, le dijo:
Está aquí un muchacho que
tiene cinco panes de cebada
y dos peces; ¿pero qué es
esto para tantos? Jesús
entonces les dijo: Mandad
sentar a los hombres. Y
había mucha hierba en aquel
lugar. Se sentaron, pues,
los hombres eran en número
de casi cinco mil. Jesús
tomó los panes y, habiendo
dado gracias, los repartió
por los discípulos, y los
discípulos por los que
estaban sentados; e
igualmente también de los
peces, cuando ellos querían.
Después, cuando todos
estaban saciados, dijo a sus
discípulos: Recoged los
pedazos que sobren, para que
nada se pierda. Los
recogieron, pues, y llenaron
doce cestos con los panes
que habían sobrado.
(Juan, 6:1 a 6:13.)
4. Al día siguiente, como la
multitud alimentada en la
víspera lo buscaba, Jesús
les dio una nueva lección.
¿Qué dijo entonces el
Maestro?
Estas fueron las palabras
dichas por Jesús: En verdad,
en verdad os digo que me
buscáis, no por las señales
que visteis, sino porque
comisteis del pan y os
saciasteis. Trabajad, no por
la comida que perece, sino
por la
comida que permanece para la
vida eterna, la cual el Hijo
del hombre os dará; porque a
este el Padre, Dios, el
selló. (Juan, 6:22 a
6:29.)
5. ¿Cuál fue la respuesta de
Jesús a los que le pidieron
que él les diese siempre el
pan de Dios?
Al oír de Jesús la
información de que el pan de
Dios es aquel que desciende
del cielo y de la vida al
mundo, ellos le pidieron:
Señor, danos siempre de ese
pan. Jesús les dijo: Yo soy
el pan de la vida; aquel que
viene a mí no tendrá hambre,
y quien cree en mí nunca
tendrá sed. Enseguida, les
dijo: Porque yo descendí del
cielo, no para hacer mi
voluntad, sino la voluntad
de aquel que me envió. Y la
voluntad del Padre que me
envió es esta: Que ninguno
de todos aquellos que me dio
se pierda, sino que los
resucite el último día.
(Juan, 6:31 a 6:40.)